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domingo, 13 de abril de 2025

LA VIRGEN CUIDÓ CON ESMERO Y AMOR QUE NO SE PERDIESE NI UNA GOTA DE SANGRE DE SU HIJO JESUCRISTO, DIOS Y AHORA SE PERMITE QUE CAIGAN LAS PARTÍCULAS CONSAGRADAS CON LA COMUNIÓN EN LA MANO



Tertuliano*: “…cuidamos escrupulosamente que algo del cáliz o del pan pueda caer a tierra” 

San Hipólito: “… cada uno esté atento… que ningún fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido por los fieles y no despreciado” 

Orígenes*:  “Con qué precaución y veneración, cuando recibís el Cuerpo del Señor lo conserváis, de manera que no caiga nada o se pierda algo del don consagrado”.

San Cirilo: “… recíbela cuidando que nada de ella se pierda, porque dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas?
¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?”.

LA VIRGEN MARÍA DURANTE LA FLAGELACIÓN DE SU HIJO JESUCRISTO, DIOS.

Beata Ana Catalina Emmerick (visiones y revelaciones): "Cuando volvió en sí, vio que los sayones se llevaban a su Hijo despedazado. Jesús se limpió los ojos llenos de sangre para ver a su Madre. Ella alzó dolorosamente las manos hacia Él y siguió con la vista las sangrientas huellas de sus pies. Entonces vi que María y Magdalena se apartaron del pueblo hacia otro lado y se acercaron al sitio de la flagelación, y, rodeadas y ocultas por las demás mujeres y otras buenas personas que se arrimaron, se tiraron al suelo junto a la columna y secaron con aquellos paños hasta la mínima gota que encontraron de la santa sangre de Jesús”.
 
*Hasta quienes cayeron en algún error proclamaban el respeto y cuidado de las partículas consagradas.

jueves, 13 de marzo de 2025

LA DESOBEDIENCIA QUE SE CONVIERTE EN LEY


Sólo un ejemplo: la comunión en la boca y de rodillas era la ley universal de la Iglesia. La posibilidad de darla en la mano (y de pie) entró como excepción en contadísimos lugares dizque para no dejarlos, por su desobediencia, fuera de la Iglesia. Ahora se ha generalizado por todo el mundo, a tal grado que pareciera que quienes sigan la norma que evita que caigan las partículas consagradas fueran los "rebeldes". La desobediencia se convirtió en fuente de ley.


miércoles, 15 de enero de 2025

NO PERMITAS QUE TE DEN LA COMUNIÓN EN LA MANO Y DE PIE


—A Dios sólo se va de rodillas; pero el hombre es demasiado orgulloso y fatuo para doblarlas (San Agustín).

— Al nombre de Jesús, dóblese toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los infiernos (San Pablo).

Si los hombres pudieran verte con los sentidos del cuerpo, tal y como estás en el Santísimo Sacramento, todos caerían de rodillas, rostro en tierra, para adorarte en forma irresistible, inclusive tus más acérrimos enemigos. Pero Tú me has dicho muchas veces que la libertad sin prueba es una palabra hueca que no tiene sentido alguno. Y porque creaste al hombre libre has puesto un velo en este Sacramento, Misterio de Amor y Fe, para que sólo te contempláramos con ese sexto sentido de la fe, que se agranda con la humildad y se atrofia y anula con la fatuidad y el orgullo, para probar de esta suerte el libre albedrío.

Si pues te viera con los sentidos corporales me arrodillaría, ¿y por qué no te veo con ellos voy a permanecer de pie? ¿Dónde está en mí el “hombre nuevo”? ¡Oh, no! Ahora, más que nunca, me postraré. Me arrodillaré, como lo hizo Tomás cuando, reconociendo tu divinidad, exclamaba ¡Señor mío y Dios mío! Como se postraba Pedro cuando te confesaba por Hijo de Dios; como se postraba Magdalena, como se arrodillaban los rengos y leprosos, y los cieguitos a quienes Tú curabas; así me postro de hinojos, con esa rúbrica, ese gesto, el más natural, que constituye de por sí un acto de fe, al igual que haría si corrieras el velo del Sacramento y pudiera verte cara a cara.

Sé, Señor, que los israelitas comieron de pie el cordero pascual, pero porque aquello era sólo una figura, un símbolo, una promesa; pero… nada más, y las promesas se esperan de pie. Pero en la plenitud de los tiempos, Tú, en la Eucaristía, ya no eres símbolo, como muchos pretenden, sino la más viva realidad: eres Carne y Sangre, alimento nuestro. Y en todos los tiempos has puesto antorchas vivientes que dan testimonio de esta realidad. Así Ángela de Foligno, así Isabel de Reute, Nicolás von Flue, Catalina de Siena, Luisa Lateau, Ana Catalina Emmerich, sor María Marta Chambón, Teresa Neumann y tantos otros. Si dejaste la Santa Misa, renovación incruenta del mismo Sacrificio de la Cruz, también como memorial de tu Pasión y Muerte, y ya al comienzo te postraste en el suelo junto a la roca de Getsemaní, ¿qué menos puedo hacer yo que postrarme contigo, en el momento de recibir aquella misma sangre que sudaste y derramaste?

“De rodillas ante este gran Sacramento; que el Antiguo Testamento ceda lugar al Rito nuevo y supla la fe la flaqueza de nuestros sentidos”; así reza la Iglesia en el “Tantum ergo”. Tú bien claro dijiste, Señor: “no se puede poner vino nuevo en odres viejos”. Si los israelitas permanecieron de pie, alentando la esperanza de una promesa, nosotros, que de veras hemos progresado, DESEAMOS ARRODILLARNOS, y así lo haremos, para recibir y comer, ESTANDO EN GRACIA SANTIFICANTE (ESTO ES: SIN PECADO MORTAL MEDIANTE LA CONFESIÓN SACRAMENTAL), la Misma Realidad que se encuentra presente en todas y hasta en la más pequeña partícula de la hostia consagrada que recibiremos EN LA BOCA, no permitiendo que nos la den en la mano porque las partículas consagradas (donde estás completo con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad) caerían al suelo y otras partes, algo que nunca permitiremos de nuestra parte.

Estamos en todo nuestro derecho de EXIGIR que se nos dé la Eucaristía de rodillas y en la boca. Y así, sin temor ni vacilación, lo exigiremos por amor a Ti, y de no lograrlo buscaremos aquellos pastores que tengan la suficiente reverencia para así hacerlo.

¡Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar!


miércoles, 5 de junio de 2024

MEDITACIÓN SOBRE LA MANERA DE COMULGAR


I. Recibe a menudo a Jesucristo en el adorable Sacramento del altar. Es el alimento de tu alma, es el pan de vida, es un remedio para tus enfermedades espirituales y una fuerza invencible contra tus tentaciones. Tu fe se hará más viva, tu esperanza más firme, tu caridad más ardiente, si a menudo participas de este divino Misterio; es la fuente de todas las gracias. ¡Ah Señor, cuán bueno sois! ¡Me permitís recibiros tan frecuentemente como lo desee, y yo desprecio vuestras mercedes!

