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viernes, 25 de julio de 2025

SANTIAGO


 SANTIAGO

Columna del Cielo, Grito de la Tierra

(No era voz de guerra, sino liturgia del combate)

No era un grito,
era una consagración.
Una hostia de fuego
que el pueblo alzaba
no con dedos de incienso,
sino con manos abiertas al martirio.

¡Santiago y cierra España!

No fue voz de soldados.
Fue respuesta de piedras,
de madres que parieron con cruz al pecho,
de monjes que escribieron en silencio
el nombre de Dios sobre la forma del mundo.

Ese grito no divide pueblos.
Divide el cielo del abismo.
La luz de la sombra.
El sí del no.
La fe de la nada.

Y cuando sonó por vez primera,
el infierno supo llegaba
la última frontera del caos:
un pueblo que aún sabía
que la libertad no es capricho,
sino obediencia a la Verdad.

Santiago no fue enviado para escribir cartas,
ni para fundar sectas de simpatía.
Vino con la espada
porque el mundo ya no entendía el Verbo.
Y donde no entra el Verbo,
entra el acero.
Y donde no entra el amor,
entra el amor que sangra.

Fue columna antes que palabra.
Fue altar antes que voz.
Fue clavo del orden en la carne de la historia.

¡Santiago y cierra España!
No para que no entren otros,
sino para que no salga Dios.

España no era frontera.
Era custodia.
Era cáliz.
Era casa de la Cruz y de la espada.

Y Santiago cerró.
Como se cierra una herida.
Como se cierra una tumba.
Como se cierra una puerta cuando el enemigo acecha
y el pan de los hijos no puede ser arrojado a los perros.

Quien grita ese grito,
no pide tolerancia.
Hace memoria.
Hace justicia.
Hace guerra santa en el alma.

Porque ya no hay neutralidad.
Ya no hay lugar donde esconder la Verdad
sin convertirla en traición.

Y ese grito,
ese grito que suena a trueno viejo,
no ha muerto.

Está en los montes.
En la sangre dormida de los pueblos.
En los silencios de los justos.
En los himnos no cantados
por los niños que aún no nacen.

¡Santiago y cierra España!
Que venga el juicio.
Que venga el Reino.
Que venga el combate.

La Fiesta ha comenzado.
El altar está dispuesto.
Falta solo el hombre.

Y tú, Apóstol,
tú que no huiste de Herodes,
ni callaste ante el César,
ni negociaste con los ídolos…
hazte presente.

No como estatua.
No como historia.
Como columna del Cielo.
Como grito de la Tierra.


No vino a narrar mitos.
Vino a hundir el pie en la tierra
como quien clava un estandarte en el lomo del caos.

No habló de amor.
Lo obedeció.
No sembró culturas.
Plantó dogmas.
No vino a abrazar los pueblos,
vino a erigirlos.

Santiago fue el peso de Dios sobre la historia.
Una columna.
No simbólica.
Real.
Pesada.
Fundante.

Antes de que España fuera nación,
fue altar.
Antes de que fuera imperio,
fue verbo encarnado en los huesos de un apóstol.

Porque todo orden comienza por una piedra,
y esa piedra era hombre,
y ese hombre era mártir,
y ese mártir era Santiago.

La cruz no se posa:
se clava.
La fe no se propone:
se proclama.
Y Santiago no sugirió la verdad:
la selló con sangre.

Por eso la Hispanidad no es proyecto: es descendencia.
No es invención de reyes:
es herencia de apóstol.
Nacida no del cálculo,
sino de la obediencia.
No del pacto,
sino del culto.

Él no vino a visitar.
Vino a quedarse.
A fermentar los siglos.
A hincar la eternidad en el corazón de un pueblo
que, sin él, no sería más que polvo hambriento.

Y lo que vino a instaurar no fue religión,
fue orden integral del mundo:
— altar antes que escuela,
— altar antes que leyes,
— altar antes que mercado.

Y si después hubo espada,
fue porque antes hubo hostia.
Y si hubo reino,
fue porque hubo sacrificio.
Y si hubo imperio,
fue porque el alma primero se hincó
donde Santiago cayó de rodillas.

No se le llama patrón:
se le llama piedra angular.
No es símbolo:
es raíz.
No representa a España:
la sostiene.
No la dirige:
la define.

