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jueves, 14 de agosto de 2025

¿COMULGAR SIN CONFESARSE?

Este video también puede verse en:


 CONFESIONARIOS VACÍOS
Por Lic. Oscar Méndez Casanueva

Dice San Pablo, divinamente inspirado, que quien comulga en pecado mortal "come y bebe su propia condenación".
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De ahí la necesidad que nuestra alma esté limpia de todo pecado mortal para que pueda Cristo ser recibido por nosotros. De ahí la necesidad -también- de la confesión sacramental para todo aquel que se sepa en pecado grave. Recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la comunión sin estar perdonados por la confesión sacramental es un pecado gravísimo que se llama sacrilegio. Todo aquél que está en pecado grave, todo aquél que no esté en gracia santificante -misma que se obtiene por la absolución personal en el sacramento de la confesión-, todo aquél que viva en ese estado y no se confiese o se confiese mal (sin verdadero arrepentimiento e intención de evitar el pecado; es decir sin contrición y propósito de enmienda) y comulga sacramentalmente, está "comiendo y bebiendo su propia condenación", según la Palabra de Dios.
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Quienes no creen o no obedecen la moral que la Iglesia enseña, quienes no desean seguir las normas morales que Dios exige y el magisterio custodia, no deben -por ninguna excusa- acercarse a recibir la Sagrada Eucaristía.

Luego, es fundamental estar en gracia santificante para comulgar. ¡Qué importante es que vivamos en gracia y qué importante es que comulguemos con frecuencia! Pero que importante es, también, hacerlo con las debidas condiciones y con el amor necesario a Dios, estando conscientes que, precisamente, estamos recibiendo a Dios mismo presente en la hostia consagrada. Recibamos a nuestro Creador y Redentor, recibámoslo como lo que es: Nuestro Dios y Salvador, nuestro Rey y Señor.

Qué tristeza es ver que muchos viven conforme al mundo y de manera contraria a la Ley de Dios, y sin cambiar de actitudes ni confesarse van a recibir a Dios vivo presente en la hostia sin el menor discernimiento de lo que hacen, sólo por el qué dirán los demás y sin pensar en lo que Dios sí dice de esto. Es el lamentable "modernismo" que los ha impregnado, es la inconsciencia de lo que es recibir a Dios, es el permanecer en sus errores y en su vida de pecado, creyendo en un falso dios bonachón hecho a su gusto, medida y conveniencia.

Y qué tristeza es ver, también, que muchos sacerdotes "modernistas" no enseñan ya esta doctrina católica y con su silencio son cómplices del sacrilegio. Hay en ello mucha culpabilidad y Dios les pedirá cuentas. Algunos fieles tendrán el atenuante de su ignorancia (cuando ésta no sea culpable), mismo que no se presenta en los sacerdotes que, como tales, están bien instruidos y callan por contemporizar con el mundo o por una fe débil, o por poco celo pastoral y exiguo amor a las ovejas que les han sido encomendadas.

Urge, hoy, que los pastores vuelvan a hablar y enseñar esta doctrina tan olvidada por muchos o desconocida -incluso- de las nuevas generaciones. Si es tan común que nadie la cumpla, ¿les costaría mucho esfuerzo que nos la recordaran -aunque sea brevemente- durante cada celebración litúrgica?

Resulta contrastante ver tantos comulgantes y vacíos los confesionarios. ¿En verdad todos ellos estarán en gracia y no requerirán confesarse? Sin intentar penetrar en la conciencia de alguien en particular, las matemáticas parece que no cuadran y nos indican la tremenda realidad y el significado de este hecho. ¿O será realmente que alguien pueda vivir años y años sin el menor pecado mortal? Ciertamente puede ser el caso de algunas almas buenas. ¿Cuántas serán? Sólo Dios lo sabe. Si así fuera la situación de algunos, deben recordar, también, que existe el mandamiento de la confesión anual. ¿Pero, realmente, la mayoría que lleva meses y meses o años y años sin confesarse, tiene limpia la conciencia de cualquier pecado grave como para saberse en gracia santificante y poder recibir a Cristo vivo y realmente presente en la Eucaristía? ¿Y no contribuirán a este mal -de la comunión sin confesión- aquellos sacerdotes que ya no están disponibles habitualmente en el confesionario.

Por parte de muchos sacerdotes: Omisión de enseñar esta doctrina y poco o nulo tiempo en el confesionario.

Por parte de muchísimos fieles: Poca instrucción que genera -en muchos casos- una ignorancia culpable. En otros, un descuido irredento por los asuntos de Dios y un vivir de acuerdo a las máximas del mundo, adecuando la moral y las enseñanzas de Dios y de la Iglesia a sus propios caprichos y criterios personales. Todo ello, lleva a la sacrílega comunión en pecado grave y sin confesión sacramental, que los hace comer y beber su propia condenación.

En ambos casos, una multitud que comulga y los confesionarios....¡vacíos!.

En resumen, para poder comulgar es moralmente indispensable confesarse con el sacerdote si después de la última confesión bien hecha se ha cometido pecado mortal. Además, debe el católico vivir siempre en gracia para morir en gracia y, así, poder alcanzar en la eternidad la bienaventuranza con Dios, de ahí la necesidad de frecuentar el sacramento de la Confesión, particularmente si se ha tenido la desgracia de haber cometido un pecado grave (mortal).

MUY IMPORTANTE: CONSULTAR LOS SIGUIENTES TRES ENLACES (haz clic):

¡COMULGA EN GRACIA!:

CINCO PASOS QUE SE REQUIEREN PARA HACER UNA BUENA CONFESIÓN:

¿PUEDE DIOS PERDONARME SI NO HAY UN CONFESOR?:

Nota: Video del padre Jorge Loring, sacerdote jesuita.

miércoles, 21 de febrero de 2024

EL INFANTILISMO DEL ATEO


El ateo es el ser más crédulo que existe, pues su creencia es indemostrable y se fundamenta, esencialmente, en la FE de su misma y personal creencia.

Exalta a la ciencia como única vía del conocimiento, ignorando que la filosofía es complementaria, pero tratando en la práctica de emplearla e ignorando que es absolutamente imposible demostrar científicamente la inexistencia de Dios.

Lo más absurdo de algunos ateos es que, para liberarse de los dictados morales de su conciencia y crearse una moralidad propia, a modo, que les permita seguir sus gustos y poder dar rienda a sus pasiones, caen en la demencial actitud de pasarse la vida, como en un infantil berrinche, tratando de aturdir la propia conciencia combatiendo ¡aquello que dicen que no existe!

No comprenden que a Dios no se le conoce por métodos científicos o por pruebas de laboratorio, como tampoco su inexistencia se podría demostrar así, pretender eso es tan absurdo e infantil como tratar que una hormiga o una mosca investigue si existe o no y cómo funciona nuestro cerebro.

El ateo es tan crédulo que cree que de la NADA vinieron TODAS las cosas, que la materia se produjo sola, que de la materia MUERTA se produjo la VIDA, que el azar es "inteligente" y que del CAOS vino el ORDEN, que la materia puede crear al espíritu, que la INCONSCIENCIA produce CONSCIENCIA o que de lo IRRACIONAL surgieron seres con RAZONAMIENTO. ¡Se tiene que ser muy crédulo para creer algo de esto!

Algunos llegan a advertir su error en la madurez de su vida, ¿pero qué certeza hay de que llegarán a ella?

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martes, 16 de enero de 2024

EL INFIERNO EXISTE Y NO ESTÁ VACÍO


 

De nada valen los "me gusta pensar que..." y los "ojalá sea realidad" mi propio pensamiento contra la Verdad enseñada en las Sagradas Escrituras.

