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jueves, 10 de marzo de 2016

FALSAS IGLESIAS = FALSAS RELIGIONES


El papa Francisco tiene la intención de participar en una ceremonia conjunta entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, el 31 de octubre de 2016, para conmemorar el 500° aniversario de la Reforma (fecha en la que se celebra el discutible -y para muchos mítico- hecho de que el ex sacerdote católico Martín Lutero clavó sus 95 tesis contra la Iglesia Católica) en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos en Wittenberg.

El cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos quien en el año 2012 había dicho que en relación a la Reforma no había nada que celebrar, pues «no podemos celebrar un pecado» y en el año 2014 volvió a insistir en la misma verdad, ahora se adecua a los nuevos tiempos y afirma: «Concentrándonos en la centralidad de la cuestión de Dios y en un enfoque cristocéntrico, los luteranos y los católicos podremos celebrar una conmemoración ecuménica de la reforma, no simplemente pragmática, sino con un profundo sentido de la fe en Cristo crucificado y resucitado».

Mientras la Iglesia Católica fue fundada por Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, en el año 33 de nuestra era, el día de Pentecostés (Mateo 16,18-19 y Hechos 2), las falsas religiones que se desgajaron de Ella mediante el cisma y la herejía, fueron sectas creadas por el hombre. Tal es es el caso del herético monje alemán que murió aborreciendo a la Iglesia de la que se separó y arrastró a muchas almas en su caída al crear su propia secta, de la que se desprenderían después, a su vez, muchas más (pues el error es múltiple y la Verdad es UNA y única).

En 1883 la beata Sor María Serafina Micheli (1849-1911) mientras oraba, se le apareció el Ángel de la Guarda y le dijo: “Yo quiero que veas el lugar donde Martín Lutero está condenado y la pena que paga en castigo de su orgullo” (ver aquí). Entonces tuvo la visión de un horrible abismo de fuego, en el cual era atormentado Lutero. Como en Sajonia se celebraba el cuarto centenario del nacimiento del heresiarca (10 noviembre de 1483), la religiosa meditaba que si las personas que participaban en la fiesta vieran esta escena dramática, ciertamente no rendirían honores, ni memoria, ni conmemoraciones ni celebraciones a tan funesto personaje. Estaba convencida firmemente que Martín Lutero estaba condenado en el infierno sobre todo por el primer pecado capital: LA SOBERBIA. El orgullo lo hizo caer en pecado mortal, y lo condujo a la rebelión abierta contra la Iglesia Católica. Su conducta, sus herejías y su posición para con la Iglesia fueron determinantes para engañar y conducir a muchas almas superficiales e incautas a la perdición eterna.

Por su parte, el padre Stefano Manelli -fundador de los Franciscanos de la Inmaculada- ha recordado -en Il Settimanale di Padre Pio del 20 de Enero de 2013, p.1- que lo mismo señalaba el Padre Pío sobre la condenación eterna de Martín Lutero. Explicó que el P. Pío advertía que aquellos que creen poder comunicarse directamente con Dios -como Lutero-, también están en camino al infierno. El final de Lutero fue horrible y angustioso, escribió el P. Manelli, y señaló -fundamentándose en lo dicho por el padre Pío- que quienes lo siguen se arriesgan a ir al infierno como Lutero, por no escuchar las enseñanzas de la Iglesia Católica.

No hay nada porqué ir a celebrar con las falsas iglesias su rompimiento con la única Iglesia de Cristo. ¿O acaso el error y el llevar a tantos miles y miles fuera del camino de salvación es motivo de gozo y celebración? ¿Ahora, en nombre de un falso ecumenismo que a nadie convierte, se irá a cada uno de los principales aniversarios y celebraciones, de cada una de estas falsas religiones, para festejar sus traiciones a Cristo?

Sin juzgar las intenciones internas y con el debido respeto, hay que considerar que el hecho resulta increíble e inverosímil. A Papa alguno nunca se le ocurrió aceptar tamaño despropósito en toda la historia de la Iglesia.

Aquí algunas de esas falsas sectas que se dicen "cristianas" con las que -en esa falsa lógica- habría que hacer lo mismo para que no se sientan discriminadas...



martes, 22 de julio de 2014

EL HOMBRE ES JUSTIFICADO POR LAS OBRAS Y NO SOLAMENTE POR LA FE

Lutero, con su soberbia, corregía la plana a Dios mismo y a su Revelación para inventar la herejía de la salvación por la Sola Fe.



La Iglesia enseña que nadie se condena sin culpa personal y que para salvarse se requieren tanto la FE como las buenas OBRAS. Ni la fe sola justifica –como inventan los protestantes- ni sólo las buenas obras justifican. AMBAS SON NECESARIAS PARA LA SALVACIÓN. Dios otorga gratuitamente el don de la fe a quien lo busca sinceramente. Dios puede utilizar, para ello, tanto medios ORDINARIOS como EXTRAORDINARIOS en cualquier momento de la vida del hombre –incluso en su agonía- pues es absolutamente cierto que nadie se condena sin culpa personal.

Dice la palabra de Dios: “Sin fe es imposible agradar a Dios, porque ES PRECISO que el que se llega a Dios crea (en) su ser y que es remunerador de los que le buscan” (Heb XI, 6), pero también enseña que “la FE si no tiene OBRAS, está realmente muerta” (Santiago Cap II, 14 a 26) y señala que los demonios “creen y tiemblan”, pues no basta la pura fe para salvarse sino que ambas son necesarias, es decir tanto la fe como las buenas obras son necesarias para salvarse. Entendiéndose como OBRAS (o buenas obras) el obrar todo de acuerdo con la voluntad de Dios, lo que implica vivir en gracia y obedeciendo toda la ley divina. Quien vive y muere así, se salva (en caso de perder la gracia se recupera con un acto de contrición perfecta –por amor a Dios- en tanto hay oportunidad de confesarse o una buena confesión, que implica necesariamente el arrepentimiento y el propósito de enmienda). Luego cuando la Iglesia con el apóstol Santiago enseña y habla de las buenas obras, no se refiere a una simple o eventual obra de caridad sino a la sumisión plena de la voluntad del hombre a la voluntad de Dios, lo que implica vivir y morir en gracia.

