martes, 17 de julio de 2012

"NO SOMOS NOSOTROS LOS QUE ROMPEREMOS CON ROMA": Mons. Bernard Fellay

  • "Guardamos la fe en el primado del Pontífice Romano y en la Iglesia fundada sobre Pedro"
  • "Somos católicos, reconocemos al Papa y a los obispos"
  • "Debemos ante todo conservar inalterada la fe"
  • "Rehusamos todo lo que contribuye a la “autodemolición de la Iglesia”, reconocida por el propio Pablo VI"
  • "No podemos callarnos ante la “apostasía silenciosa” y sus causas"



Tras la culminación del Capítulo General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, su Superior General, Mons. Bernard Fellay, fue entrevistado por la agencia "DICI". Derivado de los diversos rumores previos y de la información falsa que diversos portales católicos o pseudocatólicos (como Religión Digital, de tendencia francamente modernista y a la que el Superior de la FSSPX en España y Portugal ha exigido una rectificación) difundieron en la red sobre el resultado del mismo, consideramos de gran importancia conocer información de primera mano recurriendo a las fuentes originales. A continuación transcribimos íntegra dicha entrevista y finalizamos con un video -publicado por "Gloria TV"- sobre la consagración de la iglesia del Inmaculado Corazón de María, realizada el pasado 28 de junio de 2012 en el seminario de la FSSPX en Econe, Suiza.

Entrevista con Monseñor Bernard Fellay, tras la conclusión del Capítulo General de la Fraternidad San Pío X. (DICI – 16 de julio de 2012):

DICI: ¿Cómo se desarrolló el Capítulo General? ¿Cuál fue la atmósfera?

MONSEÑOR FELLAY: ¡Una atmóstera bastante calurosa ya que el mes de julio es particularmente tórrido en el Valais! Pero en una atmósfera muy diligente sobre el fondo, ya que los miembros del Capítulo pudieron intercambiar pareceres libremente, como conviene a una reunión de trabajo de este género.

DICI: ¿Se trató acerca de las relaciones con Roma? ¿Hubo cuestiones que no se podían tocar? ¿Se pudieron apaciguar las disensiones que se manifestaron en estos últimos tiempos en el seno de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X?

MONSEÑOR FELLAY: ¡Son muchas preguntas a la vez! Con respecto a Roma, fuimos realmente al fondo de las cosas y todos los capitulantes pudieron acceder a todos los documentos. Nada se ocultó, no hay tabús entre nosotros. Yo debía exponer precisamente el conjunto de los documentos intercambiados con el Vaticano, lo cual se había transformado en algo difícil por el clima deletéreo de estos últimos meses. Esta exposición permitió una discusión franca que esclareció las dudas y disipó las incomprensiones. Eso favoreció la paz y la unidad de los corazones, y es muy reconfortante.

DICI: ¿Cómo ve Ud. las relaciones con Roma después de este Capítulo?

MONSEÑOR FELLAY: Entre nosotros todas las ambigüedades han quedado disipadas. Próximamente haremos llegar a Roma la posición del Capítulo, que nos ha dado la ocasión de precisar nuestra hoja de ruta, insistiendo sobre la conservación de nuestra identidad, que es el único medio eficaz para ayudar a la Iglesia a restaurar la Cristiandad. Porque, como manifesté recientemente, “si queremos hacer fructificar el tesoro de la Tradición para el bien de las almas, debemos hablar y actuar” (cfr. la entrevista del 8 de junio de 2012, en DICI nº 256). No podemos quedarnos en silencio ante la pérdida generalizada de la fe, ni ante la caída vertiginosa de las vocaciones y de la práctica religiosa. No podemos callarnos ante la “apostasía silenciosa” y sus causas. Porque el mutismo doctrinal no es la respuesta a esta “apostasía silenciosa”, de la cual Juan Pablo II ya hablaba en 2003. En este sentido entendemos que nos inspiramos no sólo en la firmeza doctrinal de Monseñor Lefebvre sino también en su caridad pastoral. La Iglesia siempre consideró que el mejor testimonio a favor de la verdad provenía de la unión de los primeros cristianos en la oración y en la caridad. No eran más que “un corazón y un alma”, como dicen los Hechos de los Apóstoles (cap. 4, 32). El boletín interno de la Fraternidad San Pío X lleva por títuloCor unum, es un ideal común, una consigna para todos. Por tanto, nos separamos netamente de todos los que quisieron aprovechar la situación para sembrar cizaña, oponiendo unos miembros de la Fraternidad con otros. Este espíritu no es de Dios.

DICI: ¿Qué consideración le merece el nombramiento de Mons. Ludwig Müller al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe?

MONSEÑOR FELLAY: El antiguo obispo de Ratisbona, donde se encuentra nuestro seminario de Zaitzkofen, no nos aprecia, y esto no es un secreto para nadie. Después del acto valiente de Benedicto XVI a nuestro favor en 2009 ¡parecía que tenía poco interés en actuar en el mismo sentido y nos trataba como parias! Fue él quien entonces declaró que nuestro seminario debía ser cerrado y que nuestros seminaristas debían reinsertarse en los seminarios de sus regiones de origen, afirmando sin rodeos que ¡“los cuatro obispos de la Fraternidad San Pío X deben renunciar”! (cfr. entrevista en Zeit online, 8 de mayo de 2009).

