jueves, 10 de julio de 2025
LOS YERROS EN LOS JUICIOS DEL MUNDO
domingo, 6 de julio de 2025
¿CREÉIS HABER PERDIDO LA FE? LEED ESTE ARTÍCULO
jueves, 23 de mayo de 2024
“NO BUSCARÍAS A DIOS SI NO LO TUVIERAS YA” – Por Antonio Royo Marín. O.P.
jueves, 18 de abril de 2024
PECADOS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO
Los seis pecados contra el Espíritu Santo son:
1. Desesperación.
2. Presunción
3. Resistir la verdad conocida.
4. Envidia del bien espiritual de otro.
5. Obstinación en el pecado.
6. Impenitencia final.
1º. La desesperación.
Entendida en todo su rigor teológico, o sea, no como simple desaliento ante las dificultades que presenta la práctica de la virtud y la perseverancia en el estado de gracia, sino como obstinada persuasión de la imposibilidad de conseguir de Dios el perdón de los pecados y la salvación eterna. Fue el pecado del traidor Judas, que se ahorcó desesperado, rechazando con ello la infinita misericordia de Dios, que le hubiera perdonado su pecado si se hubiera arrepentido de él.
2º. La presunción.
Que es el pecado contrario al anterior y se opone por exceso a la esperanza teológica. Consiste en una temeraria y excesiva confianza en la misericordia de Dios, en virtud de la cual se espera conseguir la salvación sin necesidad de arrepentirse de los pecados y se continúa cometiéndolos tranquilamente sin ningún temor a los castigos de Dios. De esta forma se desprecia la justicia divina, cuyo temor retraería del pecado.
3º. La impugnación de la verdad.
Conocida, no por simple vanidad o deseo de eludir las obligaciones que impone, sino por deliberada malicia, que ataca los dogmas de la fe suficientemente conocidos, con la satánica finalidad de presentar la religión cristiana como falsa o dudosa. De esta forma se desprecia el don de la fe, ofrecido misericordiosamente por el Espíritu Santo, y se peca directamente contra la misma luz divina.
4º. La envidia del provecho espiritual del prójimo.
Es uno de los pecados más satánicos que se pueden cometer, porque con él «no sólo se tiene envidia y tristeza del bien del hermano, sino de la gracia de Dios, que crece en el mundo» (Santo Tomás). Entristecerse de la santificación del prójimo es un pecado directo contra el Espíritu Santo, que concede benignamente los dones interiores de la gracia para la remisión de los pecados y santificación de las almas. Es el pecado de Satanás, a quien duele la virtud y santidad de los justos.
5º. La obstinación en el pecado.
Rechazando las inspiraciones interiores de la gracia y los sanos consejos de las personas sensatas y cristianas, no tanto para entregarse con más tranquilidad a toda clase de pecados cuanto por refinada malicia y rebelión contra Dios. Es el pecado de aquellos fariseos a quienes San Esteban calificaba de «duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros siempre habéis resistido al Espíritu Santo» (Act. 7,51).
6º. La impenitencia deliberada.
Por la que se toma la determinación de no arrepentirse jamás de los pecados y de resistir cualquier inspiración de la gracia que pudiera impulsar al arrepentimiento. Es el más horrendo de los pecados contra el Espíritu Santo, ya que se cierra voluntariamente y para siempre las puertas de la gracia. «Si a la hora de la muerte –decía un infeliz apóstata– pido un sacerdote para confesarme, no me lo traigáis: es que estaré delirando».
¿Son absolutamente irremisibles?
En el Evangelio se nos dice que el pecado contra el Espíritu Santo «no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero» (Mt. 12,32). Pero hay que interpretar rectamente estas palabras. No hay ni puede haber un pecado tan grave que no pueda ser perdonado por la misericordia infinita de Dios, si el pecador se arrepiente debidamente de él en este mundo.
