miércoles, 5 de mayo de 2010

COMENTARIOS DE SANTO TOMÁS DE AQUINO AL TERCER MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS



DEL TERCER PRECEPTO:
Acuérdate de santificar el día del sábado (actualmente el domingo)
Éxodo 20, 8.


NOTA DE CATOLICIDAD: Debemos tener presente que el católico santifica fundamentalmente el domingo con la asistencia al Santo Sacrificio de la Misa que le obliga bajo pena de pecado grave. Esto lo legisla la Iglesia en su primer mandamiento: "Oír Misa los domingos y fiestas de guardar", como puede leerse en el Catecismo Mayor de San Pío X que se cita al terminar este tema. Transcribimos, ahora, los comentarios de Santo Tomás:

90. Este es, y muy convenientemente, el tercer mandato de la ley. En efecto, primeramente debemos honrara Dios con el corazón. Por lo cual está prescrito que no adoremos sino a un solo Dios. De aquí que "no tendrás dioses extraños delante de ti". En segundo lugar con los labios, por lo cual "no tomarás el nombre del Señor, tu Dios, en vano". En tercer lugar con las obras, o sea: "Acuérdate de santificar el día del sábado". En efecto, Dios quiso que en un día determinado se entregaran los hombres a servirle.

91. Ahora bien, cinco son las razones de este precepto.

a) En primer lugar fue dado para destruir un error. En efecto, previo el Espíritu Santo que algunos hombres llegarían a decir que el mundo siempre ha existido. 2 Pedro 3, 3-5: "En los postreros días vendrán, con burlas, escarnecedores que vivan conforme a sus propias concupiscencias, y dirán: ¿dónde está la promesa de su venida? Porque desde que murieron los padres, todo permanece igual desde el principio de la creación. Es que quieren ignorar que primero hubo cielos y tierra salida del agua, y en el agua asentada por la palabra de Dios". Pues Dios quiso que se guardara un día en memoria de que Dios lo había creado todo en seis días y de que en el séptimo descansó de crear nuevas criaturas. Y este motivo lo puso Dios en la ley, diciendo: "Acuérdate de santificar el día del sábado".

92. Pero los judíos honraban el sábado en memoria de la primera creación; mas al venir Cristo, hizo una nueva creación. En efecto, por la primera fue hecho el hombre terreno, y por la segunda el hombre celeste. Gal 6, 15: "En Jesucristo ni la circuncisión es nada ni el prepucio, sino la nueva criatura". Y esta nueva creatura lo es por la gracia, que empezó en la resurrección. Rom 6, 4-5. "Así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Si en efecto hemos sido injertados en la semejanza de su muerte, lo seremos también por la de su resurrección". Y como la resurrección ocurrió en Domingo, ese día lo solemnizamos así como los judíos solemnizaban el sábado por la primera creación.

93. b) En segundo lugar fue dado [este precepto] para instruir en la fe en el Redentor. En efecto, la carne de Cristo no se corrompió en el sepulcro. Por lo cual dice el Salmo 15, 9: "Mi carne se siente segura"; y también, el mismo Salmo, vers. 10: "No permitirás que tu santo experimente la corrupción". Por lo cual quiso que fuese observado el sábado, pues como los sacrificios significaban la muerte de Cristo, así el descanso del sábado significaba el descanso de su carne. Pero nosotros no observamos esos sacrificios, porque habiendo llegado la realidad y la verdad, debe cesar la figura, así como saliendo el sol cesa la sombra; sin embargo,conservamos el sábado en honra de la gloriosa Virgen, en la cual el día de la muerte de Cristo permaneció entera la fe.

94. c) En tercer lugar nos fue dado para robustecer y para figurar la Verdad de la promesa. En efecto, se nos ha prometido el descanso. Isaías 14, 3: "Y llegará el día en que Dios te dará el reposo de tus fatigas, de tu angustia y de la dura servidumbre a que estuviste sometido antes"; y también Isaías 32, 18: "Mi pueblo descansará en la belleza de la paz y en tiendas de seguridad y en la opulencia de su reposo".

