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domingo, 9 de marzo de 2025

EL MAGISTERIO PERENNE CONTRA EL MAGISTERIO DEL MOMENTO: LA CRISIS DE LA VERDAD EN LA IGLESIA


A lo largo de la historia, la Iglesia ha sido guardiana de la Revelación divina, la cual se transmite a través de la Sagrada Escritura y la Tradición, bajo la custodia del Magisterio. Sin embargo, en tiempos recientes, se ha manifestado una tendencia peligrosa en la que la enseñanza eclesiástica parece desvincularse de su fundamento perenne. Este fenómeno ha dado lugar a lo que podríamos llamar un “Magisterio del momento”, en el que las doctrinas parecen modificarse según las exigencias de la época.

San Vicente de Lerins ya advertía contra esta tentación cuando afirmaba que la fe verdadera debe profundizarse sin cambiar su esencia:

 “Debe fortalecerse con los siglos, pero siempre en el mismo sentido y significado.” (Commonitorium, c. XXIII).

La Iglesia no está llamada a fabricar nuevas verdades, sino a conservar íntegra la enseñanza recibida de Cristo y los Apóstoles. Cuando el Magisterio se separa de la Tradición, deja de ser un faro de verdad y se convierte en un instrumento de poder desligado de la autoridad divina.

LA NATURALEZA AUTÉNTICA DEL MAGISTERIO

El Concilio Vaticano I dejó claro que la función del Magisterio no es innovar, sino preservar y explicar la fe recibida:

 “El Espíritu Santo no fue prometido a los sucesores de Pedro para que enseñaran nuevas doctrinas, sino para que guardaran religiosamente y expusieran fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles.”

Santo Tomás de Aquino refuerza esta enseñanza al advertir que el Magisterio no tiene potestad para establecer nuevas doctrinas, sino únicamente para exponer con autoridad lo que ya ha sido revelado:

 “El desarrollo de la doctrina no es una evolución en su esencia, sino una profundización en su comprensión.” (Summa Theologiae, I, q.1, a.8).

San Agustín también subraya que la Iglesia es la única garante de la fe, pues es ella la que ha transmitido la Escritura y la Tradición:

 “No creería en el Evangelio si no me moviera a ello la autoridad de la Iglesia católica.” (Contra la carta de Maniqueo, 5,6).

El Magisterio, por lo tanto, no es fuente de la verdad, sino su intérprete fiel. Si se separa de la Tradición y la Escritura, deja de ser un órgano legítimo de enseñanza y se convierte en una institución errática, sujeta a los vaivenes de la época.

EL ERROR DEL “MAGISTERIO DEL MOMENTO”

El Papa San Pío X, al condenar el modernismo, describió su principio esencial como la creencia de que la verdad evoluciona según las circunstancias históricas. En Pascendi Dominici Gregis, advirtió que esta mentalidad conduce a la destrucción de la fe:

 “Los modernistas sostienen que la verdad no es inmutable, sino que evoluciona según las necesidades de cada época.”

Esta concepción lleva inevitablemente a la confusión doctrinal. El mejor ejemplo de esta crisis fue la herejía arriana, que debilitó la enseñanza sobre la divinidad de Cristo, causando gran división en la Iglesia. San Atanasio, quien resistió esta herejía, proclamó con valentía:

 “Ellos tienen las iglesias, pero nosotros tenemos la fe de siempre.”

Hoy en día, un error similar se repite cuando se intenta cambiar enseñanzas que la Iglesia ha sostenido desde sus inicios. Un ejemplo es el cambio en la doctrina sobre la pena de muerte, el cual contradice siglos de enseñanza católica. San Vicente de Lerins advierte que la verdadera doctrina no cambia su naturaleza, sino que crece en comprensión sin contradecirse:

 “En la Iglesia debe mantenerse aquello que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos.” (Commonitorium, c. II).

San Roberto Belarmino también nos previene contra esta visión errónea de la autoridad papal:

 “El Papa no tiene autoridad para cambiar la fe católica, sino para defenderla.” (De Romano Pontifice, IV, 2).

El peligro del “Magisterio del momento” es que presenta los cambios como desarrollos legítimos, cuando en realidad son contradicciones abiertas con la fe recibida.

