viernes, 9 de junio de 2017

"HÁBLELE (A CRISTO) DE CRUZ A CRUZ, Y VERÁ COMO ÉL LE CONTESTA"

«Amado Nervo se dejaría, al final, atrapar por Cristo, a quien andaba buscando por caminos extraviados, como se dejó atrapar Agustín de Hipona, que recorrió descarriado, muchos caminos gritando: "has hecho mi corazón para Ti y no descansará hasta que descanse en Ti"»: Aureliano Tapia Méndez.


Año de 1919. Amado Nervo, el alto poeta mexicano, agoniza en Montevideo. Asistía a un congreso académico en la capital uruguaya cuando de pronto se sintió muy mal. Los médicos diagnosticaron un mal de uremia irremediable. No era posible ya hacer nada en auxilio del enfermo. Le quedaban unas cuantas horas de vida.

La noticia fue conocida de inmediato por los asistentes al congreso. Había entre ellos algunos hombres de letras. Acudió a verlo Juan Zorrilla de San Martín, el poeta nacional del Uruguay. Su extenso y bello poema "Tabaré" contaba ya entre las más alabadas producciones de la lírica iberoamericana. 

Juan Zorrilla de San Martín
El escritor era fervoroso católico, y tenía a honor ser amigo personal de Nervo. Cuando llegó al lado del bardo mexicano éste le dijo: "Me siento triste hasta la muerte". Eco quizá era ése de las palabras de Jesús. Zorrilla respondió con frases que -dijo luego- le inspiró el Espíritu: "Amigo mío: tome usted el ejemplo de San Dimas, el buen ladrón. Le habló a Cristo de cruz a cruz. Así Él no pudo dejar de oírlo. Usted está ahora crucificado en el dolor, en las angustias de la muerte. Desde su cruz llame al crucificado. Aunque invisible, se encuentra junto a usted. Háblele de cruz a cruz, y verá como Él le contesta". "¡Qué palabras tan bellas me dice usted, doctor Zorrilla!" -agradeció con débil voz Amado Nervo.

Al recordar la escena escribe el uruguayo: "...El fondo de cristianismo existente siempre en el alma de Nervo se removió entonces...". En efecto, el poeta nayarita fue sobre todo un místico. Ni su romanticismo, fruto natural de la época en que vivió, ni el fuerte apetito erótico que se trasluce en algunos de sus versos pudieron amenguar en él una permanente vocación por lo sobrenatural. Zorrilla le preguntó, discreto, si no deseaba confesarse y recibir la extremaunción. Vaciló el poeta de Nayarit: "¡Hace ya tanto tiempo!" Hizo una pausa y dijo luego, como repentinamente decidido: "Llámeme a un sacerdote, por favor".

Recibiendo la Extremaunción
(ilustración).
Salió de prisa el uruguayo y buscó en la parroquia más cercana. Encontró a un padre jesuita, Carlos Benítez, de nacionalidad argentina, y le rogó que acudiera a llevar los últimos auxilios a un agonizante. Pronto llegó el sacerdote. Ante la puerta de la habitación donde se hallaba Nervo se había congregado un grupo de intelectuales, todos ellos librepensadores (N. de la R.: seguramente masones). Miraron con hosquedad al sacerdote, y se oyeron murmullos de protesta por la presencia ahí de un cura. Uno de los presentes alzó la voz y le pidió al sacerdote que se retirara. "Señores -empezó a replicar el padre Benítez-, yo no pretendo perturbar...". En eso se escuchó, fuerte y clara, la voz de Nervo: "Que entre. Que entre el padre". Traspuso la puerta el sacerdote y la cerró tras sí. Solos quedaron el confesor y el poeta. Hablaron largo rato, y luego el jesuita se marchó en silencio. Cuando Nervo tuvo junto a sí a su amigo Zorrilla le dijo tomándole la mano: "¡Qué paz siento en el alma! ¡Qué tranquilidad!". Al día siguiente murió.

