110. La perfección del hombre consiste en el amor de Dios y del prójimo. Al amor de Dios pertenecen tres preceptos que fueron inscritos en la primera tabla; y al amor del prójimo siete preceptos que lo fueron en la segunda tabla. Pero, como se dice en I Juan 3, no hemos de amar de palabra ni con la lengua, sino con hechos y en verdad. En efecto, el hombre que ama así debe hacer dos cosas, a saber: huir del mal y hacer el bien. Por lo cual entre los preceptos algunos inducen al bien, pero hay otros que prohíben hacer el mal.
111. Y es de saberse que evitar hacer el mal está en nuestro poder; pero no podemos hacer el bien a cualquiera; por lo cual dice San Agustín que a todos debemos amar, pero no estamos obligados a hacerles a todos el bien. Pero entre todos debemos hacerles el bien a nuestros parientes, porque, dice San Pablo (I Tim 5, 8): "Si alguno no tiene cuidado de los suyos, y sobre todo de los de su casa, es un infiel". Pues bien, entre todos nuestros allegados, los mas próximos para nosotros son padre y madre; por lo cual dice San Ambrosio: "Primero debemos amar a Dios; y en segundo lugar a padre y madre"; y esto es lo que dice [el cuarto precepto]: "Honra a tu padre y a tu madre".
Y de esto mismo da la razón Aristóteles, el cual dice que al gran beneficio que de ellos recibimos no podemos corresponder con igualdad, por lo cual bien puede un padre ofendido expulsar a su hijo, pero no es posible lo contrario.
112. En efecto, tres cosas dan los padres al hijo. Primero, el sostén en cuanto al ser. Eccli 7, 29: "Honra a tu padre, y no olvides los gemidos de tu madre. Recuerda que sin ellos tú no habrías nacido".
En segundo lugar, el alimento o mantenimiento en cuanto sea necesario para la vida. En efecto, desnudo entra el hijo en este mundo, como se dice en Job 1, 21; pero sus padres lo sustentan.
En tercer lugar la enseñanza. Hebr 12, 9: "Hemos tenido a nuestros padres carnales para educarnos". Eccli 7, 25: "¿Tienes hijos? Instrúyelos".
113. Los padres deben dar a sus hijos dos enseñanzas, porque, como se dice en Prov 22, 6, "Instruye al niño en su camino, que aun de viejo no se apartará de él"; y en Lamentaciones de Jeremías 3, 27: "Bueno es que el hombre soporte el yugo desde la mocedad". Y estas son las enseñanzas de Tobías a su hijo (Tobías IV), a saber: "el temor de Dios y la abstención de todo pecado". Lo cual es contra aquellos que se deleitan con las maldades de sus hijos. Pero, como se dice en Sab 4, 6: "Todos los hijos que nacen de padres inicuos son contra sus padres testigos de su iniquidad". Por eso Dios castiga el pecado en el hijo, como se dice en Exod 20, 5.
114. Así es que los hijos reciben de sus padres el ser, el sustento y la educación. Y por deberles a ellos el ser, debemos honrarlos más que a señores de quienes recibimos solamente bienes, pero menos que a Dios, de quien tenemos el alma. Eccli 3, 8-10: "El que teme al Señor honra a sus padres, y sirve como a señores a quienes lo engendraron, de obra y de palabra y con toda paciencia. Honra a tu padre y a tu madre, para que venga sobre ti la bendición de Dios". Y así te honras a ti mismo, porque como se dice en Eccli 3, 13: "la gloria del hombre viene del honor de su padre, y es deshonra del hijo el padre sin honor".
115. Así también, por darnos ellos el sustento durante nuestra niñez, nosotros debemos dárselo en su ancianidad. Eccli 3, 14-15: "Hijo, acoge a tu padre en su ancianidad, y no lo contristes durante su vida; y si pierde la razón, sé indulgente, y no lo desprecies por tu vigor". Ibid. 18: "¡De qué mala reputación es el que abandona a su padre! ¡y es maldito el que exaspera a su madre!".
