San Maximiliano Kolbe
Hace muchos siglos* en una gran reunión de sabios, el doctor más famoso de ese tiempo, Duns Scotto, probó que María sí es Inmaculada, o sea sin mancha del pecado original.
Lo probó con este famoso argumento:
1°. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? Todos respondieron: Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.
2°. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original? Todos respondieron: Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.
3°. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace? Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.
Entonces Scotto exclamó:
Luego 1°. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.
2°. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha: 3°. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.
Todos aplaudieron y aceptaron esta verdad.
Dicen que este argumento o prueba se le ocurrió al sabio Scotto, al pasar por frente de una estatua de la Virgen y decirle: ""Oh Virgen Sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti""(dignare me laudare te: Virgo Sacrata).
Siglos después, el 8 de diciembre de 1854 el Sumo Pontífice, Pío Nono, definió infaliblemente esa doctrina como dogma de fe**, con las siguientes palabras: "Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe".
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