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lunes, 8 de septiembre de 2025

8 DE SEPTIEMBRE: NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA


“Esta es la Virgen que concibió en su seno, esta es la Virgen que dio a luz un hijo… Ella es la puerta del santuario, que nadie atravesará sino solamente el Dios de Israel. Esta puerta es la bendita María; de Ella se escribió: “El Señor pasará a través de Ella”, y se cerrará después de su parto; porque concibió virgen y dio a luz virgen”. 

~San Ambrosio (Epist. 42,4 PL, XVI)

 Lope de Vega, nacido en 1562, y uno de los poetas y dramaturgos más representativos del Siglo de Oro español compuso lo siguiente:


Canten hoy, pues nacéis vos,

los ángeles, gran Señora,

y ensáyense, desde ahora,

para cuando nazca Dios.


Canten hoy, pues a ver vienen

nacida su Reina bella,

que el fruto que esperan de ella

es por Quien la gracia tienen.


Digan, Señora, de vos,

que habéis de ser su Señora,

y ensáyense, desde ahora,

para cuando nazca Dios.


Pues de aquí a catorce años,

que en buena hora cumpláis,

verán el bien que nos dais,

remedio de tantos daños.


Canten y digan, por vos,

que desde hoy tienen Señora,

y ensáyense, desde ahora,

para cuando nazca Dios.


Y nosotros, que esperamos

que llegue pronto Belén,

preparemos también,

el corazón y las manos.


Vete sembrando, Señora,

de paz nuestro corazón,

y ensayemos, desde ahora,

para cuando nazca Dios. Amén.


miércoles, 12 de marzo de 2025

¿DÓNDE VAS, PALOMA BLANCA?


 ¿DÓNDE VAS, PALOMA BLANCA?

I. LA VÍA DOLOROSA

¿Dónde vas, Paloma Blanca,
cuando el día se oscurece,
cuando el cielo se desangra,
cuando el aire ya no crece?

¿Qué es este luto en tus ojos?
¿Qué es esta pena sin grito?
¿Qué es este llanto callado
que aprieta los huesos fríos?

Te empujan, no te miran,
te golpean los codos sin verte.
Las voces son dardos de piedra,
los hombres escupen la muerte.

Pero tú sigues.

Sigues con el alma abierta,
sigues con el pecho roto,
sigues con el sol de espinas
calcinándote los ojos.

Porque Él camina y tú caminas.

Porque su cruz pesa y tú la sientes.

Porque su herida arde en tu carne,
y su paso quiebra tus sienes.

Y entonces sus ojos te buscan,
te buscan entre la sombra,
te buscan entre la sangre,
te buscan aunque no logran
abrirse entre la ceniza
que las lágrimas le entorchan.

Y le miras.

Y te mira.

Y el mundo entero se quiebra en un instante.

Y aunque Él no pueda hablarte,
aunque su boca se cierre,
aunque su rostro esté cubierto
de polvo, hiel y de muerte,

Él sabe.

Sabe que estás allí.

Sabe que no le abandonas.

Sabe que su cruz la llevas
dentro del alma y los hombros.

Y sigues caminando.


II. EL CALVARIO

¿Dónde vas, Paloma Blanca?

¿Qué más puede hacerte el dolor?
¿Qué más puede arrancarte el aire?
¿Qué más puede torcerte el alma
si el Gólgota ya es un valle
donde la muerte ha extendido
su mantel de carne y sangre?

Tú lo sabes.

Sabes la forma del clavo.
Sabes el eco del hierro.
Sabes la grieta del hueso
cuando el martillo ha golpeado.

Y lo escuchas.

Y la madera se tiñe.

Y el sol se vuelve un lamento.

Y el Hijo abre los labios
y en ellos solo hay silencio.

Y la cruz se alza.

Y la cruz se mece.

Y la cruz se rompe en un quejido
que nadie en la tierra entiende.

Pero tú sí.

Tú lo entiendes.

Tú entiendes el grito ahogado,
tú entiendes la sed sin agua,
tú entiendes la piel rasgada,
tú entiendes la entrega en llamas.

Porque lo diste a la vida
en la cuna de tus brazos,
y ahora lo das a la muerte
en la cruz de su costado.

Y cuando el sol se desploma,
cuando el día se hace espanto,
cuando el Justo baja el rostro,
cuando el aire queda en llanto,

tú sigues de pie.