Para vergüenza de los que hacen lo contrario, Casiodoro escribe en Epistolis, lib.2, que las cigüeñas, cuando sus padres, por su vejez avanzada, sueltan las alas, ni pueden ser aptos para transportar sus propios alimentos, abrigando con sus plumas los miembros de sus padres, restauran con alimentos los cuerpos flojos, y con piadosa mudanza los jóvenes devuelven lo que de pequeños recibieron de sus padres.
116. Además, en tercer lugar, por habernos instruido, debemos obedecerles. Colos 3, 20: "Hijos, obedeced a vuestros padres en todo", menos, es claro, en lo que sea contra Dios. Le dice San Jerónimo a Heliodoro: "En este caso, la única clase de piedad es ser cruel". Luc 14, 26: "Si alguno no aborrece a su padre y a su madre... no puede ser mi discípulo". En efecto, Dios es más verdaderamente nuestro padre. Deut 32, 6: "¿Acaso no es El tu padre, el que por Sí mismo te hizo y te creó?".
117. "Honra a tu padre y a tu madre". Entre todos los preceptos sólo a éste se agrega: "para que tengas larga vida sobre la tierra". Y esto es así para que no se crea que por ser algo natural no se deba un premio a quienes honran a sus padres.
118. Pero es de saberse que para quienes honran a sus padres se prometen cinco cosas deseables.
a) Lo primero es la gracia en el presente, y la gloria en el futuro, que son en extremo deseables. Eccli 3, 9: "Honra a tu padre para que venga sobre ti la bendición de Dios, y su bendición permanecerá hasta el fin". Lo contrario es debido a los que maldicen sus padres; y aun en la ley son malditos de Dios, como se dice en Deut 27; y en Luc 16, 10 se dice: "El que es injusto en las cosas pequeñas lo será también en las mayores".
Pero la vida natural es como nada en comparación con la vida de la gracia. Así es que si no reconoces el beneficio de la vida natural que tienes de tus padres, indigno eres de la vida de la gracia, que es mayor, y en consecuencia de la vida de la gloria, que es la máxima.
119. b) La segunda cosa deseable es la vida: por lo cual "para que tengas larga vida sobre la tierra". Se dice en Eccli 3, 7: "El que honra a su padre tendrá larga vida". Y observa que una vida es larga cuando es llena, pues no se mide por el tiempo sino por la acción, según Aristóteles. Pues bien, es llena la vida cuando es virtuosa. Por lo cual el virtuoso y santo vive largo tiempo, aun cuando muera pronto corporalmente. Por lo cual se dice en Sab 4, 13-14: "Perfecto en breve, completó una larga vida, pues su alma era grata a Dios".
Por otra parte, excelente negocio hace el que cumple en un día tanto cuanto otro en un año. Y nótese que a veces ocurre que una más larga vida es causa de la muerte corporal y espiritual, como le ocurrió a Judas. Es, pues, un premio la vida corporal.
120.Pero lo contrario, es decir, la muerte obtienen los que ultrajan a sus padres. En efecto, de ellos tenemos la vida, como los soldados reciben del rey un feudo; y por eso, así como es justo que se les quite el feudo por una traición, así también a éstos la vida por el ultraje inferido a los padres. Prov 30, 17: "Que el ojo del que injuria a su padre y que desprecia el parto de su madre, sea agujerado por los cuervos de los torrentes y lo devoren los aguiluchos". Por aguiluchos se entienden los reyes y los príncipes, y por cuervos sus oficiales. Y si a veces no son castigados corporalmente, sin embargo no pueden huir de la muerte espiritual.
121. Por esto un padre no debe dar demasiado poder a sus hijos. Eccli 33, 21: "Mientras sobrevivas y alientes, que nadie te substituya"; además, ibid. 20: "Ni al hijo, ni a tu mujer, ni a tu hermano, ni al amigo des poder sobre ti en tu vida, ni les entregues tus bienes durante tu vida, no sea que te arrepientas".
122.c) Lo tercero es tener hijos agradecidos y gratos. En efecto, es natural que el padre amase una riqueza para sus hijos, pero no al contrario. Eccli 3, 6: "El que honra a su padre, encontrará su gozo en sus hijos". Mt 7, 2: "Con la medida con que midiereis seréis medidos".
