lunes, 15 de marzo de 2010

EL SILENCIO DE LA MAYORÍA DE LOS PRESIDENTES LATINOAMERICANOS CON RELACIÓN A CUBA



A continuación presentamos un artículo de Jaime Sánchez Susarrey titulado "¡¿Cuba libre?!" publicado en "Reforma". Las notas finales son de CATOLICIDAD. Recordamos que la publicación de un escrito en este blog, no supone necesariamente que coincidamos con todas las opiniones que en otros artículos exprese su autor.


Nombre: Orlando Zapata Tamayo. Edad: 42 años. Nacionalidad: cubano. Profesión: albañil. Raza: negro. Militancia: disidente. Autopsia: murió de inanición el pasado 23 de febrero alrededor de la una de la tarde. Causa: mantuvo una huelga de hambre durante 85 días.

Zapata Tamayo fue detenido desde 2003. Demandaba usar ropa blanca para diferenciarse del resto de los reclusos e identificarse como lo que era, un preso político. Exigía también que cesaran los abusos (golpizas) de los celadores. Por eso se puso en huelga de hambre. La respuesta de las autoridades cubanas fue negativa. Lo ingresaron a un hospital la semana previa a su muerte, cuando ya no había nada que hacer.

Orlando Zapata Tamayo agonizaba cuando se celebraba la Cumbre de Río en Cancún. Raúl Castro y Hugo Chávez fueron personajes centrales. El presidente Felipe Calderón departió y se congració con ellos. El único país excluido fue Honduras. El gobierno mexicano decidió que las credenciales democráticas de su nuevo presidente eran dudosas. Lo cierto es que su presencia hubiera incomodado a Raúl Castro y Hugo Chávez, emblemas y encarnación de la verdadera democracia en América Latina.

En la Cumbre de Río en Cancún se adoptaron varias resoluciones: se condenó el bloqueo estadounidense a Cuba, se apoyó el reclamo de Argentina sobre las Islas Malvinas y se decidió apoyar la reconstrucción de Haití. Y todo culminó con la creación de un organismo que aglutina a los Estados latinoamericanos y del Caribe para impulsar el progreso y la democracia en la región. De Orlando Zapata Tamayo y de los presos políticos en Cuba no se dijo una sola palabra. Tampoco se condenó al régimen totalitario más viejo del continente: los hermanos Castro llevan ya 51 años en el poder.

La "vocación democrática" de los Estados latinoamericanos no está, sin embargo, en duda. Allí está la condenación y la exclusión de Honduras. Pero lo que tampoco está en duda es la solidaridad con la Revolución Cubana. Quien se llevó las palmas fue el presidente de Brasil. A su arribo a La Habana, procedente de la Cumbre de Río en Cancún, desestimó una carta de presos políticos en que solicitaban su intermediación ante las autoridades cubanas.

Y ya en Brasil fue más contundente: "Imagínese -dijo en una entrevista- si todos los bandidos que están presos aquí en Sao Paulo entrasen en huelga de hambre y exigiesen su libertad. Tenemos que respetar la determinación de la justicia y el gobierno cubano".

El silencio y la complicidad de la mayoría de los presidentes latinoamericanos(1) contrasta con lo que ocurre en Europa(2). La Eurocámara aprobó por una mayoría abrumadora (509 votos a favor, 30 en contra y 14 abstenciones) una resolución condenando al gobierno cubano por la muerte de Orlando Zapata y por la falta de progresos democráticos. En el mismo sentido se manifestó el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, del gobierno español al lamentar que la situación de los derechos humanos en Cuba haya conducido a "este desenlace tan lamentable".

En este contexto las acciones y el silencio cómplice de Felipe Calderón resultan escandalosos. Primero por el doble rasero. No es posible que se haya excluido a Honduras de la Cumbre de Cancún y, al mismo tiempo, se solape la violación abierta de los derechos humanos en Cuba. Tampoco es admisible que el presidente de la República en persona haya actuado con premura y energía para defender a Manuel Zelaya en Honduras y se codee con Raúl Castro y Hugo Chávez, como si fueran adalides de la democracia y los derechos humanos.

Felipe Calderón no sólo es inconsistente, sino que además tiene mala memoria. Si alguien criticó su victoria y su ascenso a la Presidencia fue Hugo Chávez. Pero no sólo eso. La presencia de Lucía Morett en el campamento de las FARC en Ecuador confirma que existen lazos entre la guerrilla colombiana y organizaciones mexicanas. A lo que deben agregarse las denuncias de Álvaro Uribe en el sentido de que la guerrilla colombiana recibe apoyo de Caracas.

El eje Chávez-Castro no es ninguna invención. El ministerio español de Asuntos Exteriores acaba de enviar a La Habana y a Caracas la investigación de un juez de la Audiencia Nacional advirtiendo que existen nexos entre la ETA y las FARC, que los primeros contactos se efectuaron en La Habana y que alguno de los interlocutores de los etarras con la guerrilla colombiana vive en Cuba.

Éstos son los hechos y las realidades que la política exterior del gobierno mexicano debería tomar en cuenta. De nada sirve una retórica hueca y cursi que invoca la unidad latinoamericana para soslayar la violación de los derechos humanos y el involucramiento de Estados y gobiernos con organizaciones terroristas. La democracia y la prosperidad no van a caer del cielo. Para los cubanos esos objetivos pasan por el derrocamiento de la dictadura y la transición a la democracia. No hay en eso ningún misterio.

La política exterior de Felipe Calderón no es pragmática, pero tampoco se funda en principios. Más temprano que tarde se pagarán esos errores. El juicio de la historia será implacable. No hay régimen que dure 100 años y el de los hermanos Castro no será la excepción. Cuando caiga, el presidente Calderón será recordado por su silencio cómplice. Estará al lado de Lula da Silva y Hugo Chávez. Y no habrá ninguna organización de estados latinoamericanos que lo exculpe ni lo justifique.

Ahora mismo, Guillermo Fariñas, disidente en huelga de hambre, agoniza. ¿Su delito? Haber creado una organización política. ¿Su exigencia? Utilizar libremente el internet(3). ¡¿Qué viva Cuba libre?!


(1) Con excepciones como Óscar Arias, presidente de Costa Rica, que señaló que Cuba no puede ser considerado un Estado de Derecho, por lo cual los detenidos son sólo presos políticos: "Se trata de presos de conciencia, que no han cometido otro delito más que oponerse al régimen...y que deben sufrir penas excesivas sin haber causado un daño a otras personas".
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(2) En una declaración, el Parlamento Europeo condenó la muerte "evitable y cruel" del disidente Orlando Zapata, expresó preocupación por la salud del opositor en huelga de hambre Guillermo Fariñas y demandó la excarcelación de los presos políticos.
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(3) Fariñas, en su última huelga de hambre, sólo ya exigía la liberación de aquellos presos políticos que se encuentran muy enfermos. Ya ni siquiera luchaba por la liberación de internet que anteriormente peleaba.
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Foto: EFE
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