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martes, 22 de marzo de 2022
DE NO RECTIFICAR, LA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA NO CUMPLIRÁ PLENAMENTE LO SOLICITADO POR LA VIRGEN EN FÁTIMA
Hoy ha dicho el Papa que el acto será la Consagración DE LA HUMANIDAD, especialmente de Rusia y Ucrania, al Inmaculado Corazón de María.
No era la consagración de la humanidad, aunque se mencione especialmente a Rusia y Ucrania, lo que se pidió en Fátima.
La Virgen pidió la Consagración de Rusia por parte del Papa junto con todos los obispos del mundo en reparación de las ofensas.
Que ciertamente será válida y tendrá algún efecto bueno esta consagración, no lo dudamos, pero nuevamente será un acto incompleto como lo han sido los anteriores. La gracia de la conversión de Rusia a la fe Católica ‐prometida por la Virgen si se cumplía su petición‐ no se dará todavía, al menos totalmente.
Seguirá pendiente que se cumpla plenamente lo que pidió nuestra Señora en Fátima para que finalmente triunfe su Inmaculado Corazón.
lunes, 21 de marzo de 2022
LOS OBISPOS DE TODO EL MUNDO ESTÁN INVITADOS A UNIRSE A LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA Y UCRANIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA QUE REALIZARÁ EL PAPA EL VIERNES 25 DE MARZO.
Catholic News Agency. El Vaticano ha confirmado que el Papa Francisco está invitando a los obispos del mundo a unirse a él en la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. Matteo Bruni, director de la oficina de prensa de la Santa Sede, emitió la confirmación el 18 de marzo.
“Confirmo que el Papa Francisco ha invitado a los obispos de todo el mundo y a sus sacerdotes a unirse a él en la oración por la paz y en la consagración y encomienda de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María”, dijo.
CNA informó el 17 de marzo que el Papa tenía la intención de invitar a todos los obispos y sacerdotes católicos de todo el mundo a unirse al acto de consagración.
En una carta enviada urgentemente el 17 de marzo a todos los obispos de los Estados Unidos, el Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, el Arzobispo Christophe Pierre, reveló que el Papa Francisco tiene la intención de invitar a todos los obispos y sacerdotes católicos de todo el mundo a unirse al Acto de Consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María.
La carta, enviada por el reverendo Michael J.K. Fuller, Secretario General de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) y firmado por el Arzobispo Pierre, revela que "el Santo Padre tiene la intención de invitar a cada Obispo, o equivalente en la ley, junto con sus sacerdotes, a unirse a este acto de consagración, si es posible, a la hora correspondiente a las 5:00 pm hora de Roma".
“En los próximos días”, añade la carta, “el Santo Padre dirigirá una carta de invitación a los obispos, adjuntando el texto de la Oración de Consagración en los distintos idiomas”.
Los obispos católicos de América Latina y el Caribe ya han indicado que participarán. Los obispos católicos de Filipinas también han señalado su intención de unirse al acto de consagración, al igual que los obispos de Inglaterra y Gales.
El mismo día que el Papa realiza la consagración en Roma, el cardenal Konrad Krajewski, limosnero papal, recitará el acto de consagración en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima en Portugal.
martes, 5 de mayo de 2020
CRISTO NO JUSTIFICÓ A TODOS LOS HOMBRES, ÉSA ES LA FE CATÓLICA
Aunque lo diga Francisco, Jesucristo no justificó a todos los hombres
Ese “todos” es la visión del Señor que vino por todos y murió por todos. “¿Y también murió por aquel desgraciado que me ha hecho la vida imposible?”. También murió por él. “¿Y por aquel bandido?”: murió por él. Por todos. E incluso por la gente que no cree en él o es de otras religiones: murió por todos. Eso no quiere decir que se deba hacer proselitismo: no. Pero Él murió por todos, justificó a todos.
Vaya por delante que las palabras de un pontífice en una homilía improvisada -y el vídeo de la misma muestra que no fue leída- difícilmente pueden ser consideradas magisterio pontificio. Pero no por ello es menos grave que un Papa afirme algo que contradice expresamente la enseñanza de la Iglesia.