II. Ten cuidado de que la familiaridad no engendre menosprecio; disponte a recibir este adorable Sacramento con tanto esmero como si no debieses gozar de este favor sino una sola vez en tu vida. Humildad, recogimiento, pureza de corazón son las condiciones remotas que debes traer para esta acción. Acércate con fe, con temor y con amor (San Gregorio).

III. En el momento de acercarte a la sagrada Mesa, reanima tu devoción mediante actos de fe, de humildad y de amor; cuanto más dispuesto estés, tantas más gracias recibirás. ¿Cómo te comportas antes, durante y después de la Santa Comunión? Examínate prolijamente acerca de esto. Los que reciben a Jesucristo con el alma manchada por el pecado, cometen crimen tan grande como el de los que lo entregaron a los judíos para ser crucificado (San Agustín).

La devoción al Santísimo Sacramento. Orad por las órdenes religiosas.

martes, 4 de julio de 2023

PARA COMULGAR ES NECESARIO NO HABER COMETIDO PECADO MORTAL DESPUÉS DE LA ÚLTIMA CONFESIÓN BIEN HECHA.


-Si se está en pecado mortal es necesario efectuar primero una Confesión bien realizada (examen de conciencia, dolor y arrepentimiento por haber pecado, propósito firme de no volver a pecar, decir los pecados cometidos: su número y agravantes, y cumplir la penitencia)-

Discípulo. —Ahora, dígame, Padre: ¿basta, para comulgar, no estar en pecado mortal?

Maestro. —Sí, además de estar en ayunas en la forma  como lo prescribe la Iglesia y de saber lo que se va a recibir, basta no estar en pecado mortal para comulgar. Sin embargo, es necesario también ir con rectitud de intención, como, por ejemplo, para amar a Jesucristo, por espíritu de devoción, para obtener gracias espirituales y materiales, pues cuanto con mejores disposiciones se vaya a comulgar, más bendiciones y gracias se recibirán.

Jesucristo, al tomar nuestra naturaleza humana, se ha acomodado, por decirlo así a nuestro modo de ser. ¿No hacemos así nosotros con nuestros amigos y conocidos y, en general, con nuestros prójimos? Cuando uno nos ama, nos honra y nos aprecia con predilección, nosotros correspondemos a ese amor y atenciones; al que más nos aprecia y nos estima, más le amamos y estimamos también nosotros.

Lo mismo sucede con la Comunión; cuanto con más fe, piedad y devoción nos acercamos a comulgar, mejor nos conquistamos la simpatía, la bondad y la delicadeza del corazón de Jesucristo.

D. —Como hacían los Santos, ¿verdad Padre?

M. —Sí, como hacían los Santos, y como hacen las almas profundamente cristianas, las almas que quieren a Jesús y su amor.

D. — ¿Serán muchas estas almas?

M. — Muchísimas. Hay muchos sacerdotes realmente dignos, que celebran y comulgan diariamente, como los Santos. Religiosos y religiosas realmente piadosos, que diariamente comulgan, como si fueran ángeles... Madres sinceramente piadosas y cristianas, jóvenes de ambos sexos pertenecientes a institutos religiosos y de familias cristianas, que cada día se acercan a comulgar con las mejores disposiciones. Únicamente los veletas, los disipados, los tibios, la gente de poca fe, se acercan a comulgar con indiferencia, sin reflexión.

D. — ¿Estos tales, harán mal la Comunión?

M. —No, si no están en pecado mortal no comulgan mal; siempre hacen una obra buena y admirable, como dice el Catecismo; pero se privan de muchas gracias.

D. — ¿Qué quiere decir, Padre, con esto?

M. —Para explicártelo mejor te pondré ejemplos, quizá un poco rastreros; pero escúchalos con paciencia.

Ve un primer caso: Dos campesinos trabajan en la misma tierra: el uno la trabaja y la cultiva con asiduidad, quitando primero las hierbas, cavándola, rastrillándola; la abona, y con todo cuidado deposita en ella la semilla; abre Zanjas para el desagüe, pone cercas para que no pasen por ella, y vigila constantemente su campo. El otro por el contrario, la trabaja de cualquier manera, de prisa y de pasada. ¿Quién de los dos crees recogerá mejores y más abundantes frutos?

D. —Sin duda, el primero.

M. —Pues lo mismo sucede con la Comunión: en conformidad con las disposiciones que se llevan y del interés que uno se toma, y de la devoción y piedad que se pone; en proporción, digo, del cuidado con el cual se manifiesta a Jesucristo nuestro amor y nuestra benevolencia, se recibirán el provecho y los frutos.

Segunda comparación: Salen juntos dos al mercado o de paseo. El uno se contenta con andar, respirando aire sano, gozando del sol, mirando los prados floridos, o, si va al mercado, observando la mercancía expuesta y los escaparates de las tiendas; el otro, por el contrario, recoge de aquellas flores, hace provisión de los artículos que más le agradan y serán más útiles para él y para su familia. Al volver, ¿quién de los dos habrá aprovechado mejor el paseo?

D.  ––Sin duda, el que ha adquirido y llevado a su casa lo bueno que encontró.

M. —Pues así se comprende enseguida que la Comunión es un tesoro de inapreciable valor, inagotable bien que se ofrece a todos los cristianos, y del que más disfruta y se enriquece el que mejor se industria.

D. —Si es así, poco fruto he sacado yo hasta ahora de mis Comuniones; pero, en adelante, quiero que sean tan devotas y tan fervorosas, que constituyan un verdadero tesoro para mi alma.

M. — Muy bien, persevera en tus propósitos y haz que sean firmes y eficaces.

D. —Sin embargo, Padre, si uno va a comulgar sin esta fe y esta devoción, ¿comulgará mal?

M. —No. La Comunión, te he dicho, está mal hecha cuando uno se acerca a ella en pecado mortal y sin las disposiciones de que hablamos antes; de lo contrario, siempre estará bien hecha y será buena y provechosa, porque obra ex opere operato, como enseñan los teólogos, o sea, por su propia virtud sobrenatural y divina.

D. —El que no tiene esas disposiciones, ¿haría mejor no comulgando que frecuentando la Comunión?

M. —A esta pregunta te respondo con una tercera comparación:

Es frecuente dar con personas que por estar indispuestas, no sacan gusto de la comida y casi preferirían no comer, pues aun lo poco que comen lo toman a la fuerza y con cierta repugnancia. No obstante, aquello poquito, tomado de esa manera, les aprovecha, se convierte en sangre y en carne, y así van tirando y desempeñan sus quehaceres. ¿Que sería mejor para éstos: comer o no comer?

D. —Si no comen se mueren.

M. —Luego así debe pensarse de la Comunión, que es alimento de las almas. Si no comen morirán, acabarán languideciendo y caerán en el pecado, que es muerte de las almas.