Cristo menciona dieciocho veces la realidad y la existencia del Infierno y que no está vacío, pues señala que ahí será el llanto y crujir de dientes, y que en el Juicio Final dirá a los réprobos: "Id malditos al fuego eterno".

La Santísima Virgen en Fátima mostró a los pastorcillos una visión del Infierno y la gran cantidad de almas que ahí están por su conducta rebelde contra Dios durante su vida.

Los pensamientos personales que contravienen la Enseñanza bíblica no tienen ningún valor, así sean de quien debería ser custodio de esa Enseñanza y tiene el deber de mantener firmemente el depósito de la fe.

Todo esto es tan absurdo como si alguien manifiestara que le gusta pensar que existen los círculos cuadrados y desea que sean realidades éstos, o que Dios crea algo que no tiene sentido y se mantiene vacío contrariamente a lo que Él mismo manifiesta en su propia Enseñanza.


sábado, 26 de agosto de 2023

CUANDO LOS NÚMEROS NO CUADRAN


CONFESIONARIOS VACÍOS

Por Lic. Oscar Méndez Casanueva


Dice San Pablo, divinamente inspirado, que quien comulga en pecado mortal "come y bebe su propia condenación".

De ahí la necesidad que nuestra alma esté limpia de todo pecado mortal para que pueda Cristo ser recibido por nosotros. De ahí la necesidad -también- de la confesión sacramental para todo aquel que se sepa en pecado grave. Recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la comunión sin estar perdonados por la confesión sacramental es un pecado gravísimo que se llama sacrilegio. Todo aquél que está en pecado grave, todo aquél que no esté en gracia santificante -misma que se obtiene por la absolución personal en el sacramento de la confesión-, todo aquél que viva en ese estado y no se confiese o se confiese mal (sin verdadero arrepentimiento e intención de evitar el pecado; es decir sin contrición y propósito de enmienda) y comulga sacramentalmente, está "comiendo y bebiendo su propia condenación", según la Palabra de Dios.

Quienes no creen o no obedecen la moral que la Iglesia enseña, quienes no desean seguir las normas morales que Dios exige y el magisterio custodia, no deben -por ninguna excusa- acercarse a recibir la Sagrada Eucaristía.

Luego, es fundamental estar en gracia santificante para comulgar. ¡Qué importante es que vivamos en gracia y qué importante es que comulguemos con frecuencia! Pero que importante es, también, hacerlo con las debidas condiciones y con el amor necesario a Dios, estando conscientes que, precisamente, estamos recibiendo a Dios mismo presente en la hostia consagrada. Recibamos a nuestro Creador y Redentor, recibámoslo como lo que es: Nuestro Dios y Salvador, nuestro Rey y Señor.

Qué tristeza es ver que muchos viven conforme al mundo y de manera contraria a la Ley de Dios, y sin cambiar de actitudes ni confesarse van a recibir a Dios vivo presente en la hostia sin el menor discernimiento de lo que hacen, sólo por el qué dirán los demás y sin pensar en lo que Dios sí dice de esto. Es el lamentable "modernismo" que los ha impregnado, es la inconsciencia de lo que es recibir a Dios, es el permanecer en sus errores y en su vida de pecado, creyendo en un falso dios bonachón hecho a su gusto, medida y conveniencia.

Y qué tristeza es ver, también, que muchos sacerdotes "modernistas" no enseñan ya esta doctrina católica y con su silencio son cómplices del sacrilegio. Hay en ello mucha culpabilidad y Dios les pedirá cuentas. Algunos fieles tendrán el atenuante de su ignorancia (cuando ésta no sea culpable), mismo que no se presenta en los sacerdotes que, como tales, están bien instruidos y callan por contemporizar con el mundo o por una fe débil, o por poco celo pastoral y exiguo amor a las ovejas que les han sido encomendadas.

Urge, hoy, que los pastores vuelvan a hablar y enseñar esta doctrina tan olvidada por muchos o desconocida -incluso- de las nuevas generaciones. Si es tan común que nadie la cumpla, ¿les costaría mucho esfuerzo que nos la recordaran -aunque sea brevemente- durante cada celebración litúrgica?

Resulta contrastante ver tantos comulgantes y vacíos los confesionarios. ¿En verdad todos ellos estarán en gracia y no requerirán confesarse? Sin intentar penetrar en la conciencia de alguien en particular, las matemáticas parece que no cuadran y nos indican la tremenda realidad y el significado de este hecho. ¿O será realmente que alguien pueda vivir años y años sin el menor pecado mortal? Ciertamente puede ser el caso de algunas almas buenas. ¿Cuántas serán? Sólo Dios lo sabe. Si así fuera la situación de algunos, deben recordar, también, que existe el mandamiento de la confesión anual. ¿Pero, realmente, la mayoría que lleva meses y meses o años y años sin confesarse, tiene limpia la conciencia de cualquier pecado grave como para saberse en gracia santificante y poder recibir a Cristo vivo y realmente presente en la Eucaristía? ¿Y no contribuirán a este mal -de la comunión sin confesión- aquellos sacerdotes que ya no están disponibles habitualmente en el confesionario.

Por parte de muchos sacerdotes: Omisión de enseñar esta doctrina y poco o nulo tiempo en el confesionario.

Por parte de muchísimos fieles: Poca instrucción que genera -en muchos casos- una ignorancia culpable. En otros, un descuido irredento por los asuntos de Dios y un vivir de acuerdo a las máximas del mundo, adecuando la moral y las enseñanzas de Dios y de la Iglesia a sus propios caprichos y criterios personales. Todo ello, lleva a la sacrílega comunión en pecado grave y sin confesión sacramental, que los hace comer y beber su propia condenación.

En ambos casos, una multitud que comulga y los confesionarios....¡vacíos!.

TEMA RELACIONADO: CINCO PASOS QUE SE REQUIEREN PARA REALIZAR UNA BUENA CONFESIÓN http://www.catolicidad.com/2012/03/cinco-pasos-que-se-requieren-para.html?m=1

domingo, 1 de abril de 2018

RESURRECCIÓN


Desde el día mismo de aquel soberano suceso de la resurrección, los escribas y fariseos difundieron entre el pueblo israelita la medrosa inepcia: “los discípulos vinieron de noche y hurtaron el cadáver"... Por esparcir a los cuatro vientos el infundio, pagaron a los que habían guardado el sepulcro, sin separarse de él ni un instante: “Mientras dormíamos, robaron el cuerpo”, afirmaron quienes, así, implícitamente, no tenían empacho en mostrarse como pésimos custodios.

¡Donosos testigos!... San Agustín hubo de oponerles este inescapable dilema: “Si dormíais, ¿cómo sabéis que os robaron el cuerpo? Y si no dormíais, ¿cómo os lo dejásteis robar?”... Basta un mínimo de sentido común para establecer lo burdo de la mentira. No es verosímil que los que en la hora suprema carecieron de agallas para defender la vida del Maestro, súbitamente y en mitad de su acobardada desolación se enfrentaran al peligro de los guardias armados.

¡Y qué guardias! Nada menos que soldados de las legiones romanas, habituados a los azares, artimañas y sorpresas de la vida militar; especialmente prevenidos contra las contingencias desagradables, posibles siempre en el ambiente de aquel pueblo levantisco que se hallaba en perenne y contumaz rebeldía contra el yugo de César, detestando cuanto representaba de una u otra manera su poder. ¡Soldados del Imperio, en cumplimiento de una misión de Pilatos, que se dejan vencer por el sueño y no se percatan de la ruidosa maniobra de hacer rodar la pesada losa que impide el acceso a la sepultura!...

