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lunes, 30 de noviembre de 2020

ORACIONES DE SANTA BRÍGIDA PARA 12 AÑOS 

 


Estas oraciones deben rezarse durante 12 años. En caso que la persona que las rece muera antes que pasen los doce años, el Señor aceptará estas oraciones como si se hubieran rezado en su totalidad. Si se saltase un día o un par de días con justa causa, podrán ser compensadas al final de los 12 años. 

  Algunas interrogantes 

 1. ¿Puedo esperar algunos o muchos años hasta el final de mi vida para comenzar a rezarlas y así evitarme los doce años? 

Respuesta: No 

 2. ¿Puedo esperar estar afectado por alguna enfermedad terminal, para comenzar a rezarlas y así evitarme los doce años? 

Respuesta: No 

 3.- Si por olvido o por otro motivo, pasan las doce de la noche, ¿Se considera ese día como perdido? 

Respuesta: Se puede extender el plazo hasta el día siguiente, antes del alba, válido para el día anterior. Lógicamente que se debe volver a rezar durante el día para el día correspondiente. Esta extensión se puede utilizar todas las veces que sea necesaria. 

 4.- ¿Cuáles son las “causas justificadas”? 

Respuesta: Por el simple olvido de uno o dos días, quizás por algún acontecimiento familiar o laboral. En caso de accidente o enfermedad que signifique gravedad o inconciencia, se puede recuperar ese plazo al final, aquí se justifica que pueda ser un plazo mayor. Cuando la persona se encuentre mejor, pedirle a alguien que las rece en voz alta e ir repitiendo mentalmente las oraciones. Lo que no es válido es rezar dos meses, dejar uno, rezar otros seis, dejar tres. 

ADVERTENCIA 

 La gente no debe pensar que se puede vivir como se quiere y que estas oraciones son una garantía para irse al Cielo. Se debe vivir con Dios con toda sinceridad mientras reza estas oraciones y de ahí para adelante, porque el alma que piensa que puede ser más lista que la Luz de Dios, se llevará una sorpresa muy incómoda y desagradable cuando llegue el tiempo de seguir su camino. No olvidar que Dios penetra los corazones a cada instante. Dios siempre nos ve y nos escucha. 

                                          * * * 

 REZAR DIARIAMENTE LO SIGUIENTE: 

Oh Jesús, ahora deseo rezar la oración del Señor siete veces junto con el amor con que Tú santificaste esta oración en Tu corazón. Tómala de mis labios hasta Tu Sagrado Corazón. Mejórala y complétala para que le brinde tanto honor y felicidad a la Trinidad en la tierra como Tú lo garantizaste con esta oración. Que ésta se derrame sobre Tu santa humanidad para la glorificación de Tus dolorosas heridas y la preciosísima Sangre que Tú derramaste de ellas. 

 1) LA CIRCUNCISIÓN 

Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, Te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y el primer derrame de sangre como expiación de los pecados de mi infancia y de toda la humanidad, como protección contra el primer pecado mortal, especialmente entre mis parientes. 

2) LA AGONÍA DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS 

Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco el intenso sufrimiento del Corazón de Jesús en el Huerto de los Olivos y cada gota de su sudor de sangre como expiación de mis pecados del corazón y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el amor divino y fraterno. 

 3) LA FLAGELACIÓN

Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las muchas miles de heridas, los terribles dolores y la preciosísima sangre de la flagelación como expiación de mis pecados de la carne y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y la preservación de la inocencia, especialmente entre mis parientes. 

 4) LA CORONACIÓN DE ESPINAS 

Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima sangre de la sagrada cabeza de Jesús luego de la coronación de espinas, como expiación de mis pecados del espíritu y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el reino de Cristo aquí en la tierra. 

 5) CARGANDO LA CRUZ 

Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco los sufrimientos en el camino a la cruz, especialmente la santa herida en su hombro y su preciosísima sangre como expiación de mi negación de la cruz y la de toda la humanidad, todas mis protestas contra tus planes divinos y todos los demás pecados de palabra, como protección contra tales pecados y para un verdadero amor a la cruz. 

 6) LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS 

Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco a tu Hijo en la cruz, cuando lo clavaron y lo levantaron, las heridas en sus manos y pies y los tres hilos de la preciosísima sangre que derramó allí por nosotros, las extremas torturas del cuerpo y del alma, su muerte preciosa y su renovación no sangrienta en todas las santas misas de la Tierra, como expiación de todas las heridas contra los votos y normas dentro de las Órdenes, como reparación de mis pecados y los de todo el mundo, por los enfermos y moribundos, por todos los santos sacerdotes y laicos, por las intenciones del Santo Padre, por la restauración de las familias cristianas, para el fortalecimiento de la Fe, por nuestro país y por la unión de todas las naciones en Cristo y su Iglesia, así como también por la diáspora. 

