miércoles, 29 de octubre de 2025

NO AL HALLOWEEN

 

"No puedes vestir a tus hijos de demonios y luego pedir que Dios los proteja": Angel Salguero

La Palabra de Dios enseña con claridad, que los hijos de Dios deben huir de toda apariencia del mal:

“Absténganse de toda especie de mal.”
(1 Tesalonicenses 5,22)

Y también:

“No participarás en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denúncialas.”
(Efesios 5,11)

El cristiano, desde pequeño, es llamado a identificarse con la luz, no con las tinieblas. En la Biblia, la muerte, los demonios, los espíritus malignos y los fantasmas no son juegos ni símbolos neutros: representan realidades espirituales contrarias a Dios, que engañan, asustan o confunden.

“El diablo anda como león rugiente buscando a quién devorar.”
(1 Pedro 5,8)

Por eso, aunque el disfraz parezca “solo diversión”, lo que se representa tiene un significado espiritual. Jesús nunca tomó a la ligera las cosas del demonio; siempre las enfrentó con autoridad y verdad (cf. Marcos 1,23-27).

* DOCTRINA  🇻🇦

El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 2116-2117) enseña que todo lo que busque familiarizarse o simpatizar con lo oculto, lo demoníaco, la muerte o la adivinación, es contrario a la fe cristiana.

Aunque un disfraz no sea en sí pecado, la intención y el mensaje importan: ¿qué estamos enseñando al niño cuando lo vestimos de demonio, de calavera o de espíritu?

El Magisterio recuerda que debemos formar la conciencia desde pequeños, educando en el bien, la pureza, la belleza y la luz. Si acostumbramos al niño a trivializar lo maligno, le quitamos sensibilidad espiritual ante el mal real.

Desde los primeros siglos, la Iglesia celebró el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, precisamente para contrarrestar las antiguas fiestas paganas que veneraban a los muertos o a los espíritus.

Los cristianos vestían a sus hijos de santos, ángeles o héroes de la fe, para enseñarles que el verdadero triunfo no está en el miedo ni en la oscuridad, sino en la victoria de Cristo sobre la muerte:

“La muerte ha sido vencida por la victoria.”
(1 Corintios 15,54)

Revestir a los niños de santos es enseñarles el camino de la santidad; revestirlos de tinieblas, aunque sea por diversión, es una confusión espiritual.

* EXORCISTICA  ✍️

Los exorcistas católicos advierten que el mal usa muchas veces lo aparentemente inocente para introducir curiosidad o simpatía hacia lo oculto.
El Padre Amorth decía:

“El diablo no necesita que lo invoquen, solo que lo imiten con agrado.”

* EXORCISTICA  ✍️

Cuando un niño se disfraza de demonio o de espíritu, aunque no tenga intención de invocar nada, se abre a una influencia contraria a su inocencia espiritual, especialmente si hay ambiente de miedo, juegos con muertos, velas negras, rituales o bromas de terror.

Por eso, los exorcistas recomiendan reclamar la fiesta para Cristo, enseñando a los niños a celebrar la vida, la santidad, la luz y el cielo, no la oscuridad ni la muerte.

* RECOMENDACIONES  ✅

No se trata de condenar o asustar, sino de educar espiritualmente con discernimiento.

Puedes decirles a los padres y catequistas:

“No privemos a los niños de la alegría, pero sí de aquello que deforma su fe.”

Organicemos en su lugar ‘Fiestas de los Santos’, donde los niños vistan de su santo favorito, recen, jueguen y aprendan sobre la vida eterna.

Expliquemos que el miedo no viene de Dios, sino del enemigo que busca robar la paz.

“Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de dominio propio.”
(2 Timoteo 1,7)

No, no es apropiado que los niños se disfracen de muertos, demonios o fantasmas, porque aunque parezca inofensivo, educa la imaginación en lo opuesto al Evangelio.

El cristiano no glorifica la muerte ni juega con el mal: proclama la vida, la luz y la santidad.

El mejor disfraz que puede llevar un niño católico es el de la pureza y la gracia, recordando que el cielo está lleno de héroes vestidos de blanco.

“Han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero.”
(Apocalipsis 7,14)

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