Todo ello es, a la verdad, demasiado grueso para admitirlo. Como no lo ha admitido la inmensa falange de personalidades cuya vida fue ilustre por el saber, por la virtud, o por ambas cosas, desde los orígenes del Cristianismo hasta nuestros días. Todos ellos, en cambio, han tenido por cardinal convicción la fe en la resurrección de Jesucristo.

Ante lo estupendo del milagro, no son de asombrar algunas incredulidades. Los mismos discípulos de Jesús, en un principio, no dieron crédito al relato de las santas mujeres que les aseguraban que el Señor, otra vez, vivía. Los dos que con Él tropiezan en la ruta de Emaús, no le reconocen durante todo el trayecto. No es sino hasta el momento en que al dar principio a la cena –repitiendo el ademán que ellos bien tenían presente- coge el pan y les reparte de él, cuando sus ojos se abren a la pasmosa evidencia de la resurrección.

Oscar Méndez Cervantes



¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN A TODOS NUESTROS LECTORES-AMIGOS!
CRISTO HA RESUCITADO ¡REGOCIJÉMONOS!
Ver también: http://www.catolicidad.com/2010/04/cristo-resucito-aleluya-aleluya.html

viernes, 1 de septiembre de 2017

EL HEREJE SOLALINDE, MONAGUILLO DE COATLICUE Y DEFENSOR DE LA ESTATUA BLASFEMA.

- "Todos los dioses de los gentiles son demonios" (Salmo 96:5).
- "No os juntéis en yugo desigual con los infieles; porque ¿qué tiene que ver la justicia con la iniquidad? ¿Y qué compañía puede haber entre la luz y las tinieblas? ¿O qué concordia entre Cristo y Belial? ¿O qué parte tiene el fiel con el infiel? ¿O qué consonancia entre el templo de Dios y los ídolos? (2a. Cor. 6, 14-17).
- Ninguno va al Padre sino por medio de Cristo (Jo. 14,6) y no hay ningún otro Nombre bajo el Cielo en el cual el hombre pueda salvarse (Act. 4, 12). Él (Cristo) es la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jo. 1, 9) y quien no lo sigue camina en las tinieblas (Jo. 8,12). Quien no está con Él está contra Él (Mt. 13,30); y quien no lo honra ultraja también al Padre que lo ha enviado (Jo. 5.23). A Él el Padre le ha entregado el juicio de los hombres (Jo. 5,22); quien no cree ya ha sido juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo Unigénito de Dios (Jo. 3,18). En Él y en el Padre que lo ha enviado (Jo. 17,3).


ENTRA EN ACCIÓN EL MONAGUILLO DE COATLICUE

El P. Alejandro Solalinde aparece en escena para defender la blasfema obra que denigra a la Sma. Virgen de Guadalupe. La llama "una genialidad" y "obra maestra". Para ello, entre otras herejías sostiene que "la Virgen asume la fe que tenían los antiguos moradores en estas tierras, en estos dioses". ¡Jamás se oyó semejante blasfemia en boca de un creyente, ahora dicha por quien se dice sacerdote "católico"! Según él, Santa María de Guadalupe asume la fe idolátrica sobre los falsos dioses. Y agrega que a Dios no lo trajeron a América con la fe católica los españoles, sino que "Dios estaba aquí hace mucho tiempo (N. de la R.: con el falso culto a los ídolos)". Sostiene -¡nada menos!- que Cristo y Quetzalcóatl son una misma cosa y que "la Virgen de Guadalupe lo tiene (a Quetzalcóatl) en el vientre".

Dogmatiza, además, que "no es que una cosa sea la Coatlicue y otra cosa sea la Virgen de Guadalupe, (sino que) son diferentes momentos de la epifanía de Dios, de la historia de salvación". Luego, para este monaguillo de la Coatlicue, de la falsa diosa dizque madre de todos los falsos ídolos que adoraban los aztecas, ésta es lo mismo que la verdadera Madre de Dios, la Madre de Cristo. Él venera sincréticamente también a este ídolo al que se sacrificaban miles de vidas humanas. Por ello agrega: "La Coatlicue es la Madre tierra... la Madre Tierra y la Virgen de Guadalupe son inseparables y el maestro Ismael (Vargas) lo logró hacer con esa genialidad (¡!) que no he visto en ninguna obra". Pobrecito, considera legítimo el culto idolátrico como si fuese una deidad la tierra creada por Dios. ¿Y se considera "intelectual" y "católico"? 

Llamó ignorante al Cardenal Sandoval
O sea, contra la verdad histórica de que gracias a la evangelización y a la aparición de la Virgen de Guadalupe se erradicó mayoritariamente en América el falso culto idolátrico politeísta y se propagó la verdadera religión y la verdadera fe (muy distinta de las supersticiones idolátricas que sacrificaban vidas humanas a sus ídolos), independientemente de que se conservaran usos y costumbres como resultado de toda inculturización, viene ahora este monaguillo de Coatlicue a decirnos que lo mismo es su "diosa" que la Sma. Virgen María y lo mismo es Quetzalcóatl que Cristo (Dios mismo), que se hizo hombre para redimir al género humano. Mientras históricamente el Cordero de Dios vino al mundo a morir por amor a toda la humanidad, la mitología azteca nos habla de la dual "diosa" de la vida y la muerte, la bicéfala de figuras de serpientes y falda de calaveras que míticamente engendró a Huitzilopochtli que dizque nació armado y asesinó a sus hermanos y hermanas estrellas y cortó la cabeza de su hermana Coyolxauhqui. Y para Solalinde (no merece que se le denomine padre, que es el mismo que declaró a la pornográfica revista Play Boy que a los cuatro años de ordenado rompió su voto de castidad y que fue "maravilloso" y "milagroso": "Lejos de sentir culpa, ¡para nada!, ni me confesé") todo es igual y todo es lo mismo. Y entre tanta ignorancia y falsedad histórica y teológica que lo apartan de la Iglesia, tiene, para colmo, la desfachatez de llamar "ignorantes" y acusar de "fanáticos" a quienes no crean en sus herejías y paparruchadas y rechazan, congruentes con su fe, esta blasfema obra y siguen exigiendo cada vez más vigorosamente el retiro de este bodrio de la ciudad de Guadalajara.

viernes, 14 de julio de 2017

"SI NO TRAE ESTA DOCTRINA (LA CATÓLICA), NO LE RECIBÁIS EN CASA NI LE SALUDÉIS" (2 Juan 1:10).

 Las disposiciones o actos de carácter PASTORAL (como el caso de este video) no tienen la prerrogativa de la infalibilidad que sí gozan las enseñanzas sobre Fe y Moral cuando cumplen con todas las condiciones que la Iglesia exige para ello.

- "No os juntéis en yugo desigual con los infieles; porque ¿qué tiene que ver la justicia con la iniquidad? ¿Y qué compañía puede haber entre la luz y las tinieblas? ¿O qué concordia entre Cristo y Belial? ¿O qué parte tiene el fiel con el infiel?
"¿O qué consonancia entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois templo de Dios vivo según aquello que dice Dios: Habitaré dentro de ellos, y en medio de ellos andaré y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
"Por lo cual salid vosotros de entre tales gentes y separaos de ellas, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo".
(2a. Cor. 6, 14-17).

- "Las cosas que sacrifican los gentiles, las sacrifican a los demonios y no a Dios. Y no quiero que tengáis ninguna sociedad con los demonios; no podéis beber el Cáliz del Señor y el cáliz de los demonios. No podéis tener parte en la mesa del Señor y en la mesa de los demonios".
(I Cor. 10, 20 y 21).

