viernes, 14 de abril de 2017

LA MEJOR MANERA DE ENTENDER LA PASIÓN DEL HIJO ES A TRAVÉS DE LOS OJOS DE LA MADRE




Las últimas caricias fueron las de su Madre. Sus manos se dedicaron a la dulce tarea de recomponer en lo posible, lo que habían hecho con su Hijo. Le bajó sus ojos, que no se habían cerrado. Quitó las espinas que lo habían coronado y las sostuvo en sus manos junto con los clavos. Tomó el cuerpo de su Hijo y lo acercó hasta el regazo. Era el cuerpo de ese Niño que acunó entre sus brazos y dormía ya tranquilo después de tanto sufrimiento. Tenía el peso de la Entrega y el precio del pecado. Tenía el peso de los hombres a quienes tanto había amado y la marca de aquel beso que el amigo le había dado. Quién diría que ese Niño iba a ser tan castigado, que solo su castigo nos vería perdonados. ¿Por qué le es tan difícil a los hombres, ser amados?  Siguió con sus manos ungiéndolo en llanto y recorrió la ruta que las heridas marcaron, llegando hasta la gruta que se abrió en su costado. Allí se detuvo. No pudo evitarlo. Sus manos temblaban de solo tocarlo. Y pronto llamaron sus labios a besarlo. Los latidos lo habían hace un rato dejado, pero aún lejos se oía:“Tengo sed de abrazarlos". Era el corazón de su Hijo: “Madre ahí tienes a tus hijos, Tú puedes abrazarlos, Tú puedes decirles lo que su amor me ha costado; Tú puedes mostrarles el grueso de los clavos; Tú puedes acercarles el beso del costado. Tal vez, a ti te acepten, Madre del Crucificado".

2 comentarios:

  1. Hola y feliz Pascua!. Pueden decir quién es autor de este texto?

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    1. Estimado amigo, este texto nos lo envió un lector. Ignoramos quién es su autor.

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