domingo, 13 de abril de 2025
LA VIRGEN CUIDÓ CON ESMERO Y AMOR QUE NO SE PERDIESE NI UNA GOTA DE SANGRE DE SU HIJO JESUCRISTO, DIOS Y AHORA SE PERMITE QUE CAIGAN LAS PARTÍCULAS CONSAGRADAS CON LA COMUNIÓN EN LA MANO
jueves, 13 de marzo de 2025
LA DESOBEDIENCIA QUE SE CONVIERTE EN LEY
Sólo un ejemplo: la comunión en la boca y de rodillas era la ley universal de la Iglesia. La posibilidad de darla en la mano (y de pie) entró como excepción en contadísimos lugares dizque para no dejarlos, por su desobediencia, fuera de la Iglesia. Ahora se ha generalizado por todo el mundo, a tal grado que pareciera que quienes sigan la norma que evita que caigan las partículas consagradas fueran los "rebeldes". La desobediencia se convirtió en fuente de ley.
miércoles, 15 de enero de 2025
NO PERMITAS QUE TE DEN LA COMUNIÓN EN LA MANO Y DE PIE
—A Dios sólo se va de rodillas; pero el hombre es demasiado orgulloso y fatuo para doblarlas (San Agustín).
— Al nombre de Jesús, dóblese toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los infiernos (San Pablo).
Si los hombres pudieran verte con los sentidos del cuerpo, tal y como estás en el Santísimo Sacramento, todos caerían de rodillas, rostro en tierra, para adorarte en forma irresistible, inclusive tus más acérrimos enemigos. Pero Tú me has dicho muchas veces que la libertad sin prueba es una palabra hueca que no tiene sentido alguno. Y porque creaste al hombre libre has puesto un velo en este Sacramento, Misterio de Amor y Fe, para que sólo te contempláramos con ese sexto sentido de la fe, que se agranda con la humildad y se atrofia y anula con la fatuidad y el orgullo, para probar de esta suerte el libre albedrío.
Si pues te viera con los sentidos corporales me arrodillaría, ¿y por qué no te veo con ellos voy a permanecer de pie? ¿Dónde está en mí el “hombre nuevo”? ¡Oh, no! Ahora, más que nunca, me postraré. Me arrodillaré, como lo hizo Tomás cuando, reconociendo tu divinidad, exclamaba ¡Señor mío y Dios mío! Como se postraba Pedro cuando te confesaba por Hijo de Dios; como se postraba Magdalena, como se arrodillaban los rengos y leprosos, y los cieguitos a quienes Tú curabas; así me postro de hinojos, con esa rúbrica, ese gesto, el más natural, que constituye de por sí un acto de fe, al igual que haría si corrieras el velo del Sacramento y pudiera verte cara a cara.
Sé, Señor, que los israelitas comieron de pie el cordero pascual, pero porque aquello era sólo una figura, un símbolo, una promesa; pero… nada más, y las promesas se esperan de pie. Pero en la plenitud de los tiempos, Tú, en la Eucaristía, ya no eres símbolo, como muchos pretenden, sino la más viva realidad: eres Carne y Sangre, alimento nuestro. Y en todos los tiempos has puesto antorchas vivientes que dan testimonio de esta realidad. Así Ángela de Foligno, así Isabel de Reute, Nicolás von Flue, Catalina de Siena, Luisa Lateau, Ana Catalina Emmerich, sor María Marta Chambón, Teresa Neumann y tantos otros. Si dejaste la Santa Misa, renovación incruenta del mismo Sacrificio de la Cruz, también como memorial de tu Pasión y Muerte, y ya al comienzo te postraste en el suelo junto a la roca de Getsemaní, ¿qué menos puedo hacer yo que postrarme contigo, en el momento de recibir aquella misma sangre que sudaste y derramaste?