Quien hoy quiera restaurar lo perdido,
que no cite tratados.
Que no arme congresos.
Que vuelva a esa piedra.
Y se someta.
Y la bese.
Y la sangre de nuevo.

Porque Santiago no se conmemora.
Se obedece.
Se imita.
Y no es él quien funda el Reino,
pero es piedra viva de su andamiaje.
No es la Roca,
pero está sellado sobre ella.

No se honra a Santiago si se lo separa de la Roca.
Él no es el fundamento,
pero es columna sellada en sangre sobre el único Fundamento.
Su gloria no nace de sí,
sino de su obediencia al Verbo.

Por eso la Hispanidad no nace de él,
pero sí se alza sobre él,
porque donde pisa un apóstol fiel,
Dios edifica pueblos que no mueren.

Y quien no siembra sobre esa piedra,
no cosecha Reino,
sino ruina.

Oscar Méndez

lunes, 25 de julio de 2022

25 DE JULIO, FIESTA DE SANTIAGO EL MAYOR, APÓSTOL


Santiago el Mayor fue uno de los tres discípulos predilectos del Señor; su madre Salomé, pidió a Jesús Nuestro Señor que sus hijos Santiago y Juan ocupasen puestos destacados en su Reino, momento que Jesús aprovechó para profetizar a ambos hermanos su martirio; Santiago fue el privilegiado que asistió a la escena de la Transfiguración y que además fue admitido a presenciar la resurrección de la hija de Jairo; pero sin duda, el mayor gesto de amistad que tuvo Cristo con Santiago, fue cuando recibió el encargo de velar cerca del maestro en la noche de Getsemaní.               

Santiago era natural de Betsaida, como Pedro y Andrés, y también como ellos, se dedicaba a la pesca en las aguas del lago de Genesaret, en compañía de su hermano Juan y de su padre Zebedeo. Un día estaban los dos hermanos remendando las redes, cuando acertó a pasar junto a ellos Jesús, y les dijo: "Venid en pos de Mí, Yo os haré pescadores de hombres". Y ellos, dejando las redes y la familia, le siguieron. Impetuosos y ardientes como el rayo, merecieron que el maestro les bautizase con el nombre de Boanerges, es decir "Hijos del trueno". Cuando el Señor les preguntó si estaban dispuestos a beber su cáliz, contestaron a una "Podemos", y desde entonces jamás desmintieron su palabra.

Después de la Resurrección de Nuestro Señor, Santiago predicó el Evangelio en Judea, Samaría y, según la venerable tradición, también llegó a España en el año 36; piadosamente se cree que cuando el Apóstol estaba más desfallecido, recibió la visita en carne mortal de la Virgen María, que aún vivía en Jerusalén. Sería la primera aparición mariana reconocida, que tuvo lugar a orillas del río Ebro, en la actual Zaragoza, donde se edificó el primero de los muchos templos marianos de la cristiandad. 

El Apóstol, de vuelta a Jerusalén en el año 42-44, sería martirizado por Herodes Agripa, que ordenó que el Discípulo fuese degollado; sus venerables restos serían trasladados a la que fue su patria evangelizada, España. Sus reliquias serían redescubiertas a principios del siglo IX, cerca de Iría, en Compostela (Campo de la estrella). A partir de la Edad Media, el sepulcro que contiene los venerables huesos del Apóstol, se convertiría en uno de los principales Santuarios de peregrinación del Orbe Católico.

El Patronazgo del Apóstol Santiago sobre España se pierde en la Historia; del siglo VIII es un himno que lo exaltaba como Patrón en el Reino de Asturias. Los Reyes Católicos, en el siglo XV se refieren a él como “luz e Patrón de las Españas, espejo e guiador de los Reyes dellas”.

Proclamada en España la II República, el espíritu laico que impulsaba la Masonería, hizo que el Gobierno destituyese al Apóstol de su Patronazgo de España; al año siguiente de iniciada la Guerra Civil, el General Francisco Franco firmó un decreto por el cual se reconocía a Santiago como Patrón de la Nación y al que se han de rendir los debidos honores y ofrendas.

