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jueves, 1 de julio de 2021

SABIDURÍA

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 Debemos tener gran amor, respeto, admiración y sumisión hacia Dios y su voluntad, considerando que Él es todo perdón cuando en el pecador hay contrición perfecta y propósito firme de enmendarse (aunado al propósito de confesarse sacramentalmente, a la brevedad), pero que también es perfecta justicia y que un día nos presentaremos ante su Juicio inapelable y eterno.

Ver:  http://www.catolicidad.com/2013/06/puede-dios-perdonarme-si-no-hay-un.html?m=1

martes, 2 de julio de 2019

LA LIBERTAD


“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.

Don Quijote de la Mancha. Parte 2. Capítulo 58.

Pintura de Edward John Gregory (1850-1909).
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martes, 27 de junio de 2017

CONSEJOS DE CÓMO GOBERNAR, DADOS POR DON QUIJOTE A SANCHO PANZA

Increíble validez de las enseñanzas de Cervantes para el arte de gobernar




Lectura parcial de textos del Quijote por Josep Maria Pou. Capítulo XLII de la segunda parte. De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula.

Decálogo de Don Quijote a Sancho

“Sancho: hijo, atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte, y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto de este mar proceloso donde vas a engolfarte; que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones.

1. “Primeramente, has de temer a Dios; porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada.

2. “Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte, como la rana que quiso igualarse con el buey.

3. “Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores, y preciate más de ser humilde virtuoso, que pecador soberbio. Innumerables son aquéllos que de baja estirpe nacidos han subido a la suma dignidad; y de esta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran.

4. “Mira, Sancho, si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para que tener envidia a príncipes y señores; porque la sangre se hereda, pero la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.

5. “Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.

6. “Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia. Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún enemigo tuyo, aparta las mientes de su injuria, y ponlas en la verdad del caso. No te ciegue la pasión propia en la causa ajena; que los yerros que en ella hicieres, las más de las veces serán sin remedio, y si le tuvieren, será a costa de tu crédito y aún de tu hacienda.

7. “Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera despacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros.

8. “Al que has de castigar con obras, no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.

9. “Al culpado que cayere debajo de tu jurisdicción, considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y, en todo cuanto fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstrate piadoso y clemente; porque, aunque los tributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea, a nuestro ver, el de la misericordia que el de la justicia.

10. “Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible; casarás tus hijos como quisieres; títulos tendrán ellos y tus nietos; vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y, en los últimos pasos de la vida, te alcanzará el de la muerte en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos.

“Esto que hasta aquí te he dicho son documentos que han de adornar tu alma”.

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sábado, 21 de abril de 2012

"NUNCA FUERA CABALLERO DE DAMAS TAN BIEN SERVIDO..."

EL HONOR QUE REDIME
"...su castidad se proyecta.."


Más al caer de este primer día de su carrera de gloria, Don Quijote “vió no lejos del camino por donde iba, una venta”, llegando a ella “a tiempo que anochecía”. Y las primeras personas con que topó en el mundo fueron “dos mujeres mozas, destas que llaman del partido”; encuentro con dos pobres rameras fue su primer encuentro en su ministerio heroico. Mas a él le parecieron “dos hermosas doncellas o dos graciosas damas, que delante de la puerta del castillo” –pues por tal tuvo a la venta– “se estaban solazando”. ¡Oh poder redentor de la locura! A los ojos del héroe las mozas del partido aparecieron como hermosas doncellas; su castidad se proyecta a ellas y las castiga y depura. La limpieza de Dulcinea las cubre y limpia a los ojos de Don Quijote. Y en esto un porquero tocó un cuerno para recoger sus puercos, y lo tomó Don Quijote por señal de algún enano, y se llegó a la venta y a las trasfiguradas mozas. Llenas éstas de miedo -¿y qué sino miedo ha de criar en ellas su desventurado oficio?– se iban a entrar en la venta, cuando el Caballero, alzada la visera de papelón y descubierto el seco y polvoroso rostro, les habló “con gentil talante y voz reposada” llamándolas doncellas. ¡Doncellas! ¡Santa limosna de la palabra! Pero ellas, al oírse llamar cosa “tan fuera de su profesión, no pudieron tener la risa, y fue de manera que Don Quijote vino a correrse”. He aquí la primera aventura del hidalgo, cuando responde la risa a su cándida inocencia, cuando al verter sobre el mundo su corazón la pureza de que estaba henchido, recibe de rechazo la risa, matadora de todo generoso anhelo. Y ved que las desgracias se ríen precisamente del mayor honor que pudiera hacérseles. Y él, corrido, les reprendió su sandez, y arreciaron a reír de ellas, y él a enojarse, y salió el ventero, “hombre que por ser muy gordo era muy pacífico”, y le ofreció posada. Y ante la humildad del ventero humillóse Don Quijote y se apeó. Y las mozas, reconciliadas con él, pusiéronse a desarmarle. Dos mozas del partido hechas por Don Quijote doncellas, ¡oh poder de su locura redentora!, fueron las primeras en servirle con desinteresado cariño.

