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jueves, 22 de agosto de 2024

EL PAPEL DE MARÍA EN EL PLAN DE SALVACIÓN: UNA REFLEXIÓN DESDE EL CORAZÓN Y LA TEOLOGÍA


María, la Madre Santísima de Dios, ocupa un lugar único y esencial en el plan de salvación, no solo como la Madre del Redentor, sino como nuestra Madre espiritual. Su amor maternal y su intercesión constante nos invitan a entrar en una relación profunda y filial con ella, que nos lleva directamente al Corazón de Cristo. A lo largo de los siglos, santos como San Bernardo de Claraval y San Luis María Grignion de Montfort han expuesto esta verdad con una sensibilidad y devoción que no solo iluminan nuestra mente, sino que conmueven profundamente nuestro corazón.

1. María como el Camino Seguro hacia Cristo

San Bernardo de Claraval, en su inigualable amor y devoción a la Santísima Virgen, nos enseña que María es “la estrella del mar, brillante y resplandeciente, que nos guía en medio de las tempestades de la vida”. Él no ve a María solo como un camino, sino como el camino más dulce y seguro que nos lleva directamente a Jesús. En su sermón “De Aquaeductu”, Bernardo nos invita a entender que “Dios quiso que recibiéramos todo a través de María”. Este pensamiento no es simplemente una doctrina fría, sino una expresión de la profunda unión entre el amor de Dios y su deseo de que ese amor nos llegue a través del corazón tierno de una Madre.

San Luis María Grignion de Montfort profundiza esta idea al afirmar en su “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen”: “La devoción a la Santísima Virgen es necesaria para nuestra salvación. A través de ella llegamos a Jesús con más facilidad y seguridad”. Montfort nos mueve a consagrarnos completamente a María, viendo en ella no solo un medio, sino el medio por excelencia, lleno de amor y ternura maternal, que nos lleva a la unión perfecta con Cristo.

San Alfonso María de Ligorio, en “Las Glorias de María”, nos conmueve al afirmar que “nadie puede salvarse si no es devoto de María, y todos los devotos de María están seguros de su salvación”. Esta seguridad no es meramente una garantía teológica; es el fruto de un amor que se nutre en la confianza en aquella que es Madre y Reina, siempre atenta a las necesidades de sus hijos.

2. María como Madre Espiritual de la Humanidad

María no es solo la Madre de Cristo, sino también la Madre espiritual de todos los fieles. Esta maternidad espiritual se revela en su constante intercesión y en el cuidado amoroso que muestra a cada uno de nosotros.

San Luis María Grignion de Montfort nos recuerda que “María es la Madre de los miembros de Cristo porque cooperó con su amor para que nacieran en la Iglesia los fieles”. En esta maternidad espiritual, María nos cuida, nos guía y nos forma con la ternura de una madre que nunca deja de velar por sus hijos.

San Buenaventura, en sus Sermones Mariales, expresa esta verdad con una sensibilidad única: “María es verdaderamente la Madre de los miembros de Cristo porque, con su amor maternal, ayuda a dar a luz a los fieles en la Iglesia”. Esta imagen de María como madre que da a luz a la vida espiritual de los fieles subraya su papel indispensable en nuestra vida cristiana.

San Alfonso María de Ligorio, en “Las Glorias de María”, nos lleva a comprender la profundidad del amor maternal de María, diciendo: “María nos ama tanto, que considera como suyos a todos los que son redimidos por su Hijo, y ejerce sobre ellos todos los oficios de una madre”. Este amor maternal se manifiesta en cada acto de intercesión, en cada gracia que recibimos a través de ella, reafirmando su papel como nuestra Madre celestial.

3. La Unión de María con Cristo en la Redención

María estuvo unida a Cristo en todos los aspectos de su misión redentora, desde la Encarnación hasta la Cruz. Esta unión no fue solo física, sino profundamente espiritual y volitiva.

San Bernardo de Claraval, en su sermón sobre la Natividad de María, expresa con ternura y reverencia: “María cooperó en nuestra redención de manera tan plena, que podemos decir que ella redimió al mundo con Cristo”. Estas palabras no solo enseñan, sino que nos invitan a contemplar el profundo misterio de la participación de María en la obra redentora de su Hijo, una participación que brota de un amor inigualable y una entrega total.

San Juan Eudes, en “El Corazón Admirable de la Santísima Madre de Dios”, describe cómo “el Corazón de María fue tan estrechamente unido al de su Hijo, que ambos latieron al unísono en la obra de la redención”. Eudes nos invita a ver en este latido compartido el amor perfecto que movió tanto a Cristo como a su Madre a entregarse por nuestra salvación.

San Buenaventura añade en sus Sermones Mariales que “María, al pie de la Cruz, no solo sufrió en su corazón las mismas heridas que su Hijo, sino que también aceptó voluntariamente la muerte de su Hijo para la salvación del mundo”. Este testimonio nos permite comprender que el sufrimiento de María no fue pasivo, sino una participación activa y amorosa en la redención de la humanidad.

4. María como Dispensadora de Gracias

María, en su amor materno, es también la Dispensadora de todas las gracias que Cristo obtuvo para nosotros a través de su muerte y resurrección. Este papel es una extensión natural de su maternidad espiritual, una misión que ella cumple con inigualable generosidad y ternura.

San Bernardo de Claraval nos conmueve al afirmar en su sermón “De Aquaeductu”: “Es voluntad de Dios que tengamos todo a través de María”. Este pensamiento revela no solo una verdad teológica, sino una verdad que se encarna en el corazón de los fieles que encuentran en María la fuente inagotable de las gracias divinas.

San Luis María Grignion de Montfort, en su “Tratado de la Verdadera Devoción”, nos recuerda: “Dios ha establecido un único tesoro para contener todas las gracias, y ese tesoro es María”. Esta afirmación nos invita a dirigirnos siempre a María con confianza, sabiendo que ella es la tesorera de todas las bendiciones que Dios desea derramar sobre nosotros.

San Alfonso María de Ligorio, en “Las Glorias de María”, nos asegura que “todas las gracias que recibimos de Dios nos llegan por medio de María, porque ella es la Mediadora universal”. Este título de Mediadora de todas las gracias no es solo un honor, sino una misión que María realiza con un amor inagotable por cada uno de sus hijos.

5. La Devoción a María como Medio de Salvación

La devoción a María no es solo un acto piadoso, sino un medio esencial para alcanzar la salvación. Esta devoción, cuando es auténtica, nos lleva a una vida de obediencia a Cristo y a la imitación de las virtudes de María, permitiéndonos vivir como verdaderos hijos de Dios.

San Luis María Grignion de Montfort insiste en que “la verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior, es decir, viene del espíritu y del corazón, y se basa en la estima alta que se tiene de ella”. Esta devoción no solo es necesaria, sino que es el camino más dulce y seguro para conformarnos a Cristo.

San Alfonso María de Ligorio advierte en “Las Glorias de María” que “si alguien no tiene a María por madre, no tendrá a Cristo por hermano”. Estas palabras, llenas de un amor profundo, nos llaman a una devoción filial a María, reconociéndola como nuestra guía y protectora en el camino hacia la salvación.

San Bernardo de Claraval nos exhorta con fervor: “Quien se niega a recurrir a María en sus necesidades, renuncia a las gracias que podría recibir”. Esta advertencia, nacida de un corazón encendido de amor mariano, nos recuerda que la devoción a María es un medio seguro para obtener todas las gracias necesarias para perseverar en la vida cristiana.

6. María como Refugio en Tiempos Difíciles

En tiempos de prueba y dificultad, María es un refugio seguro para los fieles. Su intercesión es una fuente de esperanza y consuelo en medio de las tribulaciones.

San Alfonso María de Ligorio nos consuela al decir: “María es nuestro refugio y nuestra esperanza en todos los peligros”. En “Las Glorias de María”, describe cómo aquellos que acuden a María en busca de ayuda nunca son rechazados, ya que ella es nuestra protectora y defensora ante Dios.

