domingo, 20 de julio de 2014

EXTERIORIZAR EL AMOR COMULGANDO CON FE, CARIÑO, DE RODILLAS Y EN LA BOCA

Testimonio ejemplar de una catequista laica



Me preguntaban hace poco mis niños del Catecismo que cómo me preparo yo para recibir a Jesús, ya que les hablaba de la importancia de estar dispuestos no sólo por dentro, sino también por fuera. Interior y exteriormente. Esto les llamaba mucho la atención: preparar no sólo el alma, sino también el cuerpo.

Normalmente hablamos del estado de Gracia, pero ¿cuidamos también lo que queda a la vista, nuestros gestos, lo que ven los demás, lo que ve también el mismo Dios? ¿Comulgamos o nos situamos en una cola, cual si fuera el día del espectador y estuviéramos en el cine, esperando a que nos den la entrada?

Ojalá mantuviéramos esa candidez de los niños, esa apertura que ellos tienen a las cosas sencillas, a querer acercarse más a Jesús y a mejorar en su corta vida espiritual. Hace poco, contemplaba medio asombrada como una madre obligaba a su niña a quedarse de pie en la Consagración e igualmente, al recibir la Comunión. ¿En que momento de nuestra vida cambiamos la dulzura infantil para regresar a la etapa cavernícola? ¿Avance o retroceso? ¿Libertad o imposición?

Proponer lo bueno, esa es la idea. Es como cuando el médico nos impone una dieta saludable y nos negamos a obedecer porque no entendemos que va a provocar un beneficio en nuestro organismo, pero, cuando vemos a otros que lo cumplen y su vida da un giro en cuánto a salud, entendemos que detrás de la teoría hay una práctica recomendable que nos lleva a un estado de bienestar inmediato. Así es la vida espiritual también, no sólo una teoría, sino una práctica que hay que ejecutar de manera inmediata, si queremos progresar en el camino al cielo.

Las muestras de amor externas son tan bellas como el estar limpios interiormente. ¿A quién no le gusta una mesa bien presentada? ¿A que madre no le gusta que su hijo la abrace y la bese? ¿A quien no le agradan unas flores perfectamente colocadas sobre un jarrón?

Exteriorizar el amor, esa es la palabra.

¿Cómo llevo esta idea, al momento de recibir a Jesús dentro de mí, a ese preciso instante en que nuestro cuerpo es traspasado por la Gracia infinita de Dios?

“In nomine Iesu omne genu flectatur caelestium et terrestrium et infernorum”
“Al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos”

En mi ciudad apenas hay dos Iglesias que nos permiten Comulgar de rodillas en la boca. No debemos exigir lo que no nos es dado de buen grado, de buena voluntad. No obstante…¿Derecho? ¿Lo tenemos? Instrucción REDEMPTIONIS SACRAMENTUM, para ratos de ocio. Ahí podemos encontrar la respuesta a la pregunta. Si el documento se te hace largo, la respuesta es: SÍ. No obstante, no hay reivindicaciones, las cosas del Señor son actos de amor.

Nos pasamos el día con muestras de cariño a los demás, beso arriba, beso abajo, abrazo por aquí, abrazo por allá, dicen que los españoles somos el país más besucón y, curiosamente, cuando se trata del Amor de los Amores tenemos reparo a la hora de demostrar que nuestro corazón se derrite ante Él. Podemos dar gritos y saltos ante el cantante de moda, pero ante Jesús pasamos como quien va a la cola del supermercado y le toca su turno, rutinariamente.

La forma en la cual yo quiero recibir al Señor es de rodillas y en la boca.

Durante estos años se jugó con la ignorancia de muchos fieles y prácticamente se nos obligó a Comulgar en la mano con una serie de argumentaciones “progresistas”, que a día de hoy se han caído por su propio peso como un elefante subido a una liana y todo esto ha tenido su efecto negativo, hemos perdido la sensibilidad y una corriente luterana ha recorrido nuestros Templos haciéndonos olvidar la presencia real de Jesús en la Hostia.