Este 2022 por concesión Papal es Año Santo Compostelano, igual que el año pasado. Acudamos como fieles hijos del Apóstol a su tumba y pidámosle especialmente para que proteja a nuestra Nación de todo mal.

lunes, 26 de julio de 2021

¡VIVA SANTIAGO APÓSTOL!


Ayer celebramos a Santiago Apóstol, “el Mayor”. 

 Dos de los Apóstoles de Jesús se llamaban Santiago. Para distinguirlos, de acuerdo con su edad, se les ha llamado Santiago, el Mayor (el hijo de Zebedeo) y Santiago, el Menor (el hijo de Alfeo).

  Santiago Apóstol, era hermano de San Juan Evangelista y ambos eran apodados “Boanerges” (hijos del trueno), por sus temperamentos impulsivos. Y antes de seguir al Señor eran discípulos de Juan el Bautista.  

  Santiago y Juan vivían con sus padres, Zebedeo y Salomé, en la ciudad de Betsaida, junto al Mar de Galilea.  

  Cuando Jesús caminaba por la orilla del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Pedro y Andrés, que estaban pescando, los llamó para seguirle y convertirlos en pescadores de hombres. También, llamó a los hermanos Santiago y Juan, que en una barca, con su padre Zebedeo, estaban remendando redes. Los dos abandonaron lo que estaban haciendo dejando a su padre, que no se opuso a su vocación, y siguieron al Maestro.  

  El nombre “Santiago”, proviene de dos palabras “Sant” y “Iacob”. Porque su nombre en hebreo era Jacob. Los españoles en sus batallas gritaban: “Sant Iacob, ayúdenos”. Y de tanto repetir estas dos palabras, las unieron formando una sola: Santiago.  

  Aunque todos los apóstoles fueron muy amados de Jesucristo, por ser sus queridos discípulos, a quienes confió sus misterios, Santiago fue uno de los predilectos, y a quien comunicó más abiertamente sus secretos.  

  Estuvo presente en la curación de la suegra de Pedro y cuando Jesús resucitó a la hija de Jairo. Tuvo además la dicha de estar presente en la Transfiguración del Señor y contemplar su cuerpo glorificado, aunque con gloria pasajera, lo cual no fue otorgado más que a su hermano san Juan y a san Pedro. También tuvo el privilegio de acompañar a Jesús en el Huerto de Getsemaní, donde fue entregado por Judas Iscariote a los judíos para matarlo.  

  Cuenta el Evangelio que una vez al pasar por un pueblo de Samaria, la gente no quiso proporcionarles ningún alimento y que Santiago y Juan le pidieron a Jesús que hiciera llover fuego del cielo y quemara a esos maleducados. Cristo tuvo que regañarlos por ese espíritu vengativo, y les recordó que Él no había venido a hacer daño a nadie sino a salvar al mayor número de personas posible.  

  Otro día Santiago y Juan comisionaron a Salomé, su madre, para que fuera a pedirle a Jesús que en el día de su gloria los colocara a ellos dos en los primeros puestos, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús les dijo: "¿Serán capaces de beber el cáliz de amargura que yo voy a beber?" Ellos le dijeron: "Sí somos capaces". Cristo añadió: "El cáliz de amargura sí lo beberán, pero el ocupar los primeros puestos no me corresponde a Mí el concederlo, sino que esos puestos son para aquellos para quienes los tiene reservado mi Padre Celestial". Los otros apóstoles se disgustaron por esta petición tan vanidosa de los dos hijos de Zebedeo, pero Jesús les dijo a todos: "El que quiera ser el primero, que se haga el servidor de todos, a imitación del Hijo del hombre que no ha venido a ser servido sino a servir". Seguramente que con esta lección de Jesús, habrá aprendido Santiago a ser más humilde.  

  Después de la Ascención de Jesús, Santiago el Mayor se distinguió como una de las principales figuras entre el grupo de los Apóstoles, lo destacaba su gran celo en el progreso y en la defensa de la religión Cristiana. Por eso, en el año 44 d.C. cuando el rey Herodes Agripa se propuso acabar con los seguidores de Cristo para complacer a los judíos, lo primero que hizo fue mandar cortarle la cabeza a Santiago, y encarcelar a Pedro. Lo cual fue efectivamente motivo de alegría para los judíos, que temían que el establecimiento de la religión cristiana contribuyese en gran manera a destruir la suya.   