123. d) Lo cuarto es una buena reputación. Eccli 3, 13: "La gloria del hombre procede de la honra de su padre"; y de nuevo, 3, 18: "¡Qué infame es el que abandona a su padre!".
124. e) Lo quinto es tener riquezas. Eccli 3, I I: "La bendición del padre afianza la casa de los hijos; pero la maldición de la madre la destruye desde sus cimientos".
125. "Honra, a tu padre y a tu madre". Debe notar se que no se dice que alguien sea padre sólo por razón de la generación carnal; sino que algunos son llamados padres por otras varias razones, y a cada uno de ellos se le debe cierto respeto.
En efecto, se llama padres a los Apóstoles y a otros santos por su doctrina y el ejemplo de su fe. Dice el Apóstol en I Cor 4, 15: "Porque aunque tengáis diez mil pedagogos en Cristo, pero no muchos padres, pues yo os engendré en Jesucristo por el Evangelio". Y por eso se dice en Eccli 44, I: "Alabemos a nuestros padres y gloriosos varones en su siglo". Pero no los alabemos con la boca, sino imitándolos. Y esto se hace si no se halla en nosotros lo contrario a lo que en ellos alabamos. Hebr 13, 7: "Acordaos de vuestros pastores... y considerando el fin de su vida, imitad su fe".
126. Se llama también padres a los prelados; y se les debe venerar, porque son ministros de Dios. Luc 10, 16: "El que a vosotros oye a Mí me oye; el que a vosotros desprecia, a Mí me desprecia". Y por eso debemos honrarlos obedeciéndoles: dice el Apóstol en Hebr13, 17: "Obedeced a vuestros pastores y estadles sujetos"; y dándoles el diezmo: Prov 3, 9: "Honra a Dios de tu hacienda, y da a los pobres de las primicias de tus frutos".
127. Igualmente a reyes y príncipes: 4 Reyes 5, 13: "Padre, aunque sea difícil lo que os mandó el Profeta ciertamente deberíais cumplirlo"; a quienes se les llama padres porque deben velar por el bien del pueblo. Y a éstos los honramos por la sujeción: Rom 13, I: "Todos habéis de estar sometidos a las autoridades superiores".
Y esto no sólo por el temor sino por amor; no sólo por la razón, sino también por la conciencia. Y la razón de esto es que según el Apóstol (Rom 13, I), toda potestad viene de Dios; y por eso se les debe dar lo que se les debe, y así: "al que tributo, tributo; a quien renta, renta; a quien temor, temor; a quien honor, honor". Rom 13, 7.-Prov 24, 21: "Hijo mío, teme al Señor y al rey".
128. Igualmente a los benefactores. Eccli 4, 10: "Sed misericordiosos con los huérfanos como un padre"; por que lo propio de un padre es hacerles el bien a sus hijos. Y por eso nosotros debemos corresponder haciendo el bien. Eccli 29, 20: "No olvides el beneficio de tu fiador". En efecto, a los ingratos les ocurre aquello de la Sabiduría 16, 29: "La esperanza del ingrato se derrite como la nieve de invierno".
129. También por la edad. Deut 32, 7: "Pregunta a tu padre, y te instruirá; a tus mayores, y te dirán". Lev 19, 32: "Ante una cabeza blanca levántate, y honra la persona del anciano". Eccli 32, 13: "En medio de los grandes no te adelantes a hablar, y donde hay ancianos no hables mucho". Ibid. 9: "Escucha en silencio; y por tu respeto te sobrevendrá mucha gracia".
130. Así es que todos estos deben ser venerados, porque todos tienen cierta semejanza con el Padre que está en los cielos. Y de ellos dice el Señor en Lucas 10, 16: "Quien a vosotros desprecia, a Mí me desprecia".
402.- ¿Qué nos prohíbe el cuarto mandamiento? - El cuarto mandamiento nos prohíbe ofender a nuestro padres de palabra, de obra o de otro modo cualquiera.