“De rodillas ante este gran Sacramento; que el Antiguo Testamento ceda lugar al Rito nuevo y supla la fe la flaqueza de nuestros sentidos”; así reza la Iglesia en el “Tantum ergo”. Tú bien claro dijiste, Señor: “no se puede poner vino nuevo en odres viejos”. Si los israelitas permanecieron de pie, alentando la esperanza de una promesa, nosotros, que de veras hemos progresado, DESEAMOS ARRODILLARNOS, y así lo haremos, para recibir y comer, ESTANDO EN GRACIA SANTIFICANTE (ESTO ES: SIN PECADO MORTAL MEDIANTE LA CONFESIÓN SACRAMENTAL), la Misma Realidad que se encuentra presente en todas y hasta en la más pequeña partícula de la hostia consagrada que recibiremos EN LA BOCA, no permitiendo que nos la den en la mano porque las partículas consagradas (donde estás completo con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad) caerían al suelo y otras partes, algo que nunca permitiremos de nuestra parte.
Estamos en todo nuestro derecho de EXIGIR que se nos dé la Eucaristía de rodillas y en la boca. Y así, sin temor ni vacilación, lo exigiremos por amor a Ti, y de no lograrlo buscaremos aquellos pastores que tengan la suficiente reverencia para así hacerlo.
¡Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar!
miércoles, 5 de junio de 2024
MEDITACIÓN SOBRE LA MANERA DE COMULGAR
I. Recibe a menudo a Jesucristo en el adorable Sacramento del altar. Es el alimento de tu alma, es el pan de vida, es un remedio para tus enfermedades espirituales y una fuerza invencible contra tus tentaciones. Tu fe se hará más viva, tu esperanza más firme, tu caridad más ardiente, si a menudo participas de este divino Misterio; es la fuente de todas las gracias. ¡Ah Señor, cuán bueno sois! ¡Me permitís recibiros tan frecuentemente como lo desee, y yo desprecio vuestras mercedes!
II. Ten cuidado de que la familiaridad no engendre menosprecio; disponte a recibir este adorable Sacramento con tanto esmero como si no debieses gozar de este favor sino una sola vez en tu vida. Humildad, recogimiento, pureza de corazón son las condiciones remotas que debes traer para esta acción. Acércate con fe, con temor y con amor (San Gregorio).
III. En el momento de acercarte a la sagrada Mesa, reanima tu devoción mediante actos de fe, de humildad y de amor; cuanto más dispuesto estés, tantas más gracias recibirás. ¿Cómo te comportas antes, durante y después de la Santa Comunión? Examínate prolijamente acerca de esto. Los que reciben a Jesucristo con el alma manchada por el pecado, cometen crimen tan grande como el de los que lo entregaron a los judíos para ser crucificado (San Agustín).
La devoción al Santísimo Sacramento. Orad por las órdenes religiosas.
martes, 4 de julio de 2023
PARA COMULGAR ES NECESARIO NO HABER COMETIDO PECADO MORTAL DESPUÉS DE LA ÚLTIMA CONFESIÓN BIEN HECHA.
-Si se está en pecado mortal es necesario efectuar primero una Confesión bien realizada (examen de conciencia, dolor y arrepentimiento por haber pecado, propósito firme de no volver a pecar, decir los pecados cometidos: su número y agravantes, y cumplir la penitencia)-
Discípulo. —Ahora, dígame, Padre: ¿basta, para comulgar, no estar en pecado mortal?
Maestro. —Sí, además de estar en ayunas en la forma como lo prescribe la Iglesia y de saber lo que se va a recibir, basta no estar en pecado mortal para comulgar. Sin embargo, es necesario también ir con rectitud de intención, como, por ejemplo, para amar a Jesucristo, por espíritu de devoción, para obtener gracias espirituales y materiales, pues cuanto con mejores disposiciones se vaya a comulgar, más bendiciones y gracias se recibirán.
