Al recibir a los miembros del Tribunal en audiencia, con motivo de la inauguración del Año Judicial, el Papa insistió en que la verdad “no puede ser contraria a la caridad”, y que en los procesos de nulidad no se debe ceder a una “falsa caridad”, que no redunda en el verdadero bien de los esposos, aunque les dé falsamente la razón.
“Algunos consideran que la caridad pastoral podría justificar cualquier paso hacia la declaración de la nulidad del vínculo matrimonial para salir al encuentro de las personas que se encuentran en situación matrimonial irregular”, explicó.
Sin embargo, esta postura hace que la verdad tienda a ser “vista desde una óptica instrumental, que la adaptaría de vez en vez a las diversas exigencias que se presentan”, advirtió el Papa.
“El problema se plantea cuando viene más o menos oscurecida la esencia misma del matrimonio”, añadió, explicando que “la consideración existencial, personalista y relacional de la unión conyugal no puede hacerse nunca a despecho de la indisolubilidad, propiedad esencial” del matrimonio cristiano.
De lo contrario, observó, “se corre el grave riesgo de quedarse sin un punto de referencia objetivo para los pronunciamientos sobre la nulidad, transformando cada dificultad conyugal en un síntoma de no realización de una unión cuyo núcleo esencial de justicia - el vínculo indisoluble – es negado de hecho”.
En este sentido, exhortó a los magistrados que llevan casos de nulidad a la “virtud de la fortaleza”, que “se hace más relevante cuando la injusticia parece el camino más fácil a seguir, en cuanto que implica la condescendencia a los deseos y las expectativas de las partes, o también a los condicionamientos del ambiente social”.
En particular, se dirigió a los abogados, a quienes pidió “no sólo poner toda la atención en el respeto de la verdad de las pruebas”, sino también “evitar con cuidado el asumir, como asesores jurídicos, el patrocinio de causas que, según su conciencia, no sean objetivamente sostenibles”.
Justicia, verdad y caridad
En este sentido, el Papa explicó a los magistrados y oficiales del Tribunal, que el “núcleo esencial” de su trabajo es la “administración de la justicia”, una virtud “de la cual es muy importante redescubrir el valor humano y cristiano, también dentro de la Iglesia”.
“El Derecho Canónico, a veces, es subestimado, como si fuese un mero instrumento técnico al servicio de cualquier interés subjetivo, aunque no fundado en la verdad”, afirmó el Papa.
Es necesario en cambio “que este Derecho sea siempre considerado en su relación esencial con la justicia, con la conciencia de que en la Iglesia la actividad jurídica tiene como fin la salvación de las almas”, añadió el Papa.
Esta justicia basada en la verdad no va contra la caridad, sino al contrario, explicó Benedicto XVI: “La caridad sin justicia no es tal, sino solo una falsificación, porque la misma caridad requiere esa objetividad típica de la justicia, que no debe confundirse con la frialdad inhumana”.
“Quien ama con caridad a los demás es ante todo justo hacia ellos. No sólo la justicia no es extraña a la caridad, no sólo no es una vía alternativa o paralela a la caridad: la justicia es 'inseparable de la caridad', intrínseca a ella", añadió.
“Sin verdad, la caridad deriva hacia el sentimentalismo. El amor se convierte en una cáscara vacía, que llenar arbitrariamente. Es el fatal riesgo del amor en una cultura sin verdad. Este cae presa de las emociones y de las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra abusada y distorsionada, hasta significar lo contrario".
Por otro lado, afirmó el Papa, “la mirada y la medida de la caridad ayudará a no olvidar que se está siempre ante personas marcadas por problemas y por sufrimientos”.
Al mismo tiempo, argumentó, “es importante trabajar activamente cada vez que se entrevea una esperanza de éxito, para alentar a los cónyuges a convalidar eventualmente el matrimonio y restablecer la convivencia conyugal”.
“Es necesario eludir los requerimientos pseudopastorales que sitúan las cuestiones sobre un plano meramente horizontal, en el que lo que cuenta es satisfacer las reclamaciones subjetivas para llevar a toda costa a la declaración de nulidad, con el fin de poder superar, entre otras cosas, los obstáculos a la recepción de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía”.
Al contrario, subrayó, “el bien altísimo de la readmisión a la Comunión eucarística tras la reconciliación sacramental, exige en cambio considerar el auténtico bien de las personas, inseparable de la verdad de su situación canónica”.
“Sería un bien ficticio, y una grave falta de justicia y de amor, allanarles el camino hacia la recepción de los sacramentos, con el peligro de hacerles vivir en contraste objetivo con la verdad de su propia condición personal”, concluyó el Papa.