G. K. Chesterton narra como Martín Lutero sufría irracionales ataques de furia y se refiere a que en uno de ellos arrancó de la Biblia la epístola de Santiago. El mismo Lutero señala su posición sobre este tema en el prólogo del Nuevo Testamento de su Biblia de Septiembre: “Hay que distinguir entre libros y libros. Los mejores son el evangelio de S. Juan y las epístolas de S. Pablo, especialmente la de los Romanos, los Gálatas y los Efesios, y la 1ª epístola de S. Pedro, estos son los libros que te manifiestan a Cristo y te enseñan todo lo que necesitas para la salvación; aunque no conozcas ningún otro libro. La epístola de Santiago, delante de éstas, no es más que paja, pues no presenta ningún carácter evangélico”. Prólogo del Nuevo Testamento de 1546 (Bibel VI, 10).

O sea, que se autonombraba árbitro a favor de los pasajes que le gustaban y suprimía de la Biblia aquello que contradijera sus herejías. En este caso y para decirlo claramente: Le corregía la plana a Dios mismo y a su Revelación para inventar la herejía de la salvación por la Sola Fe.

Veamos que no le gustaba a Lutero de la Palabra de Dios:
“¿DE QUÉ SIRVE, HERMANOS MÍOS, QUE ALGUIEN DIGA: «TENGO FE », SI NO TIENE OBRAS? ¿ACASO PODRÁ SALVARLE LA FE? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta. Y al contrario, alguno podrá decir: «¿Tú tienes fe?; pues yo tengo obras. Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe. ¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan. ¿Quieres saber tú, insensato, que la fe sin obras es estéril? Abraham nuestro padre ¿no alcanzó la justificación por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y, por las obras, la fe alcanzó su perfección? Y alcanzó pleno cumplimiento la Escritura que dice: Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia y fue llamado amigo de Dios.» Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente. Del mismo modo Rajab, la prostituta, ¿no quedó justificada por las obras dando hospedaje a los mensajeros y haciéndoles marchar por otro camino? PORQUE ASÍ COMO EL CUERPO SIN ESPÍRITU ESTÁ MUERTO, ASÍ TAMBIÉN LA FE SIN OBRAS ESTÁ MUERTA”
Santiago 2,14-26.

miércoles, 2 de abril de 2014

SIN IGLESIA CATÓLICA NO HAY BIBLIA

“No creería en el Evangelio, si no fuera por la autoridad de la Iglesia Católica que me lo ordena”: San Agustín.


            Hay ocasiones que me da un poco de impaciencia al leer algunos post donde los foristas dicen: “A ver con la Biblia en la mano, díganme donde dice esto o donde dice aquello”.

            No pretendo con esto desacreditar o menoscabar el contenido de la Biblia, pero me gustaría hacer una pregunta a todos aquellos que vienen con esa frase, si algún día me responden creo que me daré por satisfecho.

            Pues bien, ahí les va: ¿Dónde dice la Biblia que todo su contenido es Palabra de Dios? ¿Cuál es el fundamento que utilizan para dar uso a la Biblia?

            ¿Ustedes creen que la Biblia es Palabra de Dios por el mismo motivo que lo creo yo? Porque si creen por el mismo motivo, entonces están aceptando que la Iglesia católica es la Iglesia verdadera fundada por Jesucristo y que tiene autoridad infalible para determinar qué libros son inspirados por Dios y cuáles no. En tal caso:  ¡bienvenidos al catolicismo!

            Por ahí me causa gracia cuando muchos protestantes vienen con ese fundamento de "dónde dice la Biblia que" (refiriéndose a determinada doctrina)…,  y sin embargo creen en la Divina Trinidad, y dicha palabra no aparece en las Sagradas Escrituras.

           ¿ Cómo pueden ellos probar el principio de la sola fide y sola scriptura si eso tampoco se encuentra en la Biblia? ¿Cómo pueden probar ellos que todos los libros que se encuentran en la Biblia son de inspiración divina? ¿Cómo pueden decirme que ellos pueden interpretar la Biblia por la inspiración que les da el Espíritu Santo cuando el mismo Satanás usó la Ley para tentar a Jesús? Con los argumentos expuestos ellos caen en un fideísmo ciego, es decir, creen sin poder demostrar absolutamente nada.

            Con el criterio que tanto los protestantes como los testigos de Jehová usan podríamos decir que tanto el Corán, los Libros Vedas o hasta el Kamasutra o los escritos de cualquier loco es palabra de Dios.

            No se dan cuenta acaso que caen en una contradicción al decir que toda la Biblia es Palabra de Dios y que solo se debe creer lo que dice la Biblia siendo que en la Biblia no dice nada al respecto?

            Pregunto: ¿Acaso dice la Biblia en algún apartado especial cuáles son los libros que son inspirados por Dios y cuáles no?

            Seguramente muchos saldrán con el texto: “toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia (2Tim 3,16)”, pero dicho texto no aclara cuales son los límites y cuales escrituras, a que libros se refiere. Pregunto: ¿Cómo podría saber San Pablo los libros que compondrían la Biblia actual?

            Algunos me dirán que saben que la Biblia es Palabra de Dios por el efecto que les produce, o porque al abrir la Biblia en cualquier lugar encuentran la Palabra que ellos estaban necesitando, pero ahí mismo están cayendo en una contradicción, ya que en ninguna parte de la Biblia dice que su lectura nos hará sentir especiales o que Dios se comunicaría con nosotros al abrir la Biblia al azar.

            Siempre se le critica al católico que los dogmas, que el magisterio o que el catecismo es “un invento de los hombres” ya que eso no se encuentra en la Biblia. ¿Es que acaso no leyeron la Biblia que tanto defienden?

Ésta dice: "Hay, además de éstas, otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribiesen una por una, ni en todo el mundo creo que cabrían los libros que se escribieran" (Jn 21,25).

"Muchas cosas tenía que escribirte, mas no quiero escribirte con tinta y pluma; mas espero verte pronto, y hablaremos de viva voz" (3Jn 13-14).

