jueves, 27 de abril de 2023

VENDRÁN MODAS QUE OFENDERÁN MUCHO A DIOS, NOS ADVIRTIÓ LA VIRGEN HACE UN SIGLO

 

El 12 de Enero, 1930, la Sagrada Congregación del Santo Oficio, por mandato del Papa Pío XI, emitió instrucciones enfáticas a todos los obispos sobre la modestia en el vestir:

“Recordamos que un vestido no puede llamarse decente si tiene un escote mayor a dos dedos por debajo de la concavidad del cuello, si no cubre los brazos por lo menos hasta el codo, y escasamente alcanza un poco por debajo de la rodilla. Además, los vestidos de material transparente son inapropiados."

El Papa Pío XII, el 17 de Julio de 1954 dijo a los Grupos de Mujeres Católicas Jóvenes de Italia:

“El bien de nuestra alma es más importante que el de nuestro cuerpo; y tenemos que preferir el bienestar espiritual de nuestro vecino a nuestra comodidad corporal… Si cierta clase de vestido constituye una ocasión grave y próxima de pecado y pone en peligro la salvación de su alma y de la de los demás, es su deber dejarlo y no usarlo… Oh madres Cristianas, si vosotros supierais qué futuro de ansiedades y penas, de vergüenza mal guardada que preparáis para vuestros hijos e hijas, dejando imprudentemente que ellos se acostumbren a vivir ligeramente vestidos y haciendo que pierdan su sentido de modestia, estaríais avergonzadas de vosotros mismas y temeríais el daño que os hacéis y el daño que estáis causando a estos niños, quienes el Cielo os habéis confiado para que los criéis como Cristianos.”

Todo el mundo sabe lo que dicta la perversión de las modas actuales, tan anticristianas como tiránicas; gobernando y manipulando casi la totalidad de las tiendas de ropa y sastrerías. Sin embargo, es sumamente importante y necesario saber lo que dicta la Iglesia Católica y someterse, también en esto, a la Voluntad de Dios. 

En el Evangelio de San Mateo vemos que nuestro Señor Jesucristo reiteró el noveno mandamiento cuando dijo: 

“Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio.” Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt. 5,27-28).

Las Sagradas Escrituras también enseñan:

“Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos” (1 Timoteo 2:9).

Cuando reflexionamos sobre estos temas, nos vienen a la mente algunas de las advertencias que dio la Bienaventurada Virgen en Fátima (Portugal,1917): 

“Se introducirán ciertas modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor. […] Más almas se van al infierno a causa de los pecados de la carne que por cualquier otra razón.”

Han pasado más de 100 años desde las apariciones de Nuestra Señora en Fátima y, ¡qué profético fue su mensaje! Con la moderna tecnología -la televisión, los cines y los videos, y el internet- las personas están expuestos diariamente a la pornografía y otras inmoralidades que tanto destruyen su carácter moral. Sus efectos son obvios: fornicación, promiscuidad y embarazos de adolescentes extramatrimoniales, abortos, abierta promoción de anticonceptivos y aumento de violaciones.

¡Qué trágico es ver a tanta gente vivir como si no hubiera Dios, mandamientos, pecado mortal, muerte, juicio o eternidad! Sin embargo, es todavía más trágico ver a mujeres y niñas que se dicen “católicas” caer víctimas de los encantos de las modas y estilos indecentes; y, en esto, se convierten en ocasión de pecado para muchos otros. Igualmente trágico resulta ver a tantos jóvenes encadenados a la pornografía y a los vicios de la carne que miran a la mujer como objeto sexual y han dejado de ver y reconocer la alta dignidad y el valor con que Dios las formó. ¿Qué tipo de matrimonios puede esperarse de ellos? De ahí tantos matrimonios fracasados.

Lo que dicen santos, como don Bosco:

San Juan Bosco, oyendo tocar las campanas por la muerte de una joven que siempre vistió mal, exclamó: “Ni requiem ni gloria para ella. Mucho me temo que esté ya en el infierno.”

Lo que dicen papas, como Benedicto XV:

“Ahora, muchas niñas no ven nada malo en seguir ciertos estilos desvergonzados (modas) como lo hacen muchas ovejas. Seguramente se ruborizarían si tan sólo pudiesen adivinar las impresiones que hacen y los sentimientos que evocan (excitación) en aquellos que las miran.”

Papa Benedicto XV, Encíclica Sacra Propediem, 6 de Enero, 1921.

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