  Así el hijo de Zebedeo tuvo el honor de ser el primero de los apóstoles que derramó su sangre por proclamar la religión de Jesús Resucitado.   

  Tradiciones nos dicen que Santiago alcanzó a ir hasta lo que hoy es España a evangelizar. Por ello se le considera el patrón de este país y de su caballería. Desde el siglo IX se cree que su cuerpo se encuentra en la Catedral de Compostela, donde lo han visitado miles y miles de peregrinos por siglos y siglos y han conseguido maravillosos favores del cielo.   

  Hoy, Santiago Apóstol nos enseña a vivir nuestra fe con autenticidad; a ser testigos fieles del Evangelio con nuestra vida, pero sobre todo a perdonar a nuestros enemigos, a amar a los que nos han ofendido y a quienes nos han hecho sufrir.  

  ¡Que viva Santiago Apóstol!

jueves, 25 de julio de 2019

SEÑOR SANTIAGO Y LOS CRISTEROS


En el transcurso de la guerra Cristera se produjeron una gran cantidad de testimonios de hechos; los cuales, para los que tenemos fe, corresponden a la intervención Divina, es decir, a milagros.

La devoción hacia los santos incluye la certeza de su cercanía en situaciones particularmente difíciles. Por supuesto uno de los santos con mayor devoción en México, es Señor Santiago. Y en esa situación de persecución religiosa y de guerra en defensa de la fe, la asistencia del Santo Apóstol, era especialmente anhelada.

El siguiente es un relato -que reproducimos textualmente, incluyendo sus deficiencias de redacción- compartido por un combatiente Cristero; se trata de la primera vez que su grupo se enfrenta con el ejército del masón Elías Calles:

"¿Qué era aquello?, el vigía desde lo alto de la torre divisó por encima del caserío del pueblo, allá algo retirado, una gran polvareda que levantaban las herraduras de los caballos de los federales que venían a greňa parada para llegarnos por sorpresa... el vigía tiró el balazo según lo ordenado, y vió como los jinetes se tendieron a la crin de sus caballos y a toda velocidad cruzaron el poblado con dirección a nosotros...

Nuestra gente sin disciplina militar y sin jefes por el momento, tiraron unos cuantos balazos y se dividieron en tres grupos y echaron a huír...

El grupo de arriba, corriendo, pasándose los alambrados y montecillos llenos de espinas, como que los quieren detener para que el enemigo los aproveche a su gusto; la sed, el hambre, el cansancio, el calor, el susto los satánicos gritos del enemigo que dicen no corran cristeros mulas, rindánse fanáticos jijos de la...

Los changos (federales) en sus caballos pronto rodearon a nuestros fugitivos cristeros y los obligaron pelear, haciendo fuego mortal a los enemigos, que los hicieron retroceder perdiendo la vida muchos changos, aunque también murieron 6 mártires de Cristo.

Cuando el gobierno regresó al pueblo dijo "Cristeros tales, si todos hubieran peleado tan bien como nos peleaba el del caballo tordillo, nos hubieran matado más gente. ¡Que bien defendía a su gente! Nosotros queríamos matarle siquiera el caballo, pero no pudimos, apenas le matamos a 6 compañeros, pero el nos dio recio".

Cuando algunas personas curiosas en ese pueblo descubrieron que ninguno de aquellos cristeros andaba en caballo tordillo, dijeron que había sido Santo Santiago el que defendía a los soldados de Cristo Rey, y así quedó en la creencia de aquellos lugares".

Testimonio Cristero
Esequiel Mendoza Barragán (Cristero)
Tomado de la Guardia Cristera

¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA SANTO SANTIAGO!

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miércoles, 25 de julio de 2018

SANTIAGO APÓSTOL Y LA CRISTIADA


El siguiente es un relato compartido por un combatiente Cristero; se trata de la primera vez que su grupo se enfrenta con el ejército del masón Elías Calles:

"¿Qué era aquello?, el vigía desde lo alto de la torre divisó por encima del caserío del pueblo, allá algo retirado, una gran polvareda que levantaban las herraduras de los caballos de los federales que venían a greña parada para llegarnos por sorpresa,... el vigía tiró el balazo según lo ordenado, y vio como los jinetes se tendieron a la crin de sus caballos y a toda velocidad cruzaron el poblado con dirección a nosotros...