"Lo que oíste de mí, garantizado por muchos testigos, esto confíalo a hombres fieles, quienes sean idóneos para enseñar a su vez a otros" (2Tim 2,2)

"Os recomendamos, hermanos, en el hombre de nuestro Señor Jesucristo, que os retraigáis de todo hermano que ande desconcertadamente y no según la tradición que recibieron de nosotros" (2Tes 3,6).

Vemos en este último versículo que San Pablo se está refiriendo que los primeros creyentes debían regirse por la tradición que recibieron de los apóstoles y da la casualidad que la Iglesia Católica basa todos sus dogmas y su doctrina en la tradición y sucesión apostólica y la enseñanza de los Padres de la Iglesia que vivieron en una fecha muy cercana a los apóstoles y en algunos casos fueron discípulos de ellos.

Hasta donde yo sé, Jesús en ningún lado nos mandó a repartir Biblias o a leer la Biblia e interpretarla cada uno a su manera o por “inspiración del Espíritu Santo”, sino que dijo: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad la Buena Nueva a toda la creación. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Mc 16,15-16). Claramente Jesús se está refiriendo que serán salvos los que creyeren en la predicación de los apóstoles y esto es lo que hasta el día de la fecha viene haciendo la Iglesia Católica.

Asimismo, San Pedro nos advierte sobre la interpretación que muchos hacen de la Escritura sin la debida orientación del Magisterio de la Iglesia: “…en las cuales [epístolas] hay algunas cosas difíciles de entender, las cuales los indoctos y poco asentados tuercen, lo mismo que las demás escrituras, para su propia perdición” (2Pe 3,16).

"Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia" (2Pe 1,20)

            Si según el principio protestante de que es el Espíritu Santo quien los inspira al momento de interpretar la Biblia y cada cual interpreta de un mismo versículo una cosa diferente, que impide que a la Iglesia Católica el Espíritu Santo le haya inspirado las cosas que enseña?

            ¿Acaso Lutero no tradujo –o sea, interpretó– y enseñó sus interpretaciones al legar a sus fieles su versión de la Biblia? ¡Cierto que lo hizo, incluso anulando pasajes que a él no le parecían inspirados! Y si Lutero podía ser maestro de los demás ¿con qué derecho se quita esta autoridad a los obispos, papas y sacerdotes católicos pero se concede al cuerpo de ancianos y pastores? Me parece que ésta es una variante de la ley de “la regla para ti, y no hay regla para mí”.

            Los protestantes y los testigos de Jehová niegan que la Iglesia Católica sea infalible, pero luego aceptan que cada uno de ellos es infalible en su interpretación de la Biblia. Si ellos son infalibles, ¿por qué no puede ser infalible el Papa?

            Para finalizar, quisiera recordarles las preguntas que formulé al principio:

¿Dónde dice la Biblia que todo su contenido es Palabra de Dios?
¿Cuál es el fundamento que utilizan para dar uso a la Biblia?

Fuente: Foro Univisión
DESARROLLO DEL CANON DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS 


¿Quién estableció la lista de los libros que forman parte de la Biblia?
¿Por qué reconocemos el Evangelio de Juan y no el de Judas?


Veamos un poco de historia...
Por el año 605 Antes de Cristo, el Pueblo de Israel sufrió una dispersión o, como se le conoce bíblicamente, una "diáspora". El rey Nabucodonosor conquistó Jerusalén y llevó a los israelitas cautivos a Babilonia, comenzando la "Cautividad de Babilonia” (cf. 2 Reyes 24,12 y 2 Reyes 25,1).

Pero no todos los israelitas fueron llevados cautivos, un "resto" quedó en Israel (cf. 2 Reyes 25,12; 2 Reyes 25,22; Jeremías 40,11; Ezequiel 33,27). También un número de Israelitas no fueron cautivos a Babilonia sino que fueron a Egipto (cf. 2 Reyes 25,26; Jeremías 42,14; Jeremías 43,7).

El rey Ciro de Persia conquistó Babilonia (cf. 2 Crónicas 36,20; 2 Crónicas 36,23) y dio la libertad a los israelitas de regresar a Israel, terminando así su esclavitud. Algunos regresaron a Palestina (cf. Esdras 1,5; 7,28 y Nehemías 2,11) pero otros se fueron a Egipto, estableciéndose, en su mayoría, en la ciudad de Alejandría (fundada por Alejandro Magno en el 322 a.C, que contaba con la biblioteca más importante del mundo en esa época). Así que los judíos estaban disgregados aun después del fin del cautiverio, unos en Palestina y otros en la diáspora, sobre todo en Alejandría. En el tiempo de los Macabeos había mas judíos en Alejandría que en la misma Palestina (cf. 1 Macabeos 1,1)

La Traducción de los Setenta (Septuagésima)

En el siglo III antes de Cristo, la lengua principal de Alejandría, como en la mayor parte del mundo civilizado, era el griego. El hebreo cada vez se hablaba menos, aun entre los judíos (Jesús y sus contemporáneos en Palestina hablaban arameo)Por eso había una gran necesidad de una traducción griega de las Sagradas Escrituras.

La historia relata que Demetrio de Faleron, el bibliotecario de Plotomeo II (285-246 a.C.), quería unas copias de la Ley Judía para la Biblioteca de Alejandría. La traducción se realizó a inicios del siglo tercero a.C. y se llamó la Traducción de los Setenta (por el número de traductores que trabajaron en la obra). Comenzando con la Torá, tradujeron todas las Sagradas Escrituras, es decir todo lo que es hoy conocido por los católicos como el Antiguo Testamento. Introdujeron también una nueva organización e incluyeron Libros Sagrados que, por ser más recientes, no estaban en los antiguos cánones pero eran generalmente reconocidos como sagrados por los judíos. Se trata de siete libros, llamados hoy deuterocanónicos.

El canon de los Setenta (Septuagésima) contiene los textos originales de algunos de los deuterocanónicos (Sabiduría y 2 Macabeos) y la base canónica de otros, ya sea en parte (Ester, Daniel y Sirac) o completamente (Tobit, Judit, Baruc y 1 Macabeos).

