sábado, 29 de enero de 2011

UN ATEO ESPAÑOL A FAVOR DE LA IGLESIA CATÓLICA

"Además, creo en la fe de los demás, la respeto y la amo, y en cierto modo la deseo. La inexistencia de mi fe no me lleva a considerar la fe, sobre todo la fe de los simples, de los pequeños, como una variante de la superstición o del fanatismo". Giuliano Ferrara, periodista italiano, director del diario Il Foglio.

OPINIONES DEL MÉDICO ESPAÑOL JOSÉ MANUEL LÓPEZ VEGA:

Si es reprochable empezar hablando de uno mismo, también será esclarecedor decir de entrada que mi pensamiento y mi vida discurren ajenos a los dioses, en general, y al Dios de los católicos en particular. No comulgué ni fui confirmado, me casé por lo civil, mis dos hijos no fueron bautizados y han estudiado en escuelas laicas, como su padre. Por lo breve, digo, ni soy católico ni aguardo orientación de ninguna fe religiosa, la que fuere. ¿A qué viene, entonces, mi chocante postura de destinar la X del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) a  (favor de) la Iglesia Católica? Algunos la tildarán de gracieta simplona, otros de contradicción incomprensible, de inane provocación, etcétera. Nada opongo a tales opiniones, menos aún si sustentan la idea, más o menos refinada, de que seré aproximadamente un gilipollas. Pero si alguien desea curiosear en por qué un ateo marca su X a favor de la Iglesia, quizá le interesen mis tres razones principales:

1ª. Ante las privaciones de muchos seres humanos (no solo en países subdesarrollados), es natural fomentar la ayuda y la cooperación. Que se describan con palabras como solidaridad, compasión, justicia o caridad es lo de menos; lo crucial es canalizarlas a través de organizaciones eficientes.

Ya sé que existen las recientes criaturas llamadas oenegés, pero cómo negar el papel histórico de las misiones católicas y de Cáritas en ese terreno. No estableceré un ranking de altruismo, pero yo, siendo ateo, dudo que los recursos administrados por la Iglesia sean desdeñables o necesariamente sustituibles: voto por mantenerlos.

2ª. Para explicar la idea de Europa -y no digamos la de España- a un extraterrestre, sería imposible obviar el catolicismo. Entre nosotros, terrícolas, sería fatigoso desgranar su legado intelectual, arquitectónico, ético y artístico. Asistí recientemente a la misa dominical en un convento de clarisas, con su olor inefable a musgo e incienso. A mediodía, las monjas ocupan un coro, allá por el ábside; los fieles llenan la pequeña nave y el cura lee sugestivos textos, y lo hace bien, y por un momento me siento parte de algo más grande y más permanente que yo, algo que sosiega la respiración y atempera el pulso, sin necesidad de lapidar a nadie. Y luego visité otra iglesia, donde se cantaban bellísimas habaneras de tema religioso. Voto por ese espíritu de paz y concordia, aunque yo no sea creyente.

3ª. Justo por no serlo, me parece inexplicable el furor obsesivo por bajar los crucifijos de los colegios. No veo qué daño causan los símbolos de una fe que no me asiste, pero sí ilustra mi paisaje histórico y emocional. Me espanta el fanático que se jacta de clausurar escuelas católicas o quemar frailes. No concibo que un absurdo revanchismo haga saludar a gobernantes infames como Chávez y ningunear al Papa, líder espiritual de muchos compatriotas. A mi juicio de ateo, es lógico y deseable que el Estado sea laico, pero sucede que España no lo es. Hay vida inteligente fuera del Estado, así que pongo la X para la Iglesia Católica (es decir, a favor de la Iglesia Católica), no vaya a ser que algún insensato la destine a construir mezquitas y tengamos que resucitar a don Juan de Austria.

José Manuel López Vega, Médico especialista. 

Fuente: http://www.eldiariomontanes.es/v/20101126/opinion/articulos/ateo-marca-para-iglesia-20101126.html 
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2 comentarios:

  1. Estimado Jose Manuel:
    Solo puedo decirle que " ole, ole y ole", no está Vd. tan alejado de Dios como cree, Vd llama altruismo a lo que para mí, es caridad, virtud fundamental de todo aquel que aspira a la Santidad. Si es capaz de sentir la paz y la transcendencia de una Eucaristía en un convento de Clarisas, no se encuentra lejos de Dios, Amo y Señor nuestro, simplemente no lo ha reconocido en la multitud de aspectos que forma su vida. Solo quisiera darle las gracias por su testimonio, y que el Amor le acompañe siempre.

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