Dios ama al pecador pero detesta el pecado. Dios vino a salvar a los pecadores. Y estos padres desean la salvación de los asesinos de su amado hijo. Esperan que lo sucedido los vuelva al Señor y sea un principio para la salvación de sus almas, pues sólo se condena quien no se acoge al Señor y rechaza su misericordia y su perdón. Recuerdan como hubo un buen ladrón y uno malo, ambos crucificados junto a Cristo: uno pidió perdón y se arrepintió, mientras el otro se mofaba de Cristo. Uno se acogió a su misericordia y el otro la rechazó.
La ejemplar postura de estos padres de familia es un vivo testimonio de que al pedir, en el Padrenuestro, que Dios perdone nuestras deudas, lo hacemos diciendo que lo haga en la medida que nosotros perdonamos a nuestros deudores. Ellos sí son congruentes con su oración.
Desean traer un mensaje a una sociedad que, en su generalidad, ha quitado a Dios de su vida y esperan que con su perdón, los asesinos de su hijo cambien, pues es el perdón y el amor lo que cambia y regenera el corazón del hombre, y Dios los ama y quiere también su salvación.
"Nuestro hijo no está muerto" señalan, pues creen en la Vida eterna con una fe viva. "Hemos cumplido nuestra misión al darle la fe" y ver que murió con paz y perdonando, finalizaron.
Ver: ASESINADA POR DEFENDER SU VIRGINIDAD
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