- Ninguno va al Padre sino por medio de Cristo (Jo. 14,6) y no hay ningún otro Nombre bajo el Cielo en el cual el hombre pueda salvarse (Act. 4, 12). Él (Cristo) es la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jo. 1, 9) y quien no lo sigue camina en las tinieblas (Jo. 8,12). Quien no está con Él está contra Él (Mt. 13,30); y quien no lo honra ultraja también al Padre que lo ha enviado (Jo. 5.23). A Él el Padre le ha entregado el juicio de los hombres (Jo. 5,22); quien no cree ya ha sido juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo Unigénito de Dios (Jo. 3,18). En Él y en el Padre que lo ha enviado (Jo. 17,3).

- "Todos los dioses de los gentiles son demonios" (Salmo 96:5).

- Dios le indicó a Moisés: "destruye sus altares, rompe sus estatuas y arrasa los bosques (consagrados a sus ídolos). No quieras adorar ningún dios extranjero. El Señor tiene por nombre Celoso. Dios quiere ser amado Él solo" (Ex. XXXIV, 13-14).

- "Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina (la católica íntegra), no le recibáis en casa, ni le saludéis". (Nota: La orden es no para faltar a la caridad sino en virtud de la prudencia). 2 Juan 1:10.

¿Cómo es, entonces, que el Papa se presta para hacer este video donde se dice exactamente lo contrario a la orden de la Palabra de Dios y se proclama, además, que no importa de qué lado se suba a la montaña (símbolo de la vida hacia la Bienaventuranza) y que entre todos (de todas las religiones) nos debemos ayudar para "llegar" (sic) al mismo tiempo a la cima (entiéndese implícitamente que al Cielo), lo mismo que se señala EXPLÍCITAMENTE que hay que honrar a TODAS las falsas religiones?



- "¿Quién es mentiroso, sino aquel que niega que Jesús es el Cristo? Este tal es un anticristo, que niega al Padre y al Hijo. Cualquiera que niega al Hijo tampoco reconoce al Padre; quien confiesa al Hijo, también al Padre confiesa. Vosotros estad firmes en la doctrina que desde el principio habeís oído: Si os manteneís en lo que oísteis al principio, también os mantendreís en el Hijo, y en el Padre. Y esta es la promesa, que nos hizo Él mismo, la vida eterna" (1 San Juan 2,22-26).

- San Atanasio (siglo IV): “Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guardare íntegra e inviolable, sin duda perecerá para siempre”.

viernes, 2 de junio de 2017

EL SUPERIOR DE LOS JESUITAS, UN "PASTOR" CON OLOR A AZUFRE, NIEGA EL DOGMA DE LA EXISTENCIA DEL DEMONIO

  • Dios maldijo a la antigua serpiente: "Maldita serás... pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Ella (la Sma. Virgen) te aplastará la cabeza" (Gén 3,14-15).

“Los cristianos...hemos hecho figuras simbólicas, como el diablo, para expresar el mal". Esta herética tesis la sostiene, en reciente entrevista al diario EL MUNDO, el P. Arturo Sosa Abascal, sucesor de Pedro Arrupe -no de San Ignacio- en la nuevaolera Compañía de Jesús de la que es superior general (Prepósito General). El mismo que en febrero de 2017 escandalizó al mundo católico por sostener que "La doctrina (católica) no sustituye al discernimiento" y cuestionó las palabras de Cristo consignadas en la Biblia (Palabra de Dios) porque "en esa época nadie tenía una grabadora para registrar sus palabras" (entrevista concedida al vaticanista suizo Giuseppe Rusconi para el blog Rossoporpora y el "Giornale del Popolo" de Lugano).

Es Cristo, en tantísimos pasajes del Nuevo Testamento, quien llama al demonio "príncipe de este mundo" (Jo. 12-31; 14-30; 16-11). No es el caso exponer todos los lugares en que el mismo Cristo y la Biblia hablan de la Caída de los ángeles, que no se mantuvieron firmes en la verdad (Jo. 8-44), por lo que fueron condenados al fuego eterno (Mt. 25-41). Los diablos tientan a los hombres, a Judas (Lc. 22-3; Jo. 13-27), etc., etc. y como "león rugiente busca a quien devorar" (Pt. 1, 5-8). Basta saber que Cristo mismo exorcizó demonios y que es un dogma inmutable de nuestra fe su existencia. Juan Pablo II le dijo al Padre Amorth: "Quien no cree en el demonio no cree en los Evangelios". El propio Amorth, sacerdote exorcista, le dijo a un cardenal modernista que negaba la existencia del diablo: "Eminencia, es el Evangelio el que habla del demonio. Es el Evangelio el que nos dice que Jesús expulsa los demonios. Y no solo esto, es el Evangelio el que dice que entre los poderes que ha dado a los apóstoles está el de echar a los demonios. ¿Qué desea hacer, eliminar el Evangelio?... El Evangelio dice que el demonio existe y que tentó hasta al mismo Cristo. Jesús ha dado las armas, nos las ha dado también a nosotros, para vencerlo. El demonio puede todavía tentarnos, todos podemos ser tentados, como lo demuestra la oración contra el maligno que el mismo Jesús nos enseñó, en el Padrenuestro ("Líbranos del mal" se refiere al maligno)".

Durante exorcismos realizados por el P. Marcello Pellegrino Ernetti el demonio le reveló: "Pero sobre todo me alegran y me llenan de placer todos aquellos eclesiásticos que niegan mi existencia y mis obras en el mundo. ¡Son muchísimos! ¡Oh, qué gozo, qué gozo inmenso es eso para mí! ¡Porque de este modo trabajo tranquilo y seguro! Hoy en día incluso los teólogos son los que niegan mi existencia. ¡Qué hermoso, qué gozo! Incluso niegan a su Dios, que vino para destruirme. ¡Pero lo he vencido! ¡Bravo por estos sacerdotes! ¡Bravísimo por estos obispos! ¡Bravísimo por estos teólogos! Porque al actuar así todos se hacen mis fieles esclavos y yo hago con ellos lo que me dan ganas de hacer".

Sin duda, Satanás se ha introducido a los más altos puestos de la Iglesia.

No hablaremos de otras heterodoxas tesis modernistas, que también sostuvo este pseudojesuita en la misma entrevista, a favor de los matrimonios civiles entre homosexuales "para que no haya discriminación" y sobre su siguiente deseo: "La Iglesia del futuro tiene que tener una jerarquía distinta, con unos ministerios distintos" y sobre el dizque "sacerdocio" femenino. Pueden leerlas haciendo clic AQUÍ. Quien no cree en el demonio deja de ser católico. Y si se desean "pastores con olor a oveja", ¿por qué se mantiene en los más altos puestos a falsos pastores con olor a azufre? Falsos pastores que buscan "autodestruir" la Iglesia desde dentro y hacer prosélitos al modo que Cristo denunciaba: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros" Mat 23:15.

Si así está la cabeza de los jesuitas que traiciona no sólo a San Ignacio sino a Cristo mismo y a su Iglesia... no es de extrañarse cómo están la mayoría de ellos. 


TEMAS RELACIONADOS: 1) ¡EL DEMONIO EXISTE!, 2) CALLAR SOBRE EL INFIERNO: GRAVE PECADO DE OMISION, 3) LOS DEMONIOS, 4) EL PADRE AMORTH, EXORCISTA CATÓLICO, SE ENFRENTÓ A CARDENAL HEREJE QUE NIEGA LA EXISTENCIA DE SATANÁS

miércoles, 29 de marzo de 2017

CAMPANAS


Cerremos hoy, los ojos, y abramos oídos y corazón al melodioso vocerío de las campanas…

Su primer clamor venía a apagar en nuestra atmósfera el ronquido de aquelarre del caracol de guerra del Huichilobos. Y ese inicial clamor tenía el ritmo que acompasaba un balanceo de cuna, porque daba noticia, a los ángeles de Dios, de que una Patria nueva nacía.