     El Espíritu Santo hace hablar así al pecador en la Sagrada Escritura: “Estoy mustio como hierba cortada; mi corazón se encuentra seco como el heno del prado porque He dejado de comer mi pan”. Esto es, sabía que debía comer el pan que Jesús me ha dado para vivir, y por indiferencia, por descuido, por fútiles razones, no lo he hecho. Esto constituirá el continuo remordimiento de los que descuidan la Comunión, aunque vivan sin cometer faltas graves.

D. —Entonces, Padre, ¿hacen mal los que dejan de comulgar porque no sienten ni piedad ni devoción?

M. —Sí. Hacen mal y se equivocan, como los que no comen porque no sienten apetito, los que no toman medicamentos cuando están enfermos, los que no buscan ayuda cuando están débiles, los que no se acercan a la lumbre cuando sienten frío, o a la fuente cuando tiene sed.

Pbro. Luis José Chiavarino. COMULGAD BIEN

jueves, 12 de enero de 2023

COMULGA EN LA BOCA Y DE RODILLAS



Los modernistas increparon al Papa Pío X, para que les permitiera comulgar de pie, aduciendo que los israelitas habían comido de pie el cordero pascual, símbolo y promesa de la eucaristía. 

La respuesta del Papa fue: “Los símbolos y promesas se reciben de pie, más la realidad se recibe de rodillas y con amor.” 

Catecismo mayor papa san Pío X: 

¿Qué quiere decir: Comulgar con devoción? Comulgar con devoción quiere decir acercarse a la sagrada Comunión con humildad y MODESTIA, así en la persona como en el VESTIDO, prepararse antes (*) y dar gracias después de la sagrada comunión. 

643.- ¿Cómo hemos de estar en el acto de recibir la Sagrada Comunión? En el acto de recibir la Sagrada Comunión hemos de estar ARRODILLADOS, tener la cabeza medianamente levantada, los ojos modestos y vueltos a la Sagrada Hostia, la BOCA suficientemente abierta y la lengua un poco fuera sobre el labio. 

 (*)Nota: Antes de comulgar se debe analizar la conciencia y si se ha cometido pecado mortal después de la última Confesión bien hecha, deberá de acercarse al sacramento de la Penitencia, y con dolor de haber ofendido a Dios y con propósito firme de no volver a pecar, acusará sus pecados al sacerdote confesor. Nadie puede comulgar en pecado grave, pues hacerlo es un gravísimo sacrilegio y quien lo realiza "come y bebe su propia condenación" como explica san Pablo y enseña el Concilio de Trento. 
______________ 

 No vayas, por ningún motivo, con sacerdotes que obligan a tomar la hostia con la mano, en donde quedan partículas consagradas en las que está Cristo realmente presente y caen por todas partes.

martes, 17 de mayo de 2022

SI “A DIOS SÓLO SE VA DE RODILLAS”, ¿POR QUÉ, ARBITRARIAMENTE, NOS PROHÍBEN RECIBIRTE DE RODILLAS Y EN LA BOCA?


 Al nombre de Jesús, dóblese toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los infiernos (San Pablo). Si los hombres pudieran verte con los sentidos del cuerpo, tal y como estás en el Santísimo Sacramento, todos caerían de rodillas, rostro en tierra, para adorarte en forma irresistible, inclusive tus más acérrimos enemigos.

Pero Tú me has dicho muchas veces que la libertad sin prueba es una palabra hueca que no tiene sentido alguno. Y porque creaste al hombre libre has puesto un velo en este Sacramento, Misterio de Amor y Fe, para que sólo te contempláramos con ese sexto sentido de la fe, que se agranda con la humildad y se atrofia y anula con la fatuidad y el orgullo, para probar de esta suerte el libre albedrío.

Si pues te viera con los sentidos corporales me arrodillaría, ¿y por qué no te veo con ellos voy a permanecer de pie? ¿Dónde está en mí el “hombre nuevo”?

¡Oh, no! Ahora, más que nunca, me postraré. Me arrodillaré, como lo hizo Tomás cuando, reconociendo tu divinidad, exclamaba ¡Señor mío y Dios mío!

Como se postraba Pedro cuando te confesaba por Hijo de Dios; como se postraba Magdalena, como se arrodillaban los rengos y leprosos, y los cieguitos a quienes Tú curabas; así me postro de hinojos, con esa rúbrica, ese gesto, el más natural, que constituye de por sí un acto de fe, al igual que haría si corrieras el velo del Sacramento y pudiera verte cara a cara.

Sé, Señor, que los israelitas comieron de pie el cordero pascual, pero porque aquello era sólo una figura, un símbolo, una promesa; pero… nada más, y las promesas se esperan de pie. Pero en la plenitud de los tiempos, Tú, en la Eucaristía, ya no eres símbolo, como muchos pretenden, sino la más viva realidad: eres Carne y Sangre, alimento nuestro.

Y en todos los tiempos has puesto antorchas vivientes que dan testimonio de esta realidad.

Así Ángela de Foligno, así Isabel de Reute, Nicolás von Flue, Catalina de Siena, Luisa Lateau, Ana Catalina Emmerich, sor María Marta Chambón, Teresa Neumann y tantos otros.

Si dejaste la Eucaristía como la renovación del sacrificio del Calvario, y al comienzo de tu Pasión te postraste en el suelo junto a la roca de Getsemaní, ¿qué menos puedo hacer yo que postrarme contigo, en el momento de recibir aquella misma sangre que sudaste y derramaste?

“De rodillas ante este gran Sacramento; que el Antiguo Testamento ceda lugar al Rito nuevo y supla la fe la flaqueza de nuestros sentidos”; así reza la Iglesia en el “Tantum ergo”. Tú bien claro dijiste, Señor: “no se puede poner vino nuevo en odres viejos”.

Si los israelitas permanecieron de pie, alentando la esperanza de una promesa, nosotros, que de veras hemos progresado, DESEAMOS ARRODILLARNOS para recibir y comer la Misma Realidad.

Roma, Marzo de 1970.

lunes, 16 de mayo de 2022

COMUNIÓN EN LA MANO, ¿DE VERAS CREEMOS EN LA PRESENCIA REAL DE CRISTO? por el P. Federico Bortoli

 Ver video:


El P Federico Bortoli es autor del libro “La distribución de la Comunión en la mano. Perfiles históricos, jurídicos y pastorales”.

En el prólogo del mismo, el Cardenal Sarah denuncia un ataque diabólico múltiple contra la Eucaristía, afirmando precisamente que la costumbre de recibir la comunión en la mano sería una puerta abierta para estos ataques y recordando que la hostia se recibe con la lengua y de rodillas.

¿Por qué nos obstinamos –se pregunta Sarah en el texto– en comulgar de pie y en la mano? ¿Por qué esta actitud de falta de sumisión a los signos de Dios?». Y después advirtió: «Que ningún sacerdote ose pretender imponer la propia autoridad sobre esta cuestión rechazando o maltratando a los que desean recibir la Comunión de rodillas y en la lengua: vayamos como los niños y recibamos humildemente de rodillas y en la lengua el Cuerpo de Cristo».