95. Y observad que esperamos descansar de tres cosas: del trabajo de la vida presente, de la turbación de las tentaciones y de la servidumbre del diablo. Esto es lo que Cristo prometió a los que vienen a El, diciendo —Mt 11, 28-30—: "Venid a Mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas: pues mi yugo es suave y mi carga ligera". Ahora bien, sabemos que el Señor trabajó seis días y que en el séptimo descansó, porque primero se deben hacer obras perfectas. Eccli 51, 35: "Muy poco trabajé, y hallé para Mí un gran descanso". En efecto, la duración de la eternidad excede incomparablemente más a todo el tiempo presente que mil años a un solo día.

96. d) En cuarto lugar fue dado este precepto para inflamar nuestro amor. Sab 9, 15: "Pues el cuerpo corruptible agrava el alma", y por eso el hombre tiende siempre hacia abajo a las cosas terrenas, si no se le obliga a elevarse por encima de ellas. Por lo cual conviene dedicar a esto un tiempo determinado. Por lo cual algunos hacen eso todo el tiempo: Salmo 33, 2: "Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca". Dice el Apóstol en I Tes 5, 17: "Orad sin intermisión"; y éstos viven un sábado continuo. Algunos hacen eso en cierta parte del tiempo: Salmo 118, 164: "Siete veces al día te he alabado". Otros, a fin de no volverse totalmente extraños a Dios, fue necesario que tuviesen algún día determinado [para dedicarse a Dios], no fuera a entibiarse demasiado en ellos el amor de Dios. Isaías 58, 13-14: "Si te parece suave el sábado... entonces tendrás tus delicias en el Señor". Job 22, 26: "Hallarás en el Omnipotente tus delicias, alzarás tu rostro hacia Dios".

En efecto, no se ha establecido ese día para divertirse, sino para orar y alabar al Señor Dios. Por lo cual San Agustín dice que es menos malo arar ese día que divertirse (Nota de CATOLICIDAD: Un sano esparcimiento no está vedado, como explica abajo el Catecismo Mayor de San Pío X, pero cumpliendo con el espíritu de este mandamiento; lo grave es que existan católicos que hayan llegado a considerar el día del Señor básicamente como un día sólo para la diversión o, peor aún, para el pecado).

97. e) En quinto lugar fue dado para obrar bondadosamente respecto a los inferiores. En efecto, algunos, crueles consigo mismos y con los suyos, no cesan de trabajar continuamente por la ganancia; y esto es cosa sobre todo de los judíos, porque son sumamente avaros. Deut 5, 12-14: "Guarda el día del sábado... para que descanse tu siervo y tu sierva, y tú también"; y luego: "No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna de tus bestias, para que tu siervo y tu sierva descansen, como tú también".

Así es que por todo lo dicho fue dado el precepto mencionado.

98. "Acuérdate de santificar el día del sábado". Ya se dijo que así como los judíos celebran el sábado, así nosotros los cristianos celebramos el domingo y otras fiestas importantes. Veamos, pues, cómo debemos guardarlos.

Y es de saberse que Dios no dice: Guarda el sábado, sino "acuérdate de santificar el sábado".

99. Ahora bien, la palabra santo se toma en dos acepciones diferentes. En efecto, a veces santo es lo mismo que puro. Dice el Apóstol en I Cor 6, 11: "Pero habéis sido lavados, pero habéis sido santificados". A veces se llama santa a una cosa consagrada al culto de Dios, como un lugar, un tiempo, vestiduras y vasos sagrados. Así es que de estas dos maneras debemos celebrar las fiestas. O sea, con pureza de corazón y entregándonos al servicio divino.

100. Por lo mismo hay que considerar dos cosas en este precepto. Primeramente, en verdad, qué se debe evitar en día festivo; en segundo lugar, qué debe hacerse.