Jesucristo, al tomar nuestra naturaleza humana, se ha acomodado, por decirlo así a nuestro modo de ser. ¿No hacemos así nosotros con nuestros amigos y conocidos y, en general, con nuestros prójimos? Cuando uno nos ama, nos honra y nos aprecia con predilección, nosotros correspondemos a ese amor y atenciones; al que más nos aprecia y nos estima, más le amamos y estimamos también nosotros.
Lo mismo sucede con la Comunión; cuanto con más fe, piedad y devoción nos acercamos a comulgar, mejor nos conquistamos la simpatía, la bondad y la delicadeza del corazón de Jesucristo.
D. —Como hacían los Santos, ¿verdad Padre?
M. —Sí, como hacían los Santos, y como hacen las almas profundamente cristianas, las almas que quieren a Jesús y su amor.
D. — ¿Serán muchas estas almas?
M. — Muchísimas. Hay muchos sacerdotes realmente dignos, que celebran y comulgan diariamente, como los Santos. Religiosos y religiosas realmente piadosos, que diariamente comulgan, como si fueran ángeles... Madres sinceramente piadosas y cristianas, jóvenes de ambos sexos pertenecientes a institutos religiosos y de familias cristianas, que cada día se acercan a comulgar con las mejores disposiciones. Únicamente los veletas, los disipados, los tibios, la gente de poca fe, se acercan a comulgar con indiferencia, sin reflexión.
D. — ¿Estos tales, harán mal la Comunión?
M. —No, si no están en pecado mortal no comulgan mal; siempre hacen una obra buena y admirable, como dice el Catecismo; pero se privan de muchas gracias.
D. — ¿Qué quiere decir, Padre, con esto?
M. —Para explicártelo mejor te pondré ejemplos, quizá un poco rastreros; pero escúchalos con paciencia.
Ve un primer caso: Dos campesinos trabajan en la misma tierra: el uno la trabaja y la cultiva con asiduidad, quitando primero las hierbas, cavándola, rastrillándola; la abona, y con todo cuidado deposita en ella la semilla; abre Zanjas para el desagüe, pone cercas para que no pasen por ella, y vigila constantemente su campo. El otro por el contrario, la trabaja de cualquier manera, de prisa y de pasada. ¿Quién de los dos crees recogerá mejores y más abundantes frutos?
D. —Sin duda, el primero.
M. —Pues lo mismo sucede con la Comunión: en conformidad con las disposiciones que se llevan y del interés que uno se toma, y de la devoción y piedad que se pone; en proporción, digo, del cuidado con el cual se manifiesta a Jesucristo nuestro amor y nuestra benevolencia, se recibirán el provecho y los frutos.
Segunda comparación: Salen juntos dos al mercado o de paseo. El uno se contenta con andar, respirando aire sano, gozando del sol, mirando los prados floridos, o, si va al mercado, observando la mercancía expuesta y los escaparates de las tiendas; el otro, por el contrario, recoge de aquellas flores, hace provisión de los artículos que más le agradan y serán más útiles para él y para su familia. Al volver, ¿quién de los dos habrá aprovechado mejor el paseo?
D. ––Sin duda, el que ha adquirido y llevado a su casa lo bueno que encontró.
M. —Pues así se comprende enseguida que la Comunión es un tesoro de inapreciable valor, inagotable bien que se ofrece a todos los cristianos, y del que más disfruta y se enriquece el que mejor se industria.
D. —Si es así, poco fruto he sacado yo hasta ahora de mis Comuniones; pero, en adelante, quiero que sean tan devotas y tan fervorosas, que constituyan un verdadero tesoro para mi alma.
M. — Muy bien, persevera en tus propósitos y haz que sean firmes y eficaces.
D. —Sin embargo, Padre, si uno va a comulgar sin esta fe y esta devoción, ¿comulgará mal?
M. —No. La Comunión, te he dicho, está mal hecha cuando uno se acerca a ella en pecado mortal y sin las disposiciones de que hablamos antes; de lo contrario, siempre estará bien hecha y será buena y provechosa, porque obra ex opere operato, como enseñan los teólogos, o sea, por su propia virtud sobrenatural y divina.