Durante la Misa vivimos la muerte del Señor, en comunidad, con signos que nos unen, no que nos separan a unos de otros.

A diario me preguntan ¿por qué comulgas de rodillas y en la boca? Para mí, es entrar en el cielo en ese preciso momento en que ¡por fin! lo tengo delante de mí. Mi alma quiere salir del cuerpo y entrar en un abrazo místico con el Señor y no encuentro otra manera más sublime de demostrarlo que bajando mis dos rodillas a tierra. ¿Cómo puedo quedarme de pie, ante Él, que me lo ha dado todo? Me siento pequeña ante Jesús en la Hostia, ante el Buen Dios que se ha quedado en (lo que antes era) un trozo de pan por mí, y no puedo por más que decirle con mi cuerpo cuanto lo amo, cuan agradecida estoy por tanto amor. De rodillas ante Él, con las manos del Sacerdote llevándolo a mi boca, así es como yo quiero Comulgar. Así siento que debo hacerlo y así me lo recomienda la Iglesia.

¿Beaterías? No, ¡amor!.

SONIA VÁZQUEZ

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4 comentarios:

  1. Muy bien, Sonia. No es beatería sino amor. Es el amor el que nos hace que caigamos de rodillas ante el Amor.

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  2. Es amor. Es respeto. Es adoracion. Es humildad. Todo esto manifestamos al recibir a Jesus de rodillas y en la boca. Desgraciadamente el siglo 21 nos lleva de prisa a la negacion y olvido de todas estas manifestaciones.

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  3. Siglo XXI? Eso empezó después de ser implantado el novus ordo misae en el siglo XX.

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  4. A un lector:
    1) Sí, sólo Dios puede perdonar, pero él dejó el medio para hacerlo: el sacramento de la Confesión. Es Cristo mismo quien perdona por medio del poder que dejó a sus sacerdotes. Él les dijo: "Recibid el Espíritu Santo, quedan PERDONADOS LOS PECADOS A QUIENES LOS PERDONAREIS; y quedan retenidos a quienes los retuviéreis (Jn.20,21-23)".

    2) Para el perdón se requiere el arrepentimiento y el propósito de no seguir pecando. Quien no desea separarse del adulterio (un casado por la Iglesia, divorciado y dizque vuelto a casar vive en PERMASNENTE ADULTERIO) no cumple con estos requisitos.

    3) Está usted muy equivocado al creer erróneamente que entre la muerte del primer papa y el segundo pasaron siglos. San Pedro murió el año 67 de nuestra era y en ese mismo año se nombró papa a Lino (segundo Vicario de Cristo).

    4) Cuando el pecado es oculto, la Iglesia no deja de dar la Eucaristía aunque el que comulgue en pecado mortal oculto COME Y BEBE SU PROPIA CONDENACIÓN y comete un gravísimo sacrilegio. Fue el caso de Judas. No hubo tal perdón de Cristo para él -en la última cena- que usted supone. En primera, porque en los hechos todavía no había consumado su traición. No obstante, ya había urdido la traición y por eso Cristo le dice que lo que va a hacer, lo haga pronto. Dios no perdona por anticipado y menos sin contrición y sin propósito de enmienda.

    5) El casado por la Iglesia, divorciado y dizque vuelto a casar sí es un PECADOR PÚBLICO, pues su estado civil es público. A los pecadores públicos -de cualquier tipo- la Iglesia no les da la Eucaristía si se acercan a comulgar. Públicamente debe negárseles la recepción del Cuerpo de Cristo, pues están públicamente en pecado mortal.

    6) Lea estos posts:

    http://www.catolicidad.com/2014/04/ni-siquiera-el-papa-puede-autorizar-la.html

    http://www.catolicidad.com/2014/10/habra-falsos-maestros-que-introduciran.html

    Gracias por escribir y una abrazo en Cristo.
    CATOLICIDAD

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