Con la práctica de comunión en la mano quedan ahí (en la mano) partículas de la hostia consagrada (es doctrina de fe que en la menor partícula está todo Cristo realmente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad) que caerán en cualquier parte (en el suelo, en la ropa, etc.). Cristo será pisoteado...

El P Bortoli es Canciller de la diócesis de San Marino-Montefeltro, doctor en Derecho Canónico por la Universidad de la Santa Cruz.

miércoles, 20 de abril de 2022

LA VIRGEN CUIDÓ CON ESMERO Y AMOR QUE NO SE PERDIERA NI UNA GOTA DE LA SANGRE DE JESÚS, MIENTRAS QUE AHORA LOS SACERDOTES DAN LA COMUNIÓN EN LA MANO Y CAEN PARTÍCULAS CONSAGRADAS AL SUELO


LA VIRGEN MARÍA DURANTE LA FLAGELACIÓN DE SU HIJO JESUCRISTO, SEGÚN LAS VISIONES Y REVELACIONES QUE TUVO LA BEATA ANA CATALINA EMMERICH:

"Cuando volvió en sí, vio que los sayones se llevaban a su Hijo despedazado. Jesús se limpió los ojos llenos de sangre para ver a su Madre. Ella alzó dolorosamente las manos hacia Él y siguió con la vista las sangrientas huellas de sus pies. Entonces vi que María y Magdalena se apartaron del pueblo hacia otro lado y se acercaron al sitio de la flagelación, y, rodeadas y ocultas por las demás mujeres y otras buenas personas que se arrimaron, se tiraron al suelo junto a la columna y secaron con aquellos paños hasta la mínima gota que encontraron de la santa sangre de Jesús”.

Esto lo representó Mel Gibson en su filme sobre LA PASIÓN.


sábado, 9 de abril de 2022

CRISTO ESTÁ ÍNTEGRAMENTE EN CADA PARTÍCULA DE LA HOSTIA CONSAGRADA, POR ELLO EVITEMOS TOMAR LA EUCARISTÍA EN LA MANO


 «Igual que el sol no se puede dividir, tampoco se pueden separar Dios y el hombre (esto es, no se puede dividir a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre) en la blancura de la hostia. Supongamos que ésta fuese dividida: si se pudiera hacer de ella millares de millares de trocitos, en cada uno estaría (Cristo) todo Dios y todo hombre (es decir íntegramente Cristo con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad), como te he dicho; como el espejo que se quiebra, y, a pesar de todo, no se parte la imagen que se vé en él, así al dividir la hostia, no se separa a Dios y al hombre sino que cada parte lo contiene todo». 

Santa Catalina de Siena

martes, 2 de marzo de 2021

CRISTO ESTÁ EN LA MENOR PARTÍCULA DE LA EUCARISTÍA, COMULGUEMOS DE RODILLAS Y EN LA BOCA. SI SE RECIBE EN LA MANO QUEDARÁN PARTÍCULAS QUE LUEGO CAERÁN AL SUELO, CRISTO RODARÁ AL SUELO Y AHÍ SERÁ PISOTEADO


El Sacerdote, se supo después, fue Fredy Leonardo Herrera y llora en el altar al sentir remordimiento de dar la Sagrada Eucaristía en la mano y no en la boca, luego pide que se reciba unícamente en la boca y arrodillados.


Recientemente se hizo viral en las redes sociales un video en el que un sacerdote llora en Misa a causa de una gravísima irreverencia ante la Eucaristía.

Aquí puedes ver este momento y la explicación del párroco de su gran tristeza.

La imagen nos muestra al sacerdote de espaldas que se inclina y se llega a escuchar su llanto. Luego se incorpora y se dirige hacia el ambón. Allí comienza a hablar a los fieles.

“Hay cosas que a veces no se pueden explicar, o más bien sí. Lo que pasa es que duele mucho cuando el Señor permite compartir o ver ciertas cosas”, comienza diciendo.

“A partir de este momento, en nuestra parroquia, solo se podrá comulgar en la boca y de rodillas. No podrá ser de otra manera”, dice de repente.

Pero luego explica: “Cristo está vivo, está entre nosotros y le duele muchísimo -no solo cuando no se comulga porque es un dolor muy grande para Él-, sino cuando se recibe ni siquiera siendo conscientes a Quién se está recibiendo”.

“Y cuando se recibe como si se recibiera cualquier comida, como si no se creyera en su presencia, ahí está y está vivísimo. Y si les decía recíbanlo de esta manera, tenga cuidado… y no se hace; así sea una pequeña partícula, la más diminuta, ahí está Él todo”.

“Por eso siempre se debe tener el mayor cuidado posible”, concluye.

Cuando se recibe en la mano la Eucaristía quedan ahí pequeñas partículas donde está todo Cristo, que luego caerán al suelo y ahí serán pisoteadas. Cristo será pisoteado. No hay pretexto que justifique esto, así lo permita quien lo permita. Primero es Dios que las disposiciones de los hombres, sean éstos quienes sean y se hagan con el motivo o pretexto que se hagan. Nada lo justifica, insistimos.

Por ningún motivo comulguemos en la mano, si solo nos dan así la comunión, preferible es solo comulgar espiritualmente. Si la Escritura Sagrada dice que al nombre de Dios se doble toda rodilla, ante la REALIDAD misma de su Presencia, que es más que su nombre, comulguemos arrodillados que es la postura que indica adoración y reverencia. 

sábado, 14 de marzo de 2020

EL CORONAVIRUS NO JUSTIFICA LA COMUNIÓN EN LA MANO



Hagan la siguiente prueba:

-Pónganse un guante negro.

-Obsérvese que esté totalmente limpio.

-Recíbase de un tercero, sobre el guante, una hostia sin consagrar.

-Consúmase ésta.

-Repítase la operación (tres o cuatro veces).

-Obsérvese finalmente el guante negro.

-Se notará que habitualmente quedan fracciones de la hostia no consagrada.

-He aquí las fotografías de ese experimento:










-Gracias a Dios las fotos son de una hostia no consagrada, pero...¿qué sucede cuando se da la comunión en la mano a decenas de personas?

Indudablemente quedan partículas consagradas en las manos que finalmente caerán aquí y allá. Muchas tendrán como destino final el suelo. Involuntariamente serán pisadas por otros fieles. Y recuérdese que es dogma de fe que Cristo está todo entero, en la más pequeña partícula consagrada, con su Cuerpo,  Sangre,  Alma y Divinidad.

¿Es suficiente que lo autorice o recomiende una autoridad religiosa para que se arriesgue toda esta irreverencia? ¿Debe permitirse la comunión en la mano en casos de riesgo de contagio por el coronavirus o cualquier otra pandemia? ¿No hay otra opción?

