Oh Santísima Virgen María, que en Fátima te manifestaste a los tres pastorcitos, y que en tu bondad maternal les revelaste la grandeza de tu Inmaculado Corazón, para evitar que las almas se condenaran.
Yo ......................... acogiéndome a tu promesa de que tu Inmaculado Corazón será nuestro refugio seguro, y el camino que nos conducirá a Dios; me consagro libremente a tu Inmaculado Corazón.
De hoy en adelante, quiero ser tu hijo para que tú me enseñes a vivir los mandamientos de Dios, que son el camino a la santidad.
Te consagro mi cuerpo, mi alma, mi espíritu, para que en el futuro no me aparte de Dios.
Tómame, Virgen Santa, de ahora en adelante, para que hagas de mi un apóstol de tu Inmaculado Corazón.
Amén.
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