jueves, 19 de junio de 2025

EL JUEVES DE CORPUS OBLIGA LA MISA AL MENOS EN MÉXICO




Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Aunque sea jueves, es fiesta de precepto (al menos en México, otros países preguntar en su lugar de origen) y por tanto obliga -gravemente- la asistencia al Santo Sacrificio de la Misa para cumplir con el tercer mandamiento de la Ley de Dios.

Este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Es decir, Cristo está realmente presente en la hostia y el caliz, luego de la consagración, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Esta verdad es dogma de fe para todo católico.

Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.

Origen de la fiesta:

Dios utilizó a santa Juliana de Mont Cornillon para propiciar esta fiesta.

Juliana, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Murió el 5 de abril de 1258.

El Concilio de Trento

El Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio. Recordemos que durante la Misa se renueva el santo Sacrificio del Calvario de manera incruenta.

Temas recomendados:
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miércoles, 18 de junio de 2025

NO EXISTE UN CULTO SUPERIOR


 "¡Qué incomparable honor tenemos al participar de la Santa Misa! Si pusiéramos juntos todos los méritos y todas las virtudes de todos los santos que existieron y existirán, con todo el amor de los bienaventurados, incluidos los ángeles y la misma Santísima Virgen María, todos juntos no podrían dar a Dios tanto honor ni tanta alabanza ni satisfacción como recibe en una sola Santa Misa".


Padre Pedro Vignes

Reglamento de vida I, 21, art II

martes, 17 de junio de 2025

PRESENCIA

 


"El dolor de la amistad, su tormento, es la ausencia. El alejamiento debilita los vínculos de la amistad, y por muy arraigada que esté, llega a extinguirla si se prolonga demasiado.

Si nuestro señor Jesucristo estuviese ausente o alejado de nosotros, pronto experimentaría nuestro amor los efectos disolventes de la ausencia.

Está en la naturaleza del hombre, y es propio del amor el necesitar para vivir la presencia del objeto amado".

San Pedro Julián Eymard



lunes, 16 de junio de 2025

LA SANTÍSIMA TRINIDAD


¿Qué hemos de hacer en la fiesta de la Santísima Trinidad? –

En la fiesta de la Santísima Trinidad hemos de hacer cinco cosas: 1ª, adorar el misterio de Dios uno y trino; 2ª, dar gracias a la Santísima Trinidad por todos los beneficios temporales y espirituales que de Ella recibimos; 3ª, consagrarnos totalmente a Dios y rendirnos del todo a su divina Providencia; 4ª, pensar que por el Bautismo entramos en la Iglesia y fuimos hechos miembros de Jesucristo por la invocación y virtud del nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; 5ª, determinarnos a hacer siempre con devoción la señal de la Cruz, que expresa este misterio, y a rezar con viva fe e intención de glorificar a la Santísima Trinidad aquellas palabras que tan a menudo repite la Iglesia: Gloria sea al Padre y al Hijo y al Espíritu. Santo.

(Catecismo de San Pío X, Instrucción I, c. XII).


viernes, 13 de junio de 2025

LOS FRUTOS DE SEIS DÉCADAS DE "PRIMAVERA POSCONCILIAR" SIN QUE SE CORRIJAN LAS CAUSAS. LA ÚNICA SOLUCIÓN: EL RETORNO A LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA QUE SIEMPRE SERÁ VIVIFICANTE Y JOVEN.


Don Rodrigo Ruiz Velasco y Barba ha publicado recientemente este interesantísimo escrito:

"La debacle de los religiosos. Tomo los datos esenciales del historiador Francisco José Fernández de la Cigoña, que a su vez los toma del Anuario Pontificio (2025):

Jesuitas: en 1965 había 36,038; en 2024 quedan 13,995.

Salesianos: En 1967 fueron 22,810; en 2024 quedan 13,605.

Franciscanos: En 1963 fueron 27,136; en 2024 quedan 11,984.

Benedictinos: En 1963 fueron 12,131 monjes; en 2024 quedan 6,382.

Capuchinos: en 1963 fueron 15,849 frailes; en 2024 quedan 9,794.

Dominicos: en 1963 fueron 10,150; en 2024 quedan 5,369.

Lazaristas: en 1969 eran 6,284; en 2024 quedan 3,033.

Agustinos: en 1967 eran 4,548; en 2024 quedan 2,340.

Agustinos de la Asunción (Asuncionistas), de 1,967 en 1966; en 2024 son 962.

Cartujos: En 1967 eran 602; en 2024 son 272.

Clérigos de San Viator: Eran 1,968 en 1967; en 2024 quedan 374.

Somascos: En 1959 eran 360; en 2024 son 533.

Teatinos: Eran 164 en 1973; en 2024 son 171.