D. —El que no tiene esas disposiciones, ¿haría mejor no comulgando que frecuentando la Comunión?
M. —A esta pregunta te respondo con una tercera comparación:
Es frecuente dar con personas que por estar indispuestas, no sacan gusto de la comida y casi preferirían no comer, pues aun lo poco que comen lo toman a la fuerza y con cierta repugnancia. No obstante, aquello poquito, tomado de esa manera, les aprovecha, se convierte en sangre y en carne, y así van tirando y desempeñan sus quehaceres. ¿Que sería mejor para éstos: comer o no comer?
D. —Si no comen se mueren.
M. —Luego así debe pensarse de la Comunión, que es alimento de las almas. Si no comen morirán, acabarán languideciendo y caerán en el pecado, que es muerte de las almas.
El Espíritu Santo hace hablar así al pecador en la Sagrada Escritura: “Estoy mustio como hierba cortada; mi corazón se encuentra seco como el heno del prado porque He dejado de comer mi pan”. Esto es, sabía que debía comer el pan que Jesús me ha dado para vivir, y por indiferencia, por descuido, por fútiles razones, no lo he hecho. Esto constituirá el continuo remordimiento de los que descuidan la Comunión, aunque vivan sin cometer faltas graves.
D. —Entonces, Padre, ¿hacen mal los que dejan de comulgar porque no sienten ni piedad ni devoción?
M. —Sí. Hacen mal y se equivocan, como los que no comen porque no sienten apetito, los que no toman medicamentos cuando están enfermos, los que no buscan ayuda cuando están débiles, los que no se acercan a la lumbre cuando sienten frío, o a la fuente cuando tiene sed.
Pbro. Luis José Chiavarino. COMULGAD BIEN
jueves, 12 de enero de 2023
COMULGA EN LA BOCA Y DE RODILLAS
martes, 17 de mayo de 2022
SI “A DIOS SÓLO SE VA DE RODILLAS”, ¿POR QUÉ, ARBITRARIAMENTE, NOS PROHÍBEN RECIBIRTE DE RODILLAS Y EN LA BOCA?
Pero Tú me has dicho muchas veces que la libertad sin prueba es una palabra hueca que no tiene sentido alguno. Y porque creaste al hombre libre has puesto un velo en este Sacramento, Misterio de Amor y Fe, para que sólo te contempláramos con ese sexto sentido de la fe, que se agranda con la humildad y se atrofia y anula con la fatuidad y el orgullo, para probar de esta suerte el libre albedrío.
Si pues te viera con los sentidos corporales me arrodillaría, ¿y por qué no te veo con ellos voy a permanecer de pie? ¿Dónde está en mí el “hombre nuevo”?
¡Oh, no! Ahora, más que nunca, me postraré. Me arrodillaré, como lo hizo Tomás cuando, reconociendo tu divinidad, exclamaba ¡Señor mío y Dios mío!
Como se postraba Pedro cuando te confesaba por Hijo de Dios; como se postraba Magdalena, como se arrodillaban los rengos y leprosos, y los cieguitos a quienes Tú curabas; así me postro de hinojos, con esa rúbrica, ese gesto, el más natural, que constituye de por sí un acto de fe, al igual que haría si corrieras el velo del Sacramento y pudiera verte cara a cara.
Sé, Señor, que los israelitas comieron de pie el cordero pascual, pero porque aquello era sólo una figura, un símbolo, una promesa; pero… nada más, y las promesas se esperan de pie. Pero en la plenitud de los tiempos, Tú, en la Eucaristía, ya no eres símbolo, como muchos pretenden, sino la más viva realidad: eres Carne y Sangre, alimento nuestro.
Y en todos los tiempos has puesto antorchas vivientes que dan testimonio de esta realidad.