Veamos. El motivo o pretexto es el contagio. ¿No hay contagio de tocar o rozar las manos de fieles, pasando así el virus de unos a otros? ¡Claro que la hay! ¿O todos los fieles tendrán muy limpias sus manos y se las lavarán segundos antes de comulgar? Evidentemente que no. Que un fiel traiga limpias las manos no garantiza que los demás no las tengan infectadas y puedan transmitirle el contagio. Basta que un fiel  haya tomado dinero contagiado para dar limosna o haya saludado alguien infectado, o toque su boca, sus ojos, se limpie las nariz con un pañuelo, se haya tapado la boca con su mano al toser o estornudar, para que sus manos sean agentes de la enfermedad. Más aún, un todavía no contagiado que haya tocado un objeto contaminado, como puede ser la misma banca de la iglesia o saludado a un portador, puede convertirse también en otro agente portador con sus manos. Luego, resulta más peligroso darla en la mano.

Entonces, la solución no es dar la comunión en la mano. Ni por razones de salubridad y mucho menos si se considera las razones doctrinales. Cristo está entero con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en cada partícula de la hostia consagrada. Esto es de fe. "Partido el santo sacramento, no vaciles, recuérdalo: tanto hay en un fragmento, cuanto en el manjar" LAUDA SION SALVATOREM (de la Misa de Corpus Christi compuesta por Santo Tomás de Aquino en 1264). Esta doctrina, siempre creída, fue confirmada por el Concilio dogmático de Trento.

Si es por motivos de salubridad la solución no es ésa. También deberían -si son congruentes- evitar la comunión en la mano, la colecta de dinero que puede estar contaminado, no dar cambio de billetes o monedas durante esa recolección, vaciar las pilas de agua bendita, etc., etc. Pero eso no lo evitan ni lo consideran.

Sería más sencillo que se autorizara -temporalmente- que la forma de la hostia no fuese redonda sino ovalada y ligeramente alargada, de modo tal que los dedos del sacerdote no tuvieran el menor riesgo de tocar, involuntariamente, la lengua del comulgante, por la distancia que habría de un extremo al otro de la forma. Esto sí sería una solución, pues evita tanto el contagio a través de manos como de saliva; pero sobretodo, se evitaría la profanación involuntaria de las partículas consagradas que quedan en la mano, en donde está todo Cristo entero, realidad que ya hemos dicho: es de fe. Se evitaría que Cristo sacramentado caiga al suelo y sea pisado involuntariamente por los demás fieles.

Por mi parte, comprendo que haya fieles que sigan las medidas que dicta la autoridad religiosa local, sean éstas o no atinadas. Es claro que una mala solución o una medida incorrecta es más responsabilidad del que la dicta que del que sólo obedece, sin reparar que puede ser incorrecta. Lo que no es aceptable es que se critique a quienes por amor a Cristo y respeto profundo al sacramento de la Eucaristía, hagan reparos a lo que consideran una decisión errada y que provoca que involuntariamente se profane a Cristo-Hostia realmente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

Resulta paradójico que en nombre del Concilio se hable tanto de la participación y la influencia de los laicos en las tomas de decisiones pastorales, pero cuando uno o varios laicos se atreven a discrepar de una decisión -apresurada y mal pensada- que es en detrimento del respeto debido a Dios, entonces se alcen voces que pretenden callarlos y someterlos en nombre de la autoridad, acusándolos de soberbios y entrometidos. "Tú cállate y obedece, no eres nadie para opinar o discrepar de un obispo. Él sabe más que tú. ¿Qué te has creído? ¡Eres un soberbio! Así opinas no porque busques el respeto a la Eucaristía ni porque realmente ames a Dios, sino porque eres un crítico irredento que crees saber más que todos". Entonces, ese laico se preguntará la razón que habría para pregonar a los cuatro vientos, una y otra vez, hasta la saciedad, la teoría de la participación laical, si luego de cualquier comentario que exprese le sucederá lo que al perro de la tía Cleta: ¡le romperán la geta!. Y, además, darán rango de infalibilidad a cualquier decisión pastoral falible de un obispo, contrariando, así, la doctrina definida por la Iglesia, precisamente, sobre la infalibilidad. Quienes así piensan de seguro habrían anatematizado a San Pablo, cuando en Antioquía se enfrentó a San Pedro -primer Papa- por contemporizar con los judaizantes (ver tema en el tercer artículo anterior a éste).

Personalmente, si no me dieran la comunión en la boca, esperaría a que pasara la contingencia y haría comuniones espirituales. Dios que conoce las intenciones, suplirá las gracias. Mis manos no están consagradas para tocar el Cuerpo de Cristo ni arriesgaría que las partículas caigan al suelo y sean pisotedas y profanadas, aunque sea involuntariamente. Y si me critican por ello y me llaman soberbio, ofreceré la ofensa en pago de mis muchos pecados y perdonaré a quien la profiere y se siente capaz de juzgar mis más íntimas motivaciones, que deberían de quedar sujetas sólo al juicio de Dios, pues del interior de la conciencia no juzga la Iglesia, como dice la conocida sentencia jurídica.

La verdadera solución está, como ya apuntamos, en que se autorice –en tanto pasa la contingencia- una ligera modificación a la forma de las hostias. Es algo muy sencillo, práctico y eficaz. La solución no está, de ninguna manera, en la medida desacralizadora que se ha impuesto. Evitemos el menor riesgo de falta de reverencia o profanación al Cuerpo de Cristo.
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Finalmente, debe quedar claro que con la misma libertad que manifestamos nuestro criterio, somos también respetuosos de la buena fe de muchos fieles que consideran un deber seguir el actual criterio establecido, por cierto solo como sugerencia y no como una ley u obligación,  pues Roma ha establecido que SIEMPRE el fiel tiene todo el derecho de exigirla en la boca y de rodillas. Dios conoce los corazones y la conciencia de cada quien. Nuestras consideraciones se fundamentan en los hechos objetivos sin intentar -de ninguna manera- juzgar la conciencia de otros. Ese campo es reservado sólo a Dios.
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Y esto no debe entenderse como una relativización de la verdad o de las razones expuestas, sino como el simple hecho de saber que no todos tienen los mismos elementos de juicio y que hay buena fe en muchos que, aunque yerran objetivamente, SUBJETIVAMENTE juzgan, así, obrar correctamente.

Pero quien tiene más preparación es más responsable y no debe recibir a Cristo en la mano, pues las partículas consagradas pueden caer aquí y allá y rodar en el suelo.  En los templos donde se da la comunión en la mano hay riesgo de pisotear el Cuerpo de Cristo, incluso por parte de quienes no comulgan.