Fue primero, menudamente, la campanilla que, en la diestra nervuda de algún soldado cortesiano, sabía trocar el mandoble derribador de ídolos por el reverente y jubiloso tintineo exaltador del verdadero Dios, al subrayar el momento de la Elevación en las misas de campaña del buen fraile mercedario Bartolomé de Olmedo. Fueron después, solemnes, las graves campanas del Convento de San Francisco, congregando a los indios para el propósito de adoctrinar y hacer vivir en cristiana vía. Fueron, más tarde, las campanas de todos los templos que brotaron, como por milagro, en estas tierras. Y todas anunciaron el nacimiento de la Patria soñada por la anchurosa ambición del venturoso capitán don Hernando de Cortés.

Desde entonces, su vibración surcó, sonorosa y ondulante, los aires de la Historia mexicana. Cantaron las campanas nuestras dichas colectivas. Dieron, también la voz de alarma en las horas negras en que el amago extranjero o la interna discordia amenazaron estrujar, uno a uno, los pétalos de la flor exquisita de nuestra autenticidad. Fue así que convocaron a los vecinos de nuestras ciudades costeras cuando los ataques de la envidia hecha piratería hincaban en ellas su zarpa, durante los siglos virreinales. Tuvieron el mismo acento militar al ser asaltadas las poblaciones de los inmensos, distantes territorios norteños por las oleadas ululantes de los indios bárbaros. No de otra suerte hubieron de sonar cuando la marcha de los invasores yanquis preludiaba dolorosas mutilaciones geográficas: nuestras campanas, entonces, tocaron a rebato y somatén llamando a la guerra santa a todos los hombres capaces de empuñar un arma.

Supieron también las campanas ser las rectoras de esos dos pulmones espirituales que fueron nuestros conventos y nuestras ciudades. Marcaron en ellos las horas de la vida, y distribuyeron, sabiamente, con sus toques que dividían la jornada, el maravilloso dinamismo que, dentro de unos y otras, sabía ir construyendo la Patria… Hoy, los que desatentados y fuera de centro nos movemos y agitamos, sin saber por qué ni a dónde, no somos ya capaces de comprender toda la trascendente dimensión de aquella actividad, recia por serena, y fecunda por ordenada ya que –según la Filosofía- el orden, para el hombre implica una meta, un fin personal y nacional conocido y querido, y un empleo tesonero y sagaz de los medios que lo logran.

Es por ello que hay que volver al íntimo y glorioso sentido de nuestras viejas campanas; esas que, ya en la torre que señorea el caserío rural, ya en el campanario catedralicio, en su voz repiten el hosanna con que nuestras esencias nacionales renuevan, cada día -en la invencible reiteración secular de la Tradición-, la vigencia de la Realeza social de Cristo. Porque esa Realeza ha amparado -desde los primeros frailes franciscos hasta nuestros días-, en el repique de las campanas, a cada miembro de las generaciones mexicanas. En la hora en que viene al mundo y en la hora en que deja su mala posada para realizar el tránsito supremo a la Patria de la Bienaventuranza. Y también en la dulce algazara de las bodas, cuando su lengua de bronce nos dice, amorosamente, el presagio de la fecundidad conyugal en que se contiene, en símbolo y en prenda, la perennidad de México. De esta suerte, si las campanas signan nuestra aparición y desaparición en lo individual, rubrican y aseguran la persistencia de la Patria histórica, la que es a su vez atisbo luminoso de la eterna, gigante Patria ultraterrena en que gentes de todo pueblo y raza confluyen para oír, en un redoblar inacabable, las campanas de unas bodas sin término en la duración y sin medida en el gozo.

Oscar Méndez Cervantes



sábado, 21 de enero de 2017

LA PROTESTANTIZACIÓN EN LA IGLESIA

"Vi también en Alemania a eclesiásticos mundanos y protestantes iluminados manifestar deseos y formar un plan para la fusión de las confesiones religiosas y para la supresión de la autoridad papal.
¡Y este plan tenía, en Roma misma, a sus promotores entre los prelados!" (AA.III.179)

Visiones y Revelaciones de Ana Catalina Emmerich


LA PROTESTANTIZACIÓN EN LA IGLESIA

A continuación señalamos once de los pasos que se han dado en el proceso de intentar la protestantización de la Iglesia. No son los únicos, pero sí de los más importantes. Naturalmente que conforme a la promesa de Cristo, siempre habrá una parte sana de la Iglesia que se conserve verdadera y totalmente católica y rechazará la protestantización que se quiere imponer. Todo indica que la apostasía general anunciada en la Escritura Sagrada se encuentra en un proceso muy avanzado. No obstante todo esto, sabemos por fe que finalmente la Iglesia triunfará. 

1.- A seis pastores protestantes se les permitió colaborar con Mons. Aníbal Bugnini (posteriormente acusado de masón y desterrado por lo mismo como diplomático pro-nuncio en Irán) en la elaboración del nuevo rito de la Misa (impuesto en 1969) al que se suprimió la manifestación de aquella teología católica que molestaba a los llamados "hermanos separados" y se creó un nuevo rito que a decir del cardenal Bacci y el cardenal Ottaviani (Prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe) "se aleja de modo impresionante, tanto en conjunto como en detalle, de la teología católica de la Santa Misa tal como fue formulada por la 20ª sesión del Concilio de Trento que, al fijar definitivamente los «cánones» del rito, levantó una barrera infranqueable contra toda herejía que pudiera atentar a la integridad del Misterio" (Ver su Carta a Pablo VI que acompaña la presentación del Breve Examen Crítico de Novus Ordo Missae mismo que analiza y critica teológica y litúrgicamente el rito EN SÍ MISMO -aunque se celebre solemnemente- y prevé los abusos que de él se derivarán).
2.- Luego de lo anterior, varios pastores protestantes declararon poder "celebrar" su Cena con el mismo rito de la nueva Misa al desaparecer los obstáculos teológicos que ese rito secular (la Misa Tradicional) presentaba contra sus herejías. Mons. Bugnini reconoce que la reforma litúrgica se realizó con una intención "ecuménica" para agradar a los protestantes.
3.- A partir de noviembre de 1969 se prohíbe (contra todo Derecho, pues nunca fue abolida) EN LA PRÁCTICA la celebración de la Misa Tradicional con pueblo y se persigue, se acosa y/o sanciona a quienes la ofician.
4.- En la últimas décadas, contraviniendo la doctrina tradicional así como las disposiciones de Pío XI que la recuerdan (encíclica Mortalium Animos), se realizan múltiples actos ecuménicos como los efectuados en Asís.
5.- Se extiende por la Iglesia el gravísimo error de que las sectas protestantes son también caminos de salvación y que dizque conforman (junto con los ortodoxos y católicos) la Iglesia de Cristo, desconociendo así la verdad dogmática (que siempre predicó la Iglesia) que señala que la única Iglesia de Cristo es la Católica y ésta constituye el único y verdadero camino de salvación.
6.- Hasta 2007, luego de tres pontificados, Benedicto XVI reconoce que el rito tradicional de la Misa nunca fue abolido y que cualquier sacerdote tiene derecho de emplearlo. No obstante, muchos obispos -contra todo Derecho- siguen evitándolo en sus diócesis y excluyendo a quienes intentan oficiarlo.
7.- En octubre de 2016 una estatua de Lutero preside la audiencia papal. Ahí mismo un grupo de protestantes entrega un lujoso libro con las tesis de Lutero al papa Francisco que lo recibe sonriente y muy agradecido.
8.- Días después, Francisco acude a Suecia a homenajear a Lutero y a conmemorar -con los luteranos- la (mal llamada) Reforma protestante. Se refiere al heresiarca blasfemo con estas palabras en la catedral luterana de Lund: "Lutero encontró a ese Dios misericordioso en la Buen Nueva de Jesucristo" (31-X-16). Ahí mismo firma una Declaración que dice: "Estamos agradecidos profundamente por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma (luterana)".
9.- En la víspera de la fiesta de la Epifanía del Señor, el Pontificio Consejo para la Unión de los Cristianos, emitió un documento acerca de las nuevas relaciones entre católicos y luteranos. Allí nos enteramos que “Separando lo que es polémico de las cosas buenas de la Reforma, los católicos ahora son capaces de prestar sus oídos a los desafíos de Lutero para la Iglesia de hoy, reconociéndole como un «testigo del evangelio»”.
10.- En enero de 2017 Francisco declara que -según él- la intención de Martín Lutero, hace quinientos años, “era la de renovar la Iglesia, no de dividirla” y que “al mismo tiempo tenemos vivo en el corazón el arrepentimiento (SIC) sincero por nuestras culpas (SIC)” (Ver AQUÍ). Y felicitó al cardenal Kurt Koch (ver video abajo), presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, por su artículo en L’Osservatore Romano, donde señaló: "(Lutero) tenía en mente la renovación de toda la cristiandad en el espíritu del Evangelio... en el Concilio Vaticano Segundo, Martín Lutero habría “encontrado su propio concilio”". Koch, cuando hablaba como católico, dijo en 2012 que la Iglesia no celebraría en 2017 el cisma de Lutero porque la Iglesia "no celebra un pecado".
11.- La Santa Sede anuncia que elaborará un timbre postal con la figura del heresiarca para conmemorar los 500 años de su cisma (al que indebidamente llama "Reforma"). Seguramente veremos acelerarse este proceso de protestantización en 2017 con motivo de esta "conmemoración". Se rumora que si ya se abrió la puerta al sacrilegio para que -en ciertos casos- los divorciados en nueva unión adulterina comulguen, la misma puerta se abrirá sacrílegamente también a los protestantes sin que se conviertan.