LA NECESIDAD DE PERMANECER EN EL MAGISTERIO PERENNE

San Juan Crisóstomo exhorta a los fieles a mantenerse firmes en la fe, aun cuando la jerarquía pueda fallar:

 “Si la Iglesia sufre tribulación, no te apartes; si los pastores fallan, permanece en la fe de los Apóstoles.” (Homilías sobre Mateo, 33,7).

San Pío X, en Notre Charge Apostolique, llamó a resistir toda innovación que desfigure la doctrina recibida:

 “Cada fiel debe luchar por la fe y resistir toda innovación que desfigure la doctrina recibida.”

Esta resistencia no es una actitud de rebeldía, sino una manifestación de fidelidad a la verdad perenne. No es posible aceptar sin discernimiento todo lo que un papa  (que no usa la prerrogativa de la infalibilidad) o un concilio pastoral afirmen, si esto contradice o enseña con ambigüedades lo que la Iglesia ha enseñado siempre.

San Pablo nos advierte contra el conformismo con los errores del mundo:

 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por la renovación de vuestra mente.” (Romanos 12,2).

Nuestra fe no depende de la opinión de los hombres, sino de la verdad revelada por Dios.

CONCLUSIÓN

La crisis actual en la enseñanza de la Iglesia exige discernimiento y valentía. No podemos aceptar un “Magisterio del momento” que adapta la doctrina a las modas del mundo. Nuestro deber es permanecer en la fe inmutable, la fe de los Apóstoles, que no puede cambiar porque proviene de Dios.

San Pío X resumió el camino con su lema:

 “Instaurare omnia in Christo” – Restaurar todas las cosas en Cristo.

Solo, sin ambigüedad o contradicción alguna, a través de la fidelidad absoluta a la verdad recibida, la Iglesia podrá superar esta crisis y preservar su misión divina.

OMO

BIBLIOGRAFÍA

 • San Vicente de Lerins, Commonitorium.

 • Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae.

 • San Agustín, Contra la carta de Maniqueo.

 • San Pío X, Pascendi Dominici Gregis y Notre Charge Apostolique.

 • San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice.

 • San Juan Crisóstomo, Homilías sobre Mateo.

 • Concilio Vaticano I, Dei Filius.

 • San Pablo, Epístola a los Romanos.

sábado, 14 de enero de 2023

DE LA CONDICIONALIDAD DE LA OBEDIENCIA

 

"Una sola causa tienen los hombres para no obedecer: cuando se les exige algo que repugna abiertamente al derecho natural o al derecho divino. Todas las cosas en las que la ley natural o la voluntad de Dios resultan violadas no pueden ser mandadas ni ejecutadas. Si, pues, sucede que el hombre se ve obligado a hacer una de dos cosas, o despreciar los mandatos de Dios, o despreciar la orden de los príncipes, hay que obedecer a Jesucristo, que manda dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios[14].

A ejemplo de los apóstoles, hay que responder animosamente: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres»[15]. Sin embargo, los que así obran no pueden ser acusados de quebrantar la obediencia debida, porque si la voluntad de los gobernantes contradice a la voluntad y las leyes de Dios, los gobernantes rebasan el campo de su poder y pervierten la justicia. Ni en este caso puede valer su autoridad, porque esta autoridad, sin la justicia, es nula."

S.S. León XIII

(Carta encíclica Diuturnum illud del Sumo Pontífice León XIII, 29 de junio de 1881).


viernes, 12 de agosto de 2022

¿RIGIDEZ OPRESIVA?


 

Dirigiéndose a los participantes de la “Jornada de la familia” realizada en marzo de 1952, decía el Papa Pío XII:

[...] La «nueva moral» afirma que la Iglesia, en lugar de fomentar la ley de la libertad humana y del amor e insistir en cierta dinámica digna de la vida moral, hace hincapié, casi exclusivamente y con excesiva rigidez, sobre la firmeza e intransigencia respecto de las leyes morales cristianas, recurriendo frecuentemente al “están obligados” o al “no es lícito”, que tienen un excesivo sabor de humillante autoritarismo.