Claretianos: Fueron 4,128 en 1966; en 2024 son 2,966.

Oblatos de María Inmaculada: eran 7,890 en 1966; en 2024 quedan 3,478.

Jerónimos: En 1974 eran 35; en 2024 quedan 7.

Agustinos recoletos: Eran 1,580 frailes en 1967; quedan en 2024 solo 929.

En conjunto, de 153,640 que fueron algún día pasamos a 76,194 en tiempos recientes. En torno al 50% es la reducción, en un mundo bastante más poblado (más del doble de la población existente en 1967). Calles estará de plácemes (tal vez en el averno*), pero se equivocó: la vía para alcanzar esa meta no era la persecución abierta".

*NOTA DE CATOLICIDAD: Hay quienes afirman que Plutarco Elías Calles murió arrepentido y confesado.

jueves, 12 de junio de 2025

"¿ACEPTAS CASARTE CONMIGO?"


Si no se ve el video, puede mirarse aquí en Facebook:

Este joven se compromete en matrimonio con su novia al finalizar la multitudinaria peregrinación de católicos tradicionalistas a la catedral de Chartres.

Un excelente momento para comprometerse y pedir a la bella jovencita que acepte el santo sacramento del matrimonio con él.

Obsérvese la felicidad de ambos. Dios los bendiga.

miércoles, 11 de junio de 2025

PARA TENERLO SIEMPRE PRESENTE


“La vida es tu navío, no tu morada”, decía Santa Teresita del Niño Jesús, y con esta frase nos invitaba a reflexionar sobre la naturaleza transitoria de nuestra existencia terrenal. La vida, según esta metáfora, es como un barco en el que navegamos, una travesía llena de experiencias, aprendizajes y desafíos. No debemos apegarnos demasiado a este mundo, ya que nuestra verdadera morada, el destino final al que estamos llamados, es el cielo.

 Este pensamiento nos anima a vivir con esperanza y propósito, recordándonos que nuestra meta última es la unión con Dios en la eternidad, y que todas nuestras acciones y decisiones deben orientarse hacia ese fin trascendental.

martes, 10 de junio de 2025

Y ESTABA ALLÍ… LA MADRE DE JESÚS.


Y donde Ella está, están la tranquilidad, la alegría, la seguridad.

Y allí estaba Ella con su mirada vigilante y caritativa, solícita y amorosa.

Los recién desposados, los invitados, disfrutaban alegres de las fiestas de aquel día de bodas.

Mientras tanto, Ella se preocupaba de que no faltara nada a la alegría de aquel sencillo regocijo.

¡Y con que discreta solicitud, con que amorosa prudencia ejercita su oficio!

Va a faltar el vino, Ella lo prevé.

Más no se contenta con preverlo.

Su corazón se conmueve, ¿cómo permitir que la alegría de aquellos sencillos esposos se perturbe y que el bochorno de la impresión los avergüence? ¡No! Y busca solicita el remedio a aquella necesidad.

Su Hijo está allí.

Ella conoce muy bien su corazón.

Y se acerca, discreta y amorosa: Vinum non habent: No tienen vino.

La respuesta de Jesús parece una primera vista negativa. Pero no.

Está María tan cierto de haber sido escuchada, que, sin esperar, da la orden a los sirvientes: “Haced cuanto Él os dijere”.

Y el milagro se hace, a petición de María, y el agua se convierte en vino.

Vino abundante, delicioso, exquisito, el mejor del convite.

La necesidad se ha remediado y con tanta discreción, que el maestresala mismo no se ha dado cuenta de lo que ha sucedido.

¡Ay María! Donde estás Tú no puede faltar nada.

Tú eres la omnipotencia suplicante. Y tu palabra adelanta la hora de los milagros de Jesús.

Por eso mi confianza en Tí no puede tener límites.

Basta abrir mi corazón, y que aparecerán los vacíos que hay en él; me falta humildad, y me hace falta caridad para con mis hermanos, y me hace falta sinceridad conmigo mismo, y me falta amor a mi Dios, y me falta... ¿Que un abismo sin fondo, y que la lista de mis deficiencias formará las letanías de la miseria?

Más tú ves todas esas deficiencias, todas esas miserias. Y tú corazón se conmueve. Y pides a tu Hijo por mí.

Tu oración todo lo alcanza. Por eso mis deficiencias no me desalientan ni ese vacío inmenso de mi corazón me causa vértigo. Tú quieres colmar ese vacío y remediar esas miserias.

Mas quieres que yo coopere en la medida de mis pobres fuerzas.

Y a mí como a los servidores de Caná, me dices también: “Haz cuanto Él te dijere”.

En Caná, los servidores llenaron de agua los cántaros.

Yo pondré el agua de mis lágrimas, que es lo único que tengo.