Se habla mucho de "misericordia", pero ya se iniciaron las sanciones y amenazas a quienes se oponen al sacrilegio y a la protestantización de la Iglesia. De hecho, la comunión a los divorciados en amasiato es un paso significativo en la misma y una homologación a las costumbres protestantes. Así, el pasado 16 de enero, el obispo de Pereira, Colombia, Monseñor Rigoberto Corredor, ha suspendido a divinis al sacerdote Luis Carlos Uribe Medina por rechazar la pastoral heterodoxa derivada de "Amoris Laetitia" (exhortación cuyas tesis ya estaban escritas desde hace 10 años por el cura argentino Víctor Manuel Fernández, amiguísimo del entonces cardenal Bergoglio y que se transcribieron después de realizar dos inútiles y onerosos sínodos, siendo que las tesis ya estaban predeterminadas). Por su parte, el obispo Mario Grech, de la diócesis de Gozo, Malta, está diciendo que despojará a todos los sacerdotes de sus facultades sacerdotales si no siguen sus nuevas directrices (éstas dicen: "Si ... una persona separada o divorciada que vive en una nueva relación puede ... reconocer y creer que él o ella está en paz con Dios, no puede ser excluido de la participación en los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía"), las cuales contradicen la doctrina dogmática e inmutable de la Iglesia y la disciplina inamovible íntimamente derivada de la misma, establecida en el canon 915 de Código de Derecho Canónico, el cual ordena que "No deben ser admitidos a la Sagrada Comunión los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave". Este juicio se basa en la situación objetiva de la pareja, llamada fuero externo, y es completamente independiente de su sentimiento subjetivo de culpa, que es parte de lo que se llama el fuero interno.

Como puede observarse, la persecución y las sanciones canónicas inválidas se pretenden aplicar nuevamente, como cuando injustamente se realizó el mismo proceso con quienes defendían 
la Misa tradicional y perseveraron en oficiar un rito que permanecía vigente (decretado a perpetuidad por san Pío V), como muchos años después reconocería Benedicto XVI.

El proceso de protestantización está acelerándose progresivamente, de hecho en la Congregación para la Doctrina de la Fe y en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, aún conservando a sus titulares, se han despedido -el año pasado (2016)- aquellos elementos que se oponían a este proceso. Lo mismo ocurrió con el cardenal Burke por objetar en los sínodos que se otorgara sacrílegamente la Eucaristía a los divorciados en amasiato. Por ello fue dado de baja como Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica y desterrado de Roma como patrono de la Soberana Orden de Malta a la que también la Santa Sede amenaza con intervenir como lo hicieron con los Franciscanos de la Inmaculada que se habían vuelto "demasiado" tradicionales.

Todo apunta al inicio de la gran apostasía. Agradézcanle quienes se dan cuenta de ello y pidan mucho a Dios la gracia de permanecer fieles hasta el final, pues durante este proceso será cuantioso el número que irá desertando y, aborreciendo lo que creían, hasta imaginarán hacerlo en nombre de Dios. Muchos fieles y clérigos ya se han hecho modernistas y se han protestantizado (en mayor o menor grado) sin siquiera advertirlo, pues cuando alguien vive inmerso entre malos olores, si ya lleva tiempo, ni los nota. Ese proceso será gradual e inadvertido -lo es ya para muchos- como el de la rana que muere hervida por haberse calentado poco a poco el agua en la que se encontraba. La Escritura profetiza que esta apostasía será universal. Es decir, solo unos cuantos conservarán la fe y la fidelidad a la Iglesia Católica. Será una verdadera gracia de Dios y un efecto de sus oraciones y de su férrea y buena voluntad, pues deberán vencer mil tentaciones (entre ellas: la presión social, la soberbia intelectual, el juicio propio, la rebelión a Dios con pretexo de la obediencia a la autoridad -que es el golpe maestro de Satanás-, el cansancio en la lucha, etc.) que el Maligno les pondrá para desviarlos. Estemos alertas y oremos mucho para conservar esa fe íntegra y defender la catolicidad.


Tengamos siempre presente la advertencia de san Pablo: "Pero si aun nosotros mismos o un ángel del cielo, os predicase un evangelio contrario al que les hemos anunciado, sea ANATEMA" Galatas 1:8 

Ven, Señor Jesús.






COMENTARIO AL VIDEO: La Verdad y el error no están en paridad para "redescubrir" nada. La Iglesia Católica posee íntegro el Evangelio, es la herejía la que debe dejar de serlo para volverse realmente a Cristo y descubrirlo íntegramente. No hacerles ver esto a los errados herejes es contrario gravemente a la caridad que debe velar por la salvación de sus almas. La misión de la Iglesia es ésa: salvar almas y hacerles ver, con caridad, a los errados sus yerros y predicarles la Verdad inmutable que tiene como depósito divino, atrayéndolos a la verdadera y única Iglesia de Cristo: la Católica fundada por N.S. Jesucristo sobre la roca de Pedro. La orden de Cristo fue: "Id por todo el mundo, y predicad el evangelio A TODA CRIATURA. El que crea y se bautice, se salvará; mas el que no crea, se condenará." (Mc. 16: 15-16). Pero ahora, contrariando esto, en nombre del falso ecumenismo se dice que todo proselitismo está proscrito.

viernes, 6 de enero de 2017

miércoles, 4 de enero de 2017

ACERCA DE UNA ABSURDA OBJECIÓN A LAS "DUBIA"

ADEMÁS, ABRIR UNA RENDIJA AL SACRILEGIO, PERMITIRÁ FINALMENTE ABRIRLE LUEGO LA PUERTA ENTERA


1.- ¿Qué debe hacer un confesor cuando un penitente se confiesa de ser un médico abortista y cree que este crimen sólo es un pecado venial y no tiene propósito de enmendarlo?

