Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y una voz dijo a Catalina: "Hay que hacer una medalla semejante a esto que estas viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen", y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.
El Arzobispo de París permitió fabricar la medalla tal cual había aparecido en la visión, y al poco tiempo empezaron los milagros. Lo que consigue favores de Dios no es el material de la medalla en cuanto tal, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño y devoción que le hacemos a la Virgen Santísima, llevando su sagrada imagen en la medalla, tal como nos lo pidió.
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