San Luis María Grignion de Montfort nos llena de esperanza al enseñar que “María es la Reina del cielo y de la tierra, y como tal, tiene el poder de proteger a sus hijos de todo mal”. Esta realeza de María implica su capacidad de interceder poderosamente en favor de los fieles, brindándonos consuelo y protección en todas nuestras necesidades.

San Bernardo de Claraval nos anima a recurrir a María en momentos de necesidad, diciendo: “En las tempestades de la vida, mirad la estrella, invocad a María”. Esta imagen de María como estrella guía, resplandeciente en la oscuridad de nuestras vidas, refleja su constante presencia y disposición para ayudarnos en cada momento de necesidad, llevándonos siempre hacia su Hijo.

Conclusión: El Corazón de María, Nuestro Refugio y Camino

En palabras de San Bernardo de Claraval, “Cuando te asalten las tempestades, levanta los ojos a la estrella, invoca a María”. Este consejo, nacido de un corazón encendido de amor a la Virgen, nos invita a vivir una vida de devoción auténtica y profunda hacia ella. María, como nuestra Madre espiritual, nos acoge en su corazón inmaculado y nos guía con ternura hacia Cristo, asegurando que cada gracia que necesitamos nos llegue a través de sus manos maternales.

San Luis María Grignion de Montfort, en su “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen”, nos recuerda con claridad y amor que “la verdadera devoción a María es necesaria para nuestra salvación”. A través de esta devoción, nos unimos a Jesús de manera más íntima y segura, ya que, al seguir el camino que María nos señala, caminamos directamente hacia el corazón de Cristo.

San Alfonso María de Ligorio, en “Las Glorias de María”, nos asegura que “todos los devotos de María están seguros de su salvación”. Este pensamiento, más que una simple afirmación teológica, es una promesa llena de esperanza para todos los que buscan refugio en la Madre de Dios. En María encontramos una Madre siempre atenta, una guía segura y un refugio inquebrantable en medio de todas las tormentas de la vida.

Así, los santos nos enseñan que María es más que un camino; es el camino del amor, de la ternura y de la seguridad espiritual. A través de ella, Dios nos ofrece todas las gracias necesarias para la salvación. Al dirigirnos a María con confianza y amor, encontramos en su corazón inmaculado no solo un refugio, sino también el más seguro de los caminos hacia Cristo, el único Salvador del mundo.

OMO

Referencias Bibliográficas

1. San Bernardo de Claraval:

Sermón “De Aquaeductu” en Patrologia Latina, Volumen 183.

Sermones sobre la Natividad de la Virgen María en Opera Omnia.

2. San Luis María Grignion de Montfort:

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen. Versión en español, Editorial Apostolado Mariano.

3. San Alfonso María de Ligorio:

Las Glorias de María. Editorial Biblioteca de Autores Cristianos.

4. San Buenaventura:

Sermones Mariales en Opera Omnia.

5. San Juan Eudes:

El Corazón Admirable de la Santísima Madre de Dios. Versión en español, Ediciones Eudes.

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Estos santos, con sus enseñanzas llenas de amor y devoción, nos han mostrado que María es el corazón del plan de salvación. Al dirigirnos a ella, no solo aseguramos nuestra salvación, sino que también encontramos en ella una Madre que nos acompaña y protege en cada paso de nuestra vida espiritual.

sábado, 17 de agosto de 2024

"EN EL REFUGIO DEL AMOR: EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, ESTANDARTE REAL DE VICTORIA EN TIEMPOS DE BATALLA"


Introducción: Un Llamado del Cielo a la Devoción Cordimariana

En un mundo sumido en la oscuridad y la confusión, donde las fuerzas del mal se despliegan con furia, el Inmaculado Corazón de María se alza como el estandarte de un Reino invencible. Esta devoción, más que un simple refugio espiritual, es una convocatoria a unirse al ejército celestial bajo el mando de María, la Reina celestial, cuya autoridad y majestad guían a sus hijos hacia la victoria segura. Consagrarse a su Inmaculado Corazón es declarar lealtad a la Reina del Cielo, cuyo reinado sobre los corazones asegura el triunfo definitivo sobre el mal.

San Juan Eudes, con una visión profética, proclama: “El Inmaculado Corazón de María es el trono donde la Reina del Cielo y de la Tierra reina con una autoridad que supera toda resistencia del mal. En su Corazón, ella ejerce su reinado de gracia, distribuyendo las armas espirituales necesarias para vencer en la batalla que se libra en los corazones de los hombres.” (El Corazón Admirable de la Santísima Madre de Dios).

1. El Inmaculado Corazón de María: La Forja de los Guerreros de Dios

El Inmaculado Corazón de María es la encarnación del amor divino, pero también del poder de Dios manifestado a través de su Reina. En su Corazón, Dios ha depositado no solo las gracias necesarias para la santificación, sino también la fortaleza y la perseverancia que sus hijos necesitan para la batalla espiritual. San Antonio María Claret, en su obra El Tesoro de las Gracias, afirma: “El Corazón de María es el arsenal donde Dios ha colocado todas las armas espirituales necesarias para vencer al enemigo; es el campo de entrenamiento donde las almas se preparan para la lucha contra el mal.”

San Juan Eudes también subraya este aspecto marcial: “El Inmaculado Corazón de María es el campo de batalla donde se libra la guerra contra el pecado, y aquellos que se consagran a él son los soldados que Dios ha elegido para combatir bajo su mando”. Este Corazón purísimo es el escudo y la espada de los fieles, un refugio donde se preparan para la lucha diaria contra las tentaciones y los asaltos del maligno.

2. Fundamentos Lógicos y Teológicos de la Devoción Militante y Real

La devoción al Inmaculado Corazón de María no es solo un acto de piedad personal, sino una estrategia divina en la guerra espiritual que se libra por las almas. María, como la nueva Eva, es la que aplasta la cabeza de la serpiente, y su Inmaculado Corazón es el campo donde se decide la victoria final. San Luis María Grignion de Montfort, en su Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, afirma: “Dios ha querido establecer a María como la soberana en jefe de su ejército, y bajo su estandarte, sus fieles soldados marchan con la certeza de la victoria.”

María no es solo una líder espiritual; es la Reina coronada por Dios, cuyo reinado es absoluto y eficaz. Su Inmaculado Corazón es el trono desde donde gobierna con sabiduría y autoridad, guiando a su ejército hacia la victoria asegurada. San Juan Eudes explica: “El Corazón de María no solo es el baluarte inexpugnable donde las almas encuentran refugio, sino también el trono real desde donde reina sobre todas las creaturas, dirigiendo la batalla y asegurando la victoria final de su reino.” (El Corazón Admirable de la Santísima Madre de Dios).

3. La Grandeza y Necesidad Urgente de la Devoción Cordimariana: El Llamado a las Armas Espirituales

En estos tiempos de crisis, donde la batalla espiritual se intensifica, la devoción al Inmaculado Corazón de María se revela como el arma más poderosa contra las fuerzas del mal. San Juan Eudes proclama que “no hay devoción más poderosa ni más temida por los enemigos de Dios que la devoción al Inmaculado Corazón de María. En él, las almas encuentran el coraje y la fortaleza para resistir los ataques del maligno y avanzar con firmeza hacia la victoria.” (El Corazón Admirable de la Santísima Madre de Dios).

María misma, en sus apariciones, ha subrayado la urgencia de esta devoción como una llamada a las armas espirituales. En Fátima, la Virgen reveló: “Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón como un refugio seguro y como un escudo invencible en la batalla por la salvación de las almas.” Esta es una clara indicación de que la devoción Cordimariana es no solo un acto de piedad, sino una estrategia divina en la guerra espiritual que enfrenta la humanidad.

San Antonio María Claret afirma con firmeza: “El Inmaculado Corazón de María es el escudo que Dios ha dado a sus soldados para protegerse en el campo de batalla de la vida. Así como el arca de Noé salvó a los que en ella se refugiaron, así el Corazón de María salvará a todos los que a él se consagren.” (El Tesoro de las Gracias). Esta devoción, por tanto, no es solo necesaria, sino urgente para todos aquellos que desean perseverar en la fe y asegurar su victoria espiritual.

