"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (Jn 14, 15), ha dicho Cristo.
Cierto que no es lo mismo pecar por debilidad ocasionalmente y levantarse por la Confesión, que pecar habitualmente sin escrúpulo alguno.
Quien peca habitualmente y no lucha por evitar la ofensa a Dios no ama a Cristo, aunque lo diga con la boca.
Así.....
- Si habitualmente tienes relaciones fuera del matrimonio, no le amas.
- Si empleas métodos microabortivos o artificiales para evitar los hijos, no le amas.
- Si evitas -sin causa seria ni necesidad- los hijos por medios naturales, aunque el método no sea malo, al no cumplir con el deber de fecundidad no le amas.
- Si no luchas contra las tentaciones y realizas actos sexuales contra natura, no le amas.
- Si constantemente pecas de pensamiento o deseo, no le amas.
- Si vives en concubinato, no le amas.
- Si no cumples con tus deberes de padre o madre, no le amas.
- Si no instruyes a tus hijos en el amor y conocimiento de Dios, no le amas.
- Si constantemente no asistes a Misa los domingos ni acudes a los sacramentos, ni oras, no le amas.
- Si descuidas instruirte en tu religión, no le amas.
- Si no te importan los dolores y necesidades de tu prójimo, no le amas.
- Si no respetas a tus padres y superiores, no le amas.
- Si acostumbras acudir a espectáculos o proyecciones inmorales, no lo amas.
- Si robas o sustraes lo que no es tuyo, no lo amas.
- Si ofendes, insultas, hieres o dañas a otros, no le amas.
- Si difamas o calumnias a tu prójimo, no lo amas.
- Si te duele el bien ajeno o deseas el mal a otro, no le amas.
- Si no crees TODA la doctrina que Él enseñó, no le amas.
- Si la moral cristiana la haces relativa y la adecuas a tus gustos y pasiones, no le amas.
¡Cuántos "si...." podríamos enlistar y añadir a lo anterior! Pero no se trata de hacer una lista exhaustiva, sino de hacer un acto SINCERO de reflexión y conciencia para analizar si de veras amamos a Cristo de corazón y no sólo con la boca.
Nuestro Señor Jesucristo dijo: "No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: ¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad! Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina" (Mateo 7, 21-27).
Estupendo, en verdad!
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