Porque si el Hijo se entrega,
tú también te has entregado.


III. LA NOCHE DEL SEPULCRO

¿Dónde vas, Paloma Blanca?

¿Dónde buscas lo que ya es sombra,
dónde abrazas lo que ya es frío,
dónde besas lo que ya es muerte
si el alba no ha roto el vidrio
de esta noche detenida
sobre el vientre del olvido?

Lo llevas en tus rodillas.

Como cuando era un suspiro,
como cuando fue un latido,
como cuando la madera
de un pesebre fue su abrigo.

Pero ahora la madera
es de cruz y no de cuna,
y el que un día fue camino,
ahora es piedra desnuda.

Y lo miras.

Y su carne se ha dormido.

Y su boca se ha callado.

Y su sangre ya no quema
porque el frío se la ha llevado.

Pero tú sigues en pie.

Porque si Él ha cerrado los ojos,
tú los cierras pero esperas.
Porque si su voz se ha extinguido,
tú la guardas en la arena.

Porque aunque la piedra ruede,
y aunque el mundo quede en sombra,
y aunque el cielo no responda,

tú esperas.

Tú esperas.

Tú esperas.


IV. EL ALBA DE LA ESPERANZA

¿Dónde vas, Paloma Blanca?

Si el mundo entero se esconde,
si la noche se alza negra,
si el sepulcro guarda el sueño
de la muerte que gobierna,

¿Por qué sigues?

¿Por qué aún late en tu pecho
una luz que no se apaga?
¿Por qué aún bebes la brisa
como si fuera una llama?
¿Por qué tus labios no tiemblan,
por qué tus manos no caen,
por qué tus pasos avanzan
cuando todo retrocede?

Porque tú sabes.

Porque tú sientes.

Porque en la entraña de la sombra,
cuando nadie lo comprende,
cuando todo está dormido,
cuando el aire apenas gime,

algo tiembla.

Algo cambia.

Algo empieza a levantarse
dentro de la misma piedra.

Y tú lo sientes.

Y tú lo sabes.

Y tú lo miras.

Y en la grieta de la noche,
donde todos ven ceniza,
donde la muerte ha reinado,
donde la vida no brilla,

tú ves el alba nacer.

Porque no nace en el cielo,
ni en la aurora,
ni en la cima.

El alba ha nacido en ti.

Y cuando la luz se abra paso,
y cuando la piedra ceda,
y cuando el mundo despierte
al milagro que ya llega,

tú ya habrás visto la Gloria,

porque en tu pecho,

ya arde.


Óscar Méndez Oceguera 

lunes, 3 de febrero de 2025

VOY CONTIGO A DESCLAVARLE


 
VOY CONTIGO A DESCLAVARLE


Se rajó la entraña oscura

del templo, la piedra herida,

y un luto de cal y sombras

se abrazó a la colina.


Brama el viento en los olivos,

se parte el alba en ceniza,

y un quejido de campanas

se ahoga en la lejanía.


La sangre baja despacio,

es un río que vacila,

como si dudara el mundo

en dejarle sin vida.


Pero no duda: yo he sido.

Yo fui el martillo y la espina,

fui la mano que alzó el látigo,

fui el golpe, fui la saliva.

Yo fui el miedo de los míos,

la traición de aquel que huía,

fui la espalda que no quiso

darle un hombro en su agonía.


—Voy contigo a desclavarle,

Madre mía, Dolorida,

pero ¿cómo desclavarlo

si fui yo quien lo hería?


Si en mis manos tengo el hierro

que abrió llagas infinitas,

si mis labios, como aquellos,

también niegan su justicia.


Voy contigo, pero el peso

de mis culpas me marchita,

y aunque arranque de su carne

los clavos y las espinas,

seguiré llevando dentro

la mano que le afligía.


—Déjame llorar, María,

déjame besar su herida,

pues aunque quite los clavos,

fui yo quien se los ponía.


Presente lo tenéis todos:

el más puro, el más herido,

el que en su frente llevaba

la flor más roja y más triste.


Rostro hundido, boca seca,

ojos llenos de raíles

por donde escapan sus lágrimas

como niños infelices.


Y el pueblo, ciego y desnudo,

escupe y calla, maldice.

¡Ay, si supieran quién era!

