viernes, 19 de marzo de 2021
SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA SMA. VIRGEN
Hoy celebramos a San José, guardián de Jesús y casto esposo de María. | Patrón de la Iglesia Universal y de la Buena Muerte. | Modelo para los padres de familia.
San José es un santo tan grande como desconocido. De Él únicamente sabemos los datos históricos que San Mateo y San Lucas nos narran en el Evangelio. San José pasa por el misterio de Cristo como de puntillas y, sin embargo; qué poderoso es ante su Hijo.
El nombre de José es de origen hebreo y significa "Dios me ayuda", y eso sí que se demostró ampliamente en la historia de Salvación. Sin duda, fue el fiel ejemplo de lo que debe ser un padre putativo (adoptivo).
San José ocupa un sitio muy pequeño en las páginas del Evangelio y, sin embargo, desempeña una misión gigante, imprescindible para que se realice la obra de la Encarnación del Verbo. Despierta admiración su Fe tan silenciosa, su saber estar en el centro del plan de Dios, su amor exquisito y delicado a María. Después de Ella, nadie como José conoció en tanta intimidad el corazón de Cristo.
“Más allá de ser el esposo de la Virgen María (Mt 1,16), perteneciente a la casa y a la familia de David (Lc 2,4), hombre dócil a la voluntad de Dios (Mt 2, 13-15.19), observante de las leyes religiosas (Lc 2,46-51), el carpintero y Padre adoptivo del Salvador del Mundo (Mc 6,1-6), en la Sagrada Escritura se le ha dado un Título que engloba una especial grandeza a los ojos de Dios: VARÓN JUSTO "vir justus" (Mt 1,19).
Efectivamente, san José tiene un lugar muy especial en la historia de la salvación y posee virtudes tan especiales como la sencillez y el amor perfecto, manifestado en la discreción del silencio.
La vida de san José se entiende a la luz de lo que Dios quiso de Él.
En el plan de la salvación, escondido desde el principio y revelado en la plenitud de los tiempos, Dios había previsto que su Hijo naciera de la Virgen María, en una familia como todas, y que en ella se desarrollara humanamente. La vida de Jesús sobre la tierra iba a ser como la de un hombre más: nacer indefenso, necesitado de un padre que le protegiera. En el cumplimiento de esta misión paternal, en la adopción, habría de estar toda la esencia de la vida de san José y su mismo sentido.
En el "ser padre de Jesús" habría de estar toda la vocación de san José y su misma vida, y es que en medida de que un ser humano percibe el peculiar encargo de Dios, es como puede encontrar el sentido de su propia vida.
En el momento en que el Ángel le reveló el misterio de la concepción virginal de Jesús, san José aceptó plenamente su misión, a la que permaneció firme hasta la muerte.
Su misión radicó en el ser la cabeza de la Sagrada Familia, por lo que toda la felicidad de este varón justo consistió en el haber entendido la voluntad de Dios y en llevarla a cabo fielmente hasta el final.
La vida de san José estuvo llena de gozo y de cruz: Las dificultades en Belén, las palabras oídas a Simeón en el Templo, la huida a Egipto con la Virgen María y el Niño; la vida sin recursos en un país extraño; el regreso de Egipto a la muerte de Herodes; la necesidad de ganar el sustento diario para la Sagrada Familia. Y es que en el trabajo encontramos el medio normal para hacer útil una vida y san José es verdaderamente ejemplar.
La Iglesia ve en san José a su Patrono Universal, ya que al igual que Jesús necesitó de su protección y continuos desvelos, de la misma manera la Iglesia se confía a sus cuidados.
San José es una figura extraordinaria, venerable, cuya vocación y dignidad admiramos, y cuya fidelidad al servicio de Jesús y de la Virgen María agradecemos profundamente.
Reconocemos en Él, por su oración, su discernimiento, el amor y la discreción para con la Virgen, a un verdadero maestro de la vida interior. Es también un hombre "apostólico", empeñado en su tarea, servidor fiel de Dios y en relación contínua con Jesús. San José es un verdadero hombre de Dios pero que está plenamente en el mundo y que no huye de sus deberes.
Asimismo le reconocemos como el patrono de la buena muerte, ya que su muerte fue como la desearíamos cualquiera de nosotros: entre Jesús y la Virgen María, bajo la mirada de ellos y bajo su custodia."
PIDAMOS A SEÑOR SAN JOSÉ NOS ASISTA EN EL ÚLTIMO MOMENTO PARA TENER UNA BUENA Y SANTA MUERTE.
B.N.S.R.
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