Pero al contrario, la Iglesia quiere —y lo destaca expresamente cuando se trata de formar las conciencias— que el cristiano sea introducido en las infinitas riquezas de la fe y de la gracia, de modo persuasivo, para que así se sienta inclinado a profundizar en ellas.

La Iglesia, sin embargo, no puede abstenerse de advertir a los fieles que estas riquezas no pueden ser adquiridas ni conservadas si no es al precio de precisas obligaciones morales. Una conducta diversa acabaría por hacer olvidar un principio fundamental, sobre el que ha insistido siempre Jesús, su Señor y Maestro. Él ha enseñado, precisamente, que para entrar al reino de los cielos no basta con decir: “Señor, Señor”, sino que debe hacerse la voluntad del Padre Celestial. Ha hablado de la “puerta estrecha” y del “camino angosto” que conducen a la Vida y ha añadido: “Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque muchos, os digo, pretenderán entrar y no lo lograrán”. Ha puesto, como piedra de toque y señal distintiva del amor a Él mismo, Cristo, la observancia de los Mandamientos. Igualmente al joven rico, que le interroga, Él le dice: "Si deseas entrar en la vida observa los mandamientos” y a la nueva pregunta: “¿Cuáles?”, responde: “¡No matar, no cometer adulterio, no robar, ni dar falso testimonio, honrar al padre y a la madre y amar al prójimo como a uno mismo!”. Él ha puesto como condición a quien quiera imitarlo, el renunciar a sí mismo y tomar cada día su cruz. Exige que el hombre esté listo para dejar por Él y por su causa cuanto tiene de más querido, como el padre, la madre, los propios hijos y, al fin, el último bien, su propia vida. Porque Él mismo afirma: “A vosotros os digo, amigos míos: no temáis a los que matan el cuerpo, porque no pueden hacer nada más. Temed más bien a Aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno”.

Así hablaba Jesucristo, el divino Pedagogo, que sin duda sabe mejor que los hombres penetrar en las almas y atraerlas a su amor con las infinitas perfecciones de su Corazón, “bonitate et amore plenum” [“pleno de bondad y amor”].

Y el Apóstol de las Gentes, San Pablo, ¿ha predicado acaso de otra manera? Con su vehemente acento de persuasión, revelando el arcano encanto del mundo sobrenatural, ha desplegado la grandeza y el esplendor de la fe cristiana, la riqueza, la potencia, la bendición y la felicidad encerradas en ella, ofreciéndola a las almas como digno objeto de la libertad del cristiano y meta irresistible de impulsos puros de amor. Pero no es menos cierto que también son suyas advertencias como estas: “Trabajad por vuestra salvación con temor y temblor”, y que de su misma pluma han brotado altos preceptos morales, destinados a todos los fieles, ya sean de inteligencia común o almas de elevada sensibilidad.

Teniendo, por tanto, como norma estricta las palabras de Cristo y del Apóstol, ¿no se debería decir más bien que la Iglesia de hoy está más inclinada a la condescendencia que a la severidad? De ahí que la acusación de dureza opresiva que hace la “nueva moral” contra la Iglesia, en realidad golpea en primer lugar a la misma adorable Persona de Cristo [...].

martes, 11 de enero de 2022

SOLO HAY UNA RELIGIÓN VERDADERA FUNDADA POR CRISTO: LA CATÓLICA


"Abriendo los brazos a cualesquiera y de cualquier religión, consiguen persuadir de hecho el grande error de estos tiempos, a saber, el indiferentismo religioso y la igualdad de todos los cultos; conducta muy a propósito para arruinar toda religión, singularmente la católica, a la que, por ser la única verdadera, no sin suma injuria se la iguala con las demás". 

(León XIII. Encíclica Humanum genus, n. 6, 20 de abril de 1884).

viernes, 17 de diciembre de 2021

EL DEBER DE LA IGLESIA


«Por lo tanto, la Iglesia, por la potestad que le fue encomendada por su Fundador divino, TIENE NO SÓLO EL DERECHO, SINO PRINCIPALMENTE EL DEBER DE NO TOLERAR, SINO PROSCRIBIR Y CONDENAR TODOS LOS ERRORES, SI ASÍ LO RECLAMAREN LA INTEGRIDAD DE LA FE Y LA SALUD DE LAS ALMAS; y a todo filósofo que quiera ser hijo de la Iglesia, y también a la filosofía, le incumbe el deber de no decir jamás nada contra lo que la Iglesia enseña y retractarse de aquello de que la Iglesia le avisare». 