Pero, como precisamente el que peca contra el Espíritu Santo rechaza la gracia de Dios y se obstina voluntariamente en su maldad, es imposible que, mientras permanezca en esas disposiciones, se le perdone su pecado.
Lo cual no quiere decir que Dios le haya abandonado definitivamente y esté decidido a no perdonarle aunque se arrepienta, sino que de hecho el pecador NO QUERRÁ ARREPENTIRSE Y MORIRÁ OBSTINADO EN SU PECADO.
La conversión y vuelta a Dios de uno de estos hombres satánicos no es absolutamente imposible, pero sería en el orden sobrenatural un milagro tan grande como en el orden natural la resurrección de un muerto.
Fray Antonio Royo Marín
sábado, 8 de julio de 2023
LOS YERROS EN LOS JUICIOS DEL MUNDO
Ante el deseo insaciable de placeres que esclavizan, con el voto de castidad pregona que es posible dominar los sentidos, y mueve con su ejemplo a que se sometan los hogares a las sagradas leyes del matrimonio.
Ante el espíritu de independencia y emancipación que sueña con destruir toda autoridad y no quiere reconocer traba alguna, con el voto de obediencia ofrece el ejemplo de sumisión que, lejos de envilecer, ennoblece, puesto que únicamente se rinde ante Dios.
De este modo los religiosos, al vencer con sus votos el materialismo, salvan al mundo, al mismo tiempo que las almas; atraen a los hombres hacia la práctica de las virtudes cristianas: hacen más de lo debido, para que los otros se animen a hacer lo imprescindible, y además, expían por los pecados de las naciones. ¡Cómo yerra el mundo en sus juicios cuando cree que en las casas religiosas, particularmente en los conventos contemplativos, quedan sepultadas tantas vidas sin utilidad para el bien común!”.
Vida religiosa, P. Royo Marín, O. P.
jueves, 20 de abril de 2023
ANTE LA IDOLATRÍA DEL DINERO, EL DESEO DE PLACERES Y EL ESPÍRITU DE REBELDÍA
“A la idolatría del dinero, que endurece los corazones y levanta odios y conflictos, el religioso (hombre o mujer), por el voto de pobreza, opone el ejemplo del total desasimiento y despojo voluntario.
Ante el deseo insaciable de placeres que esclavizan, con el voto de castidad pregona que es posible dominar los sentidos, y mueve con su ejemplo a que se sometan los hogares a las sagradas leyes del matrimonio.
Ante el espíritu de independencia y emancipación que sueña con destruir toda autoridad y no quiere reconocer traba alguna, con el voto de obediencia ofrece el ejemplo de sumisión que, lejos de envilecer, ennoblece, puesto que únicamente se rinde ante Dios.
De este modo los religiosos, al vencer con sus votos el materialismo, salvan al mundo, al mismo tiempo que las almas; atraen a los hombres hacia la práctica de las virtudes cristianas: hacen más de lo debido, para que los otros se animen a hacer lo imprescindible, y además, expían por los pecados de las naciones. ¡Cómo yerra el mundo en sus juicios cuando cree que en las casas religiosas, particularmente en los conventos contemplativos, quedan sepultadas tantas vidas sin utilidad para el bien común!”.
Vida religiosa, P. Royo Marín, O. P.
martes, 16 de agosto de 2022
"ID AL FUEGO ETERNO"
"El infierno existe, señores. Lo ha dicho Cristo. Poco importa que lo nieguen los incrédulos. A pesar de esa negativa, su existencia es una terrible realidad. Pero es conveniente que avancemos un poco más y tratemos de descubrir lo que hay en él. El catecismo, ese pequeño librito en el que se contiene un resumen maravilloso de la doctrina católica, nos dice que el infierno es “el conjunto de todos los males, sin mezcla de bien alguno”. Maravillosa definición. Pero hay otra forma más profunda todavía: la que nos dejó en el Evangelio Nuestro Señor Jesucristo en persona. Es la misma frase que pronunciará el día del Juicio final: “Apartaos de Mí, malditos, id al fuego eterno”. En esta fórmula terrible se contiene un maravilloso resumen de toda la teología del infierno".