Nuestra gente sin disciplina militar y sin jefes por el momento, tiraron unos cuantos balazos y se dividieron en tres grupos y echaron a huir...

El grupo de arriba, corriendo, pasándose los alambrados y montecillos llenos de espinas, como que los quieren detener para que el enemigo los aproveche a su gusto; la sed, el hambre, el cansancio, el calor, el susto, los satánicos gritos del enemigo que dicen no corran cristeros mulas, ríndanse fanáticos jijos de la...

Los changos (federales) en sus caballos pronto rodearon a nuestros fugitivos cristeros y los obligaron pelear, haciendo fuego mortal a los enemigos, que los hicieron retroceder perdiendo la vida muchos changos, aunque también murieron 6 mártires de Cristo.

Cuando el gobierno regresó al pueblo dijo: "Cristeros tales, si todos hubieran peleado tan bien como nos peleaba el del caballo tordillo, nos hubieran matado más gente. ¡Qué bien defendía a su gente! Nosotros queríamos matarle siquiera el caballo, pero no pudimos, apenas le matamos a 6 compañeros, pero él nos dio recio".

Cuando algunas personas curiosas en ese pueblo descubrieron que ninguno de aquellos cristeros andaba en caballo tordillo, dijeron que había sido Señor Santiago el que defendía a los soldados de Cristo Rey, y así quedó en la creencia de aquellos lugares".

Testimonio de: Esequiel Mendoza Barragán (Cristero).

martes, 25 de julio de 2017

25 DE JULIO: FESTIVIDAD DE SANTIAGO EL MAYOR


El 25 de Julio se celebra la fiesta de Santiago Apóstol, patrón de España.

   Santiago, gozaba de especial confianza y relación con Jesús, como uno de los discípulos básicos, destacándose con Pedro y Juan del resto de los discípulos, obteniendo el puesto de testigo privilegiado en los momentos más importantes. El mismo Jesús apodó a Santiago y a Juan con el sobrenombre de "hijos del trueno" ( Mc, III, 17 ).

El apóstol Santiago, primer apóstol mártir, viajó desde Jerusalén hasta Cádiz (España). Sus predicaciones no fueron bien recibidas, por lo que se trasladó posteriormente a Zaragoza. Aquí se convirtieron muchos habitantes de la zona. Estuvo predicando también en Granada, ciudad en la que fue hecho prisionero junto con todos sus discípulos y convertidos. Santiago llamó en su ayuda a la Virgen María, que entonces vivía aún en Jerusalén, rogándole lo ayudase. La Virgen le concedió el favor de liberarlo y le pidió que se trasladara a Galicia a predicar la fe, y que luego volviese a Zaragoza.

Santiago cumplió su misión en Galicia y regresó a Zaragoza, donde corrió muchos peligros. Una noche, el apóstol estuvo rezando intensamente con algunos discípulos junto al río Ebro, cerca de los muros de la ciudad, pidiendo luz para saber si debía quedarse o huir. Él pensaba en María Santísima y le pedía que rogara con él para pedir consejo y ayuda a su divino Hijo Jesús, que nada podía entonces negarle. De pronto, se vio venir un resplandor del cielo sobre el apóstol y aparecieron sobre él los ángeles que entonaban un canto muy armonioso mientras traían una columna de luz, cuyo pie, en medio de un rayo luminoso, señalaba un lugar, a pocos pasos del apóstol, como indicando un sitio determinado.

Sobre la columna, se le apareció la Virgen María. Santiago se levantó del lugar donde estaba rezando de rodillas, y recibió internamente el aviso de María de que debía erigir de inmediato una iglesia allí; que la intercesión de María debía crecer como una raíz y expandirse. María le indicó que, una vez terminada la iglesia, debía volver a Jerusalén. Santiago se levantó, llamó a los discípulos que lo acompañaban, que habían oído la música y visto el resplandor; les narró lo demás, y presenciaron luego todos cómo se iba desvaneciendo el resplandor de la aparición. En el lugar de la aparición, se levantó lo que hoy es la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, un lugar de peregrinación famoso en el mundo entero que no fue destruido en la guerra civil española (1936-1939), puesto que las bombas que se lanzaron no explotaron, pudiéndose hoy en día verse expuestas en el interior de la Basílica.