NOTA: El grabado de la forma propuesta comparado con la forma actual está a escala. En una dimensión real, son más los centímetros que se ganan de un extremo al otro de la forma, suficientes para evitar todo contacto con la saliva del comulgante.
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Fotos: Surge, propera
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viernes, 6 de marzo de 2020

OBISPO SCHNEIDER: "LA PROHIBICIÓN DE LA COMUNIÓN EN LA BOCA... CONSTITUYE UN ABUSO DE AUTORIDAD". SITUACIÓN CON EL CORONAVIRUS


Del editor: El siguiente artículo se publicó por primera vez en Rorate Caeli y se reproduce en Conoce, Ama y Vive tu Fe con el permiso del obispo Schneider. Traducido al español por Luis Roman de Conoce, Ama y Vive tu Fe, usando el articulo en Ingles de Lifesite News
28 de febrero de 2020 ( Rorate Caeli ) – Nadie puede obligarnos a recibir el Cuerpo de Cristo de una manera que constituya un riesgo de pérdida de los fragmentos y una disminución de la reverencia, como es la forma de recibir la Comunión en la mano...
En estos casos, es mejor hacer una comunión espiritual, que llena el alma de gracias especiales. En tiempos de persecución, muchos católicos no pudieron recibir la Sagrada Comunión de una manera sacramental por largos períodos de tiempo, pero hicieron una Comunión Espiritual con mucho beneficio espiritual.
La comunión en la mano no es más higiénica que la comunión en la boca. De hecho, puede ser peligroso para el contagio. Desde un punto de vista higiénico, la mano transporta una gran cantidad de bacterias. Muchos patógenos se transmiten a través de las manos. Ya sea al estrechar las manos de otras personas o al tocar objetos con frecuencia, como manijas de puertas o pasamanos y barras de sujeción en el transporte público, los gérmenes pueden pasar rápidamente de una mano a otra; y con estas manos y dedos antihigiénicos, las personas se tocan a menudo la nariz y la boca. Además, los gérmenes a veces pueden sobrevivir en la superficie de los objetos tocados durante días. Según un estudio de 2006, publicado en la revista «BMC Infectious Diseases», los virus de la influenza y virus similares pueden persistir en superficies inanimadas, como p. Ej. manijas de puertas o pasamanos y manijas en transporte y edificios públicos durante unos días.
Muchas personas que vienen a la iglesia y luego reciben la Sagrada Comunión en sus manos han tocado las manijas de las puertas o los pasamanos y las barras de sujeción en el transporte público u otros edificios. Por lo tanto, los virus están impresos en la palma y los dedos de sus manos. Y luego, durante la Santa Misa con estas manos y dedos, a veces se tocan la nariz o la boca. Con estas manos y dedos tocan al huésped consagrado, lo que imprime el virus también en el huésped, transportando así los virus a través del huésped hacia su boca.
La comunión en la boca es ciertamente menos peligrosa y más higiénica en comparación con la comunión en la mano. De hecho, la palma y los dedos de la mano, sin un lavado intenso, sin lugar a duda contienen una acumulación de virus.
La prohibición de la comunión en la boca es infundada en comparación con los grandes riesgos para la salud de la comunión en la mano en el momento de una pandemia. Tal prohibición constituye un abuso de autoridad. Además, parece que algunas autoridades de la Iglesia están utilizando la situación de una epidemia como pretexto. Parece también que algunos de ellos tienen una especie de alegría cínica para difundir cada vez más el proceso de trivialización y desacralización del Santísimo y Divino Cuerpo de Cristo en el sacramento eucarístico, exponiendo el Cuerpo del Señor a los reales peligros de irreverencia (pérdida de fragmentos) y sacrilegios (robo de huéspedes consagrados).
Luego también está el hecho de que durante la historia de 2.000 años de la Iglesia no hubo casos comprobados de contagio debido a la recepción de la Sagrada Comunión. En la Iglesia bizantina el sacerdote da la comunión a los fieles incluso con una cuchara, la misma cuchara para todos. Y luego, el sacerdote o el diácono bebe el vino y el agua con los que purificó la cuchara, que a veces incluso fue tocada con la lengua de un fiel durante la recepción de la Sagrada Comunión. Muchos fieles de las iglesias orientales se escandalizan cuando ven la falta de fe de los obispos y sacerdotes del rito latino, al introducir la prohibición de recibir la comunión en la boca, una prohibición hecha finalmente por falta de fe en lo sagrado y lo divino. 

Carácter del Cuerpo y Sangre del Cristo Eucarístico.
Si la Iglesia en nuestros días no se esfuerza nuevamente con el mayor celo por aumentar las medidas de fe, reverencia y seguridad para el Cuerpo de Cristo, todas las medidas de seguridad para los humanos serán en vano. Si la Iglesia en nuestros días no se convierte y se vuelve a Cristo, dando primacía a Jesús, y específicamente a Jesús Eucarístico, Dios mostrará la verdad de Su Palabra que dice: «A menos que el Señor construya la casa, ellos trabajarán en vano. eso. A menos que el Señor guarde la ciudad, él ve en vano que la guarde”(Salmo 126: 1-2).
Se recomienda la siguiente oración para hacer una Comunión Espiritual:
A tus pies, oh, Jesús mío, me postro y te ofrezco el arrepentimiento de mi contrito corazón, que se humilla en su nada y en tu santa presencia. Te adoro en el sacramento de tu amor, la inefable Eucaristía. Deseo recibirte en la pobre vivienda que mi corazón te ofrece. Mientras espero la felicidad de la comunión sacramental, deseo tenerte en espíritu. ¡Ven a mí, oh Jesús mío, ya que yo, por mi parte, voy a Ti! El amor abraza todo mi ser en la vida y en la muerte. Creo en ti, espero en ti, te amo. Amén
+ Athanasius Schneider, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Santa María en Astana.
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martes, 5 de marzo de 2019

COMULGA EN GRACIA, DE RODILLAS Y EN LA BOCA


Los modernistas increparon al Papa Pío X, para que les permitiera comulgar de pie, aduciendo que los israelitas habían comido de pie el cordero pascual, símbolo y promesa de la eucaristía.

La respuesta del Papa fue:
“Los símbolos y promesas se reciben de pie, más la realidad se recibe de rodillas y con amor.”

S.S Papa San Pío X

lunes, 5 de marzo de 2018

"¿POR QUÉ NOS OBSTINAMOS EN COMULGAR DE PIE Y EN LA MANO?": CARDENAL SARAH

  • "Son ultrajes también las Comuniones sacrílegas, recibidas no estando en gracia de Dios o no profesando la fe católica (me refiero a ciertas formas de la llamada ‘intercomunión’)", señaló el purpurado.


La Nuova Bussola Quotidiana ha publicado algunos pasajes del prólogo al libro de don Federico Bortoli, ‘La distribución de la comunión en la mano. Perfiles históricos, jurídicos y pastorales’, escrito por el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Robert Sarah:

La Providencia, que dispone con sabiduría y suavidad todas las cosas, nos ofrece la lectura del libro La distribuzione della Comunione sulla mano (La distribución de la Comunión en la mano) de don Federico Bortoli, precisamente después de haber celebrado el centenario de las apariciones de Fátima. Antes de la aparición de la Virgen María, en la primavera de 1916, el Ángel de la Paz apareció a Lucía, Jacinta y Francisco, y les dijo: «No tengáis miedo, soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo». […] En la primavera de 1916, en la tercera aparición del Ángel, los niños se dieron cuenta que el Ángel, siempre el mismo, tenía en su mano izquierda el cáliz, en el que estaba suspendida una hostia. […] Dio la Santa Hostia a Lucía y la Sangre del cáliz a Jacinta y Francisco, que permanecieron de rodillas, mientras decía: «Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios». El Ángel se postró nuevamente en tierra repitiendo con Lucía, Jacinta y Francisco de nuevo, tres veces, la misma oración.