 7) LA LLAGA DEL COSTADO DE JESÚS 

Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Padre Eterno, acepta como dignas, por las necesidades de la Iglesia y como expiación de los pecados de toda la humanidad, la preciosísima sangre y el agua que manó de la herida del Sagrado Corazón de Jesús. Sé misericordioso para con nosotros. ¡Sangre de Cristo, el último contenido precioso de su Sagrado Corazón, lávame de todas mis culpas de pecado y las de los demás! ¡Agua del costado de Cristo; lávame totalmente de las penitencias del pecado y extingue las llamas del Purgatorio para mí y para todas las almas del Purgatorio! Amén.

viernes, 24 de julio de 2020

HACE 647 AÑOS MURIÓ SANTA BRÍGIDA DE SUECIA


Ayer se cumplieron 647 años de la muerte de Santa Brígida. Madre, esposa, religiosa y fundadora. Patrona de Europa.

Santa Brígida de Suecia nació el 14 de junio de 1303. Su padre Birgerio, fue un gobernador, juez y rico propietario de tierras, y su Madre, Ingeborg, era una mujer profundamente piadosa.

Birgerio era uno de los terratenientes más ricos del país, pero eso no le impidió, al igual que a su esposa, distinguirse por una profunda piedad.

De niña, el mayor gusto de Santa Brígida era oír a su mamá leer las vidas de los Santos. Sus abuelos y bisabuelos fueron en peregrinación hasta Jerusalén y sus padres se confesaban y comulgaban todos los viernes, y como eran de la familia de los gobernantes de Suecia, y tenían muchas posesiones, empleaban sus riquezas en construir iglesias y conventos y en ayudar a cuanto pobre encontraban.

Cuando ella tenía solo 7 años tuvo una visión en la que la Virgen le colocó una corona sobre su cabeza, y a los 10, después de haber escuchado un sermón sobre la Pasión de Jesús, vio en un sueño Cristo herido y sangrando. Estas dos experiencias tuvieron gran influencia en su vida religiosa.

Cuando apenas tenía 6 años tuvo una visión en la que la Sma. Virgen la invitaba a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios. En adelante, las apariciones celestiales se hicieron tan frecuentes, hasta el punto que ella llegó a creer que se trataba de alucinaciones. Pero consultó con el sacerdote más sabio y famoso de Suecia, y él, después de estudiar detenidamente su caso, le dijo que podía seguir creyendo en esto, pues eran mensajes celestiales.

Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de Cuaresma, predicado por un famoso misionero. Y este santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada. En adelante su devoción preferida será la de Jesús Crucificado.

Un día, rezando con todo fervor delante de un crucifijo muy chorreante de sangre le dijo a Nuestro Señor: - ¿Quién te puso así? - y oyó que Cristo le decía: "Los que desprecian mi amor". "Los que no le dan importancia al amor que yo les he tenido". Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con ella amaran más a Jesucristo.

Su madre murió cuando ella tenía 12 años. Antes de cumplir los 14 años, Santa Brígida fue entregada en matrimonio con un joven de 18 años de edad, el príncipe Ulfo Gunmarsson, con quien disfruto de 28 años de matrimonio.

Tuvo ocho hijos, entre ellos: Santa Catalina de Suecia. Uno de sus varones fue religioso y otras dos de sus hijas también se hicieron religiosas.

Santa Brígida era la dama principal de las que ayudaban a los reyes de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que gastaban mucho dinero en lujos y parrandas y que se explotaba al pueblo. Entonces exhortó a los reyes a vivir mejor sus vidas, pero estos no le hicieron caso.

Sucedió entonces que Santa Brígida pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a Santiago de Compostela, en España. En el viaje, su esposo enfermó gravemente. Brígida oró por él y en un sueño se le apareció San Diosnisio a decirle que se le concedería la curación a su marido, con tal de que se dedicara a una vida santa. El marido se curó y entró de religioso cisterciense y unos años después murió santamente en el convento. Después de su muerte Santa Brígida renunció a su rango de princesa y cambió su hábito.

La vida plena y la gran caridad de Santa Brígida pronto se dieron a conocer a lo largo y ancho del continente. Santa Brígida conoció a varios piadosos teólogos de los cuales aprendió mucho la caridad y humildad, entre ellos a su confesor, Pedro, Prior de Alvastrá, y a Matías, un canónigo muy sabio y experimentado de Linkoping.

Santa Brígida fundó una orden religiosa de monjas, llamada Las Brigidinas, 1346, en Vadstena, Suecia, recibió la confirmación por el Papa Urbano V en 1370.

En 1349 ella viajó a Roma, donde permaneció hasta su muerte, excepto en algunas ocasiones donde se ausentó por las peregrinaciones que hizo a Tierra Santa.

Santa Brígida estableció un hospicio para los estudiantes suecos y peregrinos a Roma. Ella jugó un papel importante en la Iglesia, escribió cartas muy emotivas al Papa Urbano V para que regresara a Roma desde Aviñón (1367).

Finalmente, nuestra Santa se sintió muy débil y el 23 de juilio de 1373, a la edad de 70 años murió en Roma con gran fama de santidad. A los 18 años de haber muerto, fue declarada santa por el Sumo Pontífice. Sus revelaciones eran tan estimadas en su tiempo, que los sacerdotes las leían a los fieles en las misas.

En 1999, el Papa Juan Pablo II la nombró patrona de Europa.