4. El Corazón Inmaculado de María: La Escuela de Virtudes y el Campo de Batalla

La consagración al Inmaculado Corazón de María no solo nos prepara para la batalla espiritual, sino que también nos guía hacia la santidad. San Juan Eudes enseña: “En el Corazón de María encontramos la escuela perfecta de las virtudes cristianas. Ella, que vivió en perfecta conformidad con la voluntad de Dios, nos enseña a ser soldados valientes en la batalla por la santidad.” (El Corazón Admirable de la Santísima Madre de Dios).

Este Corazón Inmaculado es también el modelo de obediencia y disciplina espiritual. San Antonio María Claret escribe: “Al consagrarnos al Inmaculado Corazón de María, aprendemos a ser soldados disciplinados en el ejército de Cristo, siguiendo las órdenes de nuestra Capitana y Reina con humildad y fortaleza. En su Corazón, encontramos la gracia de resistir al enemigo y de mantenernos firmes en la batalla.” (El Tesoro de las Gracias). Esta transformación interior es uno de los frutos más preciosos de esta devoción, pues nos une más estrechamente a Cristo a través de su Madre Santísima y nos prepara para la lucha espiritual que define nuestra vida en la fe.

Conclusión: Un Llamado Urgente a la Consagración Cordimariana

En este tiempo de crisis y oscuridad, el Inmaculado Corazón de María se nos presenta como la respuesta divina, el refugio seguro donde podemos encontrar paz, consuelo y protección. La devoción Cordimariana no es solo un acto de piedad, sino un compromiso profundo con la misión redentora de Cristo. Al consagrarnos a su Inmaculado Corazón, nos unimos de manera especial a esta misión, participando en el plan de salvación de Dios para el mundo.

Este Corazón Inmaculado es un modelo perfecto no solo de amor y pureza, sino también de fortaleza y resistencia. Los hombres, llamados a ser protectores y líderes en la fe, encontrarán en el Corazón de María una fuente inagotable de fuerza espiritual, capaz de sostenerlos en las luchas más difíciles de la vida. Por su parte, las madres y mujeres hallarán en este Corazón un modelo sublime de amor y entrega, un refugio donde su ternura y sacrificio encuentran eco y fortaleza divina.

San Juan Eudes concluye con una exhortación: “Consagremos nuestras vidas al Inmaculado Corazón de María, pues en él encontraremos todo lo que necesitamos para nuestra salvación y la salvación del mundo. Este es el Corazón que jamás dejará de interceder por nosotros ante el trono de Dios, donde reina con autoridad y majestad como la Reina celestial que guiará a su ejército a la victoria final.” (El Corazón Admirable de la Santísima Madre de Dios). Que el Inmaculado Corazón de María reine en nuestros corazones y en el mundo, y que, a través de su intercesión, el triunfo final del Corazón de Jesús se haga realidad en nuestros días.

OMO

Bibliografía 

1. Saint John Eudes, The Admirable Heart of the Most Holy Mother of God. This classic of Marian spirituality deeply develops the devotion to the Heart of Mary, explaining its theological and spiritual importance in the Christian life.

2. Saint Louis-Marie Grignion de Montfort, Treatise on True Devotion to the Blessed Virgin. A fundamental book for understanding consecration to Mary and her role as Queen and leader in the spiritual battle for souls.

3. Saint Anthony Mary Claret, The Treasury of Graces. In this writing, Claret delves into the spiritual power and importance of devotion to the Immaculate Heart of Mary, describing how this devotion is essential for the Christian life and the battle against evil.


lunes, 22 de agosto de 2022

22 DE AGOSTO: FIESTA DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


La primera vez que San Lucas nos habla del Corazón de la Virgen es durante la noche del nacimiento de nuestro Redentor. Ese momento de intimidad celestial, esa primera vez que se cruzaron las miradas de amor infinito del hijo con la madre, así como la posterior adoración de los ángeles y los pastores al Dios hecho hombre; todo quedó impreso en Nuestra Señora, quien como tesoro valiosísimo “guardó todas estas cosas en su corazón para meditarlas.” (Lc. 2:19). Queda claro, pues, que si queremos acceder de manera realmente profunda al inicio del misterio de nuestra Redención y llegar al nivel en donde únicamente se encuentra Dios, tenemos que hacerlo forzosamente a través del Corazón Inmaculado de María, pues sólo ahí se encuentran estos misterios. 

San Lucas nos habla a continuación de un pasaje dolorosísimo en la vida de Nuestra Señora: la profecía del Santo Simeón. Es aquí donde, nuevamente, se vuelve a mencionar su Corazón, ahora en boca del anciano profeta, quien después de alabar al niño que la madre llevaba en brazos y reconocerlo como el Hijo de Dios, le profetiza que por ese mismo niño su Corazón sería traspasado por una espada de dolor. ¿Cuál es esa espada de dolor? No es otra más que la Pasión y Muerte de su Hijo tan amado. Mucho antes de que llegara el momento de la Pasión, ella ya sufría interiormente la agonía terrible de saber que un día la violencia del dolor le arrancaría de los brazos al que era su vida, su amor, su todo; en pocas palabras, a Aquel que era su corazón.

Nuevamente, queda claro que Dios nos quiere dar a conocer el misterio de la Pasión de su Hijo sólo y únicamente a través del Corazón de María, pues es precisamente por medio de él que sabemos y conocemos que un día ese Dios hecho niño va a sufrir hasta la muerte y va a entregar su vida por salvar a sus criaturas. Comprobamos, una vez más, que los misterios más íntimos de la vida de Nuestro Señor Jesucristo se encuentran atesorados en el Corazón de su Madre. Tenemos por fuerza que acudir a él si es que queremos conocer realmente en todo su esplendor al que es nuestro Redentor, y llegar a decir con el Apóstol San Pablo: “No me precio de conocer otra cosa más que a Jesucristo, y a éste crucificado.” (1 Cor. 2:2).

Por último, San Lucas nos habla de la pérdida del Niño Jesús. Después de tres días de angustiosa búsqueda, San José y la Virgen encuentran al Niño en el templo, en medio de los doctores. Movida por el profundo dolor que le habían ocasionado esos tres días de soledad, Nuestra Señora le hace un reproche amorosísimo: “Hijo, ¿por qué te has portados así con nosotros?”  Y la respuesta que recibe podría sonarnos a primera vista un poco dura: “¿Por qué me buscabas? ¿No sabías que es preciso que me ocupe de las cosas de mi Padre?” Pero lo que nos dice a continuación San Lucas es que al no comprender del todo esta respuesta, la Madre guardó estas palabras en su corazón para meditarlas. Y es aquí donde entendemos por qué Nuestro Señor responde así.

Todo se reduce nuevamente al Corazón de María. Es a través de él que Jesús nos hace saber que Él es el hijo de Dios, que ha venido aquí a llevar a cabo una misión redentora, que lo único importante es cumplir la voluntad de su Padre, glorificarlo y, al mismo tiempo, liberarnos de la esclavitud del demonio. Es en este Corazón donde depositó todos estos misterios y es ahí donde debemos ir para poder conocerlos.

viernes, 13 de mayo de 2022

RENOVEMOS EL ACTO DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


Oh Santísima Virgen María, que en Fátima te manifestaste a los tres pastorcitos, y que en tu bondad maternal les revelaste la grandeza de tu Inmaculado Corazón, para evitar que las almas se condenaran.

Yo ......................... acogiéndome a tu promesa de que tu Inmaculado Corazón será nuestro refugio seguro, y el camino que nos conducirá a Dios; me consagro libremente a tu Inmaculado Corazón.

De hoy en adelante, quiero ser tu hijo para que tú me enseñes a vivir los mandamientos de Dios, que son el camino a la santidad.

Te consagro mi cuerpo, mi alma, mi espíritu, para que en el futuro no me aparte de Dios.

Tómame, Virgen Santa, de ahora en adelante, para que hagas de mi un apóstol de tu Inmaculado Corazón.