Ahora bien, debemos evitar tres cosas:

.a) Primeramente el trabajo corporal. Jer 17, 22: "Santificaréis el sábado, no haciendo en ese día obra servil", por lo cual también en la ley se dice —Lev 23, 25—: "Ninguna obra servil haréis ese día". Obra servil es el trabajo corporal, porque una obra libre es un acto del alma, como entender y otros semejantes; y a esos actos ningún hombre puede ser constreñido.

101. Pero es de saberse que las obras corporales pueden hacerse en sábado por cuatro motivos.

En primer lugar por necesidad. Por lo cual el Señor excusó a sus discípulos que habían cortado espigas en día sábado, como se dice en Mt 12, 3-7. En segundo lugar por la utilidad de la Iglesia. Por lo cual se dice en el mismo Evangelio (Mt 12, 5) que los sacerdotes hacían todas las cosas que eran necesarias en el templo en día sábado. En tercer lugar por la utilidad del prójimo. Por lo cual el Señor curó en sábado al hombre de la mano seca, y confundió a los judíos —que lo censuraban— con el ejemplo de la oveja, Mt 12, 11-12. En cuarto lugar por la autoridad de un superior. Por lo cual el Señor ordenó a los judíos que circuncidaran en día sábado, como se dice en Juan 7, 23.

102. b) En segundo lugar debemos evitar el pecado. Jer 17, 21: "Guardad vuestras almas, y no llevéis cargas en día de sábado". Ahora bien, el peso del alma, o sea, el peso malvado es el pecado: Salmo 37, 5: "Pesan sobre mí como pesada carga". Ahora bien, el pecado es una obra servil: en verdad, como se dice en Juan 8, 34: "El que comete pecado es siervo del pecado". Por lo cual, cuando se dice: "Ninguna obra servil hagáis en ese día", esto puede entenderse del pecado. Por lo cual obra contra este precepto el que peca en día de sábado, porque se ofende a Dios trabajando y pecando [en ese día], Isaías I, 13-14: "El sábado y vuestras otras fiestas no las soportaré". ¿Y por qué? Porque "son inicuas vuestras asambleas. Mi alma odia vuestras neomenias y vuestras festividades: se me han hecho molestas".

103. c) En tercer lugar debemos evitar la ociosidad. Eccll 33, 29: "La ociosidad enseña muchas maldades". San Jerónimo le dice a Rústico: "Ocúpate continuamente en cualquier obra buena, para que el diablo te encuentre ocupado". Por lo cual no se deben celebrar más que las fiestas principales, si se ha de estar ocioso en las otras. Salmo 98, 4: "La gloria del rey es amar las cosas justas", esto es, la discreción. Por lo cual en Macabeos 2, 34-38 se dice que algunos judíos se habían ocultado, y que los enemigos se arrojaron sobre ellos, creyendo que no podrían defenderse en día de sábado, y los vencieron y mataron. Así ocurre a muchos que están ociosos en los días de fiesta. Trenos I, 7: "Miraron a Jerusalén sus enemigos, y se burlaron de sus sábados". Pero deben hacer esos ociosos lo que hicieron estos otros judíos, que dijeron —I Macabeos 2, 41—: "Sea cualquiera el que venga a pelear contra nosotros en día de sábado, lucharemos contra él".

104. "Acuérdate de santificar el día del sábado".

Como ya se dijo, el hombre debe santificar el día de fiesta: y esto se dice, tanto porque es puro como por que esta consagrado a Dios. También se ha dicho ya de qué cosas debemos abstenernos en tal día. Ahora debemos decir en qué cosas hemos de ocuparnos: y son tres.

a) Primeramente se deben hacer sacrificios. Por lo cual, en Núm 28, 3-10, se dice que Dios ordenó que diariamente se ofreciera un cordero en la mañana, y otro en la tarde, pero que en sábado deberían duplicarse. Lo cual significa que en sábado debemos ofrecerle a Dios el sacrificio de todo lo que tenemos. I Paralip 29, 14: "Tuyas son todas las cosas, y lo que hemos recibido de tus manos, te lo damos".

