Los obispos señalaron que se hizo evidente de manera particular el año pasado, en el que los efectos de la crisis financiera global, la contingencia sanitaria, la sequía y la escalada de violencia provocada por el crimen organizado han puesto en evidencia la urgencia de conjuntar esfuerzos desde distintos campos de acción, para superar una situación de emergencia y crisis social que de no ser atendida de forma inmediata y por todos, amenaza con agudizarse.
Agregaron que la compleja realidad de la inseguridad y violencia requiere una respuesta multidimensional y que para articularla, es necesario abordarla desde un enfoque de SALUD PUBLICA, que a partir de un serio diagnóstico, proponga líneas de acción en todos los ámbitos de la vida social, involucrando a las personas, a las familias y a todos los actores sociales y políticos.
Los obispos urgieron a que el Gobierno depure el sistema de procuración de justicia y combata la corrupción de funcionarios públicos. Además, señalaron que no deberá pactarse con el crimen organizado.
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