Deberá hacerle ver la gravedad de este crimen (señalarle que es pecado mortal pues es privar la vida a un ser humano), exhortarlo al arrepentimiento y a que se proponga firmemente no volver asesinar no natos. En caso de no arrepentirse ni tener propósito de enmienda no podrá darle la absolución (si tuviera la facultad para perdonar esta gravísima falta) y advertirle que existe excomunión para quien practica o colabora en un aborto. Naturalmente deberá quedarle claro al penitente que no puede acercarse a recibir la Eucaristía en esta situación.

Como se verá, el que el penitente haya creído que era solo falta venial, no lo autoriza a seguir cometiéndola y si no existe propósito de corregir su conducta ni arrepentimiento no puede ser absuelto de sus pecados. Por lo mismo no puede comulgar.

2.- ¿Qué debe hacer un confesor cuando un penitente se confiesa de explotar sin medida a sus empleados  -pagándoles un salario de hambre y haciéndolos trabajar mucho tiempo de más sin remuneración- y cree que este crimen sólo es un pecado venial y no tiene propósito de enmendarlo?

Deberá hacerla ver la gravedad de esta injusticia  (señalarle que es pecado mortal contra la justicia y el amor al prójimo), exhortarlo al arrepentimiento y a que se proponga firmemente evitar y reparar esta injusticia. En caso de no arrepentirse ni tener propósito de enmienda no podrá darle la absolución. Naturalmente deberá quedarle claro al penitente que no puede acercarse a recibir la Eucaristía en esta situación.

Igual que en el caso anterior, el que el penitente haya creído que era solo falta venial, no lo autoriza a seguir cometiéndola y si no existe propósito de corregir su conducta ni arrepentimiento no puede ser absuelto de sus pecados. Por lo mismo no puede comulgar. La disciplina de la Iglesia no puede estar divorciada de la doctrina enseñada por Cristo ni de las enseñanzas de san Pablo divinamente inspirado. Quien la rompe y comulga en pecado mortal, come y bebe su propia condenación, enseñó el apóstol. ¿O acaso san Juan hubiese podido permitir a Herodes vivir conyugalmente con su ilegítima mujer?

Son sólo dos ejemplos del caso en que un pecador no tiene la conciencia de la gravedad de su pecado, pero que siendo advertido de la misma no muestra ni arrepentimiento ni propósito de enmendarse ahora que ya sabe que es pecado mortal. Nadie puede ser absuelto si tiene la intención de pecar mortalmente. El propósito de pecar mortalmente ya es en sí una falta grave aunque todavía no se materialice.

Todo esto viene a colación porque algunos -de buena fe pero ignorantemente o de mala fe, solo Dios lo sabe- tratan de justificar el que se pueda "absolver" a quien vive en concubinato (el caso de los casados ante la Iglesia que se divorcian y se juntan o se dizque "casan" civilmente) con el pretexto de que algunos no tendrán la conciencia de que viven en pecado mortal y dicen -falsamente contra la doctrina de la Iglesia- que podrían comulgar.

¿Qué debe hacer el confesor en tal caso? Deberá hacerle ver la doctrina que explícitamente Cristo señaló, explicándole que es un pecado mortal vivir así, en un verdadero concubinato, aunque tuviesen una acta de "matrimonio" del Registro Civil. Deberá, con caridad y de manera inteligente, buscando el bien del penitente, exhortarlo a corregirse, a romper ese modo de vida pecaminoso ateniéndose a lo que enseña la Iglesia y explicándole que mientras no se arrepienta, ni tenga el propósito de corregirse ni cambiar de vida, no puede ser absuelto ni puede acceder a la comunión eucarística cuando asista al Santo Sacrificio de la Misa. Pues comulgar en estado de pecado mortal -en cualquier clase de pecado mortal- es cometer una profanación y un sacrilegio que lleva a quien lo haga a comer y beber su propia condenación, como advierte san Pablo.

La excusa de que tal vez "no había o pleno conocimiento o libre consentimiento" desaparece al advertírsele que es pecado mortal y esa persona, ya con pleno conocimiento, voluntaria y libremente no quiere salir de él. El confesor no debe dejarlo en la ignorancia sino orientarlo y hacerle saber cómo son en realidad las cosas. No habiendo propósito de enmienda, absolverlo por su ignorancia -que puede ser culpable en muchísimos casos-, en lugar de orientarlo correctamente es hacerse cómplice de su pecado. Y es una injusticia contra el mismo penitente y contra su legítimo cónyuge el dejarlo creer que puede vivir en adulterio sin pecar mortalmente. Además, hasta de los pecados realmente veniales debe existir un propósito de enmienda al confesarlos. ¿Cómo es que se confiesa si no existe ese propósito? 

Como puede observarse, las normas de los casos 1 y 2 aplican a todo pecado mortal. El adulterio y concubinato en el que incurren los casados por la Iglesia que viven con otra pareja que no es su legítimo cónyuge ante Dios es un pecado mortal.  Y si existe ignorancia -sea culpable o no- debe sacarse del error al penitente y no confirmarlo en él. Luego, no puede ni absolverlo ni darle la comunión eucarística, mientras no exista un genuino propósito de enmienda derivado del arrepentimiento, pues incurriría en sacrilegio.

Esto lo sabe todo moralista y debe saberlo todo sacerdote. Suponer que los cuatro cardenales que presentaron las "dubia" desconocen que para que exista pecado mortal se requiere además de la materia grave, el pleno conocimiento y el  libre consentimiento, como alguno se atrevió en su ignorancia a sugerir, o que omiten deliberadamente esto, es tan infantil como precario su razonamiento y nos quieren venir a descubrir el agua caliente. En realidad, las "dubia" suponen claramente TODA la doctrina sobre los sacramentos de la Confesión, la Eucaristía y el Matrimonio y piden al Papa que la confirme, pues ésa es -como Vicario de Cristo- la función primordial que le dejó Cristo: confirmar a todos los católicos en la fe (Lucas 22:31-32).




miércoles, 14 de diciembre de 2016

LA GRAN APOSTASÍA

  • "Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Para nada aprovecha ya, sino para tirarla y que la pisen los hombres" (Mt. V, 13).
  • "¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?" (Lc. VI,39).
  • Sin la apostasía mayoritaria del clero no habría la apostasía universal profetizada en la Palabra de Dios.


Si en determinados casos se permite la comunión a los divorciados vueltos a casar que viven, por lo mismo, públicamente en amasiato (Amoris Laetitia), si se dan los sacramentos a quienes han decidido aplicarse la eutanasia atentando -como homicidas- contra su vida*, cada vez se irán abriendo más y más las puertas a otros sacrilegios -en otros casos y clases de faltas graves contra los Mandamientos de Dios- de quienes viven en constante pecado mortal, sin arrepentirse ni cambiar de vida y se acercan indignamente a comulgar. Se inicia entreabriendo una rendija a la herejía doctrinal contra la Palabra de Dios y a la abominable práctica sacrílega, para después ir -poco a poco- abriéndola más y más hasta que -finalmente- quede totalmente abierta. Para culminar la traición, acabarán ofreciendo el Cuerpo de Cristo no sólo a los pecadores empedernidos sino también a quienes no profesen íntegra la fe católica. Es la lógica consecuente de la herejía que va por todo. Es la nueva traición a Cristo que conduce a la apostasía general profetizada en las Sagradas Escrituras. Dijo Cristo: "Cuando vuelva a la tierra, ¿os parece que hallaré fe?". Lc 18,8.

