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jueves, 12 de julio de 2018
ENSEÑANZAS TRADICIONALES DE LA IGLESIA ACERCA DE LAS APARICIONES
El mundo está hoy asediado, como nunca antes, por pretendidas apariciones celestiales…
A lo largo y ancho del mundo, hay literalmente cientos de supuestas vistas celestiales y hechos milagrosos. ¡Y los videntes no se contentan con mensajes de una o dos líneas…! La suma total de los volúmenes de los mensajes celestiales que han sido publicados en los últimos treinta años, podría competir fácilmente con la suma de las palabras de todas las encíclicas pontificias publicadas por la Iglesia Católica. Si el contenido de estos mensajes puede compararse con la sustancia de las enseñanzas pontificias, eso es otra cuestión…
Además, la gente que sigue estas apariciones ha desarrollado una tal devoción, una tal avidez por estos y los futuros mensajes, que dicha devoción y avidez aparecen como la característica principal de su vida espiritual; la más leve duda expresada en su presencia acerca de la verdad o santidad de estas supuestas manifestaciones celestiales, provoca de inmediato un furor emocional difícil de ser apaciguado.
En una época en que la ciencia-ficción, el misticismo oriental, el uso de drogas alucinógenas, la parapsicología y el ocultismo corren desenfrenados en nuestras sociedades, realmente no debería sorprender que los católicos modernistas, -ansiosos de ser notados- quieran también tener la posibilidad de disfrutar de fenómenos sobrenaturales “católicos”… Pero cuando católicos que pretenden mantener las enseñanzas tradicionales de la Iglesia en un mundo que se ha vuelto loco, cuando son estos los que de buen grado y sin cuestionarse aceptan la validez de estas supuestas visitas, uno puede preguntarse si es que alguna vez han entendido verdaderamente la responsabilidad inherente a su condición de católicos, la responsabilidad de mantener las enseñanzas tradicionales de la Iglesia acerca de las revelaciones, visiones y locuciones privadas. Se halla uno en la necesidad de cuestionar, no solo la autenticidad de las apariciones mismas, sino también la actitud de estos católicos respecto a las apariciones. ¿Porque se ignoran las enseñanzas tradicionales de la Iglesia?
Todos los teólogos católicos concuerdan en que las revelaciones, visiones y locuciones privadas deben ser estudiadas con gran cuidado, teniendo siempre en mente la posibilidad de ilusiones humanas, auto-engaño, influencias diabólicas o, incluso, ¡simple fraude! El R. P. Tanquerey, en su tratado sobre Teología Ascética y Mística, resume la actitud propia del católico respecto a las revelaciones privadas:
“Nada mejor podemos hacer que imitar la juiciosa reserva de la Iglesia y de los Santos. La Iglesia no acepta las revelaciones sino de largas y cuidadosas investigaciones. Por lo tanto, no debemos asegurar la existencia de una revelación privada sino hasta tener las pruebas convincentes que el papa Benedicto XIV enumera en su obra sobre las canonizaciones… Cuando un penitente manifiesta a su director espiritual sus supuestas revelaciones, este último debe abstenerse cuidadosamente de demostrar admiración, puesto que esto induciría al vidente a considerar estas visiones como verdaderas y quizás a enorgullecerse de ellas. El director espiritual debe, por el contrario, explicar que tales cosas son de mucho menor importancia que la practica de la virtud, que uno puede engañarse fácilmente en estas cuestiones, y que uno debe, por consiguiente, sospechar de tales visiones más que tomarlas en consideración. Esta es la regla establecida por los Santos”.
No necesitamos más que citar unos pocos pasajes de San Juan de la Cruz para ilustrar acerca de los peligros del auto-engaño y de las ilusiones diabólicas. Ésta es la sólida doctrina de uno de los más grandes Doctores de la Iglesia acerca de las cuestiones místicas. ¿Porqué los católicos de hoy no se han preguntado acerca de estos peligros, antes de correr precipitadamente a la aceptación, aprobación y promoción de estas supuestas locuciones?
En la subida al Monte Carmelo, San Juan de la Cruz dice:
“Estoy aterrado por lo que sucede en estos días, es decir, que cundo un alma con la más mínima experiencia de la meditación, si se da cuenta de ciertas locuciones de este tipo cuando se recoge para meditar, de inmediato las atribuye como viniendo todas de Dios, diciendo: “Dios me dijo…”, “Dios me ha contestado…”, cuando en realidad no son así, sino que son ellos que se lo dicen a sí mismos”
Y en el libro II, capítulo 11 de la misma obra, nos advierte del peligro de la ilusión diabólica, especialmente cuando el alma es crédula y ni siquiera considera la posibilidad de tal ilusión:
“Siempre se debe temer que estas locuciones procedan del demonio más que de Dios, pues el demonio tiene más influencia en lo que es exterior y corpóreo… Como estas locuciones son tan palpables y tan materiales, excitan grandemente los sentidos y el alma es llevada a considerarlas mas importantes cuando mas las siente. Corre el alma detrás de ellas y abandona la segura guía de la Fe, creyendo que la luz que le dan es la guía y el medio par alcanzar lo que ella desea, la unión con Dios. Y así el alma cuanto más se ocupa de estas cosas, mas se le aleja del recto camino y de los medios perfectos, es decir, la Fe. Además, cuando el alma se percibe sujeta a estas extraordinarias visitaciones, frecuentemente se introduce la autoestima, y se piensa ser algo en los ojos de Dios, lo que es contrario a la humildad. El demonio sabe también muy bien como insinuar en el alma una secreta -o a veces abierta- auto-satisfacción. Con este fin, el demonio presenta a los ojos las formas de los Santos y las más hermosas luces; causa voces adecuadas para halagar nuestros oídos, y con deliciosos aromas nuestro olfato; produce dulzuras en los labios, y espasmos de placer en el sentido del tacto; y todo esto para hacernos desear tales cosas y así poder desviarnos hacia mucho mal. Por esta razón es que debemos siempre rechazar y tener en poco estas representaciones y sensaciones”
En el libro II capítulo 16, resume sus advertencias: Es interesante notar que el rechazo de tales apariciones es la actitud propia que debe ser observada en el caso en que estas provengan verdaderamente de Dios, pues, tal como el Santo lo explica, este es el modo de probar que son verdaderamente de origen divino:
“Por lo tanto diré, con respecto a estas impresiones y visiones imaginarias, de cualquier modo que sean, ora sean falsas, provenientes del demonio, ora sean conocidas como verdaderas, viniendo de Dios, que el entendimiento no debe aturdirse respecto de ellas, ni alimentarse de ellas; el alma no debe aceptarlas voluntariamente, ni descansar sobre ellas, para poder permanecer despegada, pura y sinceramente simple, lo cual es la condición par la divina unión”.
A pesar de las abundantes advertencias que se hallan en las obras de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, sin embargo aún existen miles de devotos de los videntes contemporáneos que jamás se han planteado ni la más mínima duda acerca de la autenticidad de estas supuestas apariciones. Santa Teresa, quien ascendió por todas las moradas de la vida contemplativa, a menudo ejerció esta cautela y duda acerca de la autenticidad de las visiones y voces que ella misma experimentaba… ¡Pero eso no es para los adeptos de nuestros días! Ellos están seguros de que sus “voces” son divinas y no necesitan seguir las enseñanzas tradicionales de la Iglesia…
Otro escándalo a este respecto es la diligencia con que muchos católicos distribuyen la literatura y los mensajes provenientes de los distintos lugares de “apariciones”. Las imprentas se ponen en marcha tan pronto como un “vidente” aduce haber escuchado o visto algo nuevo. Y a sus devotos les falta el tiempo para diseminar las últimas noticias del “Cielo”…
La regla dada por Santa Teresa es que un vidente no debe hablar a nadie acerca de sus supuestas locuciones, excepto a su director espiritual, quien tendrá sumo cuidado en que solo las autoridades eclesiásticas examinen y den su juicio sobre el caso. No es esto lo que sucede con los videntes de nuestros días: Los mensajes y profecías son publicados sin permisos y sin reservas. Cuando se los confronta con la legislación tradicional de la Iglesia, opuesta a la publicación de las revelaciones privadas, algunos católicos responden: “Ah! ¿Pero no sabe usted que Pablo VI ha revocado tal legislación? Ahora está permitido publicar los mensajes!”…
Por más de 350 años, desde el decreto de Urbano VIII en 1625, la Iglesia prohibió severamente la publicación de visiones y revelaciones privadas sin una especial aprobación eclesiástica. Las razones son las citadas por San Juan de la Cruz y Benedicto XV. El decreto de Urbano VIII llegaba hasta imponer la mayor reserva, incluso en las conversaciones privadas, acerca de los hechos sobrenaturales de cuya autenticidad no hay prueba. Así el pueblo cristiano era protegido de los peligros inherentes a la actual “aparicionitis”, peligros de adhesión, curiosidad, engaño… Pero sobre todo, estas leyes encarnaban a la doctrina tradicional de la Iglesia Católica, acerca de ejercer la más juiciosa reserva con respecto a todas las supuestas revelaciones privadas.