Santiago partió de España, para trasladarse a Jerusalén, como María le había ordenado. En este viaje visitó a María en Éfeso. María le predijo la proximidad de su muerte en Jerusalén, y lo consoló y lo confortó en gran manera. Santiago se despidió de María y de su hermano Juan, y se dirigió a Jerusalén, donde al poco tiempo fue hecho prisionero.

Fue llevado al monte Calvario, fuera de la ciudad. Durante el recorrido, estuvo predicando y aún fue capaz de convertir a algunas personas. Cuando le ataron las manos, dijo: "Vosotros podéis atar mis manos, pero no mi bendición y mi lengua". Un tullido que se encontraba a la vera del camino, clamó al apóstol que le diera la mano y lo sanase. El apóstol le contestó: "Ven tú hacia mí y dame tu mano". El tullido fue hacia Santiago, tocó las manos atadas del apóstol e inmediatamente sanó.

Josías, la persona que había entregado a Santiago, fue corriendo hacia él para implorar su perdón. Este hombre se convirtió a Cristo. Santiago le preguntó si deseaba ser bautizado. Él dijo que sí, por lo que el apóstol lo abrazó y le dijo: "Tú serás bautizado en tu propia sangre". Y así se cumplió más adelante, siendo Josías asesinado posteriormente por su fe.

En otro tramo del recorrido, una mujer se acercó a Santiago con su hijo ciego para alcanzar de él la curación para su hijo, obteniéndola de inmediato. Una vez llegado al Monte Calvario, el mismo lugar donde años antes fue crucificado nuestro Señor, Santiago fue atado a unas piedras. Le vendaron los ojos y le decapitaron.

El cuerpo de Santiago estuvo un tiempo en las cercanías de Jerusalén. Cuando se desencadenó una nueva persecución, lo llevaron a Galicia (España) algunos discípulos.

En siglos posteriores y hasta el momento actual, numerosos fieles, principalmente de Europa, recorren parcialmente el "Camino de Santiago" que les conduce a la tumba del Santo, con el fin de pedir perdón por sus pecados.

Tema relacionado (haz clic): LA BATALLA DE CLAVIJO Y EL MILAGRO DE SANTIAGO (video y texto).

Fuente

miércoles, 17 de octubre de 2012

LA BATALLA DE CLAVIJO Y EL MILAGRO DE SANTIAGO (video y texto)


Castillo de Clavijo

Leyenda o realidad, o parte y parte*, los hechos referidos sobre la batalla de Clavijo han marcado una profunda huella en la historia de España.

Clavijo, enclave que se encuentra a 17 kilómetros de Logroño, ha sido considerado como uno de los lugares más emblemáticos de la Reconquista Española. En dicho emplazamiento crónicas medievales hacen referencia a una de las batallas más carismáticas de la cruzada peninsular, no tanto por la táctica, como por la aparición de Santiago Apóstol al Rey Ramiro I.

El Rey Ramiro I de Asturias, se niega a conceder el Tributo de las Cien Doncellas a Abderramán III, con lo que rompe con la neutralidad que el impuesto brindaba. La negativa de la entrega anual de 100 mujeres jóvenes cristianas a los moros a cambio de la paz, es el motivo del conflicto.

El Rey reunió y convocó a toda la región contra los paganos siendo, en un primer momento, derrotados en Albelda (La Rioja), no pudiendo más que refugiarse en el castillo de Clavijo en Monte Laturce. Sabiéndose vencido por la diezma de sus tropas, cuentan las crónicas que en ensoñaciones se le apareció el Apóstol Santiago y le dijo:

"Sepas que Nuestro Señor Ihesu Cristo partio a todos los angeles mis hermanos las prouincias dela tierra e a mi solo dio a España, e sey fuerte e firme en tus fechos, ca yo so Santiago apostol de Ihesu Cristo que vengo por te ayudar. E sepas por verdad que enla mañana venceras conel ayuda de Dios todos estos moros que te tienen cercado avnque moriran munchos delos tuyos, a los quales esta aparejada la gloria de parayso. E por que desto seas cierto ver me has enla mañana encima de vn cauallo blanco con vna seña blanca e grand espada reluziente enla mano. E luego enla mañana confesar vos hedes e rescebiredes el cuerpo de Nuestro Señor Ihesu Cristo e fecho esto non dubdedes de ferir enlos moros llamando 'Dios ayuda a Santiago' que sepas ciertamente que todos los venceras e meteras a espada".