El Ángel de la Paz, por lo tanto, nos indica cómo debemos comulgar el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. La oración de reparación dictada por el Ángel, sin embargo, no es para nada obsoleta. Pero, ¿cuáles son los ultrajes que Jesús recibe en la Hostia Santa, que es necesario reparar? En primer lugar, son los ultrajes contra el propio Sacramento: las horribles profanaciones de las que han dado noticia algunos exsatanistas conversos, cuya descripción es espeluznante; ultrajes son también las Comuniones sacrílegas, recibidas no estando en gracia de Dios o no profesando la fe católica (me refiero a ciertas formas de la llamada ‘intercomunión’). En segundo lugar, constituye un ultraje a Nuestro Señor todo lo que podría impedir lo provechoso del Sacramento, sobre todo los errores sembrados en las mentes de los fieles para que ya no crean en la Eucaristía. Las terribles profanaciones que se desarrollan en las llamadas «misas negras» no hieren directamente a Aquél que es ultrajado en la Hostia, terminando sólo sobre los accidentes del pan y del vino.

Ciertamente, Jesús sufre por las almas de los profanadores, por los cuales ha derramado esa Sangre que ellos, de forma tan miserable y cruel, desprecian. Pero Jesús sufre más cuando el extraordinario don de su Presencia eucarística divino-humana no puede conseguir los efectos potenciales en las almas de los creyentes. Entonces se comprende cómo el ataque diabólico más insidioso consiste en intentar apagar la fe en la Eucaristía, sembrando errores y favoreciendo un modo no conveniente de recibirla; verdaderamente, la guerra entre Miguel y sus Ángeles por una parte, y Lucifer por la otra, sigue en el corazón de los fieles: el objetivo de Satanás es el Sacrificio de la Misa y la Presencia de Jesús en la Hostia consagrada. Este intento de robo sigue a su vez dos vías: la primera es la reducción del concepto de «presencia real». Muchos teólogos no cesan de escarnecer o desdeñar –a pesar de los continuos llamamientos del Magisterio– el término «transubstanciación». […]

Veamos ahora cómo la fe en la presencia real puede influir sobre el modo de recibir la Comunión, y viceversa. Recibir la Comunión en la mano implica, sin duda alguna, una gran dispersión de fragmentos; al contrario, la atención a las más pequeñas migas, el cuidado en purificar los vasos sagrados, no tocar la Hostia con las manos sudadas, se convierten en profesiones de fe en la presencia real de Jesús, también en las partes más pequeñas de las especies consagradas: si Jesús es la sustancia del Pan Eucarístico y si las dimensiones de los fragmentos son accidentes sólo del pan, ¡poco importa cuán grande o pequeño sea un trozo de Hostia! ¡La sustancia es la misma! ¡Es Él! Al contrario, la desatención a los fragmentos hace perder de vista el dogma: lentamente podría prevalecer el pensamiento: «Si tampoco el párroco presta atención a los fragmentos, si administra la Comunión de modo que los fragmentos puedan dispersarse, entonces quiere decir que en ellos no está Jesús, o bien está hasta un cierto punto».



El segundo punto sobre el que se desarrolla el ataque contra la Eucaristía es el intento de eliminar el sentido de lo sagrado del corazón de los fieles. […] Mientras el término «transubstanciación» nos indica la realidad de la presencia, el sentido de lo sagrado nos hace entrever su absoluta peculiaridad y santidad. ¡Qué desgracia sería perder el sentido de lo sagrado precisamente en lo que es más sagrado! ¿Cómo es posible? Recibiendo el alimento especial del mismo modo que recibimos el alimento ordinario. […]

La liturgia está hecha de muchos pequeños ritos y gestos, cada uno de los cuales es capaz de expresar estas actitudes cargadas de amor, de respeto filial y de adoración hacia Dios. Precisamente por esto es oportuno promover la belleza, la propiedad y el valor pastoral de una práctica desarrollada durante la larga vida y tradición de la Iglesia, es decir, el acto de recibir la Santa Comunión en la lengua y de rodillas. La grandeza y la nobleza del hombre, como también la más alta expresión de su amor hacia su Creador, consisten en ponerse de rodillas ante Dios. El propio Jesús rezó de rodillas en presencia del Padre. […]

¿Por qué somos tan orgullosos e insensibles a los signos que Dios nos ofrece para nuestro crecimiento espiritual y nuestra íntima relación con Él? ¿Por qué no nos arrodillamos para recibir la Santa Comunión siguiendo el ejemplo de los santos? ¿Es verdaderamente tan humillante postrarse y estar de rodillas ante el Señor Jesucristo? Y, sin embargo, Él «siendo de condición divina, […] se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Fil 2, 6-8). […]

¿Por qué nos obstinamos en comulgar de pie y en la mano? ¿Por qué esta actitud de falta de sumisión a los signos de Dios? Que ningún sacerdote pretenda imponer la propia voluntad sobre esta cuestión, rechazando o maltratando a quienes desean recibir la Comunión de rodillas y en la lengua: vayamos como niños y recibamos humildemente de rodillas y sobre la lengua el Cuerpo de Cristo. Los santos nos dan su ejemplo. ¡Son los modelos que Dios nos ofrece para que los imitemos!

Pero, ¿cómo se ha convertido en algo tan común la praxis de recibir la Eucaristía en la mano? La respuesta nos la da, apoyada por una documentación hasta ahora inédita, extraordinaria por calidad y cantidad, don Bortoli. Se ha tratado de un proceso para nada claro, una transición de lo que concedía la instrucción Memoriale Domini al modo ahora tan difundido. […] Por desgracia, como en lo que atañe a la lengua latina o a una reforma litúrgica que debería haber sido homogénea con los ritos precedentes, una concesión particular se ha convertido en la ganzúa para forzar y vaciar la caja fuerte de los tesoros litúrgicos de la Iglesia. El Señor conduce al justo por «vías rectas» (cfr. Sab 10, 10), no por subterfugios; por lo tanto, además de las motivaciones ideológicas indicadas más arriba, también el modo con el que se difundió la praxis de la Comunión en la mano parece haberse impuesto no según los caminos de Dios. […]

En mi opinión y según mi juicio, ésta es una cuestión importante sobre la que la Iglesia de hoy debe reflexionar. Es un ulterior acto de adoración y de amor que cada uno de nosotros puede ofrecer a Jesucristo. Me causa verdadero placer ver a tantos jóvenes que eligen recibir a Nuestro Señor de manera tan reverente de rodillas y en la lengua. Que el trabajo de don Bortoli pueda favorecer un replanteamiento general sobre el modo de distribuir la Santa Comunión; como decía al inicio de este prólogo, acabamos de celebrar el centenario de Fátima y estamos animados por el triunfo seguro del Corazón Inmaculado de María: entonces triunfará también la verdad sobre la liturgia.