El canon de la Septuagésima (Alejandrino) es el que usaba Jesucristo y los Apóstoles

El canon de Alejandrino, con los siete libros deuterocanónicos, era el más usado por los judíos en la era Apostólica. Este canon es el utilizado por Cristo y los escritores del Nuevo Testamento. 300 de las 350 referencias al Antiguo Testamento que se hacen en el Nuevo Testamento son tomadas de la versión alejandrina. Por eso no hay duda de que la Iglesia apostólica del primer siglo aceptó los libros deuterocanónicos como parte de su canon (libros reconocidos como Palabra de Dios). Por ejemplo, Orígenes, Padre de la Iglesia (+254), afirmó que los cristianos usaban estos libros aunque algunos líderes judíos no los aceptaban oficialmente.

Los judíos establecen un nuevo canon después Cristo

Al final del primer siglo de la era cristiana, una escuela judía hizo un nuevo canon hebreo en la ciudad de Jamnia, en Palestina. Ellos querían cerrar el período de revelación siglos antes de la venida de Jesús, buscando así distanciarse del cristianismo. Por eso cerraron el canon con los profetas Esdras (458 a.C.), Nehemías (445 a.C.), y Malaquías (433 a.C.). Por lo tanto dejaron fuera del canon los últimos siete libros reconocidos por el canon de Alejandrino.

Pero en realidad no hubo un "silencio bíblico" (una ausencia de Revelación) en los siglos precedentes al nacimiento de Jesús. Aquella era la última etapa de revelación antes de la venida del Mesías. Los judíos reconocían el canon alejandrino en tiempo de Jesús. Por eso la Iglesia siguió reconociéndolo.

De esta forma surgieron dos principales cánones del Antiguo Testamento:

1: El canon Alejandrino: Reconocido por los judíos en la traducción de los Setenta al griego. Este canon es el más utilizado por los judíos de tiempo de Cristo y por los autores del Nuevo Testamento. Este canon contiene los libros "deuterocanónicos" y es el reconocido por la Iglesia Católica.

2: El canon de Jamnia: Establecido por judíos que rechazaron el cristianismo y por lo tanto quisieron distanciar el período de revelación del tiempo de Jesús. Por eso rechazaron los últimos 7 libros reconocidos por el canon alejandrino.

XV siglos después de Cristo, Lutero rechaza el canon establecido por la Iglesia primitiva y adopta el canon de Jamnia. Este es el canon que aceptan los Protestantes.



La Vulgata de San Jerónimo

La primera traducción de la Biblia al latín fue hecha por San Jerónimo y se llamó la "Vulgata" (año 383 AD). El latín era para entonces el idioma común en el mundo Mediterráneo. San Jerónimo en un principio tradujo del texto hebreo del canon de Palestina. Por eso no tenía los libros deuterocanónicos. Esto produjo una polémica entre los cristianos de aquel tiempo. En defensa de su traducción, San Jerónimo escribió: "Ad Pachmmachium de optimo genere interpretandi", la cual es el primer tratado acerca del arte de traducir. Por eso se le considera el padre de esta disciplina. Ahí explica, entre otras cosas, el motivo por el cual considera mejor traducir directo del hebreo. San Jerónimo no rechazó los libros deuterocanónicos. La Iglesia aceptó su traducción con la inclusión de los libros deuterocanónicos. Por eso la Biblia Vulgata tiene los 46 libros.

La Iglesia establece el Canon de la Biblia

Es importante entender que la Iglesia fundada por Cristo precede al Nuevo Testamento. Es la Iglesia la autoridad que establece el canon de la Biblia y su correcta interpretación y no al revés, como creen algunos Protestantes. Cuando en el N.T. habla de las "Escrituras" se refiere al A.T. El nombre de "Nuevo Testamento" no se usó hasta el siglo II.

Con el tiempo, un creciente número de libros se presentaban como sagrados y causaban controversia. Entre ellos muchos eran de influencia gnóstica. Por otra parte, algunos, como los seguidores de Marción, rechazaban libros generalmente reconocidos por los Padres. La Iglesia, con la autoridad Apostólica que Cristo le dio, definió la lista (canon) de los Libros Sagrados de la Biblia.

Los concilios de la Iglesia Católica - el Concilio de Hipo, en el año 393 A.D. y el Concilio de Cartago, en el año 397 y 419 A.D., ambos en el norte de África - confirmaron el canon Alejandrino (con 46 libros para el Antiguo Testamento) y también fijaron el canon del Nuevo Testamento con 27 libros.

Para reconocer los libros del Nuevo Testamento los Padres utilizaron tres criterios:

1- que fuesen escritos por un Apóstol o su discípulo.
2- que se utilizara en la liturgia de las iglesias Apostólicas. Ej. Roma, Corintio, Jerusalén, Antioquía, etc.
3- que estuviera en conformidad con la fe Católica recibida de los Apóstoles.


Al no satisfacer estos criterios, algunos evangelios atribuidos a los Apóstoles (ej. Ev. de Tomás, Ev. de Pedro) fueron considerados falsos por la Iglesia y rechazados. Por otra parte fueron aceptados libros (ej. Evangelio de San Juan y Apocalipsis) que por largo tiempo habían sido controversiales por el atractivo que ejercen en grupos sectarios y milenaristas.

La carta del Papa S. Inocencio I en el 405, oficialmente recoge el canon ya fijo de 46 libros del A.T. y los 27 del N.T. El Concilio de Florencia (1442) confirmó una vez más el canon, como lo hizo también el Concilio de Trento.

A la Biblia Protestante le faltan libros

En el 1534, Martín Lutero tradujo la Biblia al alemán. Pero rechazó los últimos siete libros del A.T. porque estos contradecían sus nuevas doctrinas. Por ejemplo, al quitar los libros de Macabeos, le fue mas fácil negar el purgatorio ya que 2 Macabeos 12, 43-46 da por supuesto que existe una purificación después de la muerte. Lutero dice que Macabeos no pertenece a la Biblia. Sin embargo Hebreos 11,35 (Nuevo Testamento) hace referencia a 2 Macabeos: "Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor". Los únicos en el Antiguo Testamento a quienes se aplica este pasaje es a los mártires macabeos, que fueron torturados por conseguir la resurrección (2 Mac. 7:11, 14, 23, 29, 36).