Sin embargo, más importante y más inquietante para nosotros es el papel que deberá asumir al frente de la Congregación de la Fe, que debe defender la fe, cuya misión propia consiste en combatir los errores doctrinales y las herejías. Porque muchos textos de Monseñor Müller acerca de la verdadera transustanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sobre el dogma de la virginidad de María, sobre la necesidad de que los no-católicos se conviertan a la Iglesia Católica… ¡son más que discutibles! No cabe duda que en otra época hubiesen sido objeto de una intervención de parte del Santo Oficio, del cual salió la Congregación de la Fe que encabeza actualmente.

DICI: ¿Cómo se presenta el futuro de la Fraternidad San Pío X? En el combate por la Tradición de la Iglesia, ¿sigue transitando por una fina cresta?

MONSEÑOR FELLAY: Más que nunca debemos guardar efectivamente esta línea fijada por nuestro venerable fundador. Es un norte difícil de mantener pero es absolutamente vital para la Iglesia y para el tesoro de su Tradición. Somos católicos, reconocemos al Papa y a los obispos, pero debemos ante todo conservar inalterada la fe, fuente de la gracia de Dios. En consecuencia, debe evitarse todo lo que podría ponerla en peligro, sin que por eso pasemos a ocupar el lugar de la Iglesia católica, apostólica y romana. ¡Lejos de nosotros la idea de constituir una Iglesia paralela, ejerciendo un magisterio paralelo!

Monseñor Lefebvre explicó esto muy bien hace ya más de treinta años: lo único que quiso hacer fue transmitir lo que había recibido de la Iglesia bimilenaria. Eso es todo lo que nosotros queremos siguiéndolo a él, porque sólo así podremos ayudar eficazmente a“restaurar todas las cosas en Cristo”. No somos nosotros los que romperemos con Roma, la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad. Con todo, sería irrealista negar la influencia modernista y liberal que se difunde en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II y las reformas que le siguieron. En una palabra, guardamos la fe en el primado del Pontífice Romano y en la Iglesia fundada sobre Pedro, pero rehusamos todo lo que contribuye a la“autodemolición de la Iglesia”, reconocida por el propio Pablo VI en 1968. ¡Quiera Nuestra Señora, Madre de la Iglesia, apresurar el día de su auténtica restauración!


(Tomado de DICI n°258. Versión en español: FSSPX.ORG.MX. Fotografía FSSPX)
VIDEO: HAZ CLICK AQUÍ

Leer en comentarios (abajo): La Declaración del Capítulo General de la FSSPX y la respuesta de Roma en un Comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano, ambos publicados el 19 de julio de 2012, aunque el primero tenga fecha del pasado día 14. _________________________________________________________________________________________________

3 comentarios:

  1. Declaración del Capítulo General de la FSSPX (Fuente: DICI)

    Al término del Capítulo General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, reunidos en torno a la tumba de su venerado fundador, Mons. Marcel Lefebvre, y unidos a su Superior General, nosotros los participantes, obispos, superiores y miembros más antiguos de la Fraternidad, queremos hacer llegar al cielo nuestras más vivas acciones de gracias por los cuarenta y dos años de tan maravillosa protección divina sobre nuestra obra, en medio de una Iglesia en total crisis y de un mundo que se aleja cada día más de Dios y de su ley.

    Expresamos nuestra profunda gratitud a todos los miembros de la Fraternidad, sacerdotes, hermanos, hermanas, terciarios, a las comunidades religiosas amigas, así como a los queridos fieles por su dedicación diaria y por sus fervientes oraciones con motivo de este Capítulo, que conoció intercambios francos y un trabajo fructífero. Todos los sacrificios, todas las penas aceptadas generosamente contribuyeron sin duda a superar las dificultades que la Fraternidad ha enfrentado últimamente. Hemos vuelto a encontrar nuestra unión profunda en su misión esencial: mantener y defender la fe católica, formar buenos sacerdotes y trabajar en la restauración de la Cristiandad. Hemos definido y aprobado las condiciones necesarias para una eventual normalización canónica. Se estableció que en este caso, un Capítulo extraordinario deliberativo sería convocado de antemano. Pero nunca hay que olvidar que la santificación de las almas siempre comienza por nosotros mismos. Es la obra de una fe animada y operante por medio de la caridad, según las palabras de San Pablo: “Porque no tenemos ningún poder contra la verdad, la tenemos solamente por la verdad” (2 Cor. 13:8) y además: “Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo a ella… para que sea santa e inmaculada.” (Ef. 5:25 s)

    El Capítulo considera que el primer deber de la Fraternidad en el servicio que tiene la intención de prestar a la Iglesia es continuar profesando, con la ayuda de Dios, la fe católica en toda su pureza e integridad, con una determinación proporcionada a los ataques que esta misma fe no deja de sufrir hoy.