P. Royo Marín
lunes, 11 de julio de 2022
UN BUEN RELIGIOSO ES UN GRAN EJEMPLO
“A la idolatría del dinero, que endurece los corazones y levanta odios y conflictos, el religioso, por el voto de pobreza, opone el ejemplo del total desasimiento y despojo voluntario.
Ante el deseo insaciable de placeres que esclavizan, con el voto de castidad pregona que es posible dominar los sentidos, y mueve con su ejemplo a que se sometan los hogares a las sagradas leyes del matrimonio.
Ante el espíritu de independencia y emancipación que sueña con destruir toda autoridad y no quiere reconocer traba alguna, con el voto de obediencia ofrece el ejemplo de sumisión que, lejos de envilecer, ennoblece, puesto que únicamente se rinde ante Dios.
De este modo los religiosos, al vencer con sus votos el materialismo, salvan al mundo, al mismo tiempo que las almas; atraen a los hombres hacia la práctica de las virtudes cristianas: hacen más de lo debido, para que los otros se animen a hacer lo imprescindible, y además, expían por los pecados de las naciones. ¡Cómo yerra el mundo en sus juicios cuando cree que en las casas religiosas, particularmente en los conventos contemplativos, quedan sepultadas tantas vidas sin utilidad para el bien común!”.
Vida religiosa, P. Royo Marín, O. P.
sábado, 9 de julio de 2022
LA CORRECCIÓN FRATERNA
Tomado del libro "Teología de la Caridad" del Rev. Padre Antonio Royo Marín O.P.
La corrección fraterna—tercer acto exterior de la caridad —es una excelente limosna espiritual encaminada a poner remedio a los pecados del prójimo, que constituyen la mayor de sus miserias. Santo Tomás dedica a la corrección fraterna toda una cuestión dividida en ocho artículos( II, II, 33, 1-8) . He aquí un breve extracto de su doctrina, que ampliaremos oportunamente en la segunda parte de nuestra obra.
1° La corrección fraterna es un acto que puede pertenecer a la caridad o a la justicia. Pertenece a la caridad cuando con ella tratamos de corregir el pecado ajeno en cuanto es nocivo para el propio delincuente; y a la justicia, cuando se hace para remediar el pecado del delincuente en cuanto que perjudica a las demás personas y principalmente al bien común (a.1).
2° Que estamos obligados a corregir a nuestros semejantes cuando yerran, se desprende del amor efectivo que les debemos; si tenemos obligación de socorrerles en sus necesidades corporales, con mayor razón lo estaremos en las necesidades de su espíritu. Claro está que no debe hacerse de cualquier manera, sino guardando las debidas circunstancias para su oportunidad y eficacia (a. 2). La corrección fraterna se puede omitir sin faltar a la caridad cuando se espera ocasión más oportuna o se teme que empeoraría la situación moral del delincuente o perjudicaría a otros. Pero su omisión podría constituir pecado mortal si por temor o codicia se dejara de corregir al hermano; y sería venial el retraso injustificado en realizar este acto de caridad (Ibíd., ad 3).
3° La corrección fraterna pueden y deben ejercitarla no sólo los superiores sobre los súbditos, sino incluso éstos sobre aquéllos, con tal de guardar los debidos miramientos y consideraciones y en el supuesto de que se pueda esperar con fundamento la enmienda; de lo contrario, los súbditos están dispensados de corregir y deben abstenerse de ello. Lo cual no puede aplicarse a los superiores, que tienen obligación de corregir y castigar a los que obran mal, para salvar el orden de la justicia y promover el bien común mediante el escarmiento de los demás (a. 3 y 4).
4° Incluso el pecador puede ejercitar la corrección fraterna, aunque su propio pecado sea obstáculo para la eficacia de la misma. Pero, si reprende con humildad al delincuente, no peca ni se gana doble condenación, aunque se sienta reo en su propia conciencia, o en la del hermano, del mismo pecado que reprende o de otros semejantes (a.5).