Algunos católicos ignoran todo esto con una simple frase: “Es sólo un decreto disciplinario. Los papas pueden cambiar este tipo de leyes”. ¡Pero no! Cuando un cambio en una ley disciplinaria implica un peligro para la fe y las costumbres, los católicos deben ver en ésto un abuso de autoridad, y, por consiguiente, retener sólo las antiguas prácticas, aferrándose a la tradición. Aquellos católicos que verdaderamente comprenden lo que significa mantener la Tradición Católica en todos los aspectos de la vida diaria, jamás leerán, publicarán, o distribuirán los relatos o mensajes de éstas supuestas visiones o apariciones sobrenaturales. Prefieren seguir a los buenos papas de los últimos 350 años, más que seguir a algún liberal reciente que haya pasado leyes contrarias a la Tradición.
Finalmente, debe insistirse sobre el gran daño que causa a la vida espiritual tal curiosidad y entusiasmo por las “apariciones. En su obra “Las tres edades de la vida interior” del R.P. Garrigou-Lagrange, o.p. cita a San Juan de la Cruz, al decir que el deseo por tener revelaciones es al menos un pecado venial, aun cuando el alma tiene en vista un buen fin:
“San Juan de la Cruz reprueba fuertemente el deseo de tener revelaciones. En este punto, está completamente de acuerdo con San Vicente Ferrer, y demuestra que el alma que desea revelaciones es vana, que pos su curiosidad da al demonio la oportunidad de desviarla del recto camino, que esta inclinación quita la pureza de la fe, es un obstáculo para el espíritu, revela una falta de humildad y expone a innumerables errores.. Esta curiosidad es una deformidad del espíritu que arroja al alma en la ilusión y la confusión y la desvía de la humildad mediante la vana complacencia en las vías extraordinarias”
Es triste reconocer que, en nuestros días, no sólo los videntes sino también un gran número de fieles quebrantan estas prudentes reglas tradicionales por su curiosidad y avidez de escuchar lo último que “nuestra Señora ha dicho”. En verdad, algunos de éstos sitios de “apariciones” se están convirtiendo en oráculos hacia los que se vuelven más fieles, considerándolos como la más segura fuente para conocer la voluntad de Dios. Práctica pagana, tal como se ha visto en la historia del cristianismo. Nuestro Señor Jesucristo estableció una Iglesia visible y dijo a Sus Apóstoles, y a través de ellos, a sus sucesores, los Obispos” “El que os escucha, a Mí me escucha”. Si los católicos reemplazan el Magisterio de la Iglesia por estos oráculos, estarán invitando al demonio a dirigir sus vidas. San Juan de la Cruz concluye sus palabras sobre ésta cuestión del modo siguiente:
“El demonio se regocija grandemente cuando un alma busca las revelaciones y está dispuesta a aceptarlas, pues tal conducta le da muchas oportunidades para insinuar engaños y alejarla tanto como pueda de la fe, porque el alma se hace áspera y ruda, y cae frecuentemente en muchas tentaciones y malos hábitos”.
P. W. Welsh
martes, 28 de marzo de 2017
LOS PELIGROS DEL APARICIONISMO
Debemos evitar mensajes que no estén aprobados OFICIALMENTE por la Iglesia. Actualmente hay una fiebre de aparicionismo en muchos lados. Eso es peligroso, muchos creen más lo que se dice en una supuesta o real aparición que lo que enseña el Magisterio de la Iglesia; siendo que la Verdad revelada se cerró con San Juan, las demás son apariciones posteriores y revelaciones privadas que no son parte de la fe y no obligan al creyente. Las verdaderas apariciones no pueden estar en contradicción con la Revelación de Dios, hecha a través de la Biblia o la Tradición (esto es: la enseñanza que nos llega oralmente y no está en la Biblia) y custodiada por el Magisterio infalible de la Iglesia. Cualquier doctrina contra la fe evidencia la falsedad de determinada supuesta "aparición" y si la contradicción no es tan evidente, al menos hace muy dudosa la credibilidad que nos merezca.