 Su Santidad Pío IX, Carta Apostólica Gravissimas Inter.

lunes, 6 de septiembre de 2021

ENEMIGOS INTERNOS COLUDIDOS CON LOS EXTERNOS DECIDIDOS A DESTRUIR LA FE CATÓLICA


“Ya no afrontamos en nuestra propia casa adversarios “con piel de cordero”, sino enemigos declarados e insolentes, los cuales, habiendo celebrado un pacto con los principales enemigos de la Iglesia, están decididos a destruir la Fe (…) Quieren renovarla, como si estuviera consumida por la decrepitud; quieren ampliarla y adaptarla al Mundo y a sus progresos y comodidades, como si ella se opusiera, no sólo a la frivolidad de algunos, sino al bienestar de la sociedad”. 

 San Pío X. Sacrorum Antistitum.

sábado, 4 de septiembre de 2021

LOS MALOS PASTORES NO HACEN REFERENCIA A LAS POSTRIMERÍAS


"¿Qué clase de fruto quieren obtener estos predicadores? No tienen ciertamente ningún otro propósito más que el de buscar por todos los medios ganarse adeptos halagándoles los oídos, con tal de ver el templo lleno a rebosar, no les importa que las almas queden vacías. Por eso es por lo que ni mencionan el pecado, los novísimos (o postrimerías: muerte, juicio, infierno y gloria), ni ninguna otra cosa importante, sino que se quedan sólo en palabras complacientes, con una elocuencia más propia de un arenga profana que de un sermón apostólico y sagrado, para conseguir el clamor y el aplauso. Contra estos oradores escribía San Jerónimo: 
Cuando enseñes en la Iglesia, debes provocar no el clamor del pueblo, sino su compunción: las lágrimas de quienes te oigan deben ser tu alabanza”. 

 San Pío X, Motu Proprio Sacrorum Antistitum


martes, 24 de agosto de 2021

LOS MANDAMIENTOS DEBEN OBSERVARSE DE MANERA ABSOLUTA


El Concilio de Trento, en su canon XVIII sobre la justificación, decreta: 

 "Si alguno dijere que es imposible al hombre aun justificado y constituido en gracia, observar los mandamientos de Dios; sea excomulgado."

 Y dice la Escritura:

 "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla." 1ª Cor 10,13.

 El que tenga oídos para oír, que oiga. ¡De Dios no se burla nadie!

lunes, 21 de septiembre de 2020

EL CULTO EXTERNO DEBE SER UNA EXPRESIÓN DEL CULTO INTERNO

Últimamente se habla mucho de la importancia de la actitud interior y del culto interno. Sobre todo en la modestia y en la manera de recibir la comunión (el Cuerpo de Cristo en la hostia consagrada). Se deja a un lado la importancia y necesidad de lo EXTERNO sin comprender que este aspecto complementa y ayuda significativamente a la disposición interna.

Algunos creyendo que no es importante o no es TAN necesario lo externo, y lo que es peor, haciendo JUICIOS temerarios contra quienes luchan por lo externo, consideran que éstos son unos fariseos por preocuparse por la modestia externa en el vestir, y/o el modo de recibir a nuestro Señor al comulgar en la boca y de rodillas. Caen, así, en juicios temerarios graves, ya que el interior de las personas y sus intenciones no se conocen y por lo mismo no deben juzgarse. El interior no se ve, pero el exterior vaya que sí. De hecho lo interno se refleja en lo EXTERNO como Cristo señala en el ejemplo del fariseo y el publicano, donde el primero orgulloso y DE PIE se vanagloriaba de sus "cualidades" y "perfecciones", mientras que el publicano DE RODILLAS se manifestaba humildemente como un gran pecador. Como se ve en este caso, la actitud interna se mostraba y correspondía también con la externa. Como se sabe, quien salió justificado del templo fue el publicano.