Así Ángela de Foligno, así Isabel de Reute, Nicolás von Flue, Catalina de Siena, Luisa Lateau, Ana Catalina Emmerich, sor María Marta Chambón, Teresa Neumann y tantos otros.
Si dejaste la Eucaristía como la renovación del sacrificio del Calvario, y al comienzo de tu Pasión te postraste en el suelo junto a la roca de Getsemaní, ¿qué menos puedo hacer yo que postrarme contigo, en el momento de recibir aquella misma sangre que sudaste y derramaste?
“De rodillas ante este gran Sacramento; que el Antiguo Testamento ceda lugar al Rito nuevo y supla la fe la flaqueza de nuestros sentidos”; así reza la Iglesia en el “Tantum ergo”. Tú bien claro dijiste, Señor: “no se puede poner vino nuevo en odres viejos”.
Si los israelitas permanecieron de pie, alentando la esperanza de una promesa, nosotros, que de veras hemos progresado, DESEAMOS ARRODILLARNOS para recibir y comer la Misma Realidad.
Roma, Marzo de 1970.
lunes, 16 de mayo de 2022
COMUNIÓN EN LA MANO, ¿DE VERAS CREEMOS EN LA PRESENCIA REAL DE CRISTO? por el P. Federico Bortoli
miércoles, 20 de abril de 2022
LA VIRGEN CUIDÓ CON ESMERO Y AMOR QUE NO SE PERDIERA NI UNA GOTA DE LA SANGRE DE JESÚS, MIENTRAS QUE AHORA LOS SACERDOTES DAN LA COMUNIÓN EN LA MANO Y CAEN PARTÍCULAS CONSAGRADAS AL SUELO
"Cuando volvió en sí, vio que los sayones se llevaban a su Hijo despedazado. Jesús se limpió los ojos llenos de sangre para ver a su Madre. Ella alzó dolorosamente las manos hacia Él y siguió con la vista las sangrientas huellas de sus pies. Entonces vi que María y Magdalena se apartaron del pueblo hacia otro lado y se acercaron al sitio de la flagelación, y, rodeadas y ocultas por las demás mujeres y otras buenas personas que se arrimaron, se tiraron al suelo junto a la columna y secaron con aquellos paños hasta la mínima gota que encontraron de la santa sangre de Jesús”.
Esto lo representó Mel Gibson en su filme sobre LA PASIÓN.
sábado, 9 de abril de 2022
CRISTO ESTÁ ÍNTEGRAMENTE EN CADA PARTÍCULA DE LA HOSTIA CONSAGRADA, POR ELLO EVITEMOS TOMAR LA EUCARISTÍA EN LA MANO
martes, 2 de marzo de 2021
CRISTO ESTÁ EN LA MENOR PARTÍCULA DE LA EUCARISTÍA, COMULGUEMOS DE RODILLAS Y EN LA BOCA. SI SE RECIBE EN LA MANO QUEDARÁN PARTÍCULAS QUE LUEGO CAERÁN AL SUELO, CRISTO RODARÁ AL SUELO Y AHÍ SERÁ PISOTEADO
El Sacerdote, se supo después, fue Fredy Leonardo Herrera y llora en el altar al sentir remordimiento de dar la Sagrada Eucaristía en la mano y no en la boca, luego pide que se reciba unícamente en la boca y arrodillados.
Sacerdote rompe en llanto durante la Misa por algo que ve.
sábado, 14 de marzo de 2020
EL CORONAVIRUS NO JUSTIFICA LA COMUNIÓN EN LA MANO
Hagan la siguiente prueba:
-Pónganse un guante negro.
-Obsérvese que esté totalmente limpio.
-Recíbase de un tercero, sobre el guante, una hostia sin consagrar.
-Consúmase ésta.
-Repítase la operación (tres o cuatro veces).
-Obsérvese finalmente el guante negro.
-Se notará que habitualmente quedan fracciones de la hostia no consagrada.