Eso basta. Y que llene hasta el borde mi pobre corazón.

Esas lágrimas se transformarán.

Y el vino de la alegría, de la paz, de la confianza, llenará mi corazón.


Alberto Moreno SI

ENTRE EL Y YO

lunes, 9 de junio de 2025

EL TIEMPO NO ES NUESTRO



Apenas abre uno los ojos en esta vida, el tiempo ya le ha tomado ventaja.
Nos despierta sin permiso, nos arrastra sin pausa, nos educa a golpes y nos despide sin despedida.
Nadie lo elige. Nadie lo puede detener. Nadie vuelve a ver dos veces la misma hora.

Y, sin embargo, lo tratamos como si fuera nuestro. Como si fuera un recurso, un calendario, una cifra que se acumula o se administra, pero no un misterio que se recibe.
Y así, a fuerza de medirlo, de dividirlo, de perseguirlo, hemos olvidado que el tiempo no nos pertenece.


Hay quienes creen que el tiempo es el marco neutro de la vida. Otros lo imaginan como un dios invisible que rige todas las cosas sin rostro.
Pero la verdad es mucho más sencilla, y más solemne: el tiempo es criatura.
Tan real como el sol, tan frágil como el alma, tan obediente como un servidor que espera órdenes del Eterno.

No surgió por necesidad. No se basta a sí mismo. No tiene fin en sí mismo.
Fue creado por Dios, no para que el hombre se entretenga en él, sino para que lo transforme en eternidad.


El alma humana fue hecha para lo eterno, pero sólo puede elegir dentro del tiempo.
Y por eso el tiempo no es una sucesión vacía, sino el espacio del drama.
El drama de la libertad, del pecado, de la gracia, del perdón, de la gloria o la perdición.

Cada segundo es campo de batalla.
Cada instante puede ser altar o abismo.
Cada día puede inclinar el alma hacia el Cielo o hacia el juicio.


Pero he aquí el secreto que no puede enseñarse en academias: el tiempo no se entiende con conceptos, sino con adoración.
No se domina con relojes, sino con rodillas.
No se gana haciendo más cosas, sino uniendo cada cosa a Dios.

Por eso, el que multiplica su agenda, pero no ama, pierde su tiempo.
Y el que parece ineficaz ante los ojos del mundo, pero une su jornada a la Cruz, está salvando horas para la eternidad.


El Verbo eterno, al encarnarse, entró en el tiempo.
Dios, que no necesita minutos, aceptó vivir cada uno, para que ningún minuto nuestro quedara fuera de su Redención.

Y así, el tiempo fue santificado.
No porque cambiara su sustancia, sino porque fue asumido por el Verbo y transfigurado en medio de los hombres.
Desde entonces, cada instante puede unirse al Misterio,
cada hora puede ser gracia,
cada día puede ser oblación…
si es vivido en Cristo.


El tiempo no espera.
Pero sí obedece.
Obedece a quien lo creó.
Y por eso, el que se une al querer de Dios, no teme al paso de los días. Porque sabe que cada jornada no lo aleja de la plenitud, sino que lo acerca.

Hay una libertad más alta que la del que domina su agenda: la del que se deja poseer por el designio de Dios en el tiempo.
Esa libertad sabe perder para ganar, callar para vencer, esperar para arder.


El alma que ama a Dios no malgasta el tiempo.
No porque lo tema, sino porque lo ve como don.
Un don fugaz, frágil, precioso, cuyo valor se mide no por su duración, sino por su destino.

Los santos, que entendían más del tiempo que todos los relojeros del mundo, vivían cada día como si fuera el primero… y el último.
Sabían que cada instante podía ser la hora de su muerte o de su eternidad.

Y por eso, no corrían: adoraban.
No planificaban para diez años: se preparaban para diez siglos de gloria.


El tiempo no es un tirano. El tirano es el hombre que lo quiere sin Dios.
El tiempo no mata: somos nosotros quienes lo matamos cuando lo usamos sin amar.
El tiempo no envejece: es el alma la que se marchita si no espera la eternidad.

El tiempo, vivido en gracia, rejuvenece la esperanza.
El tiempo, unido al sacrificio, transfigura la historia.
Y el tiempo, ofrecido con fe, vence a la muerte.


El tiempo no es nuestro.
Nos fue dado… para devolverlo.
Y en ese acto —libre, humilde, silencioso— se juega todo.

No se nos preguntará cuánto hicimos, sino cuánto ofrecimos.
No cuántas horas duró nuestra obra, sino cuánto de Dios tuvo cada una.

Porque el tiempo no será juzgado por sus avances, sino por sus adoraciones.

Y sólo los que aman al Verbo eterno descubren que el tiempo no es cárcel… sino camino.
Y que cada minuto es posibilidad de eternidad.

OMO