lunes, 17 de noviembre de 2025

¿CÓMO NO LLAMARTE CORREDENTORA?



“¡MADRE!
En Nazaret, noche oscura, el ángel te saludó;
tú, Virgen pura y segura, “Hágase” dijiste…
¡Con tu Fiat temblaron los infiernos, y comenzó la Redención!

¿Cómo no llamarte Corredentora, si en tu humilde habitación,
el Verbo eterno del Padre habitó tu corazón?
Tu "sí" abrió puertas cerradas, tu humildad venció al temor;
y en tu vientre bendecido Dios sembró la salvación.

¿Cómo no llamarte Corredentora, si en Belén, pobre rincón,
acunas al Rey del cielo entre paja y resplandor?
No reinabas en palacios, pero reinaba tu amor;
y al mirar su carne tierna ya sufría tu interior.

Tú cooperas ofreciendo tu obediencia y tu humildad;
y en tu Fiat, Virgen pura, Dios derrama su bondad.

¿Cómo no llamarte Corredentora, si en Caná, con discreción,
insinúas al Maestro el milagro de su amor?
“Haced lo que Él os diga”, fue tu voz de intercesión;
y el agua se hizo vino por tu fiel mediación.

¿Cómo no llamarte Corredentora, si en el Calvario, de pie,
tu corazón —firme roca— sufrió al ver morir al Rey?
No sangraste en tu costado, pero ardió tu compasión;
y en su cruz, con Él unida, ofreciste tu dolor.

¿Cómo no llamarte Corredentora, si en rosario y procesión
vas llevando nuestras penas al trono del Redentor?
Madre fiel que no abandona, tesorera de la Pasión,
eres puente hacia la gracia, esperanza del pecador.

¡Madre mía Dolorosa, Madre del Redentor!
¡Viva la Santa Corredentora que nos lleva al Salvador!
¡Y viva Cristo Rey eterno, Rey del cielo y de la Cruz,
que murió por nuestras almas y nos dio la eterna Luz!”.

J.M.

~Canción popular, no es música religiosa para el templo o la liturgia.

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