Incluso, muchos santos han explicado la correspondencia que existe entre la actitud externa e interna, pues una ayuda a la otra y, a su vez, es una manifestación de lo más importante que es nuestra intención última y genuina. De aquí lo importante que es resaltar lo que nos manda la Iglesia que no solo señala la necesidad de un culto interno, sino también la de un correcto culto EXTERNO, pues ambos son necesarios para agradar a Dios como aquí lo veremos.

Qué nos dice el Catecismo Mayor de San Pío X:


352. ¿BASTA ADORAR A DIOS NADA MÁS QUE CON EL CORAZÓN, INTERIORMENTE?
- NO, no basta, SINO QUE ES NECESARIO ADORARLO TAMBIÉN EXTERIORMENTE, CON EL ESPÍRITU Y EL CUERPO, porque es Creador y Señor absoluto del uno y del otro. 353.¿Cómo se cumple el primer mandamiento? – El primer mandamiento se cumple con el ejercicio del culto interno y EXTERNO.
Y con respecto a la Eucaristía y forma de comulgar veamos qué dice el mismo catecismo: 623.- ¿DÉBESE ADORAR LA EUCARISTÍA? - La Eucaristía debe ser ADORADA DE TODOS, PORQUE CONTIENE VERDADERA, REAL Y SUSTANCIALMENTE AL MISMO JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO. 638.- ¿Qué quiere decir: Comulgar con devoción? - Comulgar con devoción quiere decir acercarse a la sagrada Comunión con humildad y MODESTIA, así en la persona como en el VESTIDO, prepararse antes y dar gracias después de la sagrada comunión. 643.- ¿Cómo hemos de estar en el acto de recibir la Sagrada Comunión? - En el acto de recibir la Sagrada Comunión hemos de estar ARRODILLADOS, tener la cabeza medianamente levantada, los ojos modestos y vueltos a la Sagrada Hostia, la BOCA suficientemente abierta y la lengua un poco fuera sobre el labio. (Catecismo mayor papa san Pío X) Como vemos se habla de la necesidad tanto de lo interno como de lo EXTERNO, pues ambos aspectos se complementan.

¿Qué nos dice la encíclica Mediator Dei del papa Pío XII de la importancia y necesidad de lo interno y EXTERNO ?


"II. La liturgia, culto interno y externo A) Es culto externo
33. Todo el conjunto del culto que la Iglesia tributa a Dios debe ser interno y externo. Es externo, porque lo pide la naturaleza del hombre, compuesto de alma y de cuerpo; porque Dios ha dispuesto que, «conociéndole por medio de las cosas visibles, seamos llevados al amor de las cosas invisibles»[26], porque todo lo que sale del alma se expresa naturalmente por los sentidos; además, porque el culto divino pertenece no sólo al individuo, sino también a la colectividad humana, y, por consiguiente, es necesario que sea social, lo cual es imposible, en el ámbito religioso, sin vínculos y manifestaciones exteriores; y, finalmente, porque es un medio que pone particularmente en evidencia la unidad del Cuerpo místico, acrecienta sus santos entusiasmos, consolida sus fuerzas e intensifica su acción; «aunque, en efecto, las ceremonias no contengan en sí ninguna perfección y santidad, sin embargo, son actos externos de religión que, como signos, ESTIMULAN EL ALMA a la veneración de las cosas sagradas, ELEVAN LA MENTE a las realidades sobrenaturales, NUTREN LA PIEDAD, FOMENTAN LA CARIDAD, ACRECIENTAN LA FE, robustecen la devoción, instruyen a los sencillos, adornan el culto de Dios, conservan la religión y distinguen a los verdaderos cristianos de los falsos y de los heterodoxos»".

¿Qué dicen los Santos?