¡Ay, si supieran…!


Pero es tarde. Y tú, Madre,

con los ojos arrasados de llanto,

con las manos vacías de carne,

con el alma tendida entre espinas,

sigues firme, sigues madre, sigues sola.


Y yo, que le puse el peso,

que empujé el madero,

que abrí con mis culpas sus grietas y llagas,

debo ir también,

debo arrodillarme donde caiga tu sombra,

debo ser el último en verle,

el último en tocar su sangre,

el último en dejar la culpa

en la piedra que le ahoga.


Voy contigo a desclavarle,

a soltarle las heridas,

a arrancarle con mis manos

lo que hicieron mis espinas.

A bajarle, Madre Santa,

y al bajarle, ser herida,

que se clave en mí su muerte

hasta el fondo de mi vida.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

ESTE ES EL TIEMPO


ESTE ES EL TIEMPO


Señor, este es el tiempo de pujar la cizaña,

de que todos te nieguen, de que triunfe el impío;

por eso, ante la ira del vulgo que se ensaña

contra tu omnipotencia, tu dolor se hace mío.

  

Yo sé que más que nunca te llueven los insultos,

que más que en otros tiempos te hiere la blasfemia

y que –promocionados por malévolos cultos–

el vicio y la injusticia se han vuelto una epidemia.

  

Hasta los que se dicen tu Iglesia son aliados

del mundo, al que despojan de tu divina fe

al tratar displicentes tus benditos legados

cual si fueran cenizas de un tiempo que se fue.

  

Ésta, mi Dios amado, es una amarga hora

que nos asoma al fondo del mal. La apostasía

florece ante el misterio de tu santa demora

y no sabemos cuando volverás todavía.

  

Repugna la crecida de bajezas humanas

y nuestros enemigos –milicias y legiones–

persisten enfrascados en sus empresas vanas

buscando amedrentarte con ruinosos torreones.

  

Por eso, Cristo –en medio de este dolor profundo

cuyo único consuelo proviene de tu mano–

mientras se desmoronan los cimientos del mundo,

te ruego que bendigas mi lucha de cristiano.


J. DORÉ

 

lunes, 20 de mayo de 2024

ELOGIO DE LA VIDA SENCILLA


La lectura sosegada de la poesía de Pemán permite al lector valorar la vida de otra manera. La brillantez intelectual se amalgama con el pensamiento cristiano católico. Pemán pudo conjugar, sin negar ni reprimir sus ideas, su talante creador y su fe en Dios. De ahí la tácita manifestación de esa fe cristiana en su obra poética.

La figura de José María Pemán (Cádiz, 1898-1981) es central en la literatura española del siglo veinte. No cabe duda de que su poesía está entre lo mejor de la última centuria. El conjunto de su poesía nos muestra a un poeta con una sensibilidad humanista superior.


Elogio de la vida sencilla

(José María Pemán)


Vida inquieta, frenesí

de la ambición desmedida...

¡Qué mal comprende la vida

el que la comprende así!


la vida es soplo de hielo

que va marchitando flores;

no la riegues con sudores

ni la labres con desvelo;


la vida no lo merece:

que esa ambición desmedida

es planta que no florece

en los huertos de la vida.


Necio es quien lucha y se afana

de su porvenir en pos:

gana hoy pan y deja a Dios

el cuidado de mañana.


Vida serena y sencilla,

yo quiero abrazarme a ti,

que eres la sola semilla

que nos da flores aquí.


Conciencia tranquila y sana

es el tesoro que quiero;

nada pido y nada espero

para el día de mañana.


Y así, si me da ese día

algo, aunque poco quizás,

siempre me parece más

de lo que yo le pedía.


Ni voy de la gloria en pos,

ni torpe ambición me afana,

y al nacer cada mañana

tan sólo le pido a Dios


casa limpia en que albergar,

pan tierno para comer,

un libro para leer

y un Cristo para rezar;


que el que se esfuerza y se agita

nada encuentra que le llene,

y el que menos necesita

tiene más que el que más tiene.


Quiero gozar cuanto pueda,

y, con acierto y medida,

gastar moneda a moneda

el tesoro de mi vida;


mas no quiero ser jamás

como el que amontona el oro

y no goza del tesoro

por acrecentarlo más.


