viernes, 15 de mayo de 2009

UNA CONVERSACION CON DIOS




HOMBRE: Padre Nuestro que estás en los cielos…

DIOS: Si.. Aquí estoy, hijo...

HOMBRE: Por favor... no me interrumpa. ¡Estoy rezando!

DIOS: ¡Pero tu me llamaste hijito!...

HOMBRE: ¿Llamé? No llamé a nadie. Estoy rezando.... Padre Nuestro que estás en los Cielos...

DIOS: ¡¡¡Ah!!! Eres tú nuevamente, hijo.

HOMBRE: ¿Cómo?

DIOS: ¡Me llamaste! Tú dijiste: Padre Nuestro que estás en los Cielos. Estoy aquí. ¿En que te puedo ayudar?

HOMBRE: Pero no quise decir eso. Estoy rezando. Rezo el Padrenuestro todos los días, me siento bien rezando así. Es como cumplir con un deber. Y no me siento bien hasta cumplirlo.

DIOS: Pero ¿cómo puedes decir Padre Nuestro sin pensar que todos son tus Hermanos, ¿Cómo puedes decir “que estás en los cielos”, si no sabes que el Cielo es paz, que el Cielo es amor a todos...?

HOMBRE: Es que realmente no había pensado en eso.

DIOS: Pero... prosigue tu oración, hijo.

HOMBRE: Santificado sea tu nombre...

DIOS: ¡Espera ahí! ¿Qué quieres decir con eso?

HOMBRE: Quiero decir... quiero decir... lo que significa. ¿Cómo lo voy a saber? Es parte de la oración. ¡Sólo eso!

DIOS: Santificado significa digno de respeto, santo, sagrado.

HOMBRE: Ahora entendí. Pero nunca había pensado en el sentido de la palabra SANTIFICADO. "Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo..."

DIOS: ¿Estás hablando en serio?

HOMBRE: ¡Claro! ¿Por qué no?

DIOS: ¿Y que haces tú para que eso suceda?

HOMBRE: ¿Cómo qué hago? ¡Nada! Es que es parte de la oración, hablando de eso... sería bueno que el Señor tuviera un control de todo lo que acontece en el Cielo y en la tierra también.

DIOS: ¿Tengo control sobre ti?

HOMBRE: Bueno... ¡Yo voy a la Iglesia!

DIOS: ¡No fue eso lo que te pregunté! ¿Qué tal el modo en que tratas a tus hermanos, la forma en que gastas tu dinero, el mucho tiempo que das a la televisión, las propagandas por las que corres detrás, y el poco tiempo que me dedicas a Mi? Y no digamos de otros asuntos: tus sensualidades, tus iras, tus irresponsabilidades, tu descuido por el prójimo, tus egoísmos, tu soberbia, tus malos deseos…

HOMBRE: Por favor, ¡Para de criticar!

DIOS: Disculpa. Pensé que estabas pidiendo que se haga mi voluntad. Si eso fuera a acontecer… ¿Qué hacer con aquellos que rezan y no aceptan mi voluntad, el frío, el calor, la lluvia, la naturaleza, la enfermedad, la pobreza, los obstáculos, los problemas....

HOMBRE: Es cierto, tienes razón. Nunca acepto tu voluntad, pues reclamo por todo. Si mandas lluvia, pido sol.. si mandas sol me quejo del calor, si mandas frío, continuo reclamando; pido salud, pero no cuido de ella, dejo de alimentarme o como mucho.

DIOS: Excelente que reconozcas todo eso. Vamos a trabajar juntos tú y yo. Vamos a tener victorias y derrotas. Me está gustando mucho tu nueva actitud.

HOMBRE: Oye Señor, preciso terminar ahora, esta oración está demorando mucho más de lo acostumbrado. Continúo..."el pan nuestro de cada día dánoslo hoy"...

DIOS: ¡Para ahí! ¿Me estas pidiendo sólo el pan material para ti o hablas en plural pidiendo también para otros? No sólo de pan vive el hombre sino también de Mi Palabra. Cuando me pidas el pan, acuérdate de aquellos que no lo tienen. ¡Puedes pedirme lo que quieras, me encanta eso, deja que me vea como un Padre amoroso! Estoy interesado en la última parte de tu oración, continúa...

HOMBRE: "Perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores..."