Amén.


sábado, 22 de agosto de 2020

22 DE AGOSTO: INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


¿Qué nos pide Nuestra Madre? Algo tan sencillo como exigente: “Dame, hijo mío, tu corazón y pon tus ojos en mis caminos” (Proverbios 23, 26). María quiere que le demos nuestro corazón, es decir que nos esforcemos siempre en unir nuestra voluntad con la Voluntad de Jesús, buscando la perfección de la virtud y consiguiendo así la vida eterna.

Hoy, en honor a su Corazón Inmaculado, examinemos la piedad concreta que todos debemos tener hacia María. (Las siguientes líneas se inspiran principalmente del libro “Los grados de la vida espiritual” por Mons. Saudreau, T.1. p.283 y sigs).

l.° Confianza.

Seremos tanto más devotos de María cuanta mayor fuere nuestra confianza en Ella. ¿Hemos tenido en esta buena Madre confianza verdaderamente ilimitada? ¿Hemos comprendido que el verdadero hijo de María está seguro de su salvación, seguro de su santificación? ¿Hemos mirado esta devoción como uno de los medios más poderosos para adelantar en la piedad?

¿Qué hemos hecho particularmente para aumentar nuestra confianza? Hubiéramos podido meditar sus grandezas, recordar sus beneficios, leer algún libro compuesto en su honor –las Glorias de María de San Alfonso, las obras de San Luis María–, por fin, pedir a Dios que aumentara nuestra devoción a esta celestial Madre y nuestra confianza en Ella; ¿hemos empleado alguno de estos medios? La confianza en María es una gracia muy grande que sólo se logra con oración perseverante.

2.° Afecto filial.

¿La hemos tratado como un niño a su madre, contándole cuánto nos interesa, confiándole nuestras alegrías, nuestras penas, nuestras inquietudes, nuestros deseos; hablándole de nuestros defectos para que nos ayude a corregirnos y de las virtudes que nos son necesarias para que nos las alcance? Esta intimidad de hijo, con María, es condición esencial para nuestro progreso espiritual.

3.° Devoción constante.

¿Hemos acudido a Ella en todo, no emprendiendo cosa alguna sin encomendárselo? ¿Le hemos ofrecido nuestro trabajo para que Ella misma se dignase ofrecerlo a Jesús? ¿Le hemos ofrecido, asimismo, todas las obras? San Luis María de Montfort nos aconseja vivamente que todo lo ofrezcamos a María, declarando que esta práctica es infalible para llegar a una alta perfección. ¿La hemos particularmente invocado antes de confesarnos, de comulgar, suplicándole nos lleve como por la mano en estos grandes y santos actos?

Sobre todo, ¿hemos acudido a Ella en las tentaciones? Quien deja de mirar a María, especialmente en las tentaciones de sensualidad, cae infaliblemente. Quien la mira sin cesar encuentra fortaleza y perseverancia.

4.° Prácticas piadosas en honor suyo.

¿Qué lugar hemos dado a la oración diaria hacia esta buena Madre; y cómo hemos rezado las oraciones en honor suyo, el Santo Rosario, el Acordaos, el Ángelus, etc.? ¿Todos los días? ¿Con tiempo? ¿Buscando el momento adecuado? O raras veces, a las apuradas, haciendo otra cosa, sin atención verdadera.

¿Hacemos alguna vez novenas para alcanzar las gracias que nos son necesarias, por ejemplo, alguna virtud cuya falta más vivamente hubiéremos sentido? Para hacer más eficaces estas novenas y para mejor honrar a María, ¿hemos juntado a nuestras oraciones algunas prácticas de mortificación? “Oración y sacrificio” nos repite María en Fátima.

¿No hemos sido inconstante en nuestra devoción a esta buena Madre, acudiendo a veces a Ella con fervor y olvidándola luego y descuidando por completo dirigirle nuestras súplicas?

Hagamos con regularidad este pequeño examen de nuestra devoción mariana. Este año nos ofrece una oportunidad especial de dar a nuestra Madre el lugar que Ella quiere en nuestra vida. El lugar que se merece. El lugar principal. El lugar de honor.

jueves, 22 de agosto de 2019

22 DE AGOSTO: FESTIVIDAD DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


"¡Oh Madre admirable, qué cosas tan grandes y gloriosas tenemos que pensar y decir de ti y de tu bondadoso corazón! Si los oráculos del Espíritu Santo dicen tan alto que eres un abismo de milagros, de seguro que no se equivoca el que diga que tu Corazón es un mundo de maravillas. Porque ¿no ha sido la humildad de tu Corazón la que te ha levantado al trono más alto de gloria y de grandeza a que una pura criatura puede llegar? ¿No es la humildad, la pureza y el amor de tu Corazón la que te ha hecho digna de ser Madre de Dios y la que te ha enriquecido con todas las perfecciones, prerrogativas y grandezas propias de tan sublime dignidad? Por todo ello, miro, saludo y venero a tu Corazón virginal como a un mar de gracia, como a un miiagro de amor, como a un espejo de caridad, como a un abismo de humildad, como al trono de la misericordia, como al imperio de la divina voluntad, como al santuario del amor divino, como al objeto primero del amor de la Santísima Trinidad".

San Juan Eudes

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martes, 21 de mayo de 2019

BRASIL FUE CONSAGRADO OFICIALMENTE, EL DÍA DE HOY, AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


El  presidente brasileño, Jair Bolsonaro, participó hoy, martes 21 de mayo de 2019, del acto de consagración de Brasil al Inmaculado Corazón de María. El evento fue realizado, a las 14 hrs., en el Palacio de Planalto con la participación de jerarcas católicos y asociaciones religiosas como la Congregación Mariana, entre otras.

La ceremonia fue ideada y promovida por el diputado Eros Biondini (PROS MG).

La Santísima Virgen al aparecerse en Fátima (Portugal) en 1917 instó a que se realizara este gesto a fin de lograr la bendición del Altísimo, evitar el comunismo y alcanzar la paz.

En internet el hashtag #OrePeloBrasil ha sido, desde ayer, de los más comentados.

Sin duda este acto traerá muchas bendiciones a ese país.

En este enlace puede verse el video de la ceremonia:

https://youtu.be/-4QewRdUaME

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martes, 17 de octubre de 2017

13 DE OCTUBRE DE 2017: PRODIGIO DEL SOL DURANTE LA RECONSAGRACIÓN DE NIGERIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA.

  • Asegura página del Episcopado de ese país que ocurrió ante la presencia de todos los obispos que realizaban el acto.
  • Ver videos abajo.
  • Urge se realice también la Consagración de Rusia en los términos exigidos por la Virgen.







miércoles, 11 de octubre de 2017

ÚNETE A LA JORNADA DE ORACIÓN Y DESAGRAVIO A LOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA

  • Los lectores y el equipo de Catolicidad nos unimos a las diversas y urgentes exhortaciones para conmemorar el Centenario de Fátima y pedir perdón por tantos pecados y crímenes (propios y ajenos) que se cometen en nuestra Patria, particularmente contra los no natos y contra la vida en general, exhortaciones realizadas por distintos grupos católicos mexicanos que, con algunas variaciones, se resumen en lo siguiente: 






DESAGRAVIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

¡Oh dulcísimo Corazón de Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.

Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.

Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestra Iglesia y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.

¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.

¡Oh benignísimo Corazón de Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

REPARACIÓN Y DESAGRAVIO AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA POR LOS CRÍMENES DEL ABORTO EN LA CD. DE MÉXICO: 

Madre Nuestra de Guadalupe, tú que conoces todos nuestros sufrimientos y esperanzas, tú que como Madre conoces las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, que afligen al mundo moderno y a nuestra Patria, acepta nuestros clamores, en los que nosotros, movidos por el Espíritu Santo, dirigimos directamente a tu Corazón.

A partir de que tú llegaste al Valle de México, en 1531, cesaron los sacrificios humanos y comenzó a reinar el Señor de la Vida, con un nuevo sol esplendoroso y radiante.

