sábado, 20 de febrero de 2010

"MORAL DE CONSENSO"


Autor: Pbro. Miguel Rivilla San Martín



El cambio que se pretende, no siempre es, ni mucho menos, señal de progresismo sino de confusionismo.

En el camino de la globalización en que nos hallamos. se escriben, oyen y publican las teorías más peregrinas, dentro y fuera del ámbito eclesial. Una de ellas, es la así denominada “Moral de consenso”.

Hace poco, en un colegio de religiosas de Madrid, se convocó una reunión de padres de alumnas a una disertación dada por una figura relevante del pensamiento filosófico actual, don José A. Marina, en el transcurso de la cual abogó -hablando de los derechos humanos- por una moral de consenso entre los diversos estados y estamentos de la sociedad, como base de una convivencia pacifica y civilizada.

Entre los oyentes estaba un catedrático de filosofía, católico practicante, don Angel Gutiérrez, que en el turno de diálogo desmontó, uno por uno, los argumentos inconsistentes del ponente.

Para construir una moral sólida y aceptable por todos y no sujeta a los vaivenes del tiempo, personas o circunstancias, se precisa algo más que el mero consenso de las partes.“ Se necesitan unas referencias claras que provienen de la naturaleza o de la Religión revelada por el único Dios vivo y verdadero”. La argumentación era aplastante: En el caso de los derechos humanos, al decidir, por ejemplo, sobre los valores de la tolerancia, de la libertad o de la paz, ¿cómo ponerse de acuerdo si cada persona, cada grupo, cada sociedad o nación, las entienden de diverso modo y sentido? Esta manera de proceder, nos conduciría inevitablemente al mero subjetivismo, al anarquismo o al puro relativismo.

Y es que en esto, como en tantas otras cosas que aparentan novedosas, el cambio que se pretende, no siempre es, ni mucho menos, señal de progresismo sino de confusionismo..

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3 comentarios:

  1. La verdad no se vota... (ni se consensua)

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  2. Impecable tu post.
    Es una verdad incuestionable que la “Moral no debe consensuarse”-
    Siendo la Moral, a mi humilde entender, la respuesta individual de cada persona al Patrón Valorativo Universal que Dios nos ha impreso en el alma, no cabe tal devaneo.
    Si le otorgamos al consenso o mayoría de las personas, un lugar la autoridad para determinar que debe y que no debe ser tomado como bueno o malo, estamos desvirtuando la naturaleza humana, ya que es en la conciencia donde reside la verdad, que es una, única e inalterable.
    Mal que le pese a muchos, la ética es una sola y está grabada en la naturaleza humana, desde el tiempo de la concepción del mundo.
    Los devaneos y las pretendidas adecuaciones a la realidad imperante, no son más que una actitud vergonzante de quienes no tienen el coraje de actuar en congruencia con su naturaleza, haciendo justicia al propio ser.
    Dios nos de la Luz para iluminar nuestros días, para no dejarnos llevar hasta el abismo por las tinieblas que entorpecen nuestro entendimiento y trastornan nuestros sentidos.

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