105. Por lo cual primero debemos ofrecer espontáneamente el alma doliéndonos de nuestros pecados: Salmo 50, 19: "El sacrificio [agradable] a Dios es un corazón contrito", y pidiendo beneficios [divinos]: Salmo 140, 2: "Señor, que mí oración se eleve como el incienso en tu presencia". En efecto, el día de fiesta fue establecido para tener el gozo espiritual que produce la oración, por lo cual en ese día deben multiplicarse las oraciones.

En segundo lugar debemos mortificar nuestro cuerpo, y esto ayunando (Nota de CATOLICIDAD: No es un precepto formal el ayuno durante los domingos); Rom 12, I: "Os ruego, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos a Dios como hostia viva y santa"; alabando: Salmo 49, 23: "El que me ofrezca un sacrificio de alabanza me honrará"; por lo cual en ese día deben multiplicarse los cantos [de alabanza].

En tercer lugar, debes sacrificar tus bienes, y esto dando limosnas. Hebr 13, 16: "De la beneficencia y de la mutua asistencia no os olvidéis: con tales sacrificios se obliga a Dios"; y esto dos veces más que en otros días, porque entonces la alegría es general. Nehem 8, 10: "Enviad partes a los que no prepararon para ellos, porque este es el santo día del Señor".

106. b) En segundo lugar en el estudio de las palabras del Señor, como los judíos mismos lo hacen ahora. Hechos 13, 27: "Las palabras de los profetas que se leen cada sábado". Por lo cual también los cristianos, cuya justicia debe ser más perfecta, deben concurrir a la predicación y al oficio de la Iglesia. Juan 8, 47: "El que es de Dios, oye las palabras de Dios"; además, hablan cosas de provecho: dice el Apóstol en Ef 4, 29: "No salga de vuestra boca palabra mala, sino que sea buena, para edificación". En efecto, estas dos cosas son de provecho para el espíritu del pecador, porque cambian su corazón en mejor. Jerem 23, 29: "Mis palabras son como fuego ardiente, dice el Señor, y como martillo que rompe una piedra".

Ahora bien, lo contrario les ocurre aun a los perfectos si no dicen o no escuchan cosas de provecho. Dice el Apóstol en I Cor 15, 33-34: "Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Vigilad, justos, y no pequéis"; y Salmo 118, 11: "En mi corazón guardé tus palabras". En efecto, la palabra [de Dios] instruye al ignorante: Salmo 118, 105: "Tu palabra es para mis pies una lámpara"; e inflama al tibio: Salmo 104, 19: "La palabra del Señor lo inflamó".

107. c) En tercer lugar, en divinos ejercicios. Por otra parte, esto es propio de los perfectos. Salmo 33, 9: "Gustad y ved cuan dulce es el Señor". Y esto por el descanso del espíritu. En efecto, así como el cuerpo fatigado desea el descanso, así también el alma. Ahora bien, el lugar del alma es Dios: Salmo 30, 3: "Sed para mí un Dios protector y un lugar de refugio". Hebr 4, 9-10: "Así queda un descanso para el pueblo de Dios: porque el que ha entrado en su descanso, también descansará de sus obras, como Dios descansó de las suyas". Sab 8, 16: "Entrando en mi casa descansaré en ella".

108. Pero antes de que el alma alcance ese reposo, es necesario que le precedan tres descansos. El primero, de la turbación del pecado. Isaías 57, 20: "El corazón del impío es como un mar impetuoso, que no se puede apaciguar". El segundo, de las pasiones de la carne; porque la carne apetece contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, como se dice en Gal. 5, 27. El tercero, de las ocupaciones del mundo. Luc 10, 41: "Marta, Marta, tú te inquietas y te turbas por muchas cosas". Y entonces, después de esto el alma reposa libremente en Dios. Isaías 58, 13-14: "Cuando hagas del sábado tus delicias, entonces tendrás tus delicias en el Señor".