¡Lutero consideró conveniente optar por el canon de Jamnia que los judíos habían establecido para distanciarse del cristianismo!. Lo prefirió a pesar que le faltaban libros que Jesús, los Apóstoles y la Iglesia desde el principio habían reconocido (ver arriba). Agrupó los libros que quitó de la Biblia bajo el título de "apócrifos", señalando: "estos son libros que no se tienen por iguales a las Sagradas Escrituras y sin embargo son útiles y buenos para leer".

Lamentablemente Lutero propagó sus errores junto con su rebelión. Por esa razón a la Biblia Protestante le faltan 7 libros del AT. Los consideran libros que ellos llaman "apócrifos".

Tobías
Judit
Ester (protocanónico con partes deuterocanónicas)
Daniel (protocanónico con partes deuterocanónicas)
I Macabeos
II Macabeos
Sabiduría
Eclesiástico (también llamado "Sirac")
Baruc

Lutero no solo eliminó libros del Antiguo Testamento sino que quiso eliminar algunos del Nuevo Testamento e hizo cambios en el Nuevo Testamento para adaptarlo a su doctrina.

Martín Lutero había declarado que la persona se salva sólo por la fe (entendiendo la fe como una declaración legal), sin necesidad de poner la fe en práctica por medio de obras. Según él todas las doctrinas deben basarse solo en la Biblia, pero la Biblia según la acomoda e interpreta él. Por eso llegó incluso a añadir la palabra "solamente" después de la palabra "justificado" en su traducción alemana de Romanos 3, 28. También se refirió a la epístola de Santiago como epístola "de paja" porque esta enseña explícitamente: "Veis que por las obras se justifica el hombre y no sólo por la fe". (Ver: Fe y obras; Estado actual del diálogo Católico-Luterano al respecto)

Lutero además se tomó la libertad de separar los libros del Nuevo Testamento de la siguiente manera:

  • Libros sobre la obra de Dios para la salvación: Juan, Romanos, Gálatas, Efesios, I Pedro y I Juan
  • Otros libros canónicos: Mateo, Marcos, Lucas, Hechos, el resto de las cartas de Pablo, II Pedro y II de Juan
  • Los libros no canónicos: Hebreos, Santiago, Judas, Apocalipsis y libros del Antiguo Testamento.
Gracias a Dios, los Protestantes y Evangélicos tienen los mismos libros que los católicos en el Nuevo Testamento porque no aceptaron los cambios de Lutero para esta parte del canon. Pero se encuentran en una posición contradictoria: Reconocen el canon establecido por la Iglesia Católica para el Nuevo Testamento (los 27 libros que ellos tienen) pero no reconocen esa misma autoridad para el canon del A.T.

Es interesante notar que la Biblia Gutenberg, la primera Biblia impresa, es la Biblia latina (Vulgata), por lo tanto, contenía los 46 libros del canon alejandrino.

El reformador español, Casiodoro de Reina, respetó el canon católico de la Biblia en su traducción, la cual es considerada una joya de literatura. Pero luego Cipriano de Valera quitó los deuterocanónicos en su versión conocida como Reina-Valera.

Posición de la Iglesia Anglicana

Según los 39 Artículos de Religión de la Iglesia de Inglaterra (1563), los libros deuterocanónicos pueden ser leídos para "ejemplo de vida e instrucción de costumbres", pero no deben ser usados para "establecer ninguna doctrina" (Artículo VI). Consecuentemente, la Biblia, versión "King James" (1611) contenía estos libros entre el N.T. y el A.T. Pero Juan Lightfoot (1643) criticó este orden alegando que los "malditos apócrifos" pudiesen ser así vistos como un puente entre el A.T. y el N.T. La Confesión de Westminster (1647) decidió que estos libros, "al no ser de inspiración divina, no son parte del canon de las Escrituras y, por lo tanto, no son de ninguna autoridad de la Iglesia de Dios ni deben ser en ninguna forma aprobados o utilizados más que otros escritos humanos."

El Concilio dogmático de Trento confirma el Canon

La Iglesia Católica, fiel a la encomienda del Señor de enseñar la verdad y refutar los errores, definió solemnemente, en el Concilio de Trento, en el año 1563, el canon del Antiguo Testamento con 46 libros siguiendo la traducción griega que siempre habían utilizado los cristianos desde el tiempo apostólico. Enseñó que los libros deuterocanónicos deben ser tratados "con igual devoción y reverencia". Esto fue una confirmación de lo que la Iglesia siempre enseñó. Esta enseñenza está plenamente vigente y seguirá así hasta el final del mundo. 

Para leer varios escritos relacionados, haz click aquí: PROTESTANTISMO
Fuente: Corazones org.

lunes, 10 de febrero de 2014

CUMPLIMIENTO DE LAS PROFECÍAS EN LA PERSONA DE N.S. JESUCRISTO

Rey David


...No hubo uno de los demás Profetas que no anunciase al Mesías, ninguno que no descubriese en sí algunos rasgos tan expresos y tan circunstanciados del nacimiento, la vida, de la muerte, de la resurrección del Salvador, que se puede decir que su retrato estaba acabado muchos siglos antes de su nacimiento.