-He aquí las fotografías de ese experimento:




-Gracias a Dios las fotos son de una hostia no consagrada, pero...¿qué sucede cuando se da la comunión en la mano a decenas de personas?
Indudablemente quedan partículas consagradas en las manos que finalmente caerán aquí y allá. Muchas tendrán como destino final el suelo. Involuntariamente serán pisadas por otros fieles. Y recuérdese que es dogma de fe que Cristo está todo entero, en la más pequeña partícula consagrada, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
¿Es suficiente que lo autorice o recomiende una autoridad religiosa para que se arriesgue toda esta irreverencia? ¿Debe permitirse la comunión en la mano en casos de riesgo de contagio por el coronavirus o cualquier otra pandemia? ¿No hay otra opción?
Veamos. El motivo o pretexto es el contagio. ¿No hay contagio de tocar o rozar las manos de fieles, pasando así el virus de unos a otros? ¡Claro que la hay! ¿O todos los fieles tendrán muy limpias sus manos y se las lavarán segundos antes de comulgar? Evidentemente que no. Que un fiel traiga limpias las manos no garantiza que los demás no las tengan infectadas y puedan transmitirle el contagio. Basta que un fiel haya tomado dinero contagiado para dar limosna o haya saludado alguien infectado, o toque su boca, sus ojos, se limpie las nariz con un pañuelo, se haya tapado la boca con su mano al toser o estornudar, para que sus manos sean agentes de la enfermedad. Más aún, un todavía no contagiado que haya tocado un objeto contaminado, como puede ser la misma banca de la iglesia o saludado a un portador, puede convertirse también en otro agente portador con sus manos. Luego, resulta más peligroso darla en la mano.
Entonces, la solución no es dar la comunión en la mano. Ni por razones de salubridad y mucho menos si se considera las razones doctrinales. Cristo está entero con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en cada partícula de la hostia consagrada. Esto es de fe. "Partido el santo sacramento, no vaciles, recuérdalo: tanto hay en un fragmento, cuanto en el manjar" LAUDA SION SALVATOREM (de la Misa de Corpus Christi compuesta por Santo Tomás de Aquino en 1264). Esta doctrina, siempre creída, fue confirmada por el Concilio dogmático de Trento.
Si es por motivos de salubridad la solución no es ésa. También deberían -si son congruentes- evitar la comunión en la mano, la colecta de dinero que puede estar contaminado, no dar cambio de billetes o monedas durante esa recolección, vaciar las pilas de agua bendita, etc., etc. Pero eso no lo evitan ni lo conside

Sería más sencillo que se autorizara -temporalmente- que la forma de la hostia no fuese redonda sino ovalada y ligeramente alargada, de modo tal que los dedos del sacerdote no tuvieran el menor riesgo de tocar, involuntariamente, la lengua del comulgante, por la distancia que habría de un extremo al otro de la forma. Esto sí sería una solución, pues evita tanto el contagio a través de manos como de saliva; pero sobretodo, se evitaría la profanación involuntaria de las partículas consagradas que quedan en la mano, en donde está todo Cristo entero, realidad que ya hemos dicho: es de fe. Se evitaría que Cristo sacramentado caiga al suelo y sea pisado involuntariamente por los demás fieles.