"Nunca fuera caballero
de damas tan bien servido..."

Recordad a María Magdalena lavando y ungiendo los pies del Señor y enjugándoselos con su cabellera acariciada tantas veces en el pecado; a aquella gloriosa Magdalena de que tan devota era Teresa de Jesús, según ella misma nos lo cuenta en el capítulo IX de su VIDA, y a la que se encomendaba para que le alcanzase el perdón. El Caballero manifestó sus deseos de cumplir hazañas en servicio de aquellas pobres mozas, que aún aguardan el Don Quijote que enderece su entuerto. “Pero tiempo vendrá –les dijo– en que las vuestras señorías me manden y yo obedezca.” Y las mozas, que “no estaban hechas a oír semejantes retóricas” y sí soeces groserías, “no respondían palabra”; sólo le preguntaron “si quería comer alguna cosa”. Cesó la risa; sintiéronse mujeres las “doncellas mozas del partido”, y le preguntaron si quería comer. “Si quería comer…” Hay todo un misterio de la más sencilla ternura en este rasgo que Cervantes nos ha transmitido. Las pobres mozas comprendieron al Caballero calando hasta el fondo su niñez de espíritu, su inocencia heroica, y le preguntaron si quería comer. Fueron dos pobres pecadoras de por fuerza las primeras que se cuidaron de mantener la vida del heroico loco. Las adoncelladas mozas, al ver a tan extraño Caballero, debieron de sentirse conmovidas en lo más hondo de sus injuriadas entrañas, en sus entrañas de maternidad, y al sentirse madres, viendo en Don Quijote al niño, como las madres a sus hijos le preguntaron maternalmente si quería comer. Toda caridad de mujer, todo beneficio, toda limosna que rinde, lo hacen por sentirse madres. Con alma de madres preguntaron las mozas del partido a Don Quijote si quería comer. Ved, pues, si las adoncelló con su locura, pues que toda mujer, cuando se siente madre, se adoncella.

Miguel de Unamuno, Vida de Don Quijote y Sancho.

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jueves, 12 de noviembre de 2009

CÓMO SE CREÓ LA OBRA DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA


Un ateo muy "sabihondo" afirmaba en presencia de un sacerdote, que el mundo era obra del acaso.

El buen sacerdote le preguntó: - "¿Sabe Vd. cómo se compuso el Quijote de la Mancha? Voy a contárselo.. Un día, dejó Cervantes sobre la mesa de trabajo unos papeles en blanco. Sobre las hojas de aquellos papeles se pasearon largo rato unas moscas, dejándolas salpicadas de unos puntitos negros que usted conoce, de fijo. Quiso el acaso que dichos puntitos negros quedaran dispuestos de tal forma que resultara compuesto el primer capítulo de la gran novela. Repitióse la operación de las moscas, dando por resultado los capítulos segundo y tercero del incomparable libro, y tras algún tiempo el tomo completo de la célebre obra de Cervantes".

Contestó el ateo: "Padre, ¡no diga cosas tan absurdas!"

El sacerdote le respondió: "Si su inteligencia admite que el mundo es obra del acaso, ¿por qué no ha de admitir que lo es también la historia de Don Quijote que es bastante menos compleja que la creación entera?".
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