Quiero gozar sin pasión,

esperar sin ansiedad,

sufrir con resignación,

morir con tranquilidad;


que, al llegar mi postrer día,

quiero pensar y decir:

"Viví como viviría

si ahora volviera a vivir.


Viví como un peregrino,

que, olvidando los dolores,

pasó cogiendo las flores

de los lados del camino;


cantando he dejado atrás

la vida que recorrí;

pedí poco y tuve más

de lo poco que pedí;


que si nadie me envidió

en el mundo necio y loco,

en ese mundo tampoco

he envidiado a nadie yo.


Tras los honores no voy;

la vida es una tirana,

que llena de honores hoy

al que deshonra mañana.


No quiero honores de nombres;

vivo sin ambicionar,

que ese es honor que los hombres

no me lo pueden quitar.


He resuelto despreciar

toda ambición desmedida

y no pedirle a la vida

lo que no me puede dar.


He resuelto no correr

tras un bien que no me calma;

llevo un tesoro en el alma

que no lo quiero perder,


y lo guardo porque espero

que he de morir confiado

en que se lo llevo entero

al Señor, que me lo ha dado.


José María Pemán

(1898-1981)

lunes, 1 de abril de 2024

1 de Abril. XCVII ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DEL BEATO ANACLETO GONZÁLEZ FLORES. Mártir mexicano de Cristo Rey.


 1 de Abril.

XCVII ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DEL BEATO ANACLETO GONZÁLEZ FLORES.

Mártir mexicano de Cristo Rey.


Lo saben en los llanos y en la cumbre del risco, 

las piedras que semejan de la roca un desangre, 

lo dicen enlutados los Altos de Jalisco: 

enseñó con la vida, la palabra y la sangre.


O se canta en corridos con sabor a elegía 

cuando ensaya la tarde un unánime adiós, 

era cierto el bautismo de la alegre osadía, 

era cierto que mueres, pero no muere Dios.


Ni el pantano del norte, ni el mendaz gorro frigio, 

ni los hijos caídos del caído heresiarca, 

callarán el salterio de tu fiel sacrificio, 

ofrecido en custodia de la Fe y de la Barca.


Tampoco los prudentes de plegarias medrosas,

atasajan tus puños de valiente cristero, 

enarbolan banderas que vendrán victoriosas 

más allá del ocaso, desde el alba al lucero.


Nuevamente Anacleto hay que criar coraza, 

acuñar entusiasmo con la arenga y el grito, 

dar sostén a las almas con el bien hecho hogaza, 

anunciar el martirio, singular plebiscito.


Por eso, quien visita tu sepulcro doliente, 

en la tierra olorosa de campiña mojada; 

te pide que lo alistes en la guardia pendiente, 

para librar heróicos otra justa Cristiada.


Antonio Caponnetto

jueves, 15 de febrero de 2024

TÚ ANTES, TÚ DESPUÉS

 


Señor, Señor, Tú antes, Tú después, 

Tú en la inmensa hondura del vacío y en la hondura interior.

 Tú en la aurora que canta y en la noche que piensa;

 Tú en la flor de los cardos y en los cardos sin flor.

 Tú en el cénit a un tiempo y en el nadir;

 Tú en todas las transfiguraciones y en todo el padecer;

 Tú en la capilla fúnebre, Tú en la noche de bodas;

 ¡Tú en el beso primero, Tú en el beso postrero!

 Tú en los ojos azules y en los ojos oscuros;

 Tú en la frivolidad quinceañera y también

 en las grandes ternezas de los años maduros;

 Tú en la más negra sima, Tú en el más alto edén.

 Si la ciencia engreída no te ve, yo te veo;

 si sus labios te niegan, yo te proclamaré.

 Por cada hombre que duda, mi alma grita: "Yo creo"

 ¡y con cada fe muerta, se agiganta mi fe!


(Amado Nervo)

lunes, 23 de octubre de 2023

Y ME DISTE POR VIDA TU VIDA


 Y ME DISTE POR VIDA TU VIDA

Y me diste por vida tu vida.

Y me diste por madre a tu madre.

Y me diste tu amor sin medida.

Y me diste la fe para amarte.


Se clavó a una cruz para desclavarte del pecado. 

Se dejó matar para que tuvieras vida eterna.

Bebió el cáliz de la tortura, el dolor y el sufrimiento para que bebieras el vino nuevo de la salvación.