En las falsas apariciones puede haber fraude o que el maligno esté metidas en ellas. Las verdaderas siempre estarán en concordancia con la fe. Lo grave es que muchos católicos no conocen bien su fe y por ello no advierten fácilmente cuando se expresa un error contra ella. Pero hasta el hecho de que la doctrina sea correcta no es indicio absoluto de la veracidad de una aparición. Debemos siempre esperar el juicio definitivo y oficial de la Iglesia. Recordemos que Cristo advirtió sobre la venida de falsos profetas. Debemos ser prudentes y no crédulos de todo lo que se nos presenta como sobrenatural. No es prudente hacer propaganda de estos temas mientras no hayan sido aprobados OFICIALMENTE por la Iglesia, no basta la opinión de algún sacerdote.
Es decir que nuestro parámetro debe ser el Magisterio de la Iglesia que custodia la Revelación Divina, y no lo debe ser el aparicionismo. Mientras la Iglesia no se pronuncie en cada caso, debemos ser prudentes y no propagar lo que nos llega. En tanto la Iglesia se pronuncia, debemos discernir que cualquier mensaje contrario al dogma, es señal de la falsedad.
No podemos negar absolutamente la veracidad o sostener la falsedad de determinada aparición mientras no haya un dictamen de la Iglesia a menos que ahí se contradiga el dogma, pero en cualquier caso debemos ser prudentes y cautos. De ahí la conveniencia de no estar ávidos de asuntos sobrenaturales. Al católico le basta la Revelación hecha por Dios para ser salvo.
Que gozo produce saber que la Virgen realmente se ha aparecido en lugares como el Tepeyac en México o en Lourdes o en La Sallete o en Fátima, etc. Sabiendo que la Iglesia ha dicho SÍ a esas apariciones, somos los primeros en alegrarse de ello y en difundirlas y en propagar sus mensajes maternales. De todas las demás, seamos cautos, seamos cuidadosos, seamos muy prudentes.... No difundamos como algo cierto lo que apenas está en juicio.
En efecto, no todo es genuino y auténtico. De ahí la necesidad de la prudencia y el discernimiento partiendo de que toda revelación privada debe estar en concordancia con los dogmas de nuestra fe. La Revelación de Dios por medio de la Tradición y la Biblia, requiere todo nuestro asentimiento. Las revelaciones privadas, no. El problema es que algunos se fanatizan al grado de que cuando hay contradicción, prefieren la supuesta revelación privada por encima de la Biblia y la Tradición. Quienes así obran, invierten completamente los valores y se pierden en el credulismo que puede llevarlos a la herejía, todo esto envuelto en un ambiente de aparente y extrema piedad.
La revelaciones privadas pueden ser:
1) Aprobadas oficialmente por la Iglesia y, por lo tanto, en plena armonía con el dogma (otro asunto es un posible error incidental y propio sólo del vidente, que no contradiga directamente el dogma).
2) Falsas. Por engaño de los videntes, por intervención diabólica, por sostener doctrinas heréticas, por trastornos mentales del supuesto vidente, etc. La Iglesia no las aprueba.
3) Dudosas. La doctrina no contradice el dogma pero existen elementos que permiten dudar de ellas o bien, los errores no llegan a la herejía y pueden ser atribuidos a los mismos videntes y no a los mensajes recibidos por ellos. Están en estudio.
4) Probables. También se hallan en proceso de estudio. La doctrina es excelente y plenamente católica. Hay muchos frutos favorables. En principio, no se observan elementos dudosos. No obstante todo esto, sólo el juicio oficial de la Iglesia puede asegurarnos que están aprobadas y no el de algún criterio particular, por muy prestigioso que sea quien lo emite.
En todo caso, sólo de las primeras podemos estar plenamente seguros.
Recordemos que Cristo nos previno de los falsos profetas, y precisamente en las apariciones falsas hay, también, falsas profecías y doctrinas erróneas y heréticas. El diablo mete la cola y arrastra por estos medios. Se vale de la piedad de las personas para arrastrarlas al error y a falsas devociones. Ha habido hasta cismas y antipapa, producto de esos falsos videntes, a pesar de haber empezado todo en un ambiente de gran piedad, con buenos frutos y conversiones. No olvidemos que el demonio, en ocasiones, se disfraza de ángel de luz, pues es el gran Engañador.
