jueves, 1 de diciembre de 2011

CARTA DE UN HIJO A SUS PADRES


Una epístola llena de reflexiones prácticas. Si ya la conoces, no está de más cuestionarte si la has considerado en toda ocasión.

No me den todo lo que pido. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo obtener.

No me griten. Los respeto menos cuando lo hacen; y, además, me enseñan a gritar a mí también. Y yo no quiero hacerlo.

No me den siempre órdenes. Si en vez de órdenes, a veces me pidieran las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

Cumplan sus promesas. Si me prometen un premio, dénmelo, pero también si es un castigo.

No me comparen con nadie, especialmente con mi hermano o mi hermana. Si me hacen sentir mejor que los demás, alguien va a sufrir; y si me hacen sentir peor que los demás, seré yo quien sufra.

No cambien de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decidan y mantengan su decisión.

Déjenme valerme por mí mismo. Si ustedes hacen todo por mí, yo nunca podré aprender.

No digan mentiras delante de mí, no me pidan que lo haga por ustedes, aunque sea para sacarlos de un apuro. Me hacen sentirme realmente mal y perder la fe en lo que me dicen.

Cuando yo hago algo malo, no me exijan que les diga el por qué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.

Cuando estén equivocados en algo, admítanlo y crecerá la opinión que yo tengo de ustedes, y así me enseñarán a admitir mis equivocaciones también.

Trátenme con la misma amabilidad y cordialidad con que tratan a sus amigos. Que seamos familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.

No me digan que haga una cosa cuando ustedes no la hacen. Yo aprenderé lo que hagan, aunque no lo digan. Pero nunca haré lo que digan y no hagan.

Cuando les cuente un problema mío, no me digan "no tengo tiempo para bobadas", o "eso no tiene importancia". Traten de comprenderme y ayudarme.

Enséñenme a orar y a amar a Dios, pero sobre todo viendo cómo oran y le aman.

Y, por último, quiéranme y díganmelo. A mí me gusta oírlo, aunque no lo crean. Necesito escucharlo seguido.

Gracias, un beso.

Los quiero mucho.
_______________________________________________________________________________________

1 comentario:

  1. Muy importante la transmisión de esta carta. Pero exige padres casi perfectos, o por lo menos casi intachables. Resulta que ser padre no viene inscripto en nuestros genes, es algo que se construye. Y como toda construcción aveces se experimentan fallas, que requieren, mas que autoreproche, revisarlas y reconstruir. Tal vez, también a los hijos hay que hacerles saber, que la perfección, es un atributo divino y no humano.

    ResponderEliminar