domingo, 29 de enero de 2012

LOS ESCRÚPULOS, UN TORMENTO MORAL

Escrúpulo:
  • El escrúpulo es la duda irrazonable sobre la moralidad de un acto hecho o por hacer. La persona escrupulosa vive preocupada viendo pecado donde no lo hay. El escrúpulo es un problema que puede sanarse con la asistencia de una buena dirección espiritual (un sacerdote sabio y de buena doctrina) y la gracia de Dios. Para ello es necesario que el escrupuloso confíe en su director espiritual.
Falso juicio sobre los escrúpulos:
  • El vicioso llega a tildar de "escrupulosa" a la verdadera moral cristiana. Se siente respaldado en su juicio cuando la cultura en que vive ha perdido el sentido de lo que es pecado. Ej: El anuncio de una película pornográfica tenía por titular: "Deje los escrúpulos en su casa"; Un asesino puede decir "no tengo escrúpulos de matar a quien sea".
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Los escrúpulos provocan en la persona una gran dificultad para hacer con facilidad un juicio moral práctico. Se teme a cada paso, y por razones de poco peso, haber ofendido a Dios. Aunque el escrúpulo empiece sólo como una duda en la mente, puede llegar a generar mucha angustia.

Es un desasosiego excesivo que experimentan algunas conciencias por temer, por razones de poco peso, haber ofendido a Dios.

En la mente del escrupuloso existen las normas morales; él las conoce y las comprende perfectamente, pero no puede reflexionar imparcialmente sobre su comportamiento.

El escrupuloso se comporta como un juez claro y recto, y muchas veces muy equilibrado, para juzgar o aconsejar a los demás; pero consigo mismo es incapaz de determinar si cometió o no un pecado. Además, dada la terquedad que suele acompañar a este tipo de personas, tampoco acepta fácilmente las recomendaciones del orientador espiritual.

Dentro del problema de los escrúpulos se dan casos graves, pertenecientes sobre todo al campo de las neurosis, pues se acompañan, por ejemplo, de una depresión nerviosa que impide la justa apreciación de las cosas de la moral y tiende a producir la obsesión. Estos casos necesitarán el apoyo profesional de un especialista católico.

Nos interesa hacer mención de un hecho importante: no se debe confundir el escrúpulo con la conciencia delicada, pues se oponen como el día y la noche. El escrupuloso, duda con temor si cometió o no una falta, pues quiere verse perfecto; se diferencia de quien teniendo una conciencia delicada quisiera evitar hasta la más leve falta por amor a Dios. Tiene un temor fundado, porque reconoce sus debilidades, pero no un temor desasosegado, pues confía en la misericordia de Dios y además acepta dócilmente las directrices de su orientador espiritual.

N. de la R: Es importante señalar que en la actualidad, al extremo contrario de este defecto, se presenta otro que es más común: la conciencia laxa y mal formada que juzga como moralmente lícito lo que en realidad sí es pecado. De este tema ya hemos hablado en el blog y lo seguiremos haciendo en otros posts.

Algunos consejos para orientar a los escrupulosos:

1) Lograr la aceptación, confianza y obediencia en la dirección espiritual eligiendo un sacerdote de buena doctrina y criterio sabio.

"El mejor, y puede decirse que el único remedio, es la obediencia plena y absoluta a un sabio director; habiéndose entenebrecido la luz de nuestra conciencia, hemos de echar mano de otra luz, es el escrupuloso un navío sin brújula ni timón, y menester ha de que otro lo remolque".(Ad. Tanquerey, Compendio de Teología Ascética y Mística, Ediciones Palabra, Madrid, 1990 ,n. 944, p.502).

Aunque el escrupuloso busque el apoyo en la dirección espiritual, difícilmente se logrará su confianza, y sobre todo, el seguimiento de las directrices marcadas. Por este motivo, el orientador espiritual conjugará la firmeza y la exigencia para poder ejercer su autoridad moral sobre el dirigido. Siempre hablar categóricamente y nunca discutir con el escrupuloso. Al mismo tiempo, se debe tener paciencia para escuchar, sin permitirle alargar demasiado la manifestación de las inquietudes y preocupaciones que quiera manifestar.

2) Nunca acceder al juego de las confesiones repetidas.

El escrupuloso quiere confesarse mil veces de lo mismo; apenas ve un sacerdote quiere confesión. En la dirección espiritual preguntará: "Oye, ¿no sería bueno volverme a confesar de esto?, no tengo la seguridad de haberlo dicho claramente"; luego, independientemente de su consejo, tratará de nuevo el tema una y otra vez. No debe prestarse a este juego. Sugiérale vivir más la docilidad y la confianza en Dios y, con prudencia y mucha firmeza, señale que no se volverá a tocar ese punto.

Para que el dirigido no se sienta desalentado o considere el origen de sus escrúpulos como una deformación de la conciencia, o como una deficiencia de tipo psicológico, se le debe indicar cómo los escrúpulos pueden convertirse en un don, una prueba a través de la cual Dios le permite pasar para su purificación y para su santificación.

Algunas almas pasan de un extremo a otro. Llevaban una vida muy superficial y pecaminosa; luego, al tener alguna experiencia fuerte en la vida espiritual, se convierten y se van al extremo en la exigencia de sí mismos. Así, les parece pecado cualquier cosa. Debemos moderar a este tipo de dirigido, manteniendo todo lo positivo en esa conversión radical y tratando de limar cuanto se exagere, para lograr el equilibrio y la perseverancia.

Una espiritualidad muy equilibrada es lo correcto. El esfuerzo del orientador espiritual consiste en llevar al dirigido hacia las normas comunes generales; lo hará gradualmente, paso a paso, tomando muy en cuenta la situación de cada persona.