(Artículo publicado originalmente por La Nuova Bussola Quotidiana. Traducción de Helena Faccia Serrano para InfoVaticana)

VER TAMBIÉN (MUY RECOMENDABLE): VIDEO ACERCA DE LA COMUNIÓN EN LA MANO: "JESÚS ESTÁ EN EL SUELO" Y ARGUMENTOS PARA RECHAZAR DEFINITIVAMENTE ESTA PRÁCTICA

sábado, 19 de septiembre de 2015

OBISPO BOLIVIANO PROHÍBE LA COMUNIÓN EN LA MANO EN SU DIÓCESIS


Recientemente el Obispo de la Diócesis de Oruro, Bolivia, Monseñor Cristóbal Bialasik, en su habitual celebración dominical del Santo Sacrificio de la Misa, este pasado domingo 16 de agosto, ha expresado que en la Iglesia diocesana a él confiada no se continuará administrando el Cuerpo del Señor -la Hostia Consagrada- en la mano a los fieles (es decir a quienes no son sacerdotes).

El Prelado con justa razón desautoriza la administración de la Eucaristía de esa forma, ya que él mismo señaló, que se ha notado últimamente que hay personas que no consumen la Sagrada Forma al momento de recibirla, y se la quieren llevar fuera del templo con fines desconocidos.

Los sacerdotes celosos, de antaño, querían tener la seguridad de que quien recibiera la Hostia, fuera un feligrés conocido, a fin de evitar irreverencias, ya que habían judíos y miembros de otros grupos e ideologías que concurrían a las Misas para recibir el Cuerpo de Jesús, para luego profanarlo, arrojándolo al piso, escupiéndolo y pisoteándolo.

Como nos lo recuerda Mons. Athanasius Schneider, la práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas, que no creían en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. “Ni Lutero lo habría hecho”, dijo el obispo: “De hecho, hasta hace relativamente poco los luteranos comulgaban de rodillas y en la boca, y todavía hoy algunos lo hacen así en los países escandinavos”.

Santo Tomás de Aquino, en su gran Summa Teológica, así lo confirma y explica:

«La administración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote por tres razones.

«Primera, porque él consagra en la persona de Cristo. Pero como Cristo consagró Su Cuerpo en la (Ultima) Cena, así también Él lo dio a otros para ser compartido con ellos. En consecuencia, como la consagración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote, igualmente su distribución corresponde a él.

«Segunda, porque el sacerdote es el intermediario designado entre Dios y el pueblo, por lo tanto corresponde a él ofrecer los dones del pueblo a Dios. Así, corresponde a él distribuir al pueblo los dones consagrados.

«Tercera, porque por reverencia a este Sacramento, nada lo toca sino lo que está consagrado, ya que el corporal y el cáliz están consagrados, e igualmente las manos del sacerdote para tocar este Sacramento. Por lo tanto, no es lícito para nadie más tocarlo, excepto por necesidad, por ejemplo si hubiera caído en tierra o también en algún otro caso de urgencia».1

A causa de la pérdida del sentido de pecado, advertida por el Papa Pío XII, hoy en día muchos fieles han perdido la fe en la Eucaristía, en la que Jesús se hace presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, así, de la manera en que los comulgantes reciben la Santa Comunión y asisten a la Misa, se ve claramente cuál es el grado de fe en la Presencia Verdadera.

Las profanaciones más graves se dan por la administración o recepción de los Sacramentos, o en el caso de la Santa Eucaristía, por la celebración indigna, es decir en pecado mortal, de ahí que la irreverencia deliberada y notable hacia la Santísima Eucaristía es el peor de los sacrilegios.

Recuerdo muy bien, un domingo en Chile, cuando con un colaborador apostólico visitábamos una parroquia rural. Ya en el pueblo, asistimos a la Misa. El párroco -un buen y santo sacerdote- tenía una visible invalidez que ciertamente no le permitía desplazarse. Llegado el momento de la comunión, la religiosa que actuaba de ministra de la comunión sostenía en una mano el copón, mientras que a su vez partía las sagradas formas para administrarlas. En acercarnos a recibir el Cuerpo del Señor, se veía que ésta, partía las hostias, y al hacerlo se veían caer al piso fragmentos no tan pequeños, hecho del cual la religiosa parecía no percatarse. Terminada la Santa Misa, los dos foráneos, sin habernos puesto de acuerdo, rápidamente fuimos a arrodillarnos ante los muchos fragmentos visibles esparcidos, y humedeciendo los dedos los consumimos.

Por hechos similares frecuentemente repetidos, en muchos países han surgido grupos de laicos cuya única responsabilidad es la de recoger fragmentos de las Hostias Consagradas que se han caído después de dar la comunión en la mano. 2

Sería largo mencionar todas las profanaciones (y/o irreverencias) en contra de Jesús Eucaristía, pero apuntemos las siguientes:

Recibir la Comunión con pecados graves en el alma, sin haberse confesado antes con un sacerdote.

Delante de Jesús Eucarístico se toma la postura de estar de pie y sentado.

Después de la Comunión eucarística pocos se quedan en íntima adoración con Jesús y casi todos salen inmediatamente terminada la Santa Misa.

Durante la comunión y después los fieles se quedan sentados, y muchas veces conversando.

Los cánticos, la manera de vestir, de hablar y el comportamiento general de la gente, no se diferencia en mucho, de lo que ocurre en otro tipo de reuniones.

Los cánticos y los instrumentos que se usan, el golpear las manos, dan a la Misa, un sentido de carnaval más que el de una función religiosa.

El olvido de Jesús presente en el Sagrario por parte de los fieles y de incluso muchos consagrados es casi total.

El Príncipe de la Teología afirma: «La Comunión la reciben los buenos y los malos pero con suerte muy desigual: de vida o muerte. Es muerte para los que la reciben sacrílegamente, es vida para los que dignamente la reciban».3



Germán Mazuelo-Leytón
Fuente: Adelante la fe.


1 AQUINO, TOMÁS, Summa Teológica, “Tertia Pars, Cuestión 82, Articulo 3”
2 MAZUELO-LEYTÓN, GERMÁN, El diablo no tiene rodillas, http://infocatolica.com/blog/contracorr.php/1304080215-el-diablo-no-tiene-rodillas
3 AQUINO, TOMÁS, Secuencia de la fiesta de Corpus Christi.

HAZ CLIC: ARGUMENTOS Y RAZONES PARA RECHAZAR DEFINITIVAMENTE ESTA PRÁCTICA

martes, 7 de abril de 2015

EN LA PARTÍCULA MÁS PEQUEÑA DE UNA HOSTIA ESTÁ CRISTO REALMENTE PRESENTE

Cuando los modernistas aducían, para que se les permitiera comulgar de pie, que los israelitas comieron de pie el cordero pascual, símbolo y promesa de la Eucaristía, el papa San Pío X les respondió: "Los símbolos y promesas se reciben de pie, más la realidad se recibe de rodillas y con amor".


HAZ CLIC AQUÍ: VIDEO ACERCA DE LA COMUNIÓN EN LA MANO: "JESÚS ESTÁ EN EL SUELO" Y ARGUMENTOS PARA RECHAZAR DEFINITIVAMENTE ESTA PRÁCTICA