David, aquel rey profeta, aquel hombre según el corazón de Dios, da en sus Salmos la historia profética del Mesías; y no hay nadie que en la pintura que hace de Él no reconozca la historia abreviada, o un compendio histórico de Jesucristo. En ellos se ven las promesas de la venida del Redentor, de la vocación de los gentiles a la fe, del establecimiento de la Iglesia. El salmo II se refiere únicamente al Mesías: en él habla el Profeta de la divinidad de Jesucristo, de la extensión de su imperio, de su poder, de la conspiración de sus enemigos, y del castigo que deben temer los que rehúsen someterse a sus leyes. El III contiene una figura de Jesucristo en su pasión. El XXI su oración sobre la cruz. El XXVII la persecución de la Iglesia. El XXXIX es la figura de Jesucristo, glorificado después de haber padecido; y el XL es una figura de la traición del pérfido apóstol. El LXVII es una profecía visible de la venida de Jesucristo, de sus victorias, de los misterios que se cumplieron en su persona, y del establecimiento de la Iglesia por sus Apóstoles. El LXXI predice la adoración de los Magos. El LXXXVII es una figura sensible de Jesucristo que ora a su Padre en el tiempo de su pasión. En el XCVI describe David la segunda venida de Jesucristo a juzgar a los vivos y muertos; y en el CVI la vocación de los gentiles y el establecimiento de la Iglesia. El CXXVIII nos representa visiblemente la Iglesia victoriosa de las persecuciones; y se puede decir que todo cuanto el Rey profeta cuenta de los malos tratamientos, y de las sangrientas persecuciones que padeció de parte de Saúl y de su propio hijo Absalón, es una alegoría continuada de lo que Jesucristo padeció debajo de su propio pueblo; y aunque parece que David habla de su propia persona, es evidente que lo que dice no puede aplicarse a otro que a Jesucristo, del que el mismo David era figura. Dice en el salmo XXI: Foderunt manus meas et pedes meos: Me agujerearon los pies y las manos, tendieron tan violentamente mi cuerpo, y tiraron tan reciamente todos mis miembros, que era muy fácil contar todos mis huesos. En este lastimoso estado, añade el Profeta, les sirvo de un dulce y alegre espectáculo, apacientan sus ojos y divierten su vista mirando mis dolores; finalmente, para no perdonarme ningún género de suplicio, se repartieron a mis ojos mis vestidos, y echaron suerte sobre mi túnica: Et super vestem meam miserunt sortem. Es más claro que el sol, que nada de todo esto conviene al Profeta, y que todo este salmo se debe entender a la letra de Jesucristo, a quien David hace hablar sobre la cruz.

No hay cosa, aun entrando la ciudad en que debía nacer el Salvador, que no haya sido predicha.

Profeta Miqueas
El profeta Miqueas, después de haber anunciado a Judá las calamidades que le habían de suceder, consuela a su pueblo y le promete un nuevo libertador en el Mesías que debe nacer en Belén de Efrata, en la tribu de Judá: Et tu Bethlehem Ephrata parvulus es in millibus Juda: ex te mihi egredietur qui sit dominator in Israel, et egressus eius ab initio, a deibus æternitatis (Mich. V):
Y tú, Belén de Efrata, eres pequeña entre las ciudades de Judá; sin embargo, saldrá de ti el que debe reinar en Israel, cuya generación es desde el principio y desde toda la eternidad, aunque no se deje ver sobre la tierra sino en el tiempo. Distingue el Profeta a Belén de Efrata, de donde era la familia de David, de otro Belén que estaba en otra tribu diferente. Estaban los judíos tan persuadidos a que el Mesías había de nacer en Belén, que cuando el rey Herodes, sobresaltado a la llegada de los Magos, preguntó a los sacerdotes y doctores de la nación en donde debía nacer el Mesías, no se detuvieron en citar esta profecía, y responder que debía nacer en Belén de Judá.

La profecía de Isaías no deja circunstancia de la vida, pasión y muerte de Jesucristo de que no hable; y el retrato que hace de Él es tan parecido, que san Jerónimo tuvo razón de decir que Isaías parece mas bien un evangelista que refiere lo que ha sucedido, que un profeta que anuncia simplemente lo que ha de suceder en adelante. Anuncia este Profeta el modo milagroso como el Mesías había de ser concebido: Ecce virgo concipiet, et pariet filium, dice, et vocabitur nomen eius Emmanuel (Isaí. VII). Mirad el prodigio que ha de suceder: una virgen concebirá y parirá un hijo que se llamará Emmanuel (en nuestro idioma Manuel), que significa Dios con nosotros.

Profeta Isaías
La pintura que nos hace de la pasión de Jesucristo en el capítulo LIII, parece ser casi de los Evangelistas. Vidimus eum, dice, et non erat aspectus: Le vimos, y estaba tan desfigurado, que no se conocía. Los profetas veían lo por venir de una manera tan clara y tan positiva, que hablan de ello ordinariamente como de un hecho ya pasado. A planta pedis usque ad verticem non est in eo sanitas: todo su cuerpo desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza no es sino una llaga: ha sido tan maltratado, añade el Profeta, que nos ha parecido el último de los hombres, y un varón de dolores: Novissimun vivorum, virum dolorum. Haciendo después hablar al Salvador, dice: Entregué mi cuerpo a los que me herían; y no aparte mi cara de los que me ultrajaban y me llenaban de salivas. Luego volviendo a tomar Él mismo la palabra, dice: Tomó sobre sí nuestras miserias, y se cargó voluntariamente de nuestras iniquidades: Ipse vulneratus est propter iniquitates nostras: fue cubierto de heridas por nuestros pecados, quiso padecer toda la pena que merecían nuestras culpas; y si hemos sido curados, se lo debemos a su sangre derramada por nosotros: Cujus livore sanati sumus. Por lo demás, continua el Profeta, si fue inmolado por nosotros, fue porque quiso serlo: Oblatus est quia ipse voluit. Ninguna cosa fue más libre que su sacrificio; y así, ni aun abrió la boca para quejarse. Será llevado a la muerte como una oveja que van a degollar, y guarda un profundo silencio: será semejante a un cordero que está mudo delante del que le trasquila: Et quasi agnus coram tondente se, obmulescet. Pero como sin embargo de las iniquidades ajenas, de que se dignó cargarse, y de que se halla inocente, es santo y justo por excelencia y por naturaleza, justificará con su muerte un gran número de criminales: Justificabit ipse justus multos; y por cuanto se entregó a la muerte por la expiación de los pecados, y oró por los mismos que le quitaban la vida, verá una numerosa posteridad, y reinará en todo el universo, y más allá de todos los siglos: si posuerit pro peccato animam suam, videbit semen longævum. ¿Quién no conoce en esta pintura alegórica el verdadero retrato de Jesucristo muriendo?