La más antigua crónica conocida data de 1243:
 "De rebus hispaniæ" de Rodrigo Jiménez de Rada


Al día siguiente los ejércitos de Ramiro I, animados por la presencia del Apóstol montado en un corcel blanco, vencieron a sus oponentes.

La batalla de Clavijo, fechada el 23 de mayo del año 844, es una de las claves para que actualmente entendamos el movimiento jacobeo en España. El Camino de Santiago y Santiago de Compostela se convirtieron en la Edad Media, en los lugares de peregrinación por excelencia de los cristianos, al mismo nivel que Jerusalén y Roma.

Las apariciones del Santo recorrerán todo el territorio peninsular mezclándose la realidad con la devoción en la Historia Oficial.

Como agradecimiento de la ayuda prestada en el batalla se instaura el Voto de Santiago. El Rey Ramiro I, dispuso la realización del Voto de Santiago. Será en la Calahorra el 25 de mayo de 844, por medio de un solemne privilegio se concede a la Iglesia de Santiago de Compostela un impuesto procedente de todas las regiones españolas, que comprendía tanto cosechas como botines de guerra e, incluso se crea el compromiso de viajar y peregrinar a Santiago llevando ofrendas. En 1812 es abolido en las Cortes de Cádiz, aquí sorprende que el incumplimiento del Voto por parte de la Nación española haya sido el prólogo al hundimiento de España como potencia en el S.XIX. En 1936 es rehabilitado y renovado simbólicamente por el Rey de España cada año el 25 de mayo, considerando al Apóstol Santiago como patrón protector de España.

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* Aspecto que no se pretende dilucidar aquí, pues es un tema de controversia entre los historiadores y éstos no se ponen de acuerdo. Sin embargo -según considera Alfredo Gil del Río-, se puede afirmar, contrastando las diversas crónicas, que la famosa batalla de Albelda tuvo como escenario las inmediaciones de Clavijo en el año 860, pero no en el 844, que es la fecha que la tradición fija.



NOTA DE CATOLICIDAD (precisión histórica al video): El rey Ramiro I era de Asturias, pues León como reino surge más tarde como continuador del Reino de Asturias.
Fuente: YouTube




Apóstol de Jesús  "Santiago, el Hijo de Zebedeo o el Mayor" (Jacobus), era el hermano mayor de Juan, ambos originarios de Betsaida habitaban en la cercana Cafarnaún, trabajando en el negocio familiar de pesca en las riberas del Lago de Genesaret; pertenecían, pues, a una familia de modestos propietarios con su padre Zebedeo. Estaban asociados con otra pareja de hermanos, Pedro y Andrés en la industria de la pesca del lago para cuyo trabajo contaban con empleados ocasionales. De este círculo de pescadores Jesús se llevó sus cuatro primeros discípulos: Pedro y su hermano Andrés, Santiago y su hermano Juan.

Santiago, gozaba de especial confianza y relación con Jesús, como uno de los discípulos básicos, destacándose con Pedro y Juan del resto de los discípulos, obteniendo el puesto de testigo privilegiado en los momentos más importantes. El mismo Jesús apodó a Santiago y a Juan con el sobrenombre de "hijos del trueno" ( Mc, III, 17 ). Santiago el Mayor, según una vieja tradición, predicó el Cristianismo por la Hispania romana antes de regresar a Palestina donde fue decapitado. Más tarde sería trasladado de nuevo a Hispania por sus discípulos para ser enterrado en la costa gallega.

Desde el descubrimiento del sepulcro en el siglo IX hasta el siglo XIII, la Ruta Jacobea (Camino de Santiago) evoluciona hasta convertirse en la principal ruta de peregrinación de occidente desplazando a las de Jerusalén y Roma.

 
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