[Por Inma Álvarez]
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LAS CAUSAS DE NULIDAD NO SON ATAJOS PARA SOLUCIONAR MATRIMONIOS FRACASADOS, ADVIRTIÓ EL DECANO DE LA ROTA ROMANA
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 29 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Las causas de nulidad no son atajos para solucionar uniones fracasadas, ha advertido este viernes el decano de la Rota Romana, en una audiencia concedida por Benedicto XVI este viernes a los miembros de este tribunal de segunda instancia de la Iglesia.
El obispo Antoni Stankiewicz, al ilustrar la actividad de este año, consideró que en estos momento la Iglesia tiene el desafío de afrontar la "difundida tendencia que relativiza la verdad", sobre todo "en las declaraciones de nulidad de matrimonio".
El prelado polaco informó, según su intervención, publicada por "L'Osservatore Romano", que entre las causas que recibe este tribunal, las que afectan a la declaración de nulidad de matrimonio sacramental "absorben en gran parte" su labor.
Citando la encíclica "Caritas in veritate", Stankiewicz advirtió ante "la difundida tendencia que relativiza la verdad y difunde una visión relativista de la persona humana y de su naturaleza, en los contextos más expuestos a este peligro, es decir, en el ámbito social, jurídico, cultural y político".
El obispo reconoció que "esta tendencia relativista con frecuencia se filtra también en las declaraciones de nulidad de matrimonio, que de este modo sufren una desviación, convirtiéndolas en un camino fácil para la solución de matrimonios fracasados, vaciando de este modo tanto el sentido de la declaración de nulidad, como el sentido del mismo carácter indisoluble" del sacramento.
La Iglesia no reconoce el divorcio, pues considera el matrimonio como un sacramento indisoluble instituido por Dios. Ahora bien, si se comprueba, puede declarar que un matrimonio fue nulo de origen por causas claramente definidas, como puede ser la falta de consentimiento de uno de los cónyuges, o la oposición conscientemente de uno de ellos al contraer el sacramento a las propiedades esenciales del matrimonio o a sus fines (por ejemplo, la apertura a la procreación).
Monseñor Stankiewicz subrayó con claridad que las declaraciones de nulidad del matrimonio que realizan los tribunales eclesiásticos en las diócesis "no pueden oponerse al principio de la indisolubilidad".
La Rota Romana actúa como Tribunal de apelación y juzga: en segunda instancia, las causas definidas por los Tribunales ordinarios de primer grado y remitidas a la Santa Sede por legítima apelación; y también en tercera y ulterior instancia, las causas tratadas ya en apelación por la misma Rota o por otro Tribunal eclesiástico de apelación.
Además, es también Tribunal de apelación para el Tribunal eclesiástico de la Ciudad del Vaticano.
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"Sobre los fines del matrimonio y su relación y orden, han aparecido en estos últimos años algunos escritos que afirman o que el fin primario del matrimonio no es la procreación de los hijos o que los fines secundarios no están subordinados al primario, sino que son independientes del mismo.
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Negativamente".
¡La Caridad!
ResponderEliminarAmor desinteresado por el prójimo.
(que sea desinteresado cae por su propio peso...; el prójimo no siempre resulta -desgraciadamente- interesante).
Como (por definición) el prójimo es cualquiera... por eso es un principio universal.
(es lo que la distingue de la amistad... -que no se da sin elección ni preferencia-)
Uno escoge a sus amigos; nadie escoge a su prójimo.
PDTA.: ¡Es alegrarse por la verdad del otro!
(aún sin conocerlo)
: )
no es verdad yo soy mujer catolica a jurado la verdad en el trivunal de malaga y han creido el juramento falso lleno de calumias contra mi y mi familia, FERRARI ha juzgado falsamente y yo que soy una mujer catolica dede el vientre de mi madre queria la nulidad para deddicarme con las misioneras de san juan de avila pero esto me ha decepcionado y estoy en crisis de fe, no se si volvere a creer en la parte buena de la iglesia seguro que este castigo DIOS no lo tiene en cuenta cuando mi ex-marido buscaba la fellicidad y no sabia lo que le enamoro de mi, es duro ver la iglesia de cerca creanme que conmigo la iglesia a perdido una buena mujer, pero a ganado dinero y castgos testigos vivos del sufrimiento por causa de una confesion y juramento de mi ex-marido falso.rocio leon opadial de malaga
ResponderEliminarEstimada Rocío:
ResponderEliminarNo dudamos que existan errores en un juicio. Un juez no es infalible y puede ser engañado por un falso juramento. De ahí que la intervención del Santo Padre que hemos citado en este post que exige mayor cuidado y rigor en estos juicios. Si no hubies errores el Santo Padre no hubies dicho lo que señaló.
