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martes, 5 de octubre de 2010

NUEVAS "CATEDRALES"

Apenas hay lugar, en este mundo nuestro, para parroquias...Por el contrario, sí para estas modernas catedrales del consumismo.
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Autor: Pbro. Miguel Rivilla San Martín..

En una de sus interesantes “Canelas finas”, el director de La Razón, Luis María Anson, hace tiempo abogaba por una nueva catedral del siglo XXI para Madrid. Sin sumarse a las críticas que se hacen a la actual Almudena, a veces infundadas, dejaba claro que no era el templo que exigía el siglo XXI para Madrid. No le faltaban argumentos de todo tipo para apoyar su petición y también “esperanza sobre una carencia artística y espiritual que enturbia la osatura histórica de la capital de las Españas”.

Como contraste a este justo deseo del insigne periodista y sin ánimo de polémica propia de expertos, quisiera dejar mi punto de vista sobre otras catedrales que están apareciendo en los cuatro puntos cardinales de nuestra comunidad y que son visitadas asiduamente y conocidas por todos los madrileños. Son las nuevas catedrales del consumismo.

Han surgido como por ensalmo, casi de la noche a la mañana, en la periferia de la capital, a pocos kilómetros de la misma.. Claras, luminosas, modernas, funcionales. Su ritmo de construcción ha sido y es imparable. Con estupendas vías de acceso. Ubicadas en puntos estratégicos de comunicación. Con amplios aparcamientos, que apenas dan abasto. No necesitan grandes ni costosos reclamos. La gente acude como moscas para solazarse y lograr gratificación y felicidad, máxime los festivos y en vacaciones.

Su coste de inversión ha sido multimillonario. Funcionan abiertas, mañana, tarde y parte de la noche. Algunos sectores de las mismas, hasta altas horas de madrugada. Los domingos y festivos, apenas hay sitio para el acomodo. Cubren las necesidades más apremiantes y exigentes del hombre y la mujer modernos. Se han construido para el “homo consumísticus”. Allí se encuentra, como pez en el agua. No falta de nada para comprar y pasarlo bien. Hay amplios espacios para alimentación, vestimenta, caprichos, moda, diversión, ocio, restauración, gimnasios, cines, etc..

Sí, hay casi de todo, menos de una cosa. Es sólo una pequeña carencia. ¡No lo tomen a broma! No hay en estas nuevas catedrales, un rinconcito, siquiera, para adquirir paz, silencio, tranquilidad y soledad plenas. Para encontrarse el hombre consigo mismo, con lo único importante y trascendente, con el único Dios vivo y verdadero. ¡Qué engorro y qué falta de previsión! ¡¡Imperdonable!!

Este agudo contraste y esta anómala situación nos mueve a algunos -¿chalados, nostálgicos, raros, anticuados?- a una seria reflexión compartida:

Apenas hay lugar, en este mundo nuestro, para parroquias, iglesias, templos y lugares de culto. Por el contrario, sí y en abundancia y derroche crematístico, para estas modernas catedrales del consumismo.

El dios dinero “Mammona”, puede sentirse feliz y satisfecho por el culto que le tributan la generalidad de sus fieles. Él ha ido desplazando a todos los demás dioses, incluso -¡duele el decirlo!- a Jesucristo, el único y verdadero Dios. Hoy no es raro ver las iglesias casi vacías y estas nuevas catedrales abarrotadas..

A pesar de esta aparente derrota, todavía sigue resonando con fuerza, en muchos sitios y ambientes, la palabra radical de Jesús de Nazaret : "No podéis servir a dos señores. No podéis servir a Dios y al dinero".

Para terminar, una práctica advertencia: No estén tan preocupados por OTRA CATEDRAL. Mediten solo esta frase del desaparecido
monseñor Fulton J. Sheen, estrella de la televisión americana: "Entre la erección de una catedral y la fundación de un diario católico, no dudaría de apostar por este último".
.Fuente: C.A.R.
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