lunes, 11 de mayo de 2009

INVOQUEMOS A LOS ANGELES


Desfigurados, a menudo, por la iconografía que al dar una forma gráfica a lo que es espiritual, con frecuencia los feminiza o los representa de manera deformada; o tergiversados, también, por el manejo superticioso o comercial que new age hace de ellos, debemos saber que los ángeles son, a lo largo de toda la Biblia, seres espirituales que son intermediarios entre Dios y los hombres: "Lo creaste (al hombre) poco inferior a los ángeles" (Salmo 8,6). Ellos, al igual que los hombres, son seres creados; "Alabadle, ángeles suyos todos, todas sus huestes, alabadle! Alaben el nombre de Yahveh. pues él lo ordenó y fueron creados" (Salmo 148, 2, 5: Colosenses 1, 16-17). El hecho de que los ángeles fueron creados, fue confirmado en el Cuarto Concilio de Letrán (1215). El decreto llamado "Firmiter", contra los albigenses, habla del hecho de que ellos fueron creados, y que los hombres fueron creados después de ellos. Este decreto fue repetido por el Concilio Vaticano Primero, en su decreto "Dei Filius". Son espíritus; el autor de la Epístola a los Hebreos dice: "¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?" (Heb 1, 14).

En toda la Biblia encontramos repetidamente que cada alma tiene su ángel guardián. Cristo dice: "Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10), palabras que ilustran el comentario de San Agustín: "Lo que está escondido en el Antiguo Testamento, es hecho manifiesto en el Nuevo". De hecho parece que el libro de Tobías, más que cualquier otro, está dirigido a enseñarnos esta verdad, y San Jerónimo en su comentario sobre las palabras anteriormente mencionadas del Señor Jesús dice: "La dignidad de una alma es tan grande, que cada uno tiene un ángel guardián desde su nacimiento".

Recientemente S.S. Benedicto XVI señaló:
"Los ángeles, dice el evangelio, "servían" a Jesús (Mc 1, 13); son el contrapunto de Satanás. "Ángel" quiere decir "enviado". En todo el Antiguo Testamento encontramos estas figuras que, en nombre de Dios, ayudan y guían a los hombres. Basta recordar el libro de Tobías, en el que aparece la figura del ángel Rafael, que ayuda al protagonista en numerosas vicisitudes. La presencia tranquilizadora del ángel del Señor acompaña al pueblo de Israel en todas las circunstancias, tanto en las buenas como en las malas".

"En el umbral del Nuevo Testamento, Gabriel es enviado a anunciar a Zacarías y a María los acontecimientos felices que constituyen el inicio de nuestra salvación; y un ángel, cuyo nombre no se dice, advierte a José, orientándolo en aquel momento de incertidumbre. Un coro de ángeles lleva a los pastores la buena nueva del nacimiento del Salvador; y, del mismo modo, son también los ángeles quienes anuncian a las mujeres la feliz noticia de su resurrección. Al final de los tiempos, los ángeles acompañarán a Jesús en su venida en la gloria (cf. Mt 25, 31). Los ángeles sirven a Jesús, que es ciertamente superior a ellos, y su dignidad se proclama aquí, en el evangelio, de modo claro aunque discreto. En efecto, incluso en la situación de extrema pobreza y humildad, cuando es tentado por Satanás, sigue siendo el Hijo de Dios, el Mesías, el Señor".

"Queridos hermanos y hermanas, quitaríamos una parte notable del Evangelio, si dejáramos de lado a estos seres enviados por Dios, que anuncian su presencia en medio de nosotros y son un signo de ella. Invoquémoslos a menudo, para que nos sostengan en el compromiso de seguir a Jesús hasta identificarnos con él". Hasta aquí las palabras del Papa.

