martes, 4 de octubre de 2011

GEMA GALGANI: LA SANTA QUE OFRECIÓ SU VIDA POR LA CONVERSIÓN DE UN MAL SACERDOTE


Presentamos un breve video sobre la vida de esta santa. Ciertamente tiene algunos errores de producción y anacronismos al presentarla en el templo sin velo o cuando recibe la primera comunión de pie, costumbres impensables en aquellos mejores tiempos:



VIDA DE UNA SANTA

Detrás de las apariencias normales se esconde una Santa extraordinaria. Una mística en continuo y afectuoso diálogo con Jesús. Una contemplativa que reza con la simplicidad de una niña y la profundidad de un teólogo. Supera las más terribles dificultades dejándose conducir de su ángel de la guarda. Desde niña mantiene el alma cándida y hace el propósito de una vida inmaculada.

Gema (o Gemma, como ella lo escrbía) nace en Borgonuovo de Camigliano (Luca) el 12 marzo del 1878. Mientras recibe la confirmación en la Iglesia de San Miguel en Fuero, Jesús le pide el sacrificio de su mamá. A los dieciocho años padece, sin anestesia, una dolorosa operación del pie y, en el día de Navidad del mismo año, hace el voto de castidad. Pronto Gema queda huérfana, casi abandonada, en la más profunda miseria.

A los veinte años de edad, Gema rechaza una propuesta de matrimonio, para ser «toda de Jesús». Durante este año se cura milagrosamente de una tuberculosis e inicia sus experiencias místicas. En la ciudad la llaman «la jovencita de la gracia».

Habla con su ángel de la guarda y le pide encargos delicados como entregar en Roma su correspondencia con su director espiritual.  Ella escribe: «La carta, apenas terminada, la doy al Ángel. Está aquí cerca de mí y espera». Y las cartas, misteriosamente, llegaron a su destino sin pasar por los servicios de Correos del Reino.

Crucifijo ante el que oraba Santa Gema
En el junio de 1899 Cristo le hace el regalo de los estigmas. En el mismo año, durante la misión en San Martín, Gema conoce a los padres Pasionistas que la introducen en casa de la familia Giannini. Acogida como una hija en esta casa devota y acomodada, lleva una vida retirada entre la casa y la iglesia. Pero las estrepitosas manifestaciones de su santidad superan las paredes de la casa burguesa. Obra conversiones, predice acontecimientos futuros, cae en éxtasis. En oración, suda sangre; sobre su cuerpo, además de los signos de los clavos, aparecen las llagas de la flagelación. Aquí conoce al Padre Germán que dirigirá sus confidencias.

Pronto se viene saber que sus guantes negros y su vestido oscuro y sin escote esconden los sellos de la Pasión. Estos estigmas se abren, dolorosos y sangrantes, cada semana, la vigilia del viernes.

Ante ella los científicos no logran ocultar su asombro. Incluso algún director espiritual no sabe cómo juzgar a la extraordinaria niña: la tachan de mística, hablan de histerismo o de sugestión, piden pruebas, exigen obediencia.

Tan solo ella, Gema Galgani, en medio de los dolores físicos y de las pruebas morales, no dice nada o, mejor, siempre dice sí. No demanda nada sino que a Jesús, le pide para sí misma más dolor y para los demás la conversión y la salvación. Posteriormente se ofrecerá como víctima expiatoria por los pecadores.

En el año 1901, a la edad de 23 años, Gema escribe por orden de Padre Germán, la Autobiografía, «El cuaderno de mis pecados». En el año siguiente es cuando se ofrece como víctima al Señor por la salvación de los pecadores. Jesús le pide fundar un monasterio de claustrales Pasionistas en Luca. Gema responde con entusiasmo. En el mes de septiembre del mismo año se enferma gravemente. Su vida está profundamente marcada por el dolor.

OFRECE SU VIDA POR LA CONVERSIÓN DE UN MAL SACERDOTE

En cierta ocasión le escribió al P. Germán: "Usted siempre me recomienda paz. Gracias a Dios la tengo siempre, aunque a veces en lo exterior parezca seria. Y tendré mayor aún, cuando se convierta mi pecador".

Este pecador al que se refiere la santa, era un sacerdote que había dejado el sacerdocio hacía ya doce años y daba mucho escándalo con su vida, haciendo que muchos se perdieran. Santa Gema viendo que los sacrificios que ofrecía no eran suficientes, pidió permiso a su director, para ofrecerle al Señor la mitad de su vida por su conversión; el padre dijo que sí y Jesús aceptó el intercambio.