Tú, estimado lector-amigo, ¿te dejarás guiar por ciegos que -en tal caso- te llevarán al precipicio eterno? Hay guías ciegos que pecan por omisión (los que callan y toleran) y los hay que pecan por acción (los que promueven y aprueban la herejía y el sacrilegio). Ambos participan, de diferente forma, en esta nueva traición a Cristo. Por ello solo hablan de "misericordia" (sin necesidad de arrepentimiento, propósito de enmienda, Confesión y penitencia) y poco o nada del pecado, ni del infierno para quien muera impenitente EN sus graves pecados.

*NOTA: Las nuevas y sacrílegas directrices pastorales de las diócesis canadienses del Atlántico permiten -sin ningún derecho- que los sacerdotes den la Comunión, la Extremaunción y absuelvan de sus pecados a los que pretenden suicidarse con auxilio médico, según la ley canadiense. La decisión será tomada por cada sacerdote, después de un «encuentro pastoral» con el interesado y su familia (ver AQUÍ).

miércoles, 20 de julio de 2016

LA CAMPANA SILENCIOSA Y EL DESTINO DE LA RANA


Por: Lic. Oscar Méndez Casanueva

Un filósofo francés, al reconstruir algunas páginas de su infancia, recuerda que en su pueblo había una pequeño convento cuya existencia se hacía presente mediante el diario tañir de una pequeña campana. Al paso de los años, ésta dejó de escucharse. Alguna vez, para su azoro, descubrió que la campana jamás había dejado de repicar y que lo que en realidad había sucedido era que el pueblo había crecido y se lo había comido la “modernidad” y el ruido.

Ciertamente, algo similar acontece en el corazón del hombre. La voz de Dios y su gracia, que tan nítidamente escuchábamos y vivíamos durante nuestra niñez, van quedando sepultadas por los trajines y dificultades que ofrece la vida adulta, especialmente en el seno de un mundo racionalista y petulante.

Este proceso se inicia en la época de la adolescencia y adquiere todo su vigor durante la juventud. Toda una maquinaria enajenante incide en la formación de mentalidades homogéneas que alejan al hombre de Dios con pretextos de una formación laica –en realidad atea- y una corriente “cientificista”. Nunca ha sido tan cierto aquello de que poca ciencia aleja de Dios y mucha y verdadera ciencia acercan a la criatura a su Hacedor.

Escuelas y universidades difunden conocimientos y técnicas, pero se olvidan del espíritu y de la formación axiológica del hombre. No tienen una escala de valores, más no sólo eso, sino lo que es aún peor: ridiculizan los más altos valores morales y tachan de supersticiosas las creencias religiosas.

Los medios de comunicación no se quedan atrás. En su gran mayoría utilizan la vieja táctica de dos pasos al frente y uno para atrás, en el programa de la descatolización permanente.

No hay más que ver un botón de muestra: La propaganda abortiva que efectúan siguiendo la recomendación que se hizo al gobierno mexicano denunciada, en su momento, por el Dr. Bernard Nathanson.

El cine y la televisión con su gran influencia en la creación de criterios y mentalidades han formado generaciones completas de hedonistas sin un verdadero criterio intelectual. El sexo, la violencia, la comodidad y la corrupción, en sus diferentes matices, bombardean a sus pasivos receptores.

Ni que decir de videos, revistas y “cuentos” –sobre todo para el sector más popular-, donde la vulgaridad ha alcanzado, en los últimos años, proporciones ilimitadas. Y también, ahora, la pornografía más cruda y deleznable se encuentra en un gran número de hogares -al alcance de niños y adultos- por medio del internet.

Todo este programa de descatolización que ataca a pasos, cada vez más acelerados, a toda la población, va generando una sociedad sin valores, cada día más alejada de Dios y despreocupada de contrarrestar esta ofensiva que actualmente toma la bandera de la "ideología de género". Lo asombroso consiste en que esta misma sociedad que tanto se queja de la corrupción –a todos los niveles- y de la delincuencia incontrolable que sufre, no sólo no ataca, sino ni siquiera alcanza a adivinar las verdaderas causas de sus males. Ciertamente, está sufriendo el destino de la rana: se dice que si se pone a este animal en una olla con agua muy caliente, brincará de inmediato procurando escapar. En cambio, si se le coloca en una olla con agua fría y se calienta ésta poco a poco, a fuego lento, la rana quedará ahí mansamente, hasta morir hervida.

Así exactamente igual, ha sido la embestida descatolizadora de nuestra sociedad que está viviendo el destino de la rana.

Un proceso social tan enajenante, que aleja al hombre de la verdad trascendente, que le hace olvidar, si no es que hasta desconocer su fin último, sólo es explicable por una suma de voluntades, quebrantadas y manipuladas si se quiere, pero culpables por actos de cerrazón y repudio a Dios. Porque si es una gracia de Dios creer en Él inicialmente, lo es también, y muy grande perseverar en la fe por encima de las dificultades que presenta el mundo desorbitado en el que hoy vivimos.

Si bien, la fe y la fidelidad a Dios y a su Iglesia son una gracia de Dios, también provienen de una determinación personal. No puede creer el que no quiere. El que desea creer, sólo creerá si recibe esta gracia de lo Alto. Don que Dios no niega a quienes lo piden y lo desean con sinceridad, pero que no otorga a aquellos que en el fondo de su realidad verdaderamente no buscan ese don. La gracia de la fe puede producirse en un instante, como una chispa, pero la de perseverar debe ganarse con la plegaria y el esfuerzo diarios. De otro modo, cuando el alma se cierra -en alguna medida- a Dios, puede perderse la fe, aunque se le cierre negando un solo artículo del Credo. Dios es celoso: todo o nada, porque Él no transige.

Es la tragedia de las tragedias, la del hombre infiel que pierde a Dios y el sentido de lo sobrenatural. Es un mundo interior desolado que por una parte se disfraza de suficiencia ante los demás y por la otra se trata de llenar frenéticamente con elementos que atemperen esa desolación y el vacío que lo aprisiona. Esta tragedia se procura acallar por mil medios: dinero, honores, poder, conocimientos, arte, etc.

Por último, la fe madura es una percepción interior y sobrenatural de la realidad en la que se cree. Es la vivencia de las verdades que una vez “sólo se creyeron”, es profunda, vital, imposible de confundir con convicciones simplemente intelectuales. Es la fe que impone entregar la vida por Cristo al mártir o desgastarse al máximo al misionero, olvidándose de sí mismo por evangelizar al prójimo.

Es pues necesario la reflexión de todo esto: ¿Cuántos hemos dejado de oír esa voz nítida de Dios que escuchábamos en nuestra niñez tal como ocurrió con la campana del convento de aquel pueblecillo? Esas vivencias, ese amor al Creador, esa experiencia inigualable de nuestra primera comunión –tan íntima y verdadera-, esos estudios de nuestra religión... ¿dónde quedaron? ¿Olvidamos seguir instruyendo nuestra fe como adultos y sentimos corta nuestra preparación católica infantil? ¿Nos envolvieron las dudas, el ruido, los afanes, el escepticismo, “la modernidad” y dejamos de escuchar la voz de Dios, olvidando que la gracia de la perseverancia se gana con el esfuerzo y la oración diaria? Finalmente: ¿Estamos mansamente esperando que el agua se caliente lentamente para morir hervidos como la rana? ¡Triste destino que se queda corto si lo comparamos con el último y trascendente que sufren los que a Dios rechazan!