A partir de que se aprobó la ley del aborto, en 2007, con la cual se legalizó poder dar muerte a los bebés indefensos en el vientre materno, volvieron a esas tierras la descomposición social, la violencia, la oscuridad y la decadencia moral implicando, además, una grave ofensa contra tu inmaculada y maternal presencia.

Acoge con amor el día de hoy, este humilde pero fervoroso acto de desagravio y reparación ante tan grave agravio, y vuelve tus ojos nuevamente a este pueblo de México que hoy se encuentra azotado por la violencia, la corrupción y la furia de la naturaleza.

Madre y Sierva del Señor: confiamos y nos consagramos a ti, ya que estamos plenamente preocupados por el destino terreno y eterno de cada individuo y familia de nuestra nación".

NOTA: Se recomienda rezar estos Actos de Reparación desde el día de hoy hasta el día 14.

domingo, 21 de mayo de 2017

"HAY QUE TRABAJAR POR LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA": CARDENAL BURKE

En el transcurso de su conferencia “El secreto de Fátima y la Nueva Evangelización”, impartida el 19 de mayo de 2017, el cardenal Burke, en presencia del cardenal Cafarra y de Mons. Schneider, llamó a “trabajar por la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María”. “La consagración solicitada es a la vez un reconocimiento de la importancia que Rusia sigue teniendo en el plan de Dios para la paz y un signo de profundo amor por nuestros hermanos y hermanas en Rusia”, dijo.

Señaló que la Virgen ha pedido lo siguiente para traer paz a la Iglesia y al mundo:


-Rezar el Rosario diariamente.
-Llevar el escapulario.
-Hacer sacrificios en aras de salvar a los pecadores.
-Reparar las ofensas a su Inmaculado Corazón por medio de la devoción de los primeros sábados de mes.
-Convertir nuestras vidas cada vez más a Cristo.
-Por último, se pide al Romano Pontífice, que en unión con todos los obispos del mundo, consagre explícitamente a Rusia a su Inmaculado Corazón.

Se mostró de acuerdo con uno de los principales estudiosos de Fátima, el Hermano Michel de la Sainte Trinité, quien dijo que el triunfo prometido del Inmaculado Corazón de María se refiere, sin duda, en primer lugar, a “la victoria de la Fe, que pondrá fin al tiempo de apostasía y a las grandes deficiencias de los pastores de la Iglesia".

LAS CONSAGRACIONES HECHAS HASTA AHORA NO CUBREN TODAS LAS CONDICIONES PEDIDAS POR LA VIRGEN

- Pío XII consagró a Rusia al Corazón Inmaculado (el 7 de julio 1952), pero no participaron todos los obispos del mundo. (Esta era una condición indispensable, según lo pedido. Participando TODOS consagra la Iglesia Universal, sin su participación se hace en nombre de la Iglesia.)

Después se intentó varias veces, pero sin éxito. No se consagró Rusia sino el mundo. En 1967 fueron publicadas las "Memorias de Sor Lucía", en las que nos revela la urgencia del pedido: la Consagración de Rusia.

- Juan Pablo II lo intentó el 13 de mayo 1982. Pero no se consagró Rusia, sino el mundo. Declarando en L'Osservatore Romano (19.5.1982), que "había tratado de hacer todo lo posible, dadas las circunstancias."

- El "acto de consagración" del mundo, de 1982 no satisfizo el pedido, pues tampoco hubo participación de todos los obispos, ni mención de Rusia.

- Juan Pablo II lo intentó de nuevo el 25 de marzo de 1984, pero fue consagrado otra vez el mundo. No participaban todos los obispos y Rusia no fue mencionada explícitamente en ese acto de consagración.

Después del acto, el Papa rezó: "Iluminad especialmente a las gentes de las cuales Vos misma estáis esperando nuestra consagración y entrega."

Al día siguiente, 26 de marzo de 1984, L'Osservatore Romano, citó esas palabras, exactamente igual como las había pronunciado: «Iluminad ...».

- El acto de consagración del mundo, de 1984, no satisfizo el pedido, de Fátima. No fue válido de acuerdo a lo que había sido pedido.

Sor Lucía misma declaró en una entrevista a la revista "Sol de Fátima", en septiembre de 1985, que "el acto del 25 de marzo de 1984 no satisfizo el pedido de Nuestra Señora, porque no hubo la participación de todos los obispos, ni mención específica de Rusia."

Sor Lucía confirmó al periodista Enrico Romero, el 20 de julio 1987: «La Consagración de Rusia, todavía no ha sido realizada, porque Rusia no fue nombrada explícitamente.»

Y Juan Pablo II reconoció después de la ceremonia de 1984, que la Santísima Virgen todavía espera la consagración de otras gentes (Rusia): «Iluminad especialmente las gentes, de las cuales Vos misma estáis esperando nuestra Consagración y entrega.» -C.f. L´Osservatore Romano.

A partir de 1989 aparecieron supuestas cartas de Sor Lucía, escritas a máquina y en PC, diciendo que el Cielo aceptó la consagración del mundo de 1984. (Sor Lucía ni escribía a máquina, ni en PC.). Son falsas.

El 13 de mayo de 1990, en Fátima, la Virgen le dijo al Padre Stefano Gobbi, fundador del MMS, que la Consagración de Rusia, pedida en Fátima no fue realizada válidamente aún.

CONCLUSIÓN:
RUSIA NO HA SIDO CONSAGRADA VÁLIDAMENTE como fue pedido en Fátima.

martes, 7 de febrero de 2017

VIDEO: LA DEVOCIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA Y OTROS TEMAS FUNDAMENTALES EN LA IGLESIA por Mons. Athanasius Schneider


A su paso, la semana pasada, por México, Mons. Athanasius Schneider dictó la siguiente conferencia sobra la importancia de la devoción al Inmaculado Corazón de María en estos tiempos de apostasía sin igual en la historia de la Iglesia. Remedio final y decisivo que la Virgen estableció para solucionar la actual crisis de la Iglesia y del mundo. Al finalizar su disertación sobre esta necesaria devoción, respondió ampliamente a diversas preguntas de los asistentes.

Entre ellas se refirió al derecho que da la Iglesia a todo católico a recibir la comunión de rodillas y señaló que el sacerdote que la niegue al arrodillado comete un grave abuso de clericalismo arrogante y un pecado de discriminación contra los fieles que así la soliciten.

En cuanto a la petición de la Sma. Virgen en Fátima de que el Romano Pontífice consagrase Rusia a su Inmaculado Corazón junto con todos los obispos del mundo, señaló que "se podría volver hacer de una forma más solemne, más explícita y más perfecta". Recordamos a nuestros lectores que Pío XII no la hizo con todos los obispos del mundo y Juan Pablo II no mencionó explícitamente a Rusia (sino solo implícitamente al consagrar a todo el mundo) ni tampoco participaron todos los obispos del mundo.

Acerca de Amoris Laetitia, la exhortación pastoral del papa Francisco que ha sido interpretada por los obispos argentinos como una autorización al sacrilegio de que los divorciados en nueva unión pudieran, en determinadas circunstancias, comulgar a pesar de vivir en adulterio (avalados por el propio Francisco, lo que constituye un escándalo), se refirió ampliamente Mons. Schneider a ella; señalando las diferentes y contradictorias interpretaciones de distintos obispos y episcopados (unos a favor de la doctrina enseñada por Cristo y la Sagrada Escritura y otros a favor de la permisión sacrílega). Explicó detalladamente la verdadera doctrina de la Iglesia al respecto.

En lo relativo a la celebración del Vaticano de los 500 años de la mal llamada "Reforma" de Lutero y a que el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos calificó al heresiarca como "testigo del evangelio", hizo una extensa disertación para explicar porque "tendríamos que negar toda nuestra fe" si decimos que lo fue (N. de la R.: Recordamos que hemos publicado un post especial sobre esto, resumiendo lo dicho por este obispo. Ver AQUÍ). Recordó que el papa no es infalible en sus actos diarios (N. de la R.: Sólo en determinadas condiciones se da el don de la infalibilidad papal) y que "ha habido papas que han realizado actos que no eran lo mejor para la Iglesia". Y exhortó a rezar por el actual Pontífice, pues Dios ha concedido y concede grandes gracias por las oraciones, los sacrificios, los sufrimientos y la intercesión de los pequeños fieles de la Iglesia.