Todos los demás profetas no se proponen otro blanco que a Jesucristo. Él es el principal objeto de aquella multitud de predicciones que manifiestan los rasgos más vivos y más naturales de su vida. Entre todos los Profetas no hay uno que no sea como el rey de armas de este Hombre-Dios, cuya santidad y divinidad publican al mismo tiempo que predicen su venida. Él es nuestro Dios, dice el profeta Baruc, y ningún otro subsistirá delante de Él: Hic est Deus noster, et non æstimabitur alius adversus eum (Baruch, III). Él es el que encontró los caminos de la verdadera ciencia, y el que la dio a Jacob su siervo, y a su querido Israel. Después de esto fue visto sobre la tierra, y conversó con los hombres: Post hæc in terris visus est, et cum hominibus conversatus est. Quiere decir, que este Dios, cuya bondad es tan incomprensible, como infinita su misericordia, después de haber instruido y preparado a su pueblo en la escuela de los Profetas, después de haberle hecho con estas pinturas alegóricas y con estas predicciones multiplicadas capaz de un misterio tan sobre la capacidad del espíritu humano, se hizo visible sobre la tierra por su encarnación; y hecho hombre, se dignó conversar familiarmente con los hombres, y hacerse semejante a ellos.

Se puede decir que todo el Viejo Testamento es una continua alegoría de los misterios contenidos en el Nuevo, y singularmente del de la encarnación del Verbo, bajo los nombres figurativos de Cristo o Ungido del Señor, de Libertador, de Caudillo, de Rey, de Enviado, de Conductor, de Mesías, de Salvador. Por medio de estas pinturas alegóricas quiso el Espíritu Santo familiarizar, por decirlo así, el espíritu humano con una verdad, contra la cual se revolvía naturalmente toda su razón, y hacerle poco a poco capaz de la fe de un misterio tan sobre los sentidos y la razón.

Fuente: P. JEAN CROISSET S.J., AÑO CRISTIANO O EJERCICIOS DEVOTOS. VIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS: II. Cumplimiento de las profecías en la persona de Jesucristo.

lunes, 14 de octubre de 2013

MARTÍN LUTERO RETRATADO POR SUS CONTEMPORÁNEOS

Martín Lutero reconoce que al fundar la herejía protestante, echó por la borda la moral y piedad que él mismo adquirió y ejerció en la Iglesia Católica

Empezando por Lutero, verdadero fundador del Protestantismo, he aquí cómo se expresa hablando de sí mismo. Confiesa que “cuando era católico pasaba la vida en la austeridad, en las vigilias, en los ayunos y en la oración, guardando siempre pobreza, castidad y obediencia”(1). Pero una vez hecho reformador, o sea protestante, se convirtió en un hombre enteramente distinto. En prueba de ello, continúa diciendo que así como no depende de la voluntad el no ser hombre, tampoco está en su mano vivir sin mujer, y que no puede prescindir de ella, como no puede dejar de satisfacer las más bajas necesidades de la naturaleza (2).

Lutero y Catalina Von Bora, ex-monja
apóstata (escena de un filme)
Veamos ahora el juicio que formaba de él su contemporáneo Enrique VIII, quien a pesar de hallarse preso en las mismas redes, y de haberse dejado arrastrar por los mismos vicios hasta caer en la apostasía, llega a escandalizarse del libertinaje de Lutero: “Ya no me admiro de que verdaderamente no tengas vergüenza, y te atrevas a levantar los ojos ante Dios y ante los hombres, por haber sido tan ligero y voluble, que te dejaras llevar por instigación del demonio a tus más insensatas concupiscencias. Tú, fraile de san Agustín, has abusado, en primer lugar, de una virgen sagrada, que en otros tiempos habría expiado su delito con ser sepultada viva, y tú con ser azotado hasta morir. Y lejos de arrepentirte ¡cosa execrable! la has tomado públicamente por mujer, contrayendo con ella nupcias incestuosas, y abusando de la pobre y miserable doncella con escándalo del mundo, con reprobación y oprobio de tu nación, con desprecio del santo matrimonio y con injuria y vilipendio de los votos hechos a Dios. Finalmente, ¡y es lo más execrable! en vez de sentirte abatido y lleno de sentimiento y de vergüenza por tu incestuoso matrimonio, tú, ¡miserable! haces alarde de eso, y en vez de implorar el perdón de tus miserables delitos, provocas con tus cartas y escritos a todos los religiosos a que hagan otro tanto (lo mismo)”(3).

Enrique VIII de Inglaterra, si bien luego cedió a la concupiscencia de la carne (llegó a tener 6 esposas durante su vida), reprochó la inmoralidad de Lutero en esa materia, y cómo se vanagloriaba de ello. Generó un cisma.

Conrado Reiss, de la secta de los sacramentarios, y contemporáneo también de Lutero, decía de él: “Dios, para castigar el orgullo y la soberbia que se descubre en todos los escritos de Lutero, ha retirado de él su Espíritu, y le ha entregado al espíritu del error y de la mentira, que siempre poseerá a los que siguen sus opiniones mientras que no se retracten de ellas”(4).

Ulrico Zwinglio y la iglesia protestante
 suiza consideraron 
a Lutero como
 'emisario de satanás'.
No muy diferente es la pintura que hace del doctor de Wittemberg la llamada iglesia de Zurich, respondiendo a la Confesión de Lutero en la página 61: “Lutero, dice, nos mira como una secta execrable y condenada; mas mire bien si no es él quien se declara heresiarca, por lo mismo que no quiere ni puede asociarse a los que confiesan a Jesucristo. ¿Y cómo no, cuando es un hombre que se deja arrastrar por el demonio a toda clase de torpezas? ¡Qué sucio es su lenguaje, y cuan llenas de demonios infernales son sus palabras! Dice que el diablo habita en el cuerpo de los zwinglianos; que de nuestro seno endiablado, sub-endiablado y súper-endiablado no se exhalan sino blasfemias, y que nuestra lengua no es más que una lengua mentirosa, puesta a disposición de Satanás, rociada, bañada y empapada en su veneno infernal. ¿Han salido alguna vez semejantes palabras de la boca de un demonio, por muy furioso que estuviera? Él ha escrito todos sus libros por impulso del demonio y bajo la inspiración de Satanás, con quien se halla en comunicación, y cuyos poderosos argumentos le han convencido en la lucha que, según dice, ha sostenido con él.

