martes, 31 de julio de 2012

LOS PRIMEROS PASOS DE JESÚS


La escena inicial de esta fina poesía -"Los Pasos"- nos muestra el momento en que una Madre enseña a caminar a su Hijo: Evoca los primeros pasitos del Dios-niño, seguido de la actitud protectora de María. La poesía, con suave delicadeza, habla de ese primer caminar de Jesús. El Niñito va veloz y ríe. Luego cae. Y termina ahí la lección de ese día: "es mucho andar para hoy".

De pronto, a la mitad, el texto se relaciona con una visión futura. La escena cambia radicalmente. Nos impacta con la dura descripción: "silvar de látigo aquí!" y la cruel carga de una cruz..."¡ay, bajo qué peso atroz!". "Sangra la Boca rubí" y cayó otra vez. Así se asocian los primeros pasos del divino Niño y los últimos del Hombre-Dios, las primeras caídas del Dios-Niño con las últimas del Redentor bajo el peso del madero. 

Al final se repiten las palabras de cuando Niño: "¡Ay y qué cansado estoy! / María, ponme a dormir...". Nos parten, en verdad, el corazón. Tras ellas, evocamos el cuerpo inerte del Salvador en la escena de la Piedad que cinceló magistralmente en mármol Miguel Angel: El último abrazo de la Madre al Hijo que yace ya muerto en sus brazos. ¡Qué escena más triste y conmovedora!. Palabras son que habrá recordado la Madre al tener a su Hijo en su regazo.

Al principio del relato: Tropiezos de aprendizaje y temblorosos pasos que se encaminan a la vida, a una historia -que entonces se va gestando- de trascendencia vital para la humanidad. Luego, pasos ensangrentados y caídas con aromas de Redención del Dios que asumió nuestros pecados para poder ofrecernos la Justificación a quienes deseemos aprovecharla.


LOS PASOS
Autora: Gloria Riestra 

Uno, dos,
-temblor de piernas aquí-,
los pasos del Niño Dios...

¡Uno, dos, y tres por fin!
¡Ay, Niño, que vas veloz!
-Ríe la Boca rubí,
gorjea la dulce Voz-.

Un breve reposo aquí;
ahora otra vez, uno, dos,
¡cayó!, no pasó de ahí:

-Es mucho andar para hoy,
María, ¿verdad que sí?
¡Ay y qué cansado estoy!
María, ponme a dormir...

Uno, dos,
-silbar de látigo aquí-,
los pasos del Hombre Dios...

¡Uno, dos y tres por fin!
¡ay, bajo qué peso atroz!
-Sangra la Boca rubí,
solloza la herida Voz-.

Breve detenerse aquí;
ahora otra vez, uno, dos
¡cayó! no pasó de ahí:

-Es mucho andar para hoy,
María, ¿verdad que sí?

¡Ay, y qué cansado estoy!
María, ponme a dormir...



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2 comentarios:

  1. ¡¡Dios-Hombre!! no Hombre-Dios, antes de ser hombre es Dios. Que irritante ....

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  2. Estimado hermano:

    Por supuesto que es Dios antes que hombre. Pero tal vez usted no se percató que aquí no se trata de eso, sino de señalar cronológicamente el paso de Niño a Hombre en la persona de N.S. Jesucristo.

    Además, considere que la Iglesia siempre se ha referido a Cristo infante como el Niño-Dios. ¿Cree usted que debería decir necesariamente Dios-Niño?

    No, no hay nada de la significación que usted encuentra. Cristo es Dios y Cristo es hombre a la vez. Por la unión hipostática lo humano y lo divino están unidos en la persona de Cristo. Señalar cualquiera de sus dos naturalezas antes de la otra, no busca un significado de prevalencia. Cristo en su infancia puede ser llamado tanto Niño-Dios como Dios-Niño. Y en su edad adulta como Dios-Hombre u Hombre-Dios.

    No se irrite usted sin motivo. Precisamente lo que se exalta es la divinidad de nuestro amado Redentor y su misión como tal.

    Gracias por su comentario que comprendemos tiene la mejor de las intenciones.

    Un abrazo en Cristo.
    Atte
    CATOLICIDAD

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