403.- ¿A quiénes más comprende este mandamiento con el nombre de padre y de madre? - Con el nombre de padre y madre comprende también este mandamiento a todos lo superiores, así eclesiásticos como seglares, a los cuales por esta razón debemos obedecer y reverenciar.
404.- ¿De dónde les viene a los padres la autoridad de mandar a sus hijos y a los hijos la obligación de obedecer a sus padres? - La autoridad que los padres tienen de mandar a los hijos y la obligación de éstos de obedecerles viene de Dios, que constituyó y ordenó la familia para que suministre al hombre los primeros medios necesarios para su perfeccionamiento material y espiritual.
405.- ¿Tienen los padres deberes para con sus hijos? - Los padres tienen el deber de amar, alimentar y mantener a sus hijos, proveer a su educación religiosa y civil, darles buen ejemplo, alejarlos de las ocasiones de pecado, corregirlos de sus defectos y ayudarlos a abrazar el estado a que Dios los llama.
406.- ¿Nos ha propuesto Dios un dechado de familia perfecta? - Dios nos propuso un dechado de familia perfecta en la Sagrada Familia, en la que Jesucristo estuvo sujeto a María Santísima y a San José hasta la edad de treinta años, esto es, hasta que empezó a cumplir la misión de evangelizar que le confió su Eterno Padre.
407.- Podrían las familias proveer a todas sus necesidades si viviesen separadas? - Si las familias viviesen separadas no podrían proveer a todas sus necesidades; fue necesario que se juntasen en una sociedad civil, a fin de ayudarse mutuamente al perfeccionamiento y el bienestar común.
408.- ¿Qué es sociedad civil? - Sociedad civil es la unión de muchas familias dependientes de la autoridad de una cabeza para ayudarse unas a otras a conseguir el mutuo perfeccionamiento y el bienestar temporal.
409.- ¿De dónde le viene a la sociedad civil la autoridad por que es gobernada? - La autoridad por que es gobernada la sociedad civil viene de Dios, que quiere se constituya ésta para el bien común.
410.- ¿Hay obligación de respetar y obedecer a la autoridad que gobierna la sociedad civil? - Sí, señor; todos los que pertenecen a la sociedad civil tienen obligación de respetar y obedecer a la autoridad, porque viene de Dios y porque así lo exige el bien común.
411.- ¿Se han de respetar todas las leyes que imponga la autoridad civil? - Se han de respetar todas las leyes que la autoridad civil impone, con tal que no sean contrarias a la ley de Dios, según el mandato y ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo.
412.- Fuera del respeto y obediencia a las leyes impuestas por la autoridad, ¿qué otros deberes tienen los que forman parte de la sociedad civil? - Los que forman parte de la sociedad civil, fuera de la obligación de respetar y obedecer las leyes, tienen el deber de vivir concordes y de procurar, según sus medios, que la sociedad sea virtuosa, pacífica, ordenada y próspera para el común provecho.
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A un lector: Su pregunta es del tipo que deben hacerse en el Confesionario o durante la Dirección Espiritual. Ya lo hemos explicado.
ResponderEliminarHola. Dirigirse a la madre como "che mamá", ¿puede ser materia grave o solo es cuestión de corregir eso para cumplir mejor con la caridad fraterna?. Saludos.
ResponderEliminarDios los bendiga.
No somos argentinos ni tenemos la sensibilidad para discernir plenamente esto, pero hasta donde entendemos el uso del "che" solo podría ser algo poco respetuoso pero no creemos que sea falta grave. De cualquier manera hay que evitarlo.
EliminarEn el cuarto mandamiento se incluye también a las personas mayores, si a una abuela le molesta algo sin importancia como que alguien le pegue a un perro y otra persona la hace enojar con ese tema¿es una falta grave o algo que hay que solucionar en la caridad fraterna?.
ResponderEliminarGeneralmente sería una falta venial (a menos que intencional y premeditadamente se hiciera para irritarla y de esto resultara una molestia que la trastorne seriamente y le dañe gravemente el enojo). Además estaría justificada su molestia, pues no es justo que sin motivo serio (como lo sería defenderse de él) se golpeé al perro.