Zwinglio (Nota de la Redacción: otro hereje protestante) hace la descripción de Lutero en las siguientes palabras: “Ved cómo se esfuerza Satanás por apoderarse por completo de este hombre. No es raro el verle contradecirse de una página a otra. Al verle entre los suyos le creeríais poseído de una falange de demonios”(5).

Erasmo de Rotterdam
Erasmo nos le pinta con los rasgos siguientes: “Las gentes de bien no pueden menos de lamentarse del cisma funesto que has introducido en el mundo con tu arrogancia desenfrenada y sediciosa"(6)... Lutero empieza a perder las simpatías de sus discípulos hasta el punto que muchos de ellos le tratan de hereje, y afirman que despojado del espíritu del Evangelio, ha sido abandonado a los delirios del espíritu humano”(7).

Juan Calvino, reformador
 y hereje protestante
He aquí, por último, cómo nos le representa Calvino: “Verdaderamente, Lutero es en extremo vicioso. ¡Pluguiese a Dios que se hubiera cuidado de refrenar la intemperancia que trasciende de toda su persona! ¡Pluguiese a Dios que se hubiera parado un poco a reconocer sus vicios! (8).... Lutero no ha hecho cosa que valga. No conviene entretenerse en seguir sus huellas siendo papista a medias... Vale más fundar una Iglesia enteramente nueva. Tu escuela (decía Calvino al luterano Westfal), no es más que una hedionda porquera. ¿Lo oyes, perro? ¿Lo oyes, frenético? ¿Lo oyes, bestia?”(9).


NOTAS:
(1) Comm. in cap I. Epist ad Galat. v. 14, opp. t. V.
(2) Ibid. serm. de matrim., fol 119
(3) Florimundo Pg. 299.
(4) Serm. in Coen. Dom., B.2.
(5) Respuesta a la Conf. de Lutero.
(6) Epist ad Luth., 1526.
(7) Epist ad Card Sadoletum.
(8) Conr. Schlussemberg. Theol. calv., Lib II, fol. 124.
(9) Florim., in ad monit. de libro concord., cap VI.

(Tomado de "El protestantismo sin máscara, su origen, naturaleza y efectos" - del P. Juan Perrone. Puebla: Tip. de Narciso Bassols, 1880.)


lunes, 23 de septiembre de 2013

¿POR QUÉ CREO? Programa televisivo


A continuación verán ustedes un interesantísimo programa televisivo español sobre la Fe, donde cada participante comenta las razones por las que cree. 

Cabe señalar que el video completo dura hora y media, pero lo hemos programado aquí a partir del minuto 26 con 35 segundos, en virtud de que la parte inicial del programa trata del análisis de un filme, y si bien se expresan asuntos importantes, es hasta el momento programado donde en realidad los participantes entran propiamente en materia. Así, el video sólo durará aproximadamente una hora. En verdad, vale la pena.




martes, 30 de octubre de 2012

IMÁGENES ORDENADAS... ¡POR DIOS!




En Éxodo 25, 16-22, Dios manda a hacer imágenes o estatuas de Querubines para que fuesen colocadas a los lados de la cubierta del Arca de la Alianza, en aparente contraposición a lo mandado por Éxodo 20, 23 en donde dice: No pondrás junto a mi DIOSES de plata, ni de oro. ¿Por qué lo hace? porque los Querubines no son Dios ni mucho menos "dioses" y hay muchas citas en la Biblia en donde Dios aprueba las imágenes religiosas. La Verdad es como una moneda que consta de dos caras y  los protestantes sólo saben repetir una sola cara de la moneda y ocultan la otra que la complementa. ¡Hay que enseñar la verdad completa!

Por ello, hay que conocer de forma íntegra lo que dice la Biblia sobre determinado tema y no sólo lo que conviene a algunos predicadores protestantes que de manera engañosa dicen medias verdades junto a grandes mentiras.

Cuando Dios mandó edificar su casa -el Templo de Jerusalén- ordena hacer imágenes religiosas en el Templo, pues no todas las imágenes son ídolos como los protestantes inventan y enseñan.

Lo dice la Biblia en el libro de los Reyes:

(III Reyes VI, 23-28)  
23 En el Santo de los Santos puso dos Querubines de madera de olivo silvestre de cinco metros de alto. 24 Cada una de las alas del querubín tenía dos metros y medio de largo, de manera que había cinco metros de una punta a la otra de las alas. 25 El segundo querubín medía también cinco metros; ambos querubines tenían el mismo porte y la misma forma. 26 La altura del primero y del segundo era de cinco metros. 27 Salomón puso los querubines en el centro de la Casa, con las alas desplegadas; el ala del primero rozaba uno de los muros y el ala del segundo tocaba el otro muro, y sus alas se tocaban una con otra en el medio de la Casa. 28 Salomón revistió de oro a los querubines.

(III ReyesVII, 25, 29, 36, 44 y 45)
 25  El Mar de bronce se apoyaba en doce bueyes, tres que miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este; la parte posterior de su cuerpo estaba tapada por el Mar que se apoyaba en ellos. 29 En los paneles encajados en los marcos había leones, toros y querubines; en los marcos, por arriba y abajo, se veían en relieve leones y bueyes. 36 En las placas de los apoyos y en los paneles se grabaron querubines, leones y palmeras, según el espacio disponible; había guirnaldas en derredor. 44 el Mar de bronce y los doce bueyes que lo sostenían, 45 los calderos, las palas y las copas. Hiram hizo en bronce bruñido todos esos objetos que le había encargado el rey Salomón para la Casa de Yahvéh.

¿Será que Dios se equivocó y puso ÍDOLOS de Querubines y cuadrúpedos (leones y bueyes) dentro de su Santo TEMPLO? Evidentemente ¡NO!  Dios no se contradice ni se equivoca, porque no todas las imágenes son ÍDOLOS y no es lo mismo una imagen que un ídolo. Dios prohibe las imágenes cuando se les da tratamiento de dizque "dioses". La imagen se convierte en ídolo al decir que ella es un "dios", eso sí es IDOLATRÍA. Como lo creían aquellos pueblos antiguos que rodeaban a Israel y que neciamente creían que cada estatua o imagen era un "dios".

Ver también (haz click): ¿LOS CATOLICOS ADORAN LAS IMAGENES?

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