Señaló que se hablaba y esperaba una primavera después del Concilio Vaticano II y en realidad llegó un penoso otoño. Y que esto es evidente y se tendría que estar ciego para no verlo.

Finalmente, manifestó su deseo y nos exhortó a que permanezcamos siempre católicos en el sentido pleno e integral de la palabra católico.

El evento terminó con una consagración al Inmaculado Corazón de María que todos nuestros lectores pueden renovar al escuchar este video.

Es importante considerar que para impartir esta conferencia dentro del templo, se reservó el Santísimo Sacramento en la sacristía para que no estuviese en el sagrario de la iglesia durante la misma.



Fuente del video: Youtube
Temas relacionados: MENSAJE DE MONS. SCHNEIDER A LOS LECTORES DE CATOLICIDAD

lunes, 22 de agosto de 2016

22 DE AGOSTO: INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


Con el decreto Cultus liturgicus, S.S. Pìo XII extendió a toda la Iglesia latina la fiesta litúrgica del Inmaculado Corazón de María, y asignó como día propio el 22 de agosto, que es la octava de la Asunción, y la elevó a rito de segunda clase. Este 22 de agosto marca para nosotros el inicio de un año especial, enteramente consagrado al Corazón Inmaculado de María y a la preparación del centenario de las apariciones en Fátima.

De este Corazón virginal de María salió la purísima sangre con que el Espíritu Santo formó el cuerpo sacratísimo de Jesús: este Corazón maternal de María palpitó siempre de amor ardentísimo a aquel su Hijo adorable, se dilató en sus alegrías, se oprimió en sus angustias, participó de sus mismos sentimientos y deseos, y fue la más perfecta semejanza de aquel Corazón divino. ¿Cómo no había de ser purísimo sobre toda pureza creada aquel Corazón de la Hija primogénita del Padre, exenta de toda mancha de culpa e inmaculada desde el primer instante de su concepción? ¿Cómo no había de ser santísimo aquel Corazón de la Madre del Hijo de Dios, habiendo recibido en su seno virginal al mismo autor y consumador de toda santidad? ¿Cómo no había de estar lleno de la caridad divina aquel Corazón de la Esposa del Espíritu Santo, enriquecida con todos sus soberanos dones, gracias y carismas?

Recordemos además para singular consuelo de nuestras almas, que este purísimo, santísimo y preciosísimo Corazón de María es por gran dicha nuestra el Corazón de nuestra Madre, de nuestra soberana Reina y de nuestra piadosísima Corredentora: y que por esta causa no solamente nos ama con maternal cariño, sino que también puede y quiere favorecernos con grandes beneficios, y señaladamente con aquellos que más se ordenan a nuestra eterna salud y gloria perdurable. Anímense los pobres pecadores, que en este Corazón maternal de la Virgen, que nos engendró en el Calvario, y nos adoptó por hijos en la persona del discípulo amado, hallarán un piélago de bondad y ternura inefable sin mezcla de rigor ni aspereza: y si tiemblan de la divina justicia, acójanse a la Madre del supremo Juez y a la misericordia de su Corazón maternal. Consuélense los pobres hijos de Eva, que en este Corazón de María, Reina y Señora de los cielos y de la tierra encontrarán abierto el tesoro de todas las gracias para el socorro de todas sus necesidades y el alivio de todas las aflicciones del cuerpo y del espíritu. Y nadie desespere de su eterna salvación por grandes que sean sus culpas, porque en el Corazón de María, nuestra misericordiosísima Corredentora, que nos amó con tal extremo, que por nosotros ofreció su divino Hijo al Eterno Padre, hallaremos todos los méritos que nos faltan para hacernos verdaderos hijos de Dios y coherederos de su Reino. Ninguno de los que con humildad y entera confianza acuden al amor del Corazón dulcísimo, magnífico y amorosísimo de María ha de temer la muerte perdurable.

Hoy, en honor a su Corazón Inmaculado, examinemos la piedad concreta que todos debemos tener hacia María.(Las siguientes líneas se inspiran principalmente del libro “Los grados de la vida espiritual” por Mons. Saudreau, T.1. p.283 y sig.)

l.° Confianza.

Seremos tanto más devotos de María cuanta mayor fuere nuestra confianza en Ella. ¿Hemos tenido en esta buena Madre confianza verdaderamente ilimitada? ¿Hemos comprendido que el verdadero hijo de María está seguro de su salvación, seguro de su santificación? ¿Hemos mirado esta devoción como uno de los medios más poderosos para adelantar en la piedad?

¿Qué hemos hecho particularmente para aumentar nuestra confianza? Hubiéramos podido meditar sus grandezas, recordar sus beneficios, leer algún libro compuesto en su honor – las Glorias de María de San Alfonso, las obras de San Luis María–, por fin, pedir a Dios que aumentara nuestra devoción a esta celestial Madre y nuestra confianza en Ella; ¿hemos empleado alguno de estos medios? La confianza en María es una gracia muy grande que sólo se logra con oración perseverante.

2.° Afecto filial.

¿La hemos tratado como un niño a su madre, contándole cuanto nos interesa, confiándole nuestras alegrías, nuestras penas, nuestras inquietudes, nuestros deseos; hablándole de nuestros defectos para que nos ayude a corregirnos y de las virtudes que nos son necesarias para que nos las alcance? Esta intimidad de hijo, con María, es condición esencial para nuestro progreso espiritual.

3.° Devoción constante.

¿Hemos acudido a Ella en todo, no emprendiendo cosa alguna sin encomendárselo? ¿Le hemos ofrecido nuestro trabajo para que Ella misma se dignase ofrecerlo a Jesús? ¿Le hemos ofrecido, asimismo, todas las obras? San Luis María de Montfort nos aconseja vivamente que todo lo ofrezcamos a María, declarando que esta práctica es infalible para llegar a una alta perfección. ¿La hemos particularmente invocado antes de confesarnos, de comulgar, suplicándole nos lleve como por la mano en estos grandes y santos actos?

Sobre todo, ¿hemos acudido a Ella en las tentaciones? Quien deja de mirar a María, especialmente en las tentaciones de sensualidad, cae infaliblemente. Quien la mira sin cesar encuentra fortaleza y perseverancia.

4.° Prácticas piadosas en honor suyo.

¿Qué lugar hemos dado a la oración diaria hacia esta buena Madre; y cómo hemos rezado las oraciones en honor suyo, el Santo Rosario, el Acordaos, el Ángelus, etc.? ¿Todos los días? ¿Con tiempo? ¿Buscando el momento adecuado? O raras veces, a las apuradas, haciendo otra cosa, sin atención verdadera.

¿Hacemos alguna vez novenas para alcanzar las gracias que nos son necesarias, por ejemplo, alguna virtud cuya falta más vivamente hubiéremos sentido? Para hacer más eficaces estas novenas y para mejor honrar a María, ¿hemos juntado a nuestras oraciones algunas prácticas de mortificación? “Oración y sacrificio” nos repite María en Fátima.

¿No hemos sido inconstante en nuestra devoción a esta buena Madre, acudiendo a veces a Ella con fervor y olvidándola luego y descuidando por completo dirigirle nuestras súplicas?

Hagamos con regularidad este pequeño examen de nuestra devoción mariana. Este año nos ofrece una oportunidad especial de dar a nuestra Madre el lugar que Ella quiere en nuestra vida. El lugar que se merece. El lugar principal. El lugar de honor.

sábado, 20 de junio de 2015

SOMOS PARTE DE LA BATALLA METAFÍSICA ENTRE MARÍA Y SATANÁS

DESPUÉS DE LA APOSTASÍA GENERALIZADA VENDRÁ EL TRIUNFO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA



La Virgen Santísima nos habla en Fátima de una batalla que se libra en estos tiempos que incluye la pérdida generalizada de la fe, pérdida de muchas almas, guerras, destrucción, pero después de todo la peor guerra es la de la pérdida de la fe, pues el Señor nos dice: “no tengan miedo a los que matan el cuerpo, sino a los que matan el alma”. La peor muerte es la del alma que pierde la fe, se aleja de Dios, de su amor y sus mandatos, se hunde en una vida de pecado, corriendo el riesgo de la condenación eterna, o sea de la muerte eterna.