Por mi parte, comprendo que haya fieles que sigan las medidas que dicta la autoridad religiosa local, sean éstas o no atinadas. Es claro que una mala solución o una medida incorrecta es más responsabilidad del que la dicta que del que sólo obedece, sin reparar que puede ser incorrecta. Lo que no es aceptable es que se critique a quienes por amor a Cristo y respeto profundo al sacramento de la Eucaristía, hagan reparos a lo que consideran una decisión errada y que provoca que involuntariamente se profane a Cristo-Hostia realmente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Resulta paradójico que en nombre del Concilio se hable tanto de la participación y la influencia de los laicos en las tomas de decisiones pastorales, pero cuando uno o varios laicos se atreven a discrepar de una decisión -apresurada y mal pensada- que es en detrimento del respeto debido a Dios, entonces se alcen voces que pretenden callarlos y someterlos en nombre de la autoridad, acusándolos de soberbios y entrometidos. "Tú cállate y obedece, no eres nadie para opinar o discrepar de un obispo. Él sabe más que tú. ¿Qué te has creído? ¡Eres un soberbio! Así opinas no porque busques el respeto a la Eucaristía ni porque realmente ames a Dios, sino porque eres un crítico irredento que crees saber más que todos". Entonces, ese laico se preguntará la razón que habría para pregonar a los cuatro vientos, una y otra vez, hasta la saciedad, la teoría de la participación laical, si luego de cualquier comentario que exprese le sucederá lo que al perro de la tía Cleta: ¡le romperán la geta!. Y, además, darán rango de infalibilidad a cualquier decisión pastoral falible de un obispo, contrariando, así, la doctrina definida por la Iglesia, precisamente, sobre la infalibilidad. Quienes así piensan de seguro habrían anatematizado a San Pablo, cuando en Antioquía se enfrentó a San Pedro -primer Papa- por contemporizar con los judaizantes (ver tema en el tercer artículo anterior a éste).
La verdadera solución está, como ya apuntamos, en que se autorice –en tanto pasa la contingencia- una ligera modificación a la forma de las hostias. Es algo muy sencillo, práctico y eficaz. La solución no está, de ninguna manera, en la medida desacralizadora que se ha impuesto. Evitemos el menor riesgo de falta de reverencia o profanación al Cuerpo de Cristo.
Pero quien tiene más preparación es más responsable y no debe recibir a Cristo en la mano, pues las partículas consagradas pueden caer aquí y allá y rodar en el suelo. En los templos donde se da la comunión en la mano hay riesgo de pisotear el Cuerpo de Cristo, incluso por parte de quienes no comulgan.
viernes, 6 de marzo de 2020
OBISPO SCHNEIDER: "LA PROHIBICIÓN DE LA COMUNIÓN EN LA BOCA... CONSTITUYE UN ABUSO DE AUTORIDAD". SITUACIÓN CON EL CORONAVIRUS
Del editor: El siguiente artículo se publicó por primera vez en Rorate Caeli y se reproduce en Conoce, Ama y Vive tu Fe con el permiso del obispo Schneider. Traducido al español por Luis Roman de Conoce, Ama y Vive tu Fe, usando el articulo en Ingles de Lifesite News
Carácter del Cuerpo y Sangre del Cristo Eucarístico.
martes, 9 de julio de 2019
martes, 5 de marzo de 2019
COMULGA EN GRACIA, DE RODILLAS Y EN LA BOCA
lunes, 5 de marzo de 2018
"¿POR QUÉ NOS OBSTINAMOS EN COMULGAR DE PIE Y EN LA MANO?": CARDENAL SARAH
- "Son ultrajes también las Comuniones sacrílegas, recibidas no estando en gracia de Dios o no profesando la fe católica (me refiero a ciertas formas de la llamada ‘intercomunión’)", señaló el purpurado.
La Nuova Bussola Quotidiana ha publicado algunos pasajes del prólogo al libro de don Federico Bortoli, ‘La distribución de la comunión en la mano. Perfiles históricos, jurídicos y pastorales’, escrito por el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Robert Sarah:
VER TAMBIÉN (MUY RECOMENDABLE): VIDEO ACERCA DE LA COMUNIÓN EN LA MANO: "JESÚS ESTÁ EN EL SUELO" Y ARGUMENTOS PARA RECHAZAR DEFINITIVAMENTE ESTA PRÁCTICA
sábado, 19 de septiembre de 2015
OBISPO BOLIVIANO PROHÍBE LA COMUNIÓN EN LA MANO EN SU DIÓCESIS
Fuente: Adelante la fe.