Se dio por ti para que lo des todo por Él.


Luis Fernando

martes, 23 de mayo de 2023

FUERZA DE LÁGRIMAS por Lope de Vega


Con ánimo de hablarle en confianza

de su piedad entré en el templo un día,

donde Cristo en la cruz resplandecía

con el perdón de quien le mira alcanza.


Y aunque la fe, el amor y la esperanza

a la lengua pusieron osadía,

acordéme que fue por culpa mía

y quisiera de mí tomar venganza.


Ya me volvía sin decirle nada

y como vi la llaga del costado,

paróse el alma en lágrimas bañada.


Hablé, lloré y entré por aquel lado,

porque no tiene Dios puerta cerrada

al corazón contrito y humillado.

 

lunes, 17 de abril de 2023

ADORACIÓN



 ADORACIÓN


   En medio del alegre y peregrino

concierto musical de la mañana

un eco grave, dulce y argentino

se dilata en el valle… ¡Es la campana 

de la ermita cercana!


   Impío, ven conmigo; y tú, cristiano,

ven conmigo también. Dadme la mano,

y entremos juntos en la pobre ermita

solitaria, pacífica, bendita…


Ante el ara inclinado

ved allí al sacerdote… Ya es llegado

el sublime momento…

¡Elevad un instante el pensamiento!


El dueño de esa gran Naturaleza

que admirabais conmigo hace un instante,

el Soberano Dios de la grandeza,

el Dios del infinito poderío

¡es Aquél que levanta el sacerdote

en su trémula mano!


¡De rodillas ante Él! ¡Témelo, impío!

¡De rodillas! ¡Témelo, cristiano!

Yo también me arrodillo reverente,

y hundo en el polvo, ante mi Dios, la frente.

viernes, 31 de marzo de 2023

LA VIRGEN DEL MEDIODÍA

 


Paul Claudel

Mediodía. Está la Iglesia abierta. Voy a entrar.
Madre de Jesucristo, no he venido a rezar.

Sin nada que pedirte, nada que darte.
Solo he venido, Madre, para mirarte.

Mirarte, llorar de dicha, mostrar así
Que soy hijo tuyo y que tú estás aquí

Solo por un momento, cuando todo está en paz.
Al Mediodía,
estar contigo Virgen, donde tu estás.

Viendo tu rostro en muda contemplación
Cante su propio canto mi corazón

Sin decir nada, cantar únicamente
porque están los anhelos colmados
como el mirlo que persigue un motivo
en los compases de sus dÍsticos inesperados.

Porque eres bella y eres Inmaculada
La mujer por gracia al fin rehabilitada

La criatura en su honor primero y en su florecimiento total
Como salida de las manos de Dios en la mañana de su esplendor original.

Inefablemente intacta porque eres Madre del Salvador
que es la verdad en tus brazos y la sola esperanza, el fruto de la flor.

Porque eres la mujer. Edén de antiguas ternuras olvidadas
cuya mirada penetra el corazón y hace brotar lágrimas
acumuladas.

Porque salvaste a Francia y fuiste mi propia Salvadora.
Porque la Francia ha sido como yo de tu piedad merecedora.

Porque en la hora en que todo traqueaba tu gracia intervenía.
Porque salvaste una vez más la Francia mía.
Porque es la fecha de hoy, a mediodía.

Simplemente porque eres María
porque eres simplemente y siempre estás aquí,
Madre de Jesucristo, gracias a ti!


viernes, 24 de febrero de 2023

¿QUÉ QUIERO MI JESÚS?


¿Qué quiero mi Jesús?…Quiero quererte,

quiero cuanto hay en mí, del todo darte,

sin tener más placer que el agradarte,

sin tener más temor que el ofenderte.


Quiero olvidarlo todo y conocerte,

Quiero dejarlo todo por buscarte,

Quiero perderlo todo por hallarte,

Quiero ignorarlo todo por saberte.


Quiero, amable Jesús, abismarme

En ese dulce hueco de tu herida,

Y en sus divinas llagas abrasarme.