Desde el inicio de las Escrituras (Génesis 3) hasta el final (en Apocalipsis 12), se nos revela a la Santísima Virgen en enemistad y en batalla contra Satanás, sus secuaces y sus obras.

Génesis 3,15- “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza, mientras acechas tú su calcañar”. Apocalipsis 12: “un gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.... Apareció otra señal: un dragón rojo..... quiere devorar a su Hijo en cuanto naciera.... Y la mujer huyó al desierto... El dragón persiguió a la mujer, pero se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para volar al desierto.... Entonces despechado contra la mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen la confesión de Jesucristo”.

La Virgen Santísima juega un papel importantísimo en la batalla espiritual desde la rebelión de Lucifer. Cuando Dios creó a Lucifer (la estrella de la mañana- portador de luz) creó a una magnífica criatura que participaba de su libertad y poder. Cuando Lucifer y sus ángeles se rebelaron con un grito “no serviré”, fue precisamente por el anuncio del futuro evento de la Encarnación: Dios se haría hombre nacido de mujer por el poder del Espíritu Santo. Dios reveló su plan que salvaría al hombre del pecado. Los ángeles tendrían que servir al Dios hecho hombre, a su Madre y a todos los redimidos. Esto lo consideró una humillación y se rebeló junto con sus seguidores, fueron expulsados del cielo. Satanás se hizo desde ese momento portador de oscuridad, rebelión, mentira, orgullo y soberbia. Enemistado con Dios para siempre, enemistado con la mujer que traería al mundo al Dios hecho hombre y enemistado con todos los seguidores de Cristo de quienes Ella es Madre espiritual.

La Virgen Santísima es la respuesta de Dios a Lucifer. Ella es la nueva estrella de la mañana que nos trae la luz verdadera, la portadora de la salvación, de la Palabra encarnada, el Arca de la Alianza. La gran señal que apareció en el cielo vestida del sol: revestida de la luz de Cristo. Con la luna bajo sus pies (luna que simboliza el tiempo, bajo sus pies).

Ella tiene autoridad, ejerce dominio sobre el tiempo, es su patrona. Ella aunque vivió en el tiempo, es superior a las vicisitudes del tiempo y no es condicionada por él, o sea, tiene el poder dado por Dios, para aplastar las batallas que se dan en los tiempos específicos. Coronada: partícipe del poder real de su Hijo (Ella es reina de cielos y tierra). Con doce estrellas: simboliza el triunfo de la Iglesia en María.

La respuesta de María: "he aquí la esclava del Señor" respuesta perfecta al grito de Lucifer: "no serviré".

La respuesta de María a Isabel (alabanza, humildad, servicio y misericordia) oposición directa a Satanás que busca su gloria propia, su autonomía. Que es orgulloso, egoísta y lleno de odio y acusación.

Por la cooperación perfecta de María al plan salvífico de Dios desde la Anunciación hasta la Cruz, ella con su “fiat”, participa de ese “aplastar la cabeza de Satanás”. Y la descendencia de María, que es Cristo y el talón que son los hijos espirituales de María, aplastan la cabeza de la serpiente, o sea, la raíz del pecado: el orgullo.

La raíz de la batalla es el pecado. María, tiene poder sobre el demonio y vence su obra destructora, al Ella haber sido creada Inmaculada en virtud de la futura redención de su Hijo. Ella por ser Inmaculada, no tuvo nunca pecado original ni personal, o sea, Satanás nunca tuvo poder sobre ella, ni su mente, ni corazón, ni acciones. Es por eso, que nuestra Madre, nos llama con urgencia a la conversión auténtica, a la renuncia al pecado, indiferencia, incredulidad y rebeldía que hay en el hombre de hoy.... Ella siempre batalla como buena Madre en esta hora decisiva para la humanidad, hora en que se juega la salvación eterna de tantas y tantas almas, incluso de la nuestra.

¿No son todas las apariciones de la Virgen (las aprobadas por la Iglesia), intervenciones directas de Nuestra Madre, en un momento para prevenir y proteger a la Iglesia y a la humanidad de los peligros que la falta de conversión pueden ocasionar con consecuencias trágicas? ¿No son las apariciones de la Virgen, interferencias a las obras y trampas del demonio, renovando la fe y la oración? Ella siempre se coloca, como buena Madre en la defensa de sus hijos, entre el demonio y los hombres, para contrarrestar los efectos oscuros y pecaminosos de su acción diabólica.

Si en toda la historia de la Iglesia, hemos visto estas intervenciones evidentes e interferencias de la Santísima Virgen en defensa de sus hijos, batallando y triunfando contra el demonio, en estos últimos siglos, la hemos estado viendo intervenir como nunca antes. Esto se entiende a la luz de lo que dijo San Luis de Montfort: a medida que pase el tiempo la batalla se intensificará.

San Luis María Grignion de Montfort: “Dios ha hecho una enemistad irreconciliable que durará y crecerá hasta el fin del mundo y es entre María, su Santísima Madre, y el demonio; entre los hijos y servidores de la Virgen, y los hijos y súbditos de Lucifer; de modo que el más terrible de los enemigos de Satán que Dios ha suscitado es María, su Santísima Madre, a la que dio, desde el mismo paraíso terrestre, aunque todavía no estuviese más que en su idea, tanto aborrecimiento a este enemigo de Dios, tanto arte para descubrir la malicia de esta antigua serpiente, tanta fuerza para vencer, abatir y aplastar a este orgulloso monstruo, que la teme más que a todos los ángeles y todos los hombres juntos.

Satanás es el príncipe de este mundo, al ser un ángel poderoso, ha tenido poder sobre las sociedades, naciones y eventos. Ese poder fue roto por la muerte y resurrección de Nuestro Señor y esa salvación está disponible a nosotros, la Iglesia. Tenemos la victoria, en Cristo, pero la batalla por acoger y vivir esta victoria continúa en cada generación hasta el final de los tiempos. Es precisamente en esta batalla de la humanidad de hoy, de los hijos de Dios y de la Iglesia, contra Satanás y sus secuaces, que la Virgen Santísima viene en nuestro auxilio como capitana de las grandes batallas de Dios, para ayudarnos a alcanzar la victoria que en su corazón es plena y real.

Aparición en Fátima el 13 de Julio de 1917: “visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que les voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz..... habrán guerras, hambre y persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla vendré a pedir la Consagración de Rusia a mi Inmaculado CORAZÓN y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas.....". De pronto el horizonte se presenta sombrío....y después surge un rayo brillante de luz y de esperanza: "Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará".

En este mensaje de Fátima, nuestra Señora ha querido despertarnos la conciencia de que estamos en una batalla que envuelve naciones, sociedades y reinos, y cada individuo que en ellos reside.

La clave de la estrategia de Satanás en nuestros tiempos ha sido el ateísmo, la corrupción de la fe y la secularización total de la humanidad. Gradualmente, Rusia, como lo anunció la Virgen en Fátima, ha esparcido sus errores, no solo a nivel político, sino y más importante, esparciendo a nivel espiritual, su ateísmo, materialismo y secularismo humanista, reduciendo al hombre a la sola creencia en el mundo visible, y en desear ponerlo bajo su control sin necesidad de Dios. También, la Iglesia, la fe y las Escrituras han estado bajo ataque directo de una “religión conformada con el mundo”.