109. Por lo cual los santos todo lo dejaron; porque esta es la perla preciosa que al descubrirla un hombre la esconde; y por su gozo va y vende cuanto tiene, y la compra, como se dice en Mt 13, 45. En efecto, este reposo es la vida eterna, y el gozo es eterno. Salmo 131, 14: "Esta será por siempre mi mansión; aquí habitaré porque la he elegido": a la cual nos conduzca Él.

Hasta aquí los comentarios de Santo Tomás.


¿QUÉ SEÑALA EL CATECISMO MAYOR DE SAN PÍO X SOBRE ESTE TERCER MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS?


390.- ¿Qué nos manda el tercer mandamiento: SANTIFICARÁS LAS FIESTAS? - El tercer mandamiento: santificarás las fiestas, nos manda honrar a Dios con obras de culto en los días de fiesta.

391.- ¿Cuáles son los días de fiesta? - En la ley antigua eran los sábados y otros días particularmente solemnes para el pueblo hebreo; en la ley nueva son los domingos y otras festividades establecidas por la Iglesia.

392.- ¿Por qué en la ley nueva se santifica el domingo en lugar del sábado? - En la ley nueva se santifica el domingo, que significa día del Señor, en lugar del sábado, porque en tal día resucitó Jesucristo Nuestro Señor.

393.- ¿Qué obra de culto se nos manda en los días de fiesta? - Se nos manda asistir devotamente al santo sacrificio de la Misa.

394.- ¿Con qué otras obras santifica el buen cristiano las fiestas? - En buen cristiano santifica las fiestas: 1º., asistiendo a la Doctrina cristiana, al sermón y a los divinos oficios; 2º., recibiendo a menudo y con las debidas disposiciones los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía; 3º., ejercitándose en la oración y en obras de cristiana caridad con el prójimo.

395.- ¿Qué nos prohíbe el tercer mandamiento? - El tercer mandamiento nos prohíbe las obras serviles y otras cualesquiera que nos impidan el culto a Dios.

396.- ¿Cuáles son las obras serviles que se prohíben en los días festivos? - Las obras serviles que se prohíben en los días festivos son las obras que se llaman manuales; a saber, los trabajos materiales en que el cuerpo tiene más parte que el espíritu, como las que de ordinario ejecutan los criados, obreros y artesanos.

397.- ¿Qué pecado se comete trabajando el día de fiesta? - Trabajando el día de fiesta se comete pecado mortal; pero excusa de culpa grave la brevedad del tiempo que se emplea.

398.- ¿Hay algunas obras serviles que se permiten los días de fiesta? - Se permiten los días de fiesta las obras que son necesarias a la vida o al servicio de Dios y las que se hacen por causa grave, pidiendo licencia, si se puede, al propio párroco.

399.- ¿Por qué fin se prohíben en las fiestas las obras serviles? Se prohíben en las fiestas las obras serviles para que podamos atender mejor al culto divino y a la salvación de nuestra alma y para descansar de nuestras fatigas. Por esta razón no se prohíbe en ellas algún honesto esparcimiento.

400.- ¿Qué otras cosas hemos de evitar principalmente en las fiestas? - En las fiestas hemos de evitar principalmente el pecado y todo lo que pueda inducirnos a él, como son las diversiones y reuniones peligrosas.

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1 comentario:

  1. Vuelvo a reiterar lo que ya les manifesté en otra ocasión:

    Para mi gusto y en mi personal opinión, tienen ustedes el mejor blog católico en español de toda la red.

    Mil gracias, no cesen con esta labor. Los encomiendo a San Francisco de Sales.

    Bendiciones

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