San Francisco de Asís decía : “Predica en todo momento y habla cuando sea necesario”. Que quiere decir esto? Que con lo externo se predica en TODO momento, y las palabras se usan solo cuando es necesario. Es decir, lo externo habla más que las palabras, incluso lo interno se refleja en lo externo.
Por algo dicen: las palabras conmueven, pero el ejemplo arrastra.
Decía san Jerónimo: “Ya sea que debamos hablar cómo vestimos, o vestirnos cómo hablamos. ¿Por qué profesar una cosa y demostrar otra? La lengua habla de castidad, pero todo el cuerpo revela impureza”. (Esto es cuando hay contradicción entre lo interno y lo externo, porque ambas deben ir de la mano, o seríamos hipócritas, como los fariseos. Muchos ignorantes creen que sólo lo interno basta y que no es necesario demostrar con obras externas lo que enseñamos). “El ser descuidados EXTERNAMENTE ES UN SIGNO DE DESCUIDO INTERIOR” San Benito "La honra de los Ministros de Cristo es seguir a su Señor, no sólo en lo interior, sino también EN LO EXTERIOR". - San Juan de Ávila.

Por último, la doctrina católica se explica muy bien en La Religión Demostrada del Padre Hillarie:


NATURALEZA DE LA RELIGIÓN: CULTO INTERNO, EXTERNO Y PÚBLICO
66. P. ¿Cuáles son los elementos esenciales de toda religión?
R. Hay tres elementos esenciales que integran el fondo de toda religión. Todas tienen verdades que creer, leyes que guardar y un culto que rendir a Dios. Tres palabras expresan estos tres elementos: dogma, moral y culto.
La religión es el conjunto de los deberes del hombre para con Dios. El hombre debe a su Creador el homenaje de sus diferentes facultades. Debe emplear su inteligencia en conocerle, su voluntad, en conservar sus leyes, su corazón y su cuerpo, en honrarle con un culto conveniente. Tal es la razón íntima de estos tres elementos esenciales de toda religión.
67. P. ¿Cómo manifiesta el hombre su religión?
R. Las relaciones del hombre con Dios deben traducirse por sentimientos interiores y por actos exteriores, que toman el nombre de culto.
El culto es el homenaje que una criatura rinde a Dios. Consiste en el cumplimiento de todos sus deberes religiosos.
Hay tres clases de cultos: el culto interno, el externo y el público o social. Estos tres cultos son necesarios.
La religión no es una ciencia puramente teórica; no basta reconocer la grandeza de Dios y los lazos que nos unen a Él: debe haber, de parte del hombre, un homenaje real de adoración, de respeto y de amor hacia Dios: eso es el culto. Debemos honrar, respetar a todas las personas que son superiores a nosotros, ya por sus méritos, ya por su dignidad, ya por su poder. El culto es el honor, el respeto, la alabanza que debemos a Dios. El culto, pues, no es otra cosa que el ejercicio o la práctica de la religión que ciertos autores definen: El culto de Dios.
1° El culto interno consiste en los homenajes de adoración, de amor, de sumisión que nuestra alma ofrece a Dios, sin manifestarlos exteriormente por actos sensibles. Este culto interno constituye la esencia misma de la religión; por consiguiente, es tan necesario y tan obligatorio como la religión misma. Un homenaje exterior cualquiera, que no dimane de los sentimientos del alma, no sería más que una demostración hipócrita, un insulto más que un homenaje. Dios es espíritu, y ante todo, quiere adoradores en espíritu y en verdad. El primer acto de culto interno es hacer todas las cosas por amor de Dios; referirlo todo a Dios es un deber, no sólo para las almas piadosas, sino también para todos los hombres que quieran proceder de acuerdo con las leyes de la razón, porque ésta nos dice que, siendo servidores de Dios, debemos hacerlo todo para su gloria.
2° El culto externo consiste en manifestar, mediante actos religiosos y sensibles, los sentimientos que tenemos para con Dios. ES LA ADORACIÓN DEL CUERPO, que junta las manos, se inclina, se prosterna, se arrodilla, etc., para proclamar que Dios es el Señor y Dueño. Así, la oración vocal, el canto de salmos e himnos, las posturas y ademanes suplicantes, las ceremonias religiosas, los sacrificios son actos de culto externo. Estos actos suponen los sentimientos del alma, y son con relación a Dios, las señales de respeto y de amor que un hijo da a su padre.
3° El culto público no es más que el culto externo rendido a Dios, no por un simple particular, sino por una familia, por una sociedad, por una nación. Este es el culto social. Ciertos deístas pretenden elevarse por encima de las preocupaciones populares, no aceptando más culto que el del pensamiento y del sentimiento, ni más templo que el de la naturaleza. Tienen, según ellos, la religión en el corazón, y rechazan como inútil todo culto externo y público. Nada más falso que esta teoría, conforme se probará en las dos siguientes preguntas.
68. P. ¿Es necesario el culto externo? R. Sí; el culto externo es absolutamente necesario por varios motivos:

1° El cuerpo es obra de Dios como el alma; es junto, por tanto, que el cuerpo tome parte en los homenajes que el hombre tributa a Dios.
2° El hombre debe rendir a Dios un culto conforme con su propia naturaleza; y como es natural al hombre expresar, mediante signos sensibles, los sentimientos interiores que experimenta, el culto externo es la expresión necesaria del culto interno.
3° El culto externo es un medio de sostener y desarrollar el interno. A no ser por las exterioridades de la religión y sus prácticas, la piedad interior desaparecería y nuestra alma no se uniría nunca a Dios.

a) Mediante el culto externo, el hombre rinde homenaje de la Creación entera, cuyo pontífice es. Se prosterna para adorarle, edificando iglesias, adornando santuarios, el hombre asocia la materia al culto del espíritu y, por su intermedio, la creación material rinde a su Criador un legítimo homenaje.

b) El culto externo es natural al hombre. Éste, como hemos visto, es un compuesto de dos substancias, tan estrechamente unidas entre sí, que no puede experimentar sentimientos íntimos sin manifestarlos exteriormente. La palabra, las líneas del rostro, los gestos expresan naturalmente lo que sucede en su alma. El hombre no puede, pues, tener verdaderos sentimientos religiosos que vayan dirigidos a Dios, si no los manifiesta por medio de oraciones, cánticos y otros actos sensibles. El hombre que vive sin religión exterior, demuestra, por eso mismo, que carece de ella en su corazón. ¿Qué hijo, penetrado de amor y de respeto para con sus padres, no manifiesta su piedad filial?...
c) Hay más todavía: el culto externo es un medio eficaz para desarrollar el culto interno. El alma, unida al cuerpo, lucha con grandísimas dificultades para elevarse a las cosas espirituales sin el concurso de las cosas sensibles. Ella recibe las impresiones de lo exterior por conducto de los sentidos. La belleza de las ceremonias, los emblemas, el canto, etc., contribuyen a despertar y avivar los sentimientos de religión. Que un hombre deje de arrodillarse ante Dios, que omita la oración vocal, que no frecuenta la iglesia, y bien pronto dejará de tener religión en su alma. Lo averigua la experiencia. Con razón se ha dicho: “Querer reducir la religión a lo puramente espiritual, es querer relegarla a un mundo imaginario”.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

PERECERÁN ETERNAMENTE LOS QUE NO GUARDEN ÍNTEGRA Y SIN MANCHA LA FE CATÓLICA: PAPA GREGORIO XVI


"Otra causa que ha producido muchos de los males que afligen a la iglesia es el Indiferentismo, o sea, aquella perversa teoría extendida por doquier, merced a los engańos de los impíos, y que enseña que puede conseguirse la vida eterna en cualquier religión, con tal que haya rectitud y honradez en las costumbres. Fácilmente en materia tan clara como evidente, podéis extirpar de vuestra grey error tan execrable. Si dice el Apóstol que hay un solo Dios, una sola fe, un solo bautismo, entiendan, por lo tanto, los que piensan que por todas partes se va al puerto de salvación, que, según la sentencia del Salvador, están ellos contra Cristo, pues no están con Cristo y que los que no recolectan con Cristo, esparcen miserablemente, por lo cual es indudable que perecerán eternamente los que no tengan fe católica y no la guardan íntegra y sin mancha."

MIRARI VOS
SOBRE LOS ERRORES MODERNOS
Carta Encíclica del Papa Gregorio XVI promulgada el 15 agosto 1832.

martes, 10 de marzo de 2020

MANTENGAMOS ÍNTEGRA NUESTRA FE CATÓLICA


"Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre".

 Papa Eugenio lV

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