miércoles, 2 de abril de 2025
sábado, 8 de marzo de 2025
sábado, 23 de noviembre de 2024
lunes, 18 de marzo de 2024
NO TRATES DE HACER TRAMPA. NO COMPROMETAS TU SALVACIÓN DEJANDO TU CONVERSIÓN PARA EL ÚLTIMO MOMENTO
Refiere San Pedro Damián que cierto inglés, para lograr los medios encaminados a satisfacer su vergonzosa pasión, se entregó al demonio, con la condición de que tres días antes de morir se lo advertiría, contando que así le iba a quedar tiempo para convertirse.
¡Ay! ¡Cuán ciego es el hombre una vez engolfado en la culpa! Así pues, cuando se hubo arrastrado, revolcado y sumido en el cenagal de sus impurezas, llegó la hora de su partida de este mundo. El demonio, con ser tan mentiroso, cumplió su palabra. Más el inglés quedó muy engañado en su cuenta, pues sucedió que, con suma admiración y espanto de cuantos lo presenciaron, apenas se le hablaba de su salvación, quedaba como dormido, y no daba respuesta alguna; más, si se hablaba de negocios temporales, daba muestras de un pleno conocimiento; de manera que murió en medio de sus impurezas, tal como había vivido.
(Tomado de los sermones del Cura de Ars “Pensamiento de la muerte”)
viernes, 19 de enero de 2024
SAN JUAN MARÍA VIANNEY, INTOLERANTE CON EL ERROR Y CARITATIVO CON EL ERRADO
Un protestante se acercó un día al Santo Cura de Ars y le dijo: "Aunque no estemos juntos en la tierra, vamos a estar juntos en el cielo".
El Santo miró a los ojos del hombre y dijo suavemente:
"A medida que el árbol se inclina, es por lo que el árbol cae. Si no vivimos juntos en la tierra, no vamos a vivir juntos en el cielo. La muerte no hace ningún cambio en esto".
El protestante al escuchar estas suaves palabras del santo las consideró y meditó, renunció a su error, y se convirtió al catolicismo.
Muy distante y muy distinta fue la actitud de los santos si la comparamos con el falso ecumenismo actual que pone al mismo nivel la única Verdad de Cristo con la multiplicidad de errores.
viernes, 15 de julio de 2022
TENTACIONES por el Cura de Ars
Es muy desafortunado para nosotros mismos si no sabemos que somos tentados en casi todas nuestras acciones, en un momento por orgullo, por vanidad, por la buena opinión que creemos que las personas deberían tener de nosotros, en otro por celos, por odio. Y por venganza. En otras ocasiones, el Diablo nos presenta las imágenes más sucias e impuras. Usted ve que incluso en nuestras oraciones nos distrae y vuelve nuestra mente de esta manera. Cuando somos tentados por el orgullo, debemos humillarnos inmediatamente y humillarnos ante Dios. Si somos tentados contra la virtud santa de la pureza, debemos tratar de mortificar nuestros cuerpos y todos nuestros sentidos y estar cada vez más vigilantes de nosotros mismos. Si nuestra tentación consiste en un disgusto por las oraciones, debemos decir aún más oraciones, con mayor atención, y cuanto más nos incita el Diablo a renunciar a ellas, más debemos aumentar su número. Las tentaciones que más debemos temer son aquellas de las que no somos conscientes...
- San Juan Bautista María Vianney