Según el Obispo, que había pedido al presidente de Notre Dame, el P. John Jenkins, que no se concediera honores a Obama, “no se trata del presidente Obama… no se trata de los demócratas contra los republicanos… ni se trata de si es o no apropiado que el presidente de los Estados Unidos hable en Notre Dame o en otra gran universidad católica sobre los asuntos apremiantes de nuestro tiempo”.
La respuesta que dieron los fieles ante este asunto, escribe el Obispo D’Arcy, “no es lo que este periódico [la revista “América”] llamó ‘un catolicismo sectario’. En lugar de esto, la respuesta de los fieles deriva directamente del Evangelio”.
La verdadera cuestión planteada ante esta situación es la de clarificar si una universidad tiene o no la responsabilidad de dar un testimonio público de la fe, sostiene D’Arcy. “Si no es así, ¿cuál es el significado de una vida de fe? ¿Y cómo puede esperar una institución católica que sus estudiantes vivan en la fe en las difíciles decisiones que los confrontarán con una cultura a menudo opuesta al Evangelio?, se pregunta.
“En su decisión de conceder el honor más alto a un presidente que se ha opuesto repetidas veces incluso a la más pequeña protección legal de los niños por nacer, ¿mostró Notre Dame la responsabilidad que el Papa Benedicto sostiene que las universidades tienen de dar testimonio público de las verdades reveladas por Dios y enseñadas por la Iglesia?”, se pregunta el Obispo.
El Obispo D’Arcy también reprende a Notre Dame por su patrocinio, de años, a la obra “Monólogos de la vagina” y por sus determinaciones de manera independiente de la jerarquía católica.
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Tomado de La Buhardilla de Jerónimo: "El caso Notre Dame aún no termina"
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