A continuación verán ustedes un interesantísimo programa televisivo español sobre la Fe, donde cada participante comenta las razones por las que cree.
Cabe señalar que el video completo dura hora y media, pero lo hemos programado aquí a partir del minuto 26 con 35 segundos, en virtud de que la parte inicial del programa trata del análisis de un filme, y si bien se expresan asuntos importantes, es hasta el momento programado donde en realidad los participantes entran propiamente en materia. Así, el video sólo durará aproximadamente una hora. En verdad, vale la pena.
Miguel Ayuso Torres nació en Madrid en 1961. Es Profesor Ordinario (catedrático) de Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) y ha dictado cursos y participado en proyectos de investigación en numerosas universidades europeas y americanas. Pertenece también al Cuerpo Jurídico Militar, donde ingresó por oposición en 1984. Ha sido Letrado del Tribunal Supremo (1993-2000). En la actualidad es Presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos, con sede en el Vaticano.
ResponderEliminarAcadémico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, donde es coordinador del Seminario de Derecho Natural y Filosofía del Derecho. Director científico del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II. Secretario del patronato de la Fundación Francisco Elías de Tejada. Miembro del comité directivo de la sección española de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino (SITA). Presidente de la Confederación Española de Juristas Católicos "San Raimundo de Peñafort". Vicepresidente del Institut International d’Études Européennes "Antonio Rosmini" (Bolzano). Pertenece también al Instituto de Estudios Hispánicos (Las Palmas de Gran Canaria) y al Eric Voegelin’s Institute de la Universidad del Estado de Luisiana (Baton Rouge). Presidente del Grupo Sectorial en Ciencias Políticas de la Federación Internacional de Universidades Católicas.
Secretario de redacción de la revista Verbo y director de Anales de la Fundación Francisco Elías de Tejada, pertenece al consejo de dirección de Razón Española (Madrid), Synalagma (Oporto), Instaurare (Údine), Revista Internacional de Filosofía Práctica (Buenos Aires), Ius Publicum (Santiago de Chile), Fuego y Raya (Córdoba, Argentina), etc.
Autor de numerosos libros (varios de ellos traducidos al portugués, italiano, francés, inglés, alemán y polaco) y centenares de artículos, tanto en revistas especializadas como en prensa diaria (ABC, El Pensamiento Navarro, El Mercurio de Chile, La Nación de Buenos Aires, La Razón de Lima, etc.).
Excelentes el señor Ayuso y los dos sacerdotes.
ResponderEliminarMuy sintético, preciso y verdadero el último comentario del Lic. Miguel Ayuso.
ResponderEliminarEn un mundo sano, un hombre de la nobleza intelectual y humana de Miguel Ayuso estaría ocupando puestos de honor.
ResponderEliminarAUNQUE antes ya lo había tratado someramente, mi admiración hacia Miguel Ayuso nació con Lágrimas en la lluvia, el programa televisivo que dirijo desde hace tres años. Miguel Ayuso es un paladín del tradicionalismo hispánico, escuela que siempre había suscitado en mí gran interés intelectual. Me bastó invitarlo a un par de programas para descubrir que me hallaba ante una persona excepcional: un pensador profundo y sagaz, dotado de intuición creadora e insuperable expresividad, de erudición enciclopédica y sin embargo siempre amena, de humor irresistible y una generosidad a prueba de bomba; pero, sobre todo, más allá de sus plurales conocimientos, Miguel Ayuso me pareció uno de esos raros hombres que, más allá de ser expertos en una ciencia concreta, son capaces de armar todas las ciencias en sabiduría y de percibir las cosas abarcadoramente, vistas a la vez en sus más íntimos recodos y en panorámica, de tal modo que, allá donde posan la mirada, llevan una luz no usada, perspicaz y distinta, sobre cuestiones que nos habíamos acostumbrado a mirar con las anteojeras de los lugares comunes. He aquí el distintivo del verdadero sabio.
Miguel Ayuso es también la persona más brillante que yo haya conocido jamás. Cuando expone sus razones, asciende desde el plano de las contingencias al plano de los principios con tal poder persuasivo que quien lo escucha razonar se siente al instante prendido de sus razones. Los franceses tienen una expresión, maître à penser, para referirse al hombre que, a través de su pensamiento, no sólo nos incita a repensar las cosas, sino que nutre de esqueleto y musculatura nuestro pensamiento, enseñándonos a pensar. Y eso es, exactamente, Miguel Ayuso, cuya sabiduría se ha derramado en muchos programas de Lágrimas en la lluvia sobre las más diversas cuestiones culturales, políticas, filosóficas, históricas o religiosas, siempre con esa «unidad de mente» que reclamaba Santo Tomás al hombre de ciencia. Así se explica que Miguel Ayuso pueda ser a un tiempo polemista y apologeta, como lo fueron en su tiempo Chesterton o Belloc y como, por desgracia, ya no puede serlo casi nadie, salvo que se resigne a arrostrar una condena al ostracismo.
Lo más admirable de Miguel Ayuso, sin embargo, no son estas dotes que acabo de describir. Lo más admirable de él es que, siendo un hombre al que su pensamiento (que no es de derechas ni de izquierdas, sino combativo contra ambas, como hijas podridas de la modernidad que son) ha impedido el triunfo mundano, no esté envenenado por el despecho ni por el «celo amargo», sino que en todo lo que hace y dice la jovialidad y la bonhomía, el donaire y la caballerosidad brinquen como liebres gozosas; y que nunca cese en su afán de ayudar a quienes le rodean, como hizo conmigo el día en que, habiéndose muerto su madre un par de horas antes, vino sin embargo a grabar un programa al que lo había invitado, por no dejarme en la estacada. Creo que en un mundo sano, un hombre de la nobleza intelectual y humana de Miguel Ayuso estaría ocupando puestos de honor y cosechando aplausos; pero ya sabíamos que nuestro mundo está enfermo. No sabíamos, sin embargo, que estuviera tan putrefacto como para que el resentimiento, la envidia, la manipulación periodística y la avilantez se aliasen, tergiversando sus palabras del modo más marrullero y arrastrando su fama por el fango.
Querido Miguel: Cernuda nos recordaba que ciertos insultos, por proceder de quienes proceden, son «formas amargas del elogio». Gozar de tu amistad y de tu magisterio vivo es uno de los honores más altos que me ha concedido el cielo.
Juan Manuel de Prada.
http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20130928&idn=1511219763236