5° Cuando se prevé que la corrección empeorará la situación del pecador endureciéndole más, debe omitirse si se trata de simple corrección caritativa; pero no si se trata de una corrección judicial a cargo del superior, pues éste debe mantener el orden de la justicia y promover el bien común mediante el escarmiento de los demás (a.6).
6° En la corrección fraterna debe guardarse el orden impuesto por el Señor en el Evangelio, de suerte que, tratándose de pecados ocultos, se empiece por la amonestación secreta, se continúe ante dos o tres testigos y se haga públicamente sólo cuando hubieran resultado infructuosas las correcciones anteriores. Si se tratara de pecados públicos y conocidos de todos, habría que hacer la corrección públicamente, para que no se escandalicen los demás (viendo que quedan impunes) y escarmienten en cabeza ajena (a.7).
sábado, 14 de agosto de 2021
LA INCREDULIDAD NO DETERMINA, EL INFIERNO EXISTE AUNQUE EL NECIO NO CREA EN ÉL
viernes, 9 de julio de 2021
¿CREÉIS HABER PERDIDO LA FE? por el P. Antonio Royo Marín
viernes, 2 de octubre de 2020
LOS PECADOS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO por Fray Antonio Royo Marín
viernes, 29 de mayo de 2020
¿CREÉIS QUE HABÉIS PERDIDO LA FE? LEED LO SIGUIENTE:
“¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis!” (Lc 6, 25)
jueves, 4 de julio de 2019
lunes, 1 de octubre de 2018
LOS PECADOS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO
sábado, 5 de septiembre de 2015
EL ESCÁNDALO por el P. Antonio Royo Marín
- Escándalo es cualquier dicho, hecho u omisión que da ocasión a otro a cometer pecados
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Viste con modestia |
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martes, 19 de mayo de 2015
lunes, 30 de marzo de 2015
martes, 10 de marzo de 2015
LA FE PERDIDA
Título original: «¿PERDÍ LA FE?» por Antonio Royo Marín
sábado, 26 de abril de 2014
SOBRE LOS EFECTOS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO (Y ATENTO AVISO)
LOS FRUTOS DE LA PASIÓN DE CRISTO NUESTRO SEÑOR

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Los condenados no aprovecharon ni se unieron a la Pasión de Cristo |
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Venid benditos de mi Padre... |
[1] Concepto de redención. En sentido etimológico, la palabra redimir (del latín re y emo =comprar) significa volver a comprar una cosa que habíamos perdido, pagando el precio correspondiente a la nueva compra.Aplicada a la redención del mundo, significa, propia y formal justicia y de salvación, sacándole del estado de injusticia y de condenación en que se había sumergido por el pecado mediante el pago del precio del rescate.
Las servidumbres del hombre pecador. Por el pecado el hombre había quedado sometido a una serie de esclavitudes o servidumbres:
a) a la esclavitud del pecado;
b) a la pena del mismo;
c) a la muerte;
d) a la potestad del diablo, y
e) a la ley mosaica. Jesucristo nos liberó de todas ella produciendo nuestra salud por vía de redención.
¿Qué dice la Sagrada Escritura?
-“El hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos” (Mt 20, 28).
-“Se entregó así mismo para redención de todos” (I Tim 2,6)
-“Habéis sido comprados a precio; glorificad, pues, a Dios es vuestro cuerpo” (I Cor 6,20).
-“Se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad” (Tit 2, I 499).
-“Habéis sido rescatados de vuestro vano vivir según la tradición de vuestros padres, no con plata y oro corruptible, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de cordero sin defecto ni mancha “ (I Petr I, I8-I9).
[2] De la potestad del diablo: “Y (Cristo), despojando a los príncipes y a las potestades, los sacó valientemente a la vergüenza, triunfando de ellos en la cruz “ (Col 2,15). “para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hebr 2,I4).