EliminarHola. ¿Qué sería
Eliminar"Una molestia que la trastorne seriamente y le dañe gravemente el enojo"? ¿no hablar el resto del día o gritar durante mucho tiempo?. Saludos.
Dios los bendiga.
El concepto es claro en sí mismo. Se puede manifestar de diferentes maneras, es cuestión de emplear el buen criterio.
Eliminar¿Cuándo se es lo suficientemente áspero con una persona para que haya falta grave? ¿ cuando la persona ya se ofende gravemente o cosas así?
EliminarExacto.
EliminarHola. Se falta gravemente si un joven llegase a pensar:" a mis hijos los voy a criar bien, no como esta familia"??. Pensando ésto porque su familia no es íntegramente católica.
ResponderEliminarNo hay ninguna falta en esto.
EliminarHola.
ResponderEliminarNecesito para saber, una respuesta:
Escuchar a alguien decir "¿que santidad ni santidad puede tener el demonio?", para referirse a la falta absoluta de santidad en nuestro enemigo. ¿el que dijo eso viola el segundo mandamiento gravemente o no tiene nada que ver?.
No tiene nada que ver.
EliminarNecesito aclarar una duda que temo sea mero escrúpulo.
ResponderEliminarAnoche maltraté verbalmente muy feo a mi madre con quien la convivencia no es fácil. Esta mañana, arrepentida de lo que pasó anoche, dispuesta a buscar el perdón en la confesión, antes de salir para la iglesia tuve que frenar un impulso de actuar mal otra vez porque a veces me fastidia su accionar. Pude llegar hasta la iglesia, sentir dolor por lo que pasó, hice propósito de no caer en eso otra vez. Me confesé, dije todo, recibí la absolución, comulgué, le prometí a la Virgen no volver a actuar así y le pedí su asistencia especial para lograr vencer este defecto de mi caracter y para que no vuelva a pasar eso.
Al llegar a casa le pedí perdón a mi madre, hasta me arrodillé (de verdad me arrepiento y me duele lo que le dije, quisiera que no hubiese pasado nunca) y ahora está todo bien entre nosotras. Nos pedidmos perdón mutuamente. Mi duda es ¿no tendría que haberle pedido perdón a mi madre antes de ir a confesarme y comulgar? ¿fue lícita mi confesión?
Sí fue lícita, no se preocupe. Aunque hubiese sido MEJOR pedirle perdón antes a su madre (a menos que esto hiciera que retrasase un tiempo su Confesión). Téngalo presente así, aunque esperemos que nunca sea necesario.
EliminarGracias, muchas gracias. Si, tendría que haber pedido perdón antes de ir a la Iglesia a confesarme. Cuando me fui de casa todavía estaba fastidiosa y a la vez con mucho remordimiento por lo que había pasado. Además otra cosa (y esto omití decirlo en la confesión) era domingo a la mañana y quería reconciliarme con Dios urgentemente, borrar esa falta de mi conciencia porque estoy cumpliendo una devoción en honor a la Virgen enseñada por el padre Segneri, consiste en comulgar doce domingos seguidos para pedirle una gracia a Nuestra Madre; y no quería que por esa caída que tuve se interrumpiera esa devoción, quería comulgar ese doming.. Ahora me atacan los escrúpulos, como si tuviera una sensación adentro que me perturba la paz, como si me dijera que salí apurada a confesarme para poder comulgar, que no siga comulgando más porque estoy en falta y un sinfín de cosas retorcidas que no me deja sentir la paz acostumbrada que siento cuando me confieso.
EliminarYo me autorespondo, que es verdad que tenía prisa por confesar porque no quería cortar esa devoción pero al mismo tiempo estaba llena de remordimiento por lo que había pasado, quería reconciliarme con Dios, y que eso no vuelva a pasar. Ahora está todo bien con mi madre, hay una armonía que espero dure por siempre, le pedí asistencia especial a la Virgen en esto, para que no vuelva a suceder algo así.
Que Dios los bendiga y la Virgen los asista siempre.
Haga a un lado los escrúpulos y mantenga la paz de su conciencia. Su confesión fue bien hecha.
EliminarUn abrazo en Cristo.