3) Tratar de circunscribir lo más cuidadosamente posible las manifestaciones de los escrúpulos.

No se debe confundir el escrúpulo con estados ligeros de temor o de duda. Cuando tenga un dirigido que muestra preocupación por sus pecados, o por un acto que hizo en el pasado y que no puede quitar de su mente, puede decirle: "Tú te arrepentiste y te confesaste, todo eso ya se te ha perdonado; ya Dios lo dejó en el pasado, y tú todavía estás con eso. Eso es una tentación del demonio; lo único que quiere es ponerte en estado de angustia. Al traer una vez más a tu mente la ofensa cometida, te ocupas en esa duda en vez de progresar en tu vida espiritual".

4) Insistir sobre dos motivaciones fundamentales

Una vez iluminada con objetividad la conciencia del dirigido, se le debe insistir sobre dos motivaciones fundamentales: la confianza en Dios, porque Él siempre es fiel y misericordioso, y despertar y encauzar el deseo de servir a Dios con todas las fuerzas, sin mirarse a sí mismo, sino solamente a Dios. Esa pureza de intención liberará, incluso, de los escrúpulos.

Tomado de Catholic.net. Título original: "Enfermedades de la vida espiritual: Escrúpulos".
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6 comentarios:

  1. excelente un tema importante y muy poco hablado
    saluds de argentina

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    1. así es, muy poco hablado, a mi me sucede y la mayor parte de gente suele decir que soy una exagerada, que sufro por tonterías, que estoy aquello, pero nadie toma en serio este problema que es horrible y que en ocasiones ni siquiera me deja dormir. Que Dios me ayude, yo quiero servirlo, quiero ser humilde y sencilla, pero no se que me pasa, no puedo evitar estos sentimientos ni pensamientos ni esta inseguridad.

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    2. Los escrúpulos producen eso... Por más que tratemos de evitar tales pensamientos o sentimientos, más vienen a nosotros. Lo importante es no consentirlos. No importa que vengan muchas veces y por mucho tiempo... Lo importante es no consentirlos (deleitarse en ellos). Si una persona no quiere pecar, entonces no peca: punto.

      Es necesario tener un buen Confesor como guía, pues Dios, por medio de un buen Sacerdote, nos ayuda a superarlos. Hay que obedecer al Confesor y decirle todas las penas y sufrimientos... Poco a poco la persona escrupulosa se irá curando (si Dios lo quiere).

      Te recomiendo leer el "Tratado de los escrúpulos de conciencia". Y no te dejes desanimar, aunque creas que has pecado, pues ese es el juego del enemigo.

      Dios y María Santísima te bendigan.

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  2. HASTA DONDE DAR DINERO A QUIEN LO PIDE? CUÁNTO? CUÁNTAS VECES? HASTA DONDE ES CARIDAD Y HASTA DÓNDE ES ABUSO EN EL PEDIR? CÓMO RECONOCER A UN MENDIGO PROFESIONAL? HE ESTADO AYUDANDO ECONÓMICAMENTE A UNA MUJER ABANDONADA CON CUATRO HIJOS PERO AHORA SE ME HA TRANSFORMADO EN UNA CARGA ECONÓMICA FUERTE Y MORALMENTE YA NO DISTINGO ENTRE AYUDA CON AMOR Y AYUDA CON REMORDIMIENTO Y CORAJE.
    EN LUGAR DE TENER PAZ POR AYUDAR, AHORA TENGO UN GRAN DESASOSIEGO EN MI ALMA.

    F.V.P.

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  3. Hermano:

    Pide consejo a quien sea una persona sabia y justa, y que ame la caridad también.

    Necesitas exponer el caso con toda objetividad y señalando todas las circunstancias para poder ser aconsejado. Hay sacerdotes (o personas de buen criterio) que cumplen con las cualidades arriba señaladas y que te podrían bien aconsejar. Es importante que verdaderamente las tenga. No vayas con el primero que te encuentres.

    Escucha el consejo y evalúalo, finalmente la decisión tú la tomarás.

    Cierto que hay quien abusa de la ayuda, pero también se puede juzgar esto erróneamente. De ahí la conveniencia de aconsejarse bien, planteando ampliamente las circunstancias y capacidades de quien pide la ayuda y de quien la otorga. Es decir, las circunstancias específicas de cada uno.

    En tanto lo analizas y pides consejo para llegar a una deción justa, no tomes una decisión precipitada de suspender la ayuda.

    Si bien analizado esto consideraras que debes supenderla, puedes hacerlo gradualmente. Otra alternativa es mantener la ayuda pero en menor cuantía. En fin, puedes analizar diversas opciones.

    Sin duda Dios te premiará esta buena acción donde has mostrado gran amor al prójimo. Reflexiona los consejos que recibas ante el sagrario y pídele a Dios discernir correcta y justamente.

    En tanto, lucha contra el desasosiego. Te recomendamos este enlace:

    http://catolicidad-catolicidad.blogspot.mx/2009/06/sufres-requieres-consuelo.html

    Pídele a Dios paz y buen criterio. Que esto no se convierta en una pesadilla sino en una buena toma de decisión. Ésta debe lograrse con sabiduría y ciencia, no con mera emotividad en ningún sentido. La prudencia cristiana siempre ha dictado no tomar decisiones en tiempos de desolación, hay que salir primero de ella.

    Recibe un fuerte abrazo en Cristo
    Atte
    CATOLICIDAD

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  4. Creo que es importante ayudar a esa persona a buscar su propia independencia económica. Si no fuera suficiente, por lo menos la ayuda se reduciría considerablemente.

    Enseñar a pescar es mejor que darle el pescado. Diferente será darle una ayuda menor o eventual.

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