    Por lo tanto, nos parece oportuno reafirmar nuestra fe en la Iglesia Católica Romana, única Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo, fuera de la cual no hay salvación, ni posibilidad de encontrar los medios que conducen a ésta; en su constitución monárquica, querida por Nuestro Señor, que hace que el poder supremo de gobierno sobre toda la Iglesia recaiga sólo sobre el Papa, Vicario de Cristo en la tierra; en la realeza universal de Nuestro Señor Jesucristo, creador del orden natural y sobrenatural, al cual todo hombre y toda sociedad debe someterse.

    Sobre todas las innovaciones del Concilio Vaticano II que permanecen manchadas de errores y sobre las reformas que de él han salido, la Fraternidad sólo puede continuar adhiriendo a las afirmaciones y enseñanzas del Magisterio constante de la Iglesia; ella encuentra su guía en este Magisterio ininterrumpido que, por su acto de enseñanza, transmite el depósito revelado en perfecta armonía con todo lo que la Iglesia toda ha creído siempre y en todo lugar.

    Asimismo, la Fraternidad encuentra su guía en la Tradición constante de la Iglesia que transmite y transmitirá hasta el final de los tiempos el conjunto de las enseñanzas necesarias para mantener la fe y para la salvación, esperando que un debate franco y serio sea posible, teniendo como finalidad el retorno de las autoridades eclesiásticas a la Tradición.

    Nos unimos a los otros católicos perseguidos en los distintos países del mundo que sufren por la fe católica, y muy a menudo hasta el martirio. Su sangre derramada en unión con la Víctima de nuestros altares es la garantía de la renovación de la Iglesia in capite et membris [En la cabeza y en sus miembros], de acuerdo con el viejo adagio “sanguis martyrum semen christianorum” [La sangre de los mártires es semilla de cristianos].

    sigue...

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  2. Viene de arriba:

    “Finalmente nos dirigimos a la Virgen María, tan celosa de los privilegios de su Divino Hijo, celosa de su gloria, de su Reino en la tierra como en el Cielo. ¡Cuántas veces ella ha intervenido en la defensa, incluso armada, de la Cristiandad contra los enemigos del reino de nuestro Señor! Le suplicamos que intervenga hoy para expulsar a los enemigos internos que tratan de destruir la Iglesia más radicalmente que los enemigos externos. Que ella se digne mantener en la integridad de la fe, en el amor de la Iglesia, en la devoción al Sucesor de Pedro, a todos los miembros de la Fraternidad San Pío X y a todos los sacerdotes y fieles que trabajan con los mismos sentimientos, para que ella nos proteja y nos preserve tanto del cisma como de la herejía.

    Que San Miguel Arcángel nos comunique su celo por la gloria de Dios y su fuerza para combatir al demonio.

    Que San Pío X nos haga partícipes de su sabiduría, de su ciencia y de su santidad para discernir la verdad del error y el bien del mal, en estos tiempos de confusión y de mentiras.” (Mons. Marcel Lefebvre, Albano, 19 de octubre de 1983).

    Ecône, 14 de julio 2012 (publicado hoy)

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    Comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano (Fuente: V.I.S.)

    Ciudad del Vaticano, 19 julio 2012 (VIS).-A primera hora de la tarde la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha emitido el siguiente comunicado a propósito de la declaración del capítulo general de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.

    “El capítulo general de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que ha concluido hace pocos días, ha dado a conocer una declaración acerca de la posible normalización canónica de la relación entre dicha Fraternidad y la Santa Sede. No obstante esa declaración se haya hecho pública, sigue siendo, ante todo, un documento interno, para el estudio y la discusión entre los miembros de la Fraternidad”.

    “La Santa Sede ha tomado nota de esta declaración pero sigue esperando la anunciada comunicación oficial por parte de la Fraternidad Sacerdotal para la continuación del diálogo entre la Fraternidad y la Comisión “Ecclesia Dei”.

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  3. AVISO

    Suprimimos los comentarios en ESTE POST solamente (pues en temas como éste es común que sólo se desborden los ánimos en uno u otro sentido) para no interferir en asunto tan delicado para la Iglesia. Es mejor orar para que Dios Nuestro Señor ilumine a todas las partes en este asunto y cumplan de la mejor manera, lo que Él mejor disponga e inspire.

    Pidamos al Señor, que en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana finalice esta crisis y salga restablecida y triunfante. Que, como en otros momentos críticos ha sucedido, alcance la vicoria nuevamente y su genuina doctrina siempre pura e incontaminada llegue a todos los rincones del orbe. Que triunfe, de esta manera, lo más pronto posible, el Inmaculado Corazón de María, triunfo anunciado por la misma dulcísima Virgen María en Fátima. Redoblemos, pues, nuestras preces a Dios y pidamos se cumpla PLENAMENTE* la petición de que se consagre Rusia al Inmaculado Corazón de María. Cuando esto se realice vendrá este anunciado triunfo suyo.

    Finalmente, para mantener bien informados a nuestros lectores sobre este tema, nuestro blog sólo publicará la información oficial tanto de Roma como de la FSSPX.

    *Nota: El Santo Padre con todo el episcopado mundial mencionando EXPLÍCITAMENTE a Rusia.

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