Sus restos fueron llevados a la Ciudad de México, y recibieron sepultura en la Rotonda de los Hombres Ilustres el 14 de noviembre de 1919.

Fuente: A. Fuentes. Plaza de Almas. 6 de junio de 2017.

5 comentarios:

  1. que innecesario poner esa foto de la extremaunción.....

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    1. Es solo para ilustrar. ¿Qué hay de malo en ello? ¿Consideras malo ilustrar un sacramento instituido por Cristo? Nunca dijimos que fuese necesario, pero sí resulta conveniente.

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    2. No dije malo, dije innecesario, si no pueden ver la diferencia bien ciegos están. No ilustra nada, sólo se ve una persona con aspecto de cadáver. No dije que sea innecesario ese sacramento sino la imagen. Ya sabemos como es el aspecto de la persona que está por partir, todos hemos despedido familiares y eso lo sabemos. Dios no hizo la muerte y aunque muramos en gracia y vayamos al cielo la muerte igual es horrible. De no haber habido pecado original Adán al término de sus días en el paraíso hubiera pasado al cielo directamente sin morir, esa es la diferencia con mostrar una foto de un moribundo. Es horrible. Y sobre todo la incertidumbre de si se habrá salvado o no porque aunque se confiesen igual muchos se condenan.

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    3. Entonces, con esa lógica suya; las millones de imágenes - en todos los templos y hogares Católicos -- de Jesús en La Cruz, antes de morir y después de Su Muerte, son "innecesarias"?, y que decir de las imágenes de los miles de mártires de la Iglesia de Cristo.

      Acaso esas imágenes no llevan a una reflexión para si mismo, para darse cuenta que lo verdaderamente "horrible" de la muerte es llegar a ella con una carga de pecados, que le quiten la esperanza de La Salvación y por ende perder la Vida Eterna?.

      La muerte es horrible, pero para quien no ha hecho justa su vida, amando a Dios - amar a Dios es obedecerLo en Sus Mandatos - y a quienes nos dio como prójimos, como hermanos, así como a nosotros mismos.

      "Nadie tiene mayor Amor que el que da La Vida por sus amigos" Juan 15,13

      O sea que entregar la vida por el prójimo, no es un suceso "horrible", es un acto de AMOR, que Dios premia con La Vida Eterna.

      No juzgar lo que solo Dios puede juzgar, ¿o acaso alguien estuvo alguna vez como testigo en el Juicio de alguien que después de confesar sus pecados fuese condenado?.

      Lo verdaderamente horrible es ser juzgado con las mismas reglas, que uno mismo juzga como justas, sin tomar en cuenta que los únicos justos juicios son Los de Dios.

      En fin, nadie, puede ni debe juzgar que: "aunque muchos que se confiesan, se condenan", o alguien fue testigo de eso?...lo Único certero es el Santo y Misericordioso Juicio de Dios.

      Es bueno entender la parábola de el hijo prodigo -- del hijo pecador y derrochador --, que a pesar de sus muchos pecados, por su arrepentimiento, enmienda y suplica de perdón Al Padre, recibió de La Misericordia de El, el perdón de sus pecados...Pero algo importante de esto es entender que cada uno de nosotros, en lo particular de cada quien, somos ese *hijo prodigo pecador*, y no suponer que es a otro hijo de Dios, al que le da este mensaje, y que ademas tontamente juzgamos con nuestro pobre e injusto juicio.

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  2. La muerte es un castigo de Dios como consecuencia del pecado original. No hay incertidumbre en quien se confiesa bien. Santos como santa Teresa decían "muero porque no muero" por su deseo de llegar a Dios. Sí a usted le horroriza la imagen de un moribundo que recibe la Extremaunción, y esto le hace pensar en lo necesario de morir bien, creemos que la imagen fue atinada, aunque usted discrepe de nosotros. Le enviamos un abrazo en Cristo.

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