Invoquemos, pues, con frecuencia a nuestro ángel de la guarda. Invoquemos, también, a San Miguel Arcángel que es de gran ayuda para alejar las tentaciones del maligno. Comprendamos que los ángeles no son seres mitológicos ni una fantasía legendaria. Si creemos en la Palabra de Dios, debemos creer, también, en la existencia. de los ángeles. A veces no se comprende que la representación gráfica que se hace de una realidad espiritual, es sólo eso: una representación a gusto e interpretación subjetiva de un artista. A algunos, esas representaciones los confunden, sobretodo cuando se les pinta como si fuesen cupidos o seres femeninos. No caigamos, pues, en el error de confundir la fantasía con que se les representa con su realidad espiritual; realidad que consta plenamente en la Revelación.

Las oraciones de León XIII a San Miguel Arcángel por la Iglesia

A partir del siglo XIX, se empezaron a rezar unas oraciones especiales luego de la Misa Se trata de súplicas añadidas en tiempos de tribulación, oraciones por las grandes intenciones de la Iglesia, en las que debe participar también el pueblo, y que por eso se rezan con los fieles en su propia lengua. El mismo León XIII, en 1886 introdujo la invocación del Arcángel San Miguel*. No se trata de una nueva oración, sino de una invocación aislada, con carácter de exorcismo, rarísima en la liturgia romana.(Jungmann, Josef, El Sacrificio de la Misa, BAC página 1026). Las palabras del principio de la invocación se encuentran en el verso aleluyático de las misas del arcángel San Miguel, el 8 de mayo y el 29 de septiembre. Don Francisco Brehm, consejero eclesiástico de la editorial litúrgica Fr. Pustetd (Ratisbona), recién vuelto de un viaje de Roma, contó, hacia el año 1928, que en una sesión para la Sagrada Congregación de Ritos en que se trataba de derogar estas oraciones, y a la que él asistió, cuando ya todos estaban de acuerdo para suprimirlas, un anciano cardenal, cuyo nombre no recuerdo, se levantó para contar que el mismo León XIII le había dicho que la invocación de San Miguel la había añadido contra la amenaza de la francmasonería, movido a ello por una revelación sobrenatural.

La ordenación de las preces finales por León XIII fue publicada por primera vez en el Monitore eccesiastico (1885-87) p. 150 s ; cf I. Piazzoni, De precibus post Missam imperatis: "Eph. Liturg.", 69 (1955) 54-60. Aquí también hay pormenores sobre la invocación de San Miguel Arcángel (58 n.9) - Como es sabido Pío XI, y luego Pío XII señalaron como intención de estas preces rogar por Rusia (Act. Ap. Sedis, 22 [1930] 301; 44 [1952] 308.

Oración a San Miguel Arcángel del papa León XIII

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste su poder contra él, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh príncipe de la milicia celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que ambulan por el mundo para la ruina y perdición de las almas.

Oración a San Miguel(León XIII, 18 de mayo de 1890; Acta Apostolicae Sedis, p. 743)

¡Oh glorioso príncipe de las milicias celestes, san Miguel arcángel, defiéndenos en el combate y en la terrible lucha que debemos sostener contra los principados y las potencias, contra los príncipes de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos! Ven en auxilio de los hombres que Dios ha creado inmortales, que formó a su imagen y semejanza y que rescató a gran precio de la tiranía del demonio. Combate en este día, con el ejército de los santos ángeles, los combates del Señor como en otro tiempo combatiste contra Lucifer, el jefe de los orgullosos, y contra los ángeles apóstatas que fueron impotentes de resistirte y para quien no hubo nunca jamás lugar en el cielo. Si ese monstruo, esa antigua serpiente que se llama demonio y Satán, él que seduce al mundo entero, fue precipitado con sus ángeles al fondo del abismo.

Pero he aquí que ese antiguo enemigo, este primer homicida ha levantado ferozmente la cabeza. Disfrazado como ángel de luz y seguido de toda la turba y seguido de espíritu malignos, recorre el mundo entero para apoderarse de él y desterrar el Nombre de Dios y de su Cristo, para hundir, matar y entregar a la perdición eterna a las almas destinadas a la eterna corona de gloria. Sobre hombres de espíritu perverso y de corazón corrupto, este dragón malvado derrama también, como un torrente de fango impuro el veneno de su malicia infernal, es decir el espíritu de mentira, de impiedad, de blasfemia y el soplo envenado de la impudicia, de los vicios y de todas las abominaciones. Enemigos llenos de astucia han colmado de oprobios y amarguras a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales. Aun en este lugar sagrado, donde fue establecida la Sede de Pedro y la cátedra de la Verdad que debe iluminar al mundo, han elevado el abominable trono de su impiedad con el designio inicuo de herir al Pastor y dispersar al rebaño.