Podemos deducir con claridad que la batalla mayor de estos tiempos que encierra todas las que se libran hoy es: CRISIS DE FE. Tenemos una crisis de fe: porque no se cree en Dios, ni en su Palabra, una falta de obediencia a Dios que se ha revelado a sí mismo y que ha revelado también la Verdad. Falta de fe, que se traduce en una vida cuyo fin es terreno, no celestial; y también se niegan los valores sobrenaturales.

Debido a esta crisis de fe, las mentes se han oscurecido y las conciencias están desorientadas y confundidas. El pecado ya no se llama por su nombre, y es por esto que vemos tanto caos, orgullo intelectual, rebeldía, búsqueda de la verdad fuera de Dios y definiendo la "verdad" de acuerdo a la interpretación personal de cada uno y a las circunstancias. Hay también una fascinación por lo oculto y por el movimiento de la Nueva Era. Y toda esta confusión también podemos observarla, incluso, algunas veces en los círculos religiosos.

Es por esto que es necesario el triunfo de su Inmaculado Corazón, porque cuando la Iglesia libra una batalla como la de nuestros tiempos, la Madre viene en auxilio, a socorrernos y llevarnos al desierto (Apocalipsis 12): escondernos en su corazón, alimentándonos con su fe firme, su disposición a la Palabra, su obediencia a la revelación de Dios. Formándonos con su mediación maternal, con sus enseñanzas, sus direcciones y consejos. Y cuidándonos del maligno, defendiéndonos en esta guerra por nuestras almas, manteniéndonos cerca guardados en su corazón, donde el demonio no puede entrar, ni robarnos. “No tengas miedo, mi Inmaculado Corazón será tu refugio y tu camino seguro para llegar a Dios” (La Virgen a Lucía).


Es evidente, que en estos tiempos, y podría decir que de forma urgente, es necesaria una poderosa victoria de la Santísima Virgen sobre el mal: el triunfo del Inmaculado Corazón, triunfo de la gracia sobre el pecado, de la luz sobre las tinieblas, de la verdad sobre el error, de la santidad sobre la corrupción, de la paz sobre la guerra y la violencia (N. de la R: Triunfo que probablemente tardará luego de un periodo de crisis mucho peor del que ya vivimos, de apostasía generalizada, por no haber obedecido a tiempo sus peticiones y diferir nuestra conversión).

¿En qué consiste este triunfo? En la reconquista espiritual de todo el mundo. O sea, que nuestros corazones regresen a su Hijo, que vuelvan a pertenecerle a Él, y su Corazón Inmaculado es el camino seguro y, perfecto para llegar al Corazón de Cristo. Ella, como madre nuestra, quiere hacer todo lo posible, para regresarnos al camino de su Hijo, por llevarnos a Él, por revelarnos al único Salvador y Señor. Ella quiere enseñarnos el camino que hemos perdido: el amor, la fe, la conversión, la vida de los sacramentos, los valores morales, los valores familiares, la obediencia y fidelidad a Dios y a sus mandamientos.

"La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, para así poder devolverlos a Dios. Es por ello que debemos reconocerla por lo que ella es y someternos a ella y a su reinado, el cual es todo amor y ternura” (San Maximiliano Kolbe).

Siempre debemos pensar en el triunfo de la Santísima Virgen en término de destrucción del pecado, de sus estructuras y de las consecuencias del pecado. Precisamente se trata del triunfo del Corazón Inmaculado, porque la batalla se libra en el corazón de los hombres, que se han endurecido, se han alejado de Dios y han dado cabida a la oscuridad y al pecado, al mundo, la carne y el demonio. Ella, en cuyo Corazón se vive en plenitud el triunfo Redentor de Cristo, nos quiere hacer participes de esa victoria, manifestando a cada uno de nosotros y a las naciones todas, el triunfo de Su Corazón, el triunfo de la gracia sobre el pecado, del amor sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia, de la fe renovada por el Espíritu Santo sobre el ateísmo, de la amorosa devoción sobre la indiferencia y la frialdad, de la verdad de la revelación sobre la mentira, las herejías y falsas religiones.

Este triunfo va abriéndose paso a través de diversos actos significativos y se realizará en la historia a través de nuestra respuesta a la obra de nuestra Madre en estos tiempos, a nuestra fiel obediencia a sus peticiones y direcciones.

DEBEMOS CONSAGRARNOS A SU INMACULADO CORAZÓN, CUMPLIR CON LOS CINCO PRIMEROS SÁBADOS DE MES, REZAR DIARIAMENTE EL ROSARIO Y LA ORACIÓN DE FÁTIMA POR LOS PECADORES, Y HACER PENITENCIA

Consagración que es entregarnos, confiarnos al Corazón de Nuestra Madre. Dejarnos formar, moldear, guiar y enseñar por Ella. Es llenarnos de sus disposiciones interiores y participar de sus gracias. Es guardarnos dentro de Ella, para ser protegidos en esta ardua lucha que libramos contra las fuerzas del mal.

Es pertenecerle a Nuestra Santísima Madre, es ser reclamados como cosa y posesión suya, lo cual debilita el poder de Satanás sobre nosotros que quiere perdernos, alejarnos de Dios y condenarnos.

Sabemos que las almas que se entregan a Ella completamente y sin reservas llegan a comprender mucho mejor quién es el Señor Jesús y los misterios de Dios. La Madre de Dios no puede llevarnos a ningún lugar excepto a Nuestro Señor, a su Iglesia y a su Magisterio. Los apóstoles de estos tiempos, se forman en el Inmaculado Corazón, igual que después de la resurrección, durante esa persecución, los apóstoles estaban con María Santísima.

Ponernos el servicio de Ella: "Deseamos ser perfectos instrumentos de la Inmaculada y ser totalmente guiados por Ella, en perfecta obediencia"(San Maximiliano Kolbe).

Es importante, más que nunca, darla a conocer y hacer que muchos la amen y se consagren a Ella. “Jesús quiere utilizarte para darme a conocer y hacerme amar” (La Virgen Santísima a Lucía).

La Consagración no es simplemente una oración o un acto de devoción, es un compromiso, un estilo de vida, de obediencia, humildad, servicio incondicional, apertura a los demás, capacidad de silencio, purificación, etc.

TRABAJAR POR ESE TRIUNFO:

“Aquellos que se entregan completamente a la Inmaculada arderán con un amor tan poderoso que les hará prender ese fuego a todo lo que esta a su alrededor y causar que muchas almas ardan con ese mismo amor. Así conquistarán el mundo entero y cada alma en particular para la Inmaculada. Esto lo harán lo más pronto posible.” (San Maximiliano Kolbe).

La consagración personal y la vivencia auténtica: derrumba las estructuras de pecado que existen en nuestros corazones. Primero, tenemos que hacer que ella triunfe en nuestros corazones y así va a ir triunfando en la sociedad.

“Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Virgen Santísima, y por ella, para el Sagrado Corazón de Jesús. Esas almas llegarán a amar al Sagrado Corazón mucho mejor y más profundamente de lo que lo han hecho hasta ahora. A través de su amor incendiará el mundo y lo consumirá” (San Maximiliano Kolbe).

Creo que debemos reconocer la seriedad del momento, y cuanto depende de nuestra respuesta la hora que vivimos. Su Inmaculado Corazón triunfará, que bello sería sabernos instrumentos aunque sea pequeñísimos de ese triunfo. En Fátima (la última noche): “vayan y sean apóstoles de mi Inmaculado Corazón".

O sea, debemos responder al llamado de Nuestra Madre, a los medios que nos da para alcanzar el triunfo de su Corazón Inmaculado, y debemos más que nunca darla a conocer, hacerla amar y utilizar los medios que ella nos da para nuestra conversión y la era de paz.

Ana Catalina Emmerick (mística del principio del siglo XIX) nos dice: “Vi volar por la superficie del cielo un Corazón resplandeciente de una luz roja, del cual partía una estela de rayos blancos que conducían a la llaga del Costado de Jesús. Esos rayos atraían a ellos un gran número de almas, que a través del Corazón y la estela luminosa, entraban al Costado de Jesús. Se me explicó que ese Corazón era el de María”.

Al final mi Corazón Inmaculado triunfará.
A. Galindo