Este sacerdote se convertiría dos días antes de que Gema muriera, dándole a ella un gran consuelo, exactamente en el plazo que ella había ofrecido al Señor. (Pasados los doce años desde que aquel sacerdote andaba descarriado; doce años y medio es la mitad de la vida de Santa Gema quien morirá en sus 25 años).

Se inicia el período más oscuro de su vida. Las consecuencias de los pecados de aquellos por los que se ofrecía, se graban pesadamente sobre su cuerpo y sobre su alma. En el año 1903, el 11 de abril, un sábado Santo, Gema Galgani muere a los 25 años, devorada por el mal, pero aún así pidiendo dolor hasta el final.

Pasados trece días de la muerte de Santa Gema, habiendo llegado el P. Germán a Lucca, éste anhelaba volver a ver aquel rostro lleno de dulzura y santidad, pero quería sobre todo verificar los misterios de aquel corazón virginal cuyos secretos en vida nadie mejor que él había profundizado... "El 24 de abril se procedió a exhumarlo. Se abrió el cuerpo y se extrajo el corazón, que apareció fresco, lozano, flexible, rubicundo, humedecido de sangre, igual que si estuviera vivo. Los especialistas que practicaban la autopsia quedaron maravillados. Estaba bastante achatado y dilatado por ambos lados, apareciendo como más ancho que alto. Al abrirlo fluyó enseguida la sangre, bañando el mármol donde se realizaba la intervención". Aquella que recibió los estigmas de Cristo y en muchas ocasiones le había pedido al Señor que le ensanchara el corazón para poder amarlo más, recibió esta gracia que tanto pedía. Su corazón se conserva en el convento Pasionista de Madrid.

En el año 1903,  el Sumo Pontífice Pío X firma el Decreto de fundación del Monasterio Pasionista en Luca.

En 1905 los claustrales Pasionistas inician su presencia en Luca, realizando el antiguo deseo que Jesús había expresado a Gema.

El Padre Germán, director espiritual de Gema, escribe en el año 1907 la primera biografía de la joven. Se inician los procesos canónicos para el reconocimiento de su santidad.

En el 1933, Pío XI incluye a Gema Galgani entre los Beatos de la Iglesia.

Será S.S. Pío XII, en el año 1940, quien eleve a Gema Galgani a la gloria de los Santos y la señale como modelo de la Iglesia universal por la práctica heroica de sus virtudes cristianas.

ORACIÓN A SANTA GEMA POR LOS SACERDOTES:

Santa Gema, que ofreciste tu vida
por los pecadores, particularmente
por la conversión de un sacerdote
descarriado, te rogamos humildemente
que intercedas ante N.S. Jesucristo
por aquellos sacerdotes y religiosos
que han caído en garras del demonio,
ya sea profesando herejías modernistas
contra la fe o alejándose de la vida
santa y de piedad a la que están llamados.

Intercede para evitar que vivan una
vida de pecado y escándalo que pone en
gravísimo peligro su salvación, daña a sus
prójimos, y escandaliza y aparta de la 
Iglesia a los débiles en la fe.
Que cese todo el mal que ellos
realizan, que se conviertan y sean
 faros de luz de las verdades de nuestra
santa religión, así como valientes guías
y ejemplo edificante para los fieles.

Te rogamos también que intercedas por 
aquellos que padecen su escándalo, para 
que comprendan que el mal de unos es causa
de mucho ruido, pero el bien de muchos es
silencioso, y que estos malos pastores
no representan ni la doctrina ni la moral
de la Iglesia Católica, de la misma manera que
un mal médico no representa la medicina. 
Pide al Señor que el pueblo fiel los advierta
y se aleje de los falsos pastores que no
predican ya, de palabra u obra, la Verdad del
Evangelio, sino sus propias doctrinas y errores.
Amén. 

Santa María de Guadalupe, salva nuestra Patria
conserva nuestra fe y defiéndenos de los falsos pastores.
Amén.

Señor: Danos sacerdotes, Señor: Danos sacerdotes santos, Señor danos muchos sacerdotes santos, Señor danos muchos sacerdotes santos según tu Corazón.

-Para leer una biografía más amplia haz click AQUÍ
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2 comentarios:

  1. Hacen mucha falta santas (o santos) como ésta, que en lugar de solo sumarse a los escandalizados ofrezcan su vida y obras para que los sacerdotes renegados vuelvan al buen camino y a la sana doctrina de la fe verdadera, sin acomodamientos a los principios del mundo o a las malas pasiones.

    Que Dios inflame a muchas nuevas santas gemas para bien de la Iglesia.

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