Por ello, seamos cautos, seamos cuidadosos, seamos muy, muy prudentes.... No difundamos como algo cierto, lo que apenas está en juicio. Urge emplear el discernimiento ante el aluvión del peligroso aparicionismo que hoy existe y pulula en todo el orbe.
Ver también: ADVERTENCIA DEL VATICANO SOBRE MEDJUGORJE
martes, 12 de noviembre de 2013
ADVERTENCIA DEL VATICANO SOBRE MEDJUGORJE. Se confirma que "no es posible establecer que hubieran apariciones o revelaciones supernaturales"
- A los clérigos y los fieles no se les permite participar en encuentros, conferencias o celebraciones públicas donde se garantice la credibilidad de dichas "apariciones".
TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL (negrillas nuestras):
Nunciatura Apostólica
Estados Unidos de América
Número Postal 3980
21 de Octubre de 2013
(Recibido el 23 de Octubre de 2013)
Reverendo Monseñor Jenkins,
Yo escribo a solicitud de Su Excelencia el Reverendo Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que pregunta, si los obispos de EUA. fueron avisados nuevamente de la siguiente (cf. mi carta del 27 de Febrero del 2013, con el mismo número de protocolo). A través de ella, Su Excelencia desea informar a los obispos que uno de los auto-llamados "visionarios" de Medjugorje, el señor Ivan Dragicevic, estaba programado para una gira en ciertas parroquias alrededor del país, durante la cual hará presentaciones acerca del fenómeno de Medjugorje. Además, como se anticipó, durante dicha gira, el señor Dragicevic, recibirá "apariciones".
Como bien sabéis, la Congregación para la Doctrina de la Fe está en el proceso de investigar ciertos aspectos doctrinales y disciplinarios sobre el fenómeno de Medjugorje. Por esta razón la Congregación afirmó que de acuerdo a la credibilidad de estas cuestionadas "apariciones", se acepta la declaración que dieron los Obispos de la antigua República de Yugoslavia el 10 de Abril de 1991, que aseveran: "A partir de las investigaciones hechas, no es posible establecer que hubieran apariciones o revelaciones supernaturales". Como sigue, en consecuencia de ello, a los clérigos y los fieles no se les permite participar en encuentros, conferencias o celebraciones públicas donde se garantice la credibilidad de dichas "apariciones".
En orden a esto, para evitar escándalos y confusión, el arzobispo Müller solicita que los obispos sean informados sobre esta materia lo más pronto posible.
Tomo esta oportunidad para presentarle a Vd. mis sentimientos de profunda estima, y queda,
Sinceramente suyo en Cristo,
(FIRMA)
+Carlo María Viganò
Nuncio Apostólico
______________________
Mons. Ronny Jenkins
Secretario General de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos
3211 Fourth Street NE
Washington, DC 20017
.AVISO A NUESTROS LECTORES:.
Oremos fervientemente por el pueblo filipino azotado por el paso del supertifón "Yolanda" que sembró muerte y destrucción en esa querida nación. Pidamos por las almas de quienes perdieron la vida y por la recuperación moral y material de los damnificados.
lunes, 19 de noviembre de 2012
MENSAJES DE DE NTRA. SEÑORA DEL CARMEN EN GARABANDAL
Al FINAL DE ESTE POST SE ANALIZA EL VALOR DE ESTAS APARICIONES



La tercera parte del mensaje de Fátima no se dio a conocer por Juan XXIII en 1960, tal como Lucía lo pidió de parte de la Virgen y por esto la misma Virgen María pidió a Dios venir a Garabandal en el año siguiente 1961 a decirnos sus Mensajes. Como remedio para convertir al Mundo, Dios nos envía a su propia Madre, ya que el Corazón de Jesús y el Corazón Inmaculado de María finalmente convertirán al mundo entero. Una gran purificación universal, de origen Divino, precede esta conversión.
Viene un AVISO y un MILAGRO para ayudarnos a vivir los MENSAJES. Un gran Aviso universal que mostrara al mundo el Amor grande de Dios y que nos dará una cierta conciencia de la profundidad del pecado. Y un gran Milagro para convertir al mundo entero.
NOTA DE CATOLICIDAD AL VIDEO: Hay inexactitudes en la lectura de los mensajes en este video. Sugerimos leerlos abajo donde se reproducen de manera textual. Así, por ejemplo, no se habla de "cardenales y obispos", aunque es obvio que éstos puedan quedar incluidos en el término "sacerdotes" que sí se dice en el mensaje, pues todos lo son.