Te suplicamos, pues, Oh príncipe invencible, contra los ataques de esos espíritus réprobos, auxilia al pueblo de Dios y dale la victoria. Este pueblo te venera como su protector y su patrono, y la Iglesia se gloría de tenerte como defensor contra los malignos poderes del infierno. A ti te confió Dios el cuidado de conducir a las almas a la beatitud celeste. ¡Ah! Ruega pues al Dios de la paz que ponga bajo nuestros pies a Satanás vencido y de tal manera abatido que no pueda nunca más mantener a los hombres en la esclavitud, ni causar perjuicio a la Iglesia. Presenta nuestras oraciones ante la mirada del Todopoderoso, para que las misericordias del Señor nos alcancen cuanto antes. Somete al dragón, la antigua serpiente que es diablo y Satán, encadénalo y precipítalo en el abismo, para que no pueda seducir a los pueblos. Amén.

-He aquí la Cruz del Señor, huyan potencias enemigas.
Venció el León de Judá, el retoño de David
-Que tus misericordias, Oh Señor se realicen sobre nosotros.
Como hemos esperado de ti.
-Señor, escucha mi oración
Y que mis gritos se eleven hasta ti.

Oh Dios Padre Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu Santo Nombre, e imploramos insistentemente tu clemencia para que por la intercesión de María inmaculada siempre Virgen, nuestra Madre, y del glorioso san Miguel arcángel, te dignes auxiliarnos contra Satán y todos los otros espíritus inmundos que recorren la tierra para dañar al género humano y perder las almas. Amén.

* La oración a San Miguel del Papa León XIII: En Octubre 13, 1884, el Papa León XIII, experimento una visión horrible. Después de celebrar la Eucaristía, estaba consultando sobre ciertos temas con sus cardenales en la capilla privada del Vaticano cuando de pronto se detuvo al pie del altar y quedo sumido en una realidad que solo el veía. Su rostro tenía expresión de horror y de impacto. Se fue palideciendo. Algo muy duro había visto. De repente, se incorporó, levantó su mano como saludando y se fue a su estudio privado. Lo siguieron y le preguntaron: ¿Que le sucede su Santidad? ¿Se siente mal?

El respondió: "¡Oh, que imágenes tan terribles se me han permitido ver y escuchar!", y se encerró en su oficina.

Qué vio León XIII? "Vi demonios y oí sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Oí la espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que el podía destruir la Iglesia y llevar todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo y poder. Satanás pidió permiso a Dios de tener 100 años para poder influenciar al mundo como nunca antes había podido hacerlo." También León XIII pudo comprender que si el demonio no lograba cumplir su propósito en el tiempo permitido, sufriría una derrota humillante. Vio a San Miguel Arcángel aparecer y lanzar a Satanás con sus legiones en el abismo del infierno.

Después de media hora, llamó al Secretario para la Congregación de Ritos. Le entregó una hoja de papel y le ordenó que la enviara a todos los obispos del mundo indicando que bajo mandato tenía que ser recitada después de cada misa, la oración que ahí él había escrito.

Bibliografía: aciprensa y enciclopedia católica

Ver (haz click): Todos los temas sobre exorcismo e infiltración satanista 

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2 comentarios:

  1. Suerte para nosotros que Dios nos envia su ayuda en cualquier forma siempre que se la pedimos con fe y desesperación al no encontrar ayuda en nuestra Iglesia tan querida... A Él si le importa nuestra alma, aunque sea tan insignificante como una hormiga. Los que no tenemos exorcistas seguimos teniendo al Señor que viene en nuestra ayuda.
    Gracias al P. Amort.

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  2. Siempre tenemos ayuda de la Iglesia a través de sus sacramentos, oraciones y sacramentales.

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