Ignoramos la situación de usted exactamente, pues en un breve comentario no es fácil describirla, lo comprendemos. Naturalmente también desconocemos lo que sustenta la contraparte. No podemos pues opinar con un 100% de objetividad.
No dudamos que usted está convencida de su punto de vista y considere que ha habido un error o una injusticia. Esa injusticia o error pueden ser ciertos objetivamente. Nosotros no podemos ser jueces aquí, pero ciertamente puede usted tener toda la razón. De haber errores o injusticias en un tribunal, hay instancias superiores a las que se puede acudir.
Si usted considera esto, no juzgue a la Iglesia por un mal elemento que ha errado al juzgar o incluso si ha sido indolente o injusto o si ha sido engañado. En su parte humana, quienes conformamos la Iglesia podemos tener grandes errores. En el caso suyo, usted señala que el juez fue engañado por un perjurio de su esposo.
Estamos seguros de que usted es una excelente mujer. No olvide que Cristo Nuestro Señor sufrió injusticias peores por causa de nuestros pecados y para obrar nuestra redención. No confunda la institución que fundó Cristo con sus elementos humanos. La Iglesia como insitución divina es perfecta y santa. Otro aspecto es la parte humana de quienes la conformamos, pues hay desde el más grande santo hasta el peor pecador.
Le recomendamos mucho mantener y alimentar su fe a través de una vida intensa de oración, piedad y sacramentos. Ofrezca a Dios cualquier injusticia sufrida.
Por otro lado, si juzga conveniente y necesario acuda a instancias superiores. La Santa Rota en Roma es la última.
Pero lo más importante es usted misma y su relación con Dios. Las situaciones que pasamos ponen a prueba nuestro propio ser y valer. Su fe y su pertenencia a la Iglesia fundada por Cristo no debe ser sacudida por las limitaciones y errores -por graves que sean- de los hombres.
Usted y su fe, su relación con Dios por los sacramentos, están por encima de todo esto.
Ofrezca qualquier humillación, cualquier injusticia a Dios y abrazandóse de Cristo y de la mano su Santa Madre la Virgen María una su pena a las penas que sufrió Cristo en su pasión y transforme el mal en bien.
Dios la ama particularmente a usted de manera especial. Únase más a Él, que nada la aparte del amor a Cristo y a su Iglesia que es santa en cuanto institución, pese a los errores o injusticias de quienes somos parte de ella.
Recuerde que sólo Dios basta. Comprendemos lo que ha pasado y ha sufrido con esto y le ofrecemos nuestras humildes oraciones y nuestro afecto y simpatía hacia usted.
Dios la bendiga y su Santa Madre, la dulcísima Virgen María, sea su apoyo para superar todo esto. A Ella la encomendamos.
Un abrazo en Cristo.
Atentamente
CATOLICIDAD
P.D.
ResponderEliminarComo ignoramos bien cómo ha sido el juicio, quién lo promovió, en fundamento de qué, etc., quizá sea conveniente que sea asesorada por alguien que sea justo y sabio, antes de cualquier posible promoción ante otra instancia.
No basta buscar la anulación para un buen fin sino que deben existir verdadera causas que fundamenten una declaración de nulidad. Muchas nulidades son denegadas porque no existen verdaderas causales.
¿Usted buscó la anulación? ¿Su marido? ¿Cuál fue la resolución del tribunal? ¿Declaró la nulidad o no? ¿En que se fundamentó esa decisión? ¿Existían verdaderas causales para pedir una anulación? Todo esto no lo podemos saber con su comentario.
Una decisión puede llegar a parecer injusta a alguna de las partes (que ignora algunos aspectos) pero estar plenamente apegada a la doctrina y al derecho canónico sobre el matrimonio, o al revés. Cada caso es distinto.
Por ello pida asesoría a un sacerdote sabio y justo, de preferencia de edad para que tenga más experiencia, al que le tenga usted confianza, antes de seguir cualquier recurso. Claro, todo esto si es que piensa usted en la conveniencia de apelar.
Pero como le hemos dicho, lo más importante de todo esto es su paz interior y su relación con Dios que debe ser más viva. Acérquese más a Él, y ahora más que nunca, ponga sus penas en el rezago amoroso de su Madre, la santísima Virgen. Esto es lo verdaderamente importante.
Te recomendamos leer con frecuencia lo siguiente:
http://catolicidad-catolicidad.blogspot.com/2009/06/sufres-requieres-consuelo.html
Isabel:
ResponderEliminarMil gracias por tu mensaje. Ya está ese asunto.
Un abrazo en Cristo