Durante tres meses y medio la Santísima Virgen preparó a las niñas para que diesen a conocer un mensaje para el mundo el 18 de Octubre de 1961. Su importancia es enorme porque se trata de un Castigo que vendrá si la Copa de las ofensas contra Dios se llena. Por esto se nos dice en el segundo mensaje que la Copa está rebosando y que el Castigo vendrá si no se deja de ofender a Dios. Una nueva oportunidad nos da por medio del Aviso y el Milagro.
Durante tres meses y medio la Santísima Virgen preparó a las niñas para que diesen a conocer un mensaje para el mundo el 18 de Octubre de 1961. Su importancia es enorme porque se trata de un Castigo que vendrá si la Copa de las ofensas contra Dios se llena. Por esto se nos dice en el segundo mensaje que la Copa está rebosando y que el Castigo vendrá si no se deja de ofender a Dios. Una nueva oportunidad nos da por medio del Aviso y el Milagro.
Primer Mensaje:
-18 de Octubre de 1961-
Hay que hacer muchos sacrificios, mucha penitencia. Tenemos que visitar al Santísimo con frecuencia. Pero antes tenemos que ser buenos. Y si no lo hacemos nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa, y si no cambiamos, nos vendrá un castigo muy grande. La Virgen quiere que lo hagamos para que Dios no nos castigue.
Segundo mensaje:
-18 de Junio de 1965-
La Virgen dijo "Me da mucha pena decíroslo yo, pero os lo tengo que decir para vuestro bien", por esta causa fue el Arcángel San Miguel quien lo dijo a Conchita el día 18 de Junio de 1965.
Este es el mensaje que la Santísima Virgen ha dado al mundo por la intercesión de San Miguel. El Ángel ha dicho:
Muchos sacerdotes van por el camino de la perdición
Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo mi mensaje del 18 de octubre (1961), os aviso que éste es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los sacerdotes van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas almas. La Eucaristía cada vez se (le) da menos importancia. Debemos evitar la ira de Dios sobre nosotros con nuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras, Él os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y Nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros más, pensad en la Pasión de Jesús.
VALOR DE ESTAS APARICIONES
Los datos anteriores los hemos tomado de otro blog con algunas modificaciones para su precisión (por ejemplo, las citas de los mismos no eran rigurosamente textuales). Veamos, ahora, el valor que tienen los mensajes y las apariciones de Garabandal. Este aspecto ha sido analizado por un sacerdote, pero hemos hecho algunas modificaciones y añadidos a su escrito para que sea más completo aún:
La historia de todas las apariciones aprobadas, muestra que la Iglesia necesita para ello una evidencia inequívoca de lo sobrenatural. Estas pueden ser sanaciones como en Lourdes y Beauraing, o un prodigio sobrenatural como en Fátima. La explicación de la teología mística de la Iglesia es que en la mayoría de los misticismos (como enseñan Santo Tomás de Aquino y San Juan de la Cruz) son mediadores los ángeles (los cuales tienen una naturaleza angélica creada). Lo que los ángeles buenos pueden hacer, los malos pueden imitar, por lo tanto muchos de los llamados fenómenos "sobrenaturales" son meramente preternaturales (superiores a la naturaleza humana, pero no superiores a la naturaleza angélica). En Garabandal esto incluiría los éxtasis, las caminatas en éxtasis, la devolución de los rosarios y medallas a sus propios dueños y otros. Ninguno de estos hechos, y menos aún las fotos milagrosas, los rosarios tornándose color oro etc. ni otras supuestas apariciones, sirven de prueba a la Iglesia sobre el origen divino del fenómeno. Con la ausencia de la prueba de un claro fenómeno sobrenatural, ni el Obispo, ni Roma están inclinados a aprobar la aparición.
