miércoles, 19 de octubre de 2011

LA PAZ DE CRISTO

El único del que procede la genuina paz

Este es el don precioso que Cristo Nuestro Señor, que había sido profetizado como el Príncipe de Paz, nos vino a traer por su encarnación. La paz fue el tema constante de su predicación; la despedida última y el primer saludo después de su pasión. La paz, que es la reconciliación entre un Dios ofendido y el hombre que reconoce sus pecados, la paz, que es la redención del hombre caído, que quiere levantarse y librarse de las cadenas de sus vicios; la paz que es la amistad con nuestro Dios, fuente del verdadero consuelo, de dulzura y de gozo.

Reflexionemos, porque los tiempos lo exigen y porque nos damos cuenta de nuestro extravío: ¿Qué hemos hecho con esa bendita paz que Dios nos trajo? ¿Dónde la tranquila paz de las almas, de las familias y de los pueblos en una humanidad que se dice cristiana? Es que esta sociedad ha pretendido una paz sin Dios, una paz fundada en la prosperidad material que contraría la pobreza del humilde pesebre de Belén, una paz sin caridad fundada en el egoísmo de quien no quiere servir a los demás y solo quiere ser servido, una paz sin justicia que no mira los derechos del prójimo y, lo que es más, que no mira los derechos de Dios que merece ser servido con el más grande amor por ser nuestro Padre y nuestro Redentor. Deberíamos todos estar alegres, pero la tristeza y el dolor y la desesperación abate a esta generación que no ha sabido, o no ha querido aceptar la condición para alcanzar esa tan deseada paz prometida por Dios: esa paz se promete solo a los hombres de buena voluntad.

Al contrario de esa buena voluntad que todo cristiano debería de tener, reina en el mundo la insinceridad que parece ser la condición indispensable para el "progreso" de los individuos y de las naciones, de lo cual ya se lamentaba hace seis décadas el Papa Pío XII: "El estigma que nuestra época lleva estampada en la frente, causa de su disgregación y decadencia, es la tendencia cada vez más clara, a la insinceridad, .....esta insinceridad hoy parece casi elevada a sistema y realzada al grado de una estrategia, en donde la mentira, el desvirtuar la palabra y los hechos, y el engaño se han convertido en las clásicas armas ofensivas que algunos esgrimen con maestría, orgullosos de su habilidad". (Radiomensaje de Navidad 1947).

Es imposible poder alcanzar la paz como producto de la mentira, de la hipocresía y de la voracidad, así no pueden venir mas que odios y discordias, o, al menos la fría indiferencia de quienes no saben llevar a Dios en su corazón. Esta falta de sinceridad, de buena voluntad, llega hasta tal punto, que viene a ser como "parte integrante de la técnica moderna en el arte de formar la opinión pública, de dirigirla, de someterla al servicio de la propia política, resueltos como están a triunfar, cueste lo que cueste, en las luchas de intereses y de opiniones, de doctrinas y de hegemonías".(Ibid).

No hay paz, porque se desfigura la verdad abiertamente, y en su lugar se propone la falsedad y el odio juntamente con la ambición como principios básicos. Realmente esta generación no ha sabido entender el mensaje de nuestro Señor en su humilde cuna de Belén. Nuestro Señor vino despreciando el mundo, y esta generación quiere servir a Dios y al mundo, que son contrarios; Nuestro Señor nos viene a enseñar el camino de la humildad, pero el hombre se ha vuelto arrogante, un ser autónomo desafiante de la autoridad divina, porque "a su real fisonomía de criatura, que tiene origen y destino en Dios, se ha substituido con el falso retrato de un hombre autónomo en la conciencia, legislador incontrolable de sí mismo, irresponsable hacia sus semejantes y hacia el complejo social, sin otro destino fuera de la tierra, sin otro fin que el goce de los bienes finitos, sin otra norma que la satisfacción indisciplinada de sus concupiscencias". (Pío XII, Navidad de 1949).

El hombre así no puede tener paz, porque no hay peor insensatez que confiar solo en sí mismo, olvidando que el hombre es limitado, que está envuelto en mil miserias que lo hacen absolutamente dependiente de Dios. El humilde entiende bien esto, porque mira su pequeñez y se entrega con plena confianza a la grandeza, bondad y poder de Dios, de ahí le viene la paz, porque por su humildad es Dios quien le ha perdonado y ahora su alma está tranquila, pues de la gracia procede la Paz. Es necesario, pues, para que tengamos paz, y que esta paz sea completa, que exista el orden en todos los elementos porque según San Agustín la paz consiste en "la tranquilidad del orden": Orden para con Dios, orden entre los hombres y orden dentro de nosotros mismos. Estos tres órdenes están intrínsecamente unidos.

Si se rompe el orden para con Dios, los Estados, se atribuyen la suprema fuente del derecho y  se creen los únicos jueces; de este modo, no reconocen más derecho que su conveniencia y su fuerza. Los hombres tampoco encuentran otra norma que su egoísmo, y se convierten en lobos los unos para los otros.

Roto el orden para con Dios, tampoco encontramos motivos para ordenar nuestras pasiones sometiéndolas al dictado de la razón. A su vez, si no imponemos dentro de nosotros el orden debido, será imposible que, dominados por el placer, subordinemos nuestro bien al del prójimo y nos sometamos a Dios. Cristo vino a restablecer la paz completa y, por lo tanto, estos tres órdenes. Nos reconcilió con Dios, nos enseñó a amar a nuestros hermanos y nos enseñó a sacrificarnos por el bien ajeno, Él, que murió por el bien común.

Volvamos, pues, los ojos a Cristo, el único del que procede la genuina paz y que "el mismo Señor de la paz nos conceda vivir en paz siempre y dondequiera". (2 Thes. 3,16).

Ver: http://catolicidad-catolicidad.blogspot.mx/2011/10/asis.html

Nota: Agradecemos al lector que nos envió este escrito.
__________________________________________________________________________________

2 comentarios:

  1. Muy buen artículo para saber diferenciar la Paz de Cristo de la paz del mundo.

    ¿Que pensáis vosotros acerca de la reunión de Asís en este mes, iniciada por Juan Pablo II en 1986, en la que se predica la paz en unión con todas las religiones?

    Esta es una pregunta que os hago con el fin de despejar ciertas dudas que me han surgido a raíz de estas reuniones y me sería de gran utilidad el contar con vuestra opinión, por ser esta página una fuente confiable de consulta acerca de nuestra religión.

    ResponderEliminar
  2. Estimado lector:

    En unos días, con motivo del encuentro del día 27, contestaremos tu pregunta con un post. Te agradecemos tu opinión sobre este blog.

    Un abrazo en Cristo.
    Atte
    CATOLICIDAD

    ResponderEliminar