En el Decreto sobre la Justificación del Concilio de Trento, capítulo III, leemos:
No obstante, aunque Jesucristo murió por todos, no todos participan del beneficio de su muerte, sino sólo aquellos a quienes se comunican los méritos de su pasión. Porque así como no nacerían los hombres efectivamente injustos, si no naciesen propagados de Adan; pues siendo concebidos por él mismo, contraen por esta propagación su propia injusticia; del mismo modo, si no renaciesen en Jesucristo, jamás serían justificados; pues en esta regeneración se les confiere por el mérito de la pasión de Cristo, la gracia con que se hacen justos.
Y en el capítulo VI, vemos:
Dispónense, pues, para la justificación, cuando movidos y ayudados por la gracia divina, y concibiendo la fe por el oído, se inclinan libremente a Dios, creyendo ser verdad lo que sobrenaturalmente ha revelado y prometido.
Item más, dice el capítulo VII:
A esta disposición o preparación se sigue la justificación en sí misma: que no sólo es el perdón de los pecados, sino también la santificación y renovación del hombre interior por la admisión voluntaria de la gracia y dones que la siguen; de donde resulta que el hombre de injusto pasa a ser justo, y de enemigo a amigo, para ser heredero en esperanza de la vida eterna.
Y para que quede meridianamente claro, añade el capítulo VIII:
Cuando dice el Apóstol que el hombre se justifica por la fe, y gratuitamente; se deben entender sus palabras en aquel sentido que adoptó, y ha expresado el perpetuo consentimiento de la Iglesia católicaa; es a saber, que en tanto se dice que somos justificados por la fe, en cuanto esta es principio de la salvación del hombre, fundamento y raíz de toda justificación, y sin la cual es imposible hacerse agradables a Dios, ni llegar a participar de la suerte de hijos suyos. En tanto también se dice que somos justificados gratuitamente, en cuanto ninguna de las cosas que preceden a la justificación, sea la fe, o sean las obras, merece la gracia de la justificación: porque si es gracia, ya no proviene de las obras: de otro modo, como dice el Apóstol, la gracia no sería gracia.
Queda claro por tanto que no se puede decir de ninguna manera que Jesucristo justificó a todos los hombres, y mucho menos a los que no creen en Él y son de otras religiones. Tal afirmación es contraria al evangelio de Cristo, a la fe de la Iglesia. Y tal error es aún más grave si se le añade la oposición al proselitismo, que consiste en buscar la conversión de los incrédulos, de los no cristianos.
De hecho, el propio Señor Jesucristo indica que debemos hacer proselitismo pero no todos se salvarán, no todos serán justificados
«Id por todo el mundo, predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y se bautizare, se salvará; el que no creyere, se condenará»
Mc 16,15-16
Y a aquellos que no creyeron en Él, ya les advirtió:
«Si no creyéreis que yo soy, moriréis en vuestro pecado… El padre de quien vosotros procedéis es el diablo, y queréis hacer lo que quiere vuestro padre… el padre de la mentira. A mí, en cambio, porque digo la verdad, no me creéis. El que es de Dios oye las palabras de Dios; vosotros no las oís porque no sois de Dios»
Jn 8,21-24.44-47
Y también:
«El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo condene: la palabra que he hablado, ésa le condenará en el último día»
Jn 12,48.
Ni que decir tiene que, a diferencia de lo que sostenía el heresiarca Lutero, no basta solo con creer en Cristo. La fe sin obras es fe muerta (Stg 2,17 y 20). El Salvador enseñó que quien le llama Señor y no hace lo que Él dice, se condena (Luc 6,46-49). Pero sin fe ni siquiera es posible agradar a Dios (heb 11,6).
Recordemos la admonición del apóstol San Pablo:
«Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema!»
Gal 1,8-9
Y prediquemos lo mismo que San Pedro, Príncipe de los apóstoles y Vicario de Cristo:
«Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos».
Hech 4,11-12
¡Ay de mí si no anunciare el evangelio! (1 Cor 9,16)
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Luis Fernando Pérez Bustamante
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