Aunque dos comisiones convocadas por los Obispos de Santander, España, han señalado que no hay ningún fenómeno que pudiera autenticar estos eventos como ciertamente sobrenaturales, ellos no han condenado el mensaje. A este respecto, la primera comisión indicó "no hemos encontrado nada que merezca censura o condenación eclesiástica, ni en la doctrina, ni en las recomendaciones espirituales que han sido publicadas como dirigidas a los creyentes". El Obispo que convocó a la segunda comisión, Obispo del Val, al retirarse de su oficio indicó en una entrevista que el mensaje de Garabandal era "importante" y "teológicamente correcto". De hecho, algunos de los elementos proféticos del mensaje pueden ser encontrados en revelaciones privadas que han sido aprobadas desde la decisión inicial de Garabandal en 1960. Por ejemplo, el mensaje de Akita (aprobado por el Obispo local) habla del castigo, si la humanidad no se arrepiente.
En Octubre 1997 el Arzobispo Capovilla hablando del Tercer Secreto de Fátima, el cual como Secretario del Papa Juan XXIII, tuvo el privilegio de leer en el momento en que se abrió, indicó que hablaba de una "divina intervención" y de una "manifestación sobrenatural". Un contenido similar profético se puede encontrar en los escritos de Elizabeth Canori-Mora u María de Jesús Crucificada, ambas fueron beatificadas por Juan Pablo II, así como en profecías dadas por Dios a la Beata Anna María Taigi y San Caspar del Bufalo. Finalmente el principal promotor de Garabandal, Joey Lomangino, ha testificado que fué el Padre Pío quien le dijo que la Santa Virgen estaba apareciendo en Garabandal y que el debía ir.
Poniéndonos en guardia contra el aparicionismo -esto es, la proclividad de ciertas personas de creer de inmediato y sin ningún juicio crítico serio toda supuesta aparición, incluso aquellas que contradicen la fe y muestran, así, su falsedad*-, parece por lo tanto, que no obstante las decisiones tomadas por las dos comisiones aceptadas por los Obispos de Santander, que hay suficientes motivos para que las personas individuales católicas encuentren creíble a Garabandal, siempre que esté presente en ellas el espíritu de acatar el juicio que finalmente realice la Iglesia. El tema entra, pues, en lo opinable, pues no hay nada en Garabandal contrario al dogma y existen factores serios que apuntan a su veracidad. Los niños mismos predijeron que el mensaje de Garabandal iba a ser aprobado con dificultad, pero con tiempo suficiente para su difusión. Quizás esto significa que el "aviso " (un claro evento sobrenatural) debe ocurrir antes para su aprobación. Dada la gravedad de los tiempos, haremos bien en hacer caso del mensaje de conversión, ya sea propuesto en Fátima (aprobado plenamente ya por la Iglesia) o en Garabandal, con completa confianza en la providencia de Dios. El futuro se encargará de todo si nos mantenemos espiritualmente preparados para lo que venga. Este ha sido de todas formas, siempre el consejo de los santos.
*NOTA DE CATOLICIDAD: Incluso ha habido falsas apariciones donde existen posibles fenómenos preternaturales que hacen caer en ellas a personas poco preparadas en su religión católica y fácilmente crédulas, que además desprecian el juicio final de la Iglesia Católica. Así, por poner un solo ejemplo, en México en Puruarán se ha creado toda una población cismática -ahora se autodenomina la "Nueva Jerusalén"- que se separó de la Iglesia Católica, basada en ese tipo de fenómenos y en una falsa y supuesta aparición de la Virgen María. Sin duda, el padre de la mentira intervino en todo esto con la ayuda de algunos vivales. Resulta imposible que la Santísima Virgen promueva un movimiento cismático. De ahí la importancia de no ser crédulos y no caer en el error del aparicionismo que ve en todo fenómeno extraño o preternatural -real o falso- una supuesta intervención de Dios, cuando éstas son realmente excepcionales. Por supuesto, el padre de la mentira presenta los falsos casos adornados de una gran piedad y otros elementos positivos para engañar fácilmente a los crédulos. Así, muchos dan indebidamente más valor a un supuesto mensaje privado que a la Sagrada Escritura, a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia, cuando no puede haber ninguna oposición entre éstos y lo que se dice en una aparición verdadera, pues Dios no puede contradecirse. La Revelación (Biblia y Tradición) custodiada y enseñada por el Magisterio infalible de la Iglesia es de fe divina. Las apariciones privadas y sus mensajes no son de fe divina y sólo tienen valor plenamente cierto si la Iglesia los aprueba. Mientras no lo sean, son opinables (siempre que se sujete esa opinión al juicio final de la Iglesia) si no contienen nada contra la fe y contra el Magisterio, y si existen elementos que puedan presumir su factibilidad como algo cierto, como sí es el caso de Garabandal.
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