miércoles, 7 de mayo de 2025

QUÉ FLACO ENTENDIMIENTO EL DE LOS QUE QUIEREN UN PAPA QUE SE ACOMODE A LOS VIENTOS DEL MUNDO. CARTA DE SANTA TERESA DE ÁVILA A UN SACERDOTE, SOBRE EL CÓNCLAVE



La gracia del Espíritu Santo sea con vuestra paternidad, mi hijo en el Señor:

Leí la vuestra con lágrimas, no de tristeza, mas de amor y compasión, porque veo cuánto se duele vuestro corazón por la Santa Iglesia, y cuán deseoso estáis de agradar a Su Majestad en este tiempo que parece tan oscuro. Y si la Sede de San Pedro está vacía y el mundo parece desmandado, creed, hijo mío, que no se ha perdido la mano de Dios, aunque los hombres no la vean.

Vos me preguntáis qué hacer en esta hora en que la barca parece sin timón, y todos hablan y pocos oran. Pues yo os digo con verdad que el mejor servicio que ahora podéis dar a la Iglesia es haceros oración viva, muro de súplica, centinela de la esperanza.

No es tiempo de hablar mucho, sino de padecer mucho. No de agitarse, sino de recogerse. Y si el mundo entero se estremece y aún los buenos se turban, ¿qué habremos de hacer los que amamos a Jesucristo? Estar firmes junto a la cruz, como la Virgen Sacratisima y San Juan, y no movernos de allí.

Orad, hijo. Ofreced el Santo Sacrificio con toda vuestra alma, que con cada Misa vuestra se inclina el Cielo a la tierra. Ofreced cada hora de vuestro día por los que van a elegir al nuevo Pastor. Y no pidáis que sea conforme a vuestro gusto, sino conforme al Corazón de Cristo.

Decísme que muchos quieren un Papa que se acomode a los vientos del mundo. ¡Ay, qué flaco entendimiento es ése! No hemos de querer al que agrade, sino al que guíe, aunque duela. Al que dé doctrina, aunque reprenda. Al que sea todo de Dios, aunque le cueste la sangre.

Y vos, ¿qué habéis de hacer? Guardar la fe, vivir en caridad, no ceder en lo pequeño, no dejar de orar ni un solo día, aunque el alma se halle seca como un leño. Porque es en estas sequedades donde se prueba el amor de verdad.

No os espantéis si sois pocos los que perseveráis. Ya sabéis que el Señor no mira el número, sino la fidelidad. Y si toda la barca os parece a punto de zozobrar, estad seguro que en la bodega va Cristo dormido, y a su tiempo despertará.

Que vuestra oración sea sin descanso. Que vuestro silencio sea lleno de fe. Que vuestra vida sea tan santa que pueda sostener a muchos que flaquean.
Y no dejéis de amar a la Iglesia, aunque la veáis herida. Que madre es, y madre santa, aunque tenga las manos lastimadas por los pecados de sus hijos.

Ánimo, hijo, y a la oración.

Que cuando el nuevo Pedro suba al timón, vos estéis en vela, con la lámpara encendida.

Su Majestad os guarde y os haga todo suyo,

Teresa de Jesús, monja descalza de Nuestra Señora del Carmen, indigna hija de la Iglesia y sierva de Vuestra Paternidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario