sábado, 15 de noviembre de 2014

RESPUESTA DE LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE


1 comentario:

  1. Claro, es fácil proponer ofertas de fin temporada doctrinales en nombre de una adecuación a las nuevas y complejas realidades del pueblo cristiano, pero ¿quién es el responsable de estos malos hábitos generalizados, si no el Clero? ¿Dónde estaban todos estos Pastores cuando se desertaban las Misas dominicales, cuando los matrimonios católicos mostraban signos de peligrosa disminución, cuando las separaciones y los divorcios se multiplicaban? ¿Dónde estaban cuando las vocaciones menguaban drásticamente, cuando las Órdenes religiosas contaban más defecciones que nuevos profesos? Ah sí, estaban ocupados -absit injuria verbo- en putanear con los reyes, en recibir en audiencia a los masones, judios y perseguidores de los cristianos, en hacer eucaristía, en decidir nombramientos y ascensos en sus camarillas. Y los párrocos que lanzaban señales de alarma eran señalados como fanáticos; aquellos que rechazaban la admisión de los indignos al matrimonio eran amonestados en la Curia y repudiados en público por su Obispo. Marchaba todo bien, tenía que marchar todo bien, incluso contra toda razón: era la formidable primavera conciliar, y quien levantaba dudas era culpable de derrotismo. Era la época en la cual, al igual que otras manifestaciones oceánicas no menos miserables del pasado reciente, nos contentábamos con un Papa que sabía reunir a su alrededor a miles de jóvenes, debiendo luego confiar a los barrenderos la recolección de miles de preservativos dejados por esos jóvenes en los campamentos después de las Jornadas Mundiales de la Juventud, prueba tristísima de la inanidad de aquellos entusiasmantes

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