Quiero por fin, en Ti transfigurarme,

Morir a mí, parar vivir tu vida,

Perderme en Ti, Jesús, y no encontrarme


Pedro Calderón de la Barca

 

lunes, 23 de enero de 2023

¿A QUIÉN ACUDIREMOS? por el padre Miguel Pro


 
 ¿A quién acudiremos en busca de consuelo, 
sin patria, sin familia, sin techo y sin hogar; 
sino a Ti, que dejaste tu trono allá en el cielo 
por conquistar la patria que quisiste habitar?

 ¡Errantes y proscritos, nos vedan, Madre mía,   volver a nuestra patria, que es patria de tu amor; 
nos vedan que a tu lado pasemos este día; 
nos vedan que a tus plantas pongamos una flor!

 Qué importa que la muerte nos quite la existencia, 
sufriendo del destierro la amarga soledad, 
si en medio de las penas sentimos tu presencia, 
sentimos que tu manto nos cubre con piedad.

 P. Miguel Agustín Pro, S.J. Mártir de Cristo Rey

sábado, 21 de enero de 2023

SOY, PUDIENDO NO SER


 

SOY, PUDIENDO NO SER


¡Antes no era y ahora soy!

¡Y pude tal vez no ser!

mas mi corazón me hace ver

que, si aquí presente estoy,

y antes no era el ser que soy,

Alguien, antes, en su mente,

me vió posible existente;

y al darme ser en su poder,

tan sólo por su querer,

soy un ser aquí presente.


Anónimo.


viernes, 2 de diciembre de 2022

CRISTO (A CRISTO CRUCIFICADO) por Rafael Sánchez Mazas


 

Delante de la cruz, los ojos míos 

quédenseme, Señor, así mirando, 

y sin ellos quererlo estén llorando, 

porque pecaron mucho y están fríos. 


Y estos labios que dicen mis desvíos, 

quédenseme, Señor, así cantando, 

y sin ellos quererlo estén rezando, 

porque pecaron mucho y son impíos. 


Y así con la mirada en Vos prendida, 

y así con la palabra prisionera, 

como la carne a vuestra cruz asida, 

quédeseme, Señor, el alma entera; 

y así clavada en vuestra cruz mi vida, 

Señor, así, cuando queráis me muera.


martes, 18 de octubre de 2022

LA VIRGEN AL MEDIODÍA


 

LA VIRGEN AL MEDIODÍA 

(Paul Claudel )


No tengo nada que ofrecerte,

nada que solicitarte…

Vengo solamente, oh María,

para contemplarte…,

contemplar tu rostro,

dejar al corazón que cante

en tu propio lenguaje…


Porque tú eres hermosa,

porque eres inmaculada,

la mujer de la Gracia

finalmente restaurada,

la criatura en su primigenio honor

y en su florecimiento definitivo,

tal como salió de Dios

en la mañana de su original esplendor.


Inefablemente intacta

porque tú eres la Madre de Jesucristo,

que es la verdad entre tus brazos,

y la única esperanza y el único fruto.


Porque tú eres la mujer, el Edén

de la antigua ternura olvidada…

¡Que toda la creación te cante agradecida,

Madre de Jesucristo,

simplemente porque existes.

martes, 27 de septiembre de 2022

OH CRUZ FIEL, ÁRBOL ÚNICO EN NOBLEZA



Cantemos la nobleza de esta guerra,

el triunfo de la sangre y del madero;

y un Redentor, que en trance de Cordero,

sacrificado en cruz, salvó la tierra.


Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,

y que el Amor redima la condena!»

La gracia está en el fondo de la pena,

y la salud naciendo de la herida.


¡Oh plenitud del tiempo consumado!

Del seno de Dios Padre en que vivía,

ved la Palabra entrando por María

en el misterio mismo del pecado.


¿Quién vió en más estrechez gloria más plena,

y a Dios como el menor de los humanos?

Llorando en el pesebre, pies y manos

le faja una doncella nazarena.


En plenitud de vida y de sendero,

dió el paso hacia la muerte porque él quiso.

Mirad de par en par el paraíso

abierto por la fuerza de un Cordero.


Vinagre y sed la boca, apenas gime;

y, al golpe de los clavos y la lanza,

un mar de sangre fluye, inunda, avanza

por tierra, mar y cielo, y los redime.


Tú, solo entre los árboles, crecido

para tender a Cristo en tu regazo;

tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo

de Dios con los verdugos del Ungido.


Al Dios de los designios de la historia,

que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;

al que en la cruz devuelve la esperanza

de toda salvación, honor y gloria.