martes, 14 de agosto de 2012
AL VIEJO CONFESIONARIO ARRUMBADO
Por el P. Michele Casati O.P.
Entre muebles y armarios empotrados arrinconados en un rincón apartado del claustro, como si se avergonzaran de no haberte destruido aún, estabas también tú. ¿Cuántos años de servicio? Dicen los expertos en antigüedades que más de doscientos, puede que trescientos. No eras de madera noble, sino pobre, pero debías de ser vistoso y llamar la atención: ostentoso, pues. Pero eras incómodo. Nadie pensaba entonces en comodidad. Si en el corazón había arrepentimiento y remordimientos, un poco de sacrificio no hacía daño.
Era costumbre postrarse ante el Señor. Y tú recogías el momento grandioso de la reconciliación. Nuestra miseria, nuestra pobreza, nuestras mezquindades se confiaban al corazón de Dios por conducto de tu testimonio silenciosos, con pudor, con simplicidad, con mucho temor y un poco de vergonzoso recato ante su misericordia, su magnificencia.
Y en el momento de la absolución había Gracia, no ya incomodidad, ni rodillas entumecidas, porque en el corazón había alegría, música, paz. Había vuelto la amistad con Él.
Cuántas lágrimas recogiste, cuántos remordimientos, atriciones y contriciones; cuántos balbuceos, palabras temerosas, susurradas. Miedo. Pero ¿de quién? A través de ti el alma se abría al Señor, lo encontraba, volaba.
Si pudieras hablar, ¡qué testimonio de humanidad darías! Cuánta vanidad dejada de lado, cuántos orgullos renunciados, cuántas pequeñas maldades que parecían grandes comparadas con el amor del Señor por las almas. Cuántos delitos absueltos con un gesto, el gesto de Jesús, su bendición. Orgullo y humildad, prevaricación y sumisión. Eras escuela de vida. Y ahora te olvidan, te despiden porque eres viejo y dizque estás superado: resultas incómodo.
Se quiere comodidad, hay que hablar, que dialogar. Las palabras sustituyen a los suspiros; las argumentaciones, a las rodillas; la intuición psicológica, a la misericordia. En ti había el "sí, sí" y el "no, no", poca hojarasca; lo que pasaba de ahí era del diablo. Porque no se razona con Dios, con el misterio. Se inclina la cabeza como hijo colmado, invadido por el corazón del Padre.
Y tú estás ahí, en un rincón ahora. Polvo, sol, agua, fin.
Gracias...
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Maravilloso...!!!
ResponderEliminarhola estimado en Cristo excelente blog. por que no hacen una cuenta de twitter. un abrazo!
ResponderEliminarEs una buena idea. Muchas gracias. Evaluaremos su conveniencia considerando el tiempo que requeriría.
ResponderEliminarMil gracias por la sugerencia
Atte
CATOLICIDAD
A Rudy:
ResponderEliminarDisculpe que no publiquemos su largo comentario, pues contiene serios errores e inexactitudes históricas que harían necesario todo un extenso artículo para precisar la realidad de todo esto y de momento no contamos con el tiempo suficiente para ello. Quizá más adelante pongamos un post que profundice este tema.
Sin embargo,en corto, señalamos lo siguiente:
Es cierto que la disciplina de la Penitencia no es hoy la misma que en la época apostólica. Pero los ELEMENTOS ESCENCIALES DEL SACRAMENTO, que fue instituido por Cristo, no pueden cambiar ni han cambiado. Son inmutables, son los mismos que implantaron los apóstoles. Esto lo explica el Concilio de Trento. Le rogamos estudie sus definiciones sobre este asunto.
Sólo citaremos esto: "Si alguien niega que la confesión sacramental
fue instituida o que es necesaria de derecho divino; o si dice que el modo de CONFESIÓN SECRETA al sacerdote solo, MODO OBSERVADO POR LA IGLESIA DESDE EL PRINCIPIO, es extraño a la institución y al orden de Cristo y no es más que una pura invención humana, sea anatema" (Sesión XIV canon 6).
Luego, no es una invención humana de monjes irlandeses la confesión secreta ni tampoco fue inventada hace mil años, como usted cree erróneamente.
En cuanto a su pregunta, debe considerar lo siguiente: El pecador es un transgresor de la ley divina y en el confesionario se somete a un juicio. El sacerdote puede perdonar o puede retener sus pecados ("lo que perdonaras será perdonado en Cielo y lo que retuvieres será retenido en el Cielo", citamos de memoria). El sacerdote es JUEZ, porque nadie debe ser juez de sí mismo. Cristo estableció un JUEZ precisamente para JUZGAR a otros. De ahí que las absoluciones generales que habitualmente algunos modernistas estilan en sus templos son inválidas y son un escarnio del sacramento. La Iglesia establece casos extremos para que éstas sean válidas: Por ejemplo, cuando miles de soldados van a la guerra y no hay tiempo de hacer un juicio individual o cuando un buque se hunde y cientos morirían sin absolución. Luego, no es posible establecer lo excepcional para lo que no lo es. Lo excepcional no puede ser habitual, ni tiene valor alguno en tal caso. Es un pésimo criterio proponer esto que, además, aboliría la calidad de JUICIO que tiene la Confesión. ¿Qué se juzga, si no se conoce lo que se va enjuiciar? Resulta absurdo. Es , pues, necesario que el pecador SE ACUSE de los pecados que el confesor va a JUZGAR, pudiendo retenerlos o absolverlos. Además, aunque generalmente se absuelven, el confesor aconseja -para cada caso en particular- los medios y orienta al penitente para mejorar su vida espiritual y le indica la mejor manera para que se aleje del pecado. Y no sólo esto, sino que impone la penitencia que considera más propia y conveniente a cada quien. No, no es ningún "progreso" esa opción (de las absoluciones colectivas) que no es tal. No sería válido ese sacramento.
Para acercar al hombre a Dios no se deben rebajar las cosas divinas para gusto y comodidad del hombre. Que estén, lamentablemente, vacíos los confesionarios en gran medida es culpa de un clero comodino o modernista que ni se sienta ya en el confesionario o no predica ya la necesidad de este sacramento tan fundamental para la salvación. Naturalmente, otra parte de la culpa es de los propios fieles que llevan una vida religiosa light y se dejan influenciar por el mundo sin conocer ni estudiar a fondo su religión. Los fieles que sí se confiesan, muchísimas veces tienen que hacer circo, maroma y teatro -en muchas partes- para encontrar a un sacerdote sentado en un confesionario. Aunque como en todo, hay sacerdotes ejemplares en esto y en muchos otros aspectos.
Agradecemos su comentario y su pregunta.
Un abrazo en Cristo
Atte
CATOLICIDAD