domingo, 23 de noviembre de 2025
LAS FOTOGRAFIAS Y SU EFECTO CONTRARIO
23 de noviembre de 1927. Ciudad de México.
El fusilamiento del Padre Miguel Agustín Pro no fue un evento oculto; fue, paradójicamente, una ejecución convocada para la prensa. La intención del Estado, en el clímax de la persecución religiosa, era usar el paredón como herramienta de propaganda y escarmiento. Para ello, se invitó a redactores y, crucialmente, a fotógrafos.
Las cámaras, testigos silenciosos, no inmortalizaron una humillación, sino un martirio. El impacto fue inmediato y devastador para los verdugos. Mientras, desde los balcones de "Excélsior", los redactores vieron a gente del pueblo arrodillarse y hacer la señal de la cruz al escuchar los disparos, transformando el patio de ejecución en un inesperado calvario.
Al presenciar la dignidad del martirio, los responsables de la ejecución sintieron flaquear su fortaleza. El plan propagandístico se había revertido. Si antes estaban entusiasmados invitando a los reporteros, pronto se sintieron arrepentidos.
La policía, "vuelta loca," se lanzó a una frenética cacería documental, intentando recoger las pruebas fotográficas. Querían evitar que la imagen del sacerdote santo circulara.
Sin embargo, el testimonio gráfico se salvó. El fotógrafo, el mayor de la dinastía Casasola, logró sacar varias de las fotografías del país. Embajadas y legaciones cooperaron para preservar estos preciosos documentos. Estas imagenes llegaron al extranjero, evidenciando la dura persecución que se vivía en México.
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Ningún santo llega al Cielo amargado, triste o decepcionado. La alegría del cristiano es decir: "No me pueden quitar la vida porque yo ya la di, ya la entregué como regalo».
P. Miguel Pro, ruega por nosotros🙏🏻
¡VIVA CRISTO REY!
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