DIOS: Para un momento. Me agrada más lo que dijiste...que pidas que perdone todas tus deudas y no sólo tus ofensas. Pero...¿te has fijado las deudas que tienes conmigo? Eres deudor mío no sólo por tus ofensas y pecados, me debes la vida, me debes la posibilidad de salvarte eternamente si lo buscas y deseas. Te he dado todo lo necesario. Mi Hijo murió por ti en una Cruz para redimirte, te dejó el sacramento del bautismo para limpiar el pecado original con el que naces, te dio el de la Penitencia para que limpies tus faltas y se ofrece en la Eucaristía para llenarte de gracias en la santa comunión; te doy mil gracias si rezas…¿lo has apreciado? Todo esto es obsequio de Dios. ¿Y acaso no me debes la familia, el amigo que te consuela, la Creación entera a tu servicio, la belleza de las flores, el embrujo de la noche…? En fin. ¿Tantas cosas no te hacen también deudor mío? Y si quieres pedir perdón de tus pecados y ofensas, recuerda que yo puedo perdonarte ahora si te arrepientes por verdadero amor a mí, pero deberás hacer el propósito de acudir con mi ministro al sacramento de la penitencia, para reconciliarte ahí a la brevedad. Mi ministro actúa en mi persona y con mi poder. Yo te perdono tus pecados al tiempo que él te absuelve. Recuerda que el arrepentimiento implica un propósito de enmienda, es decir procurar no volver a pecar. Por cierto, tú pides que te perdone en la medida que perdonas, pues así dice la oración. ¿Y tú? ¿Ya has perdonado a ese que tan duramente te ofendió y tanto desprecias?

HOMBRE: ¿Ves? Oye Señor, él me criticó muchas veces y no era verdad lo que decía. Ahora no consigo perdonarlo. Necesito vengarme.

DIOS: Pero… ¿Y tu oración? ¿Qué quieres decir con tu oración? Tú me llamaste y estoy aquí, quiero que salgas de aquí transformado, me gusta que seas honesto. Pero no es bueno cargar con el peso de la ira dentro de ti! ¿Entiendes?

HOMBRE: Entiendo que me sentiría mejor si me vengara.

DIOS: ¡No! Te vas a sentir peor. La venganza no es buena como parece. Piensa en la tristeza que me causarías, piensa en tu tristeza ahora. Yo puedo cambiar todo para ti. Basta que tú lo quieras.

HOMBRE: ¿Puedes? ¿Pero cómo?

DIOS: Perdona a tu hermano, y Yo te perdonaré a ti y te aliviaré. Recuerda que pides que te perdone en la medida que tú perdones también.

HOMBRE: Pero Señor… no puedo perdonarlo.

DIOS: ¡Entonces no me pidas perdón tampoco!

HOMBRE: ¡Estás acertado! Pero sólo quería vengarme, quiero la paz Señor. Está bien, está bien: perdono a todos, pero ¡ayúdame Señor!. Muéstrame el camino a seguir.

DIOS: Esto que pides es maravilloso, estoy muy feliz contigo. Y tú... ¿Cómo te estás sintiendo?

HOMBRE: ¡Bien, muy bien! A decir verdad, nunca me había sentido así. Es muy bueno hablar con Dios.

DIOS: Ahora terminemos la oración… prosigue...

HOMBRE: "No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal..."

DIOS: Excelente, voy a hacer justamente eso, pero no te pongas en situaciones donde puedas ser tentado. El mal viene del maligno.

HOMBRE: y ahora.. ¿Qué quieres decir con eso?

DIOS: Deja de andar en compañía de personas que te llevan a participar de cosas sucias, secretas. Abandona la maldad, el odio. Todo eso te lleva al camino errado. No uses todo eso como salida de emergencia.

HOMBRE: ¡No te entiendo!

DIOS: ¡Claro que entiendes! Has hecho conmigo eso varias veces. Vas por el camino equivocado y luego corres a pedirme socorro, sin darte cuenta que sufres lo que tú mismo provocaste.

HOMBRE: Tengo mucha vergüenza, perdóname Señor.

DIOS: ¡Claro que te perdono! Siempre perdono a quien está dispuesto a perdonar también. Pero cuando me vuelvas a llamar acuérdate de nuestra conversación, medita cada palabra que dices. Esta oración me agrada de sobremanera…pero bien reflexionada. Termina tu oración.

HOMBRE: ¿Terminar? Ah, sí, "AMEN!"

DIOS: ¿Y qué quiere decir "Amén"?

HOMBRE: No lo sé. Es el final de la oración.

DIOS: Debes decir AMEN cuando aceptas todo lo que quiero, cuando concuerdas con mi voluntad, cuando sigues mis mandamientos, porque AMEN quiere decir ASÍ SEA , estoy de acuerdo con todo lo que oré.

HOMBRE: Señor, gracias por enseñarme esta oración, y ahora gracias también por hacérmela entender.

DIOS: Yo amo a todos mis hijos, pero amo más a aquellos que quieren salir del error, a aquellos que quieren ser libres del pecado. ¡Te bendigo, y permanece en mi paz!

HOMBRE: ¡Gracias Señor! ¡Estoy muy feliz de saber que eres mi amigo y mi Señor!
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Dios sólo le sonrió dulcemente, con un infinito amor
Autor desconocido
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1 comentario:

  1. bellisimo, esta conversacion con dios padre ,ojala y todos los bautizados la lean y la pongamos en practica

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