martes, 20 de agosto de 2013

"SI ME AMÁIS, GUARDARÉIS MIS MANDAMIENTOS" (Jn 14, 15).


"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (Jn 14, 15), ha dicho Cristo.

Cierto que no es lo mismo pecar por debilidad ocasionalmente y levantarse por la Confesión, que pecar habitualmente sin escrúpulo alguno.

Quien peca habitualmente y no lucha por evitar la ofensa a Dios no ama a Cristo, aunque lo diga con la boca.

Así.....

  • Si habitualmente tienes relaciones fuera del matrimonio, no le amas.
  • Si empleas métodos microabortivos o artificiales para evitar los hijos, no le amas.
  • Si evitas -sin causa seria ni necesidad- los hijos por medios naturales, aunque el método no sea malo, al no cumplir con el deber de fecundidad no le amas.
  • Si no luchas contra las tentaciones y realizas actos sexuales contra natura, no le amas.
  • Si constantemente pecas de pensamiento o deseo, no le amas.
  • Si vives en concubinato, no le amas.
  • Si no cumples con tus deberes de padre o madre, no le amas.
  • Si no instruyes a tus hijos en el amor y conocimiento de Dios, no le amas.
  • Si constantemente no asistes a Misa los domingos ni acudes a los sacramentos, ni oras, no le amas.
  • Si descuidas instruirte en tu religión, no le amas.
  • Si no te importan los dolores y necesidades de tu prójimo, no le amas. 
  • Si no respetas a tus padres y superiores, no le amas.
  • Si acostumbras acudir a espectáculos o proyecciones inmorales, no lo amas.
  • Si robas o sustraes lo que no es tuyo, no lo amas. 
  • Si ofendes, insultas, hieres o dañas a otros, no le amas.
  • Si difamas o calumnias a tu prójimo, no lo amas.
  • Si te duele el bien ajeno o deseas el mal a otro, no le amas.
  • Si no crees TODA la doctrina que Él enseñó, no le amas.
  • Si la moral cristiana la haces relativa y la adecuas a tus gustos y pasiones, no le amas.

¡Cuántos "si...." podríamos enlistar y añadir a lo anterior! Pero no se trata de hacer una lista exhaustiva, sino de hacer un acto SINCERO de reflexión y conciencia para analizar si de veras amamos a Cristo de corazón y no sólo con la boca.

Nuestro Señor Jesucristo dijo: "No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: ¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad! Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina" (Mateo 7, 21-27).


1 comentario: