jueves, 21 de mayo de 2015
SE CIERNE SOBRE LA IGLESIA LA SOMBRA TENEBROSA
Líbrame, Señor, del lazo que me han tendido, de las trampas de los que obran mal
Los malos ejemplos nunca podrán justificar nuestra actuación. Es por esta razón que el Señor no nos puso a los hombres como modelos. Nos dijo: sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt. 5, 48). Ni aún de los maestros que nos enseñan nos mandó que imitáramos sus ejemplos, antes expresamente nos previno de lo contrario: Haced y cumplid cuanto os digan, pero no obréis como ellos (Mt. 23, 3).
Llegará el día en que muchos querrán excusarse ante Dios de sus errores y pecados con los errores y pecados de los otros. ¡Qué confusión y arrepentimiento causará esto a muchos! Nunca podremos excusarnos ante Dios de nuestras propias faltas con el ejemplo de las faltas ajenas.
Si a quienes asisten las mismas obligaciones que a mí faltan a ellas, yo no tengo derecho a faltar a las mías sin incurrir en sentencia condenatoria. No me es lícito imitar a aquellos que me dan mal ejemplo.
El pecado es siempre pecado. Lo que no está permitido por el Magisterio de la Iglesia Católica, por la fe recibida, por la Palabra de Dios, aun cuando quienes tienen que dar ejemplo en la firmeza de la fe no lo dan, sigue siendo pecado.
Vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus pasiones para halagarse el oído. Cerrarán sus oídos a la verdad y se volverán a los mitos. Pero tú sé sobrio en todo, sé recio en el sufrimiento, esfuérzate en la propagación del Evangelio, cumple perfectamente tu ministerio (2Tim. 4, 3-5).
Estamos en el tiempo en que pastores, traicionando la sana doctrina, ceden a las pasiones del mundo manchando con ellas la Verdad de Dios con el único fin de agradar al mundo, de congraciarse con él, porque han perdido el temor de Dios, y están atenazados por el temor al mundo. Estos falsos pastores han perdido totalmente la verdadera libertad, se han hecho esclavos de sus debilidades, han amordazado la Verdad de Dios para hablar la “verdad” del mundo. Han desechado la puerta estrecha de la santidad por la ancha de los placeres del mundo. Vuelven a vender al Señor por unas monedas.
Entre los oficios principales de los Obispos se destaca la predicación del Evangelio son herederos de la autoridad de Cristo, que predican al pueblo que les ha sido encomendado la fe que ha de creerse y ha de aplicarse a la vida, la ilustran con la Luz del Espíritu Santo, extrayendo del tesoro de la Revelación las cosas nuevas y las cosas viejas, la hacen fructificar y con vigilancia apartan la grey de los errores que la amenazan.
Traicionando la Verdad de Dios a conciencia sólo les queda la tremenda espera del juicio y el ardor del fuego que va a devorar a los rebeldes (Heb. 10, 26-27).
Nunca prescribe el quebrantamiento de la Ley de Dios. No se puede cambiar lo que el Señor ya sentenció.
Líbranos, Dios nuestro, de los malos ejemplos de los que ya no son tus pastores. Danos fortaleza para no seguirlos y firmeza inquebrantable para permanecer en tu Verdad, que es la Verdad de la Iglesia que hemos recibido de la tradición.
Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa
Fuente: Adelante la fe.
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Que bien se hace al acentuar esta situación, ..."Y si aun un ángel del cielo, -- un papa , un obispo, un cardenal o un sacerdote -- anunciaran un evangelio diferente al que les hemos enseñado, sea anatema" Gal, 1:8
ResponderEliminarPorque esto ya esta causando muchas controversias, confusiones y divisiones.
Sobre todo por declaraciones que hacen algunos clérigos, sin fundamentar en la doctrina de Cristo sus muy particulares apreciaciones, pero que las declaran como si fueran una autentica verdad de la doctrina cristiana y esto es muy grave, pues hay quienes, que sin discernir si tales declaraciones son congruentes con la doctrina de Cristo, y aun mas graves cuando estas declaraciones llegan a todo el mundo gracias a los medios de comunicación inmediata, que por lo general hacen énfasis en las desafortunadas declaraciones y no en las afortunadas y congruentes con nuestra Doctrina.
"Y cualquiera que hace tropezar a algunos de estos pequeños que cree en Mi, mejor le fuera que se colgase al cuello una piedra de molino de asno y se anegase en lo profundo del mar" Mateo 18:6
Los modernistas son evolucionistas y creen que porque han ocupado los puestos de la jerarquía tienen la autoridad para cambiar y hacer "evolucionar" la Verdad. En la nota de unidad el Gobierno de la iglesia es para DEFENDER la Fe y el Culto, no para enmendarle la plana a Dios. Pero vaya usted a explicar esto en los seminarios, lo sacan a patadas. Este clero que tenemos se formó mal en los mismos seminarios infestados de modernismo, que bien lo dice la Pascendi es el resumidero de todas las herejías.
ResponderEliminarGracias por este artículo. Este nos ayuda a reafianzar nuestra fe y a estar más cerca a la Palabra de Dios, escrita y hablada. De esa manera no seguiremos a los que la contradicen.
ResponderEliminarEn todo caso -hipotético o real- debemos aplicar la DOCTRINA CATÓLICA y seguir el ejemplo de los santos y apóstoles. La Sagrada Escritura ordena nuestro deber de "obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5:29). Y como en otros posts ya lo hemos señalado, el Concilio Vaticano I -que fue dogmático- lo enseña de esta manera clarísima: "Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe." Recordemos que san Pablo resistió al primer papa -san Pedro- porque éste "no andaba rectamente, conforme a la verdad del Evangelio". Pasaje que en este enlace explicamos ampliamente: http://www.catolicidad.com/2009/07/la-reprension-de-san-pablo-al-primer_10.html.
ResponderEliminarLos laicos deben conocer cuál es la doctrina que siempre ha enseñado la Iglesia y saber cuándo se contradice, de ahí que san Pablo divinamente inspirado advierte: "Pero aun cuando NOSOTROS MISMOS o un ÁNGEL DEL CIELO os predicara un evangelio DIFERENTE del que habéis recibido, sea anatema" (Gal. 1, 8). Es decir que sí es obligación para el laico y para todo católico, rechazar cualquier doctrina de quien fuere -aún un sacerdote, obispo o papa que enseñaren su propia y personal opinión- que contradiga a la que se encuentra en el depósito de la fe y que en todos los tiempos, y en todas partes, siempre enseñó la Iglesia.
Las cosas están claras: obedecer los Mandamientos,el Catecismo